Un nuevo comienzo /10)

Había gente amable, otra desconfiada, oportunista, desagradable, tanto entre sus compañeros de trabajo como entre los turistas y los locales. No muy distinto a todos los lugares anteriores donde había estado. Observando su propio comportamiento se dio cuenta de que había logrado construir una forma de comportarse y socializar buena, lograba ser genuinamente simpatiza incluso con gente que en otras circunstancia le hubiera caído mal. Le buscaba el lado bueno a todos y trataba de encontrar los motivos por los que esa persona se comportara de forma arbitraria, esto sin que por  eso si tenía que ponerle algún punto a alguien, lo hiciera, pero intentaba siempre persuadir, a pesar de que al principio le había costado aprender a ser amable aunque no lo fueran con ella, se dio cuenta de que casi siempre hacía que del otro lado no les quedara más opción que bajar sus defensas y comportarse también de la misma manera.

Un nuevo comienzo /9)

 Cuando llegó a Mendoza se sintió invadida por una extraña sensación, había algo brillante en esa provincia, al menos para ella. Lo atribuyó a su humor. Estaba feliz sin saber muy bien por qué, y esperaba que este repentino sentimiento durara varios días. Viajó por toda la provincia, bebió mucho vino, comió todo lo que le ofrecieron, caminó y escaló mucho, tanto por placer como para perder los kilos que había engordado después de tanta comida y bebida. San Juan, La Rioja, Catamarca se le hicieron tan hermosas y enormes, sobre todo por lo poco pobladas, kilómetros y kilómetros de montañas y paisajes sin que se viera ni una casa. Escuchó diferentes tonadas, todas le gustaron, aunque llevar encima tantas provincias y lugares la empezó a cansar y su visión sobre lo que veía terminó aletargándose, le resultaban un poco todos iguales, no se conmovía. Por lo que en Salta decidió quedarse un tiempo más prolongado. Consiguió trabajo como guía turística y se quedó por seis meses. La belleza de los paisajes contrarrestaba con la mayoría de las casas, feas, hechas con materiales frágiles, descoloridas. Aunque también otras, en general de políticos enromes, que también eran feas por el exceso y mal gusto tanto en la arquitectura como en la pintura. 

Un nuevo comienzo /8)

Les dijo que las admiraba por lo bien que se veían. 
- ¿Nos estás tratando de viejas?
Le contestó Silvia sonriendo.
Y las 3 se rieron. Entonces Esther dijo:
-Para encarar bien los años, más cuando ya no son pocos que digamos, es pensado en que estás viviendo la mejor época de tu vida, y creértelo.
-Es así, como dice ella. Los años van a seguir llegando, lo que nosotras podemos hacer es encararlos y vivir de la mejor forma que podemos. Tratar de mantener la mente y el cuerpo sano. Lo que tampoco quiere decir que nos pueda agarrar cualquier cosa o que un camión nos haga mierda. Pero mientras nada de eso suceda, a disfrutar.
Pasó una semana con ellas, y una vez que se despidieron, se tomó un día para de "duelo". Consideraba que durante los viajes se vivían varias vidas. Recorrió todo el oeste de Río Negro. Como en Sata Cruz y Chubut, le sorprendió la extensión del territorio. No pasó tanto tiempo ahí, empezaba a cansarse incluso de los hermosos paisajes, se le empezaban a hacer todas las montañas, ríos, lagos, estepas, cabañas, etc, iguales. Tampoco estuvo mucho tiempo en Neuquén, pasó por ciertas ciudades turísticas que como estaban fuera de temporada las pudo recorrer a sus anchas y por un precio accesible. Aunque también como todas las ciudades turísticas e temporada baja, daba una impresión extraña y lúgubre al ver todos esos edificios de hoteles, hosteles, departamentos, cabañas, bares, etc, cerrados. Era como un sitio abandonado. 
 

Un nuevo comienzo /7)

Chubut, como sucedía en todo el sur, lo recibió con parajes de absoluta belleza, contrastados con otros áridos, y unas construcciones que, en algunos casos, dejaban mucho que desear. En un bar de u pequeño pueblo al sur de la provincia, con dos señoras, queda se le acercaron y le preguntaron si pensaba quedarse, ella después de ver que en el lugar no había prácticamente nada, les dijo que no, que esperaba el próximo colectivo, y estas le dijeron que, si quería, podía ir con ellas hasta la ciudad más cercana. Decidió hacerlo, las señoras le resultaron simpáticas y el próximo colectivo pasaba recién dentro de 5 horas.
Ambas según le dijeron tenían 75, pero aparentaba 65. Y cuando ella les dijo que parecían menos, las dos se rieron y dijeron que era gracias a la jubilación y sobre todo la viudez. Pero en realidad ninguna de las dos era viuda, sino divorciadas. 
Silvia y Esther.
Silvia le dijo con una sonrisa irónica. 
-No te preocupes, no somos de esas viejas que muestran decenas de fotos de sus nietos para que les digas lo lindos que son. Tampoco te vamos a pasar videos, ni nada. De hecho nosotras tampoco aguantamos a esas viejas, por eso salimos solas y preferimos cada tato juntarnos con gente más joven. Ambas lanzaron una risita y entonces, Esther acotó:
-Tampoco somos unas pendeviejas vampiras que quieren vivir una segunda juventud, eh.
-Che, con tantas precauciones vamos a terminar asustándola. Ambas le cayeron muy bien, eran agradables y nada avasallantes, de hecho, cuado salieron a la ruta, Silvia, que era la que ese día conducía se puso auriculares y Esther a leer una novela.

Un nuevo comienzo /6)

 La ruta de los mexicanos coincidía con la de ella, cosa que la alegró, siguieron para el sur, le encanta ver el entusiasmo y la vitalidad que tenían, y en muchos momento se contagiaba con ella. Compartió muchos recorridos, desayunos, almuerzos, cenas, salidas nocturnas a recorrer lugares, hasta que ellos al llegar a Ushuaia, se tomaban un vuelo hacia Ezeiza y de ahí a CDMX y ella un colectivo que la llevara a la parte oeste de Santa Cruz.
No pasó más de dos días en casi ninguna de las ciudades de la provincia, le parecieron en general bastante grises y tristes.
Solo al llegar al norte casi al limite con Chubut, encontró paisajes vistosos y se quedó una semana. E las 2 semanas que pasó en el oeste de Santa Cruz se relacionó con muy pocas personas, más que todos los recepcionistas de los hosteles, si los había o de los hoteles, gente agradable que le daban conversación sin ser en la mayoría de los casos metidos o pesados. Aunque sí teniendo necesidad de hablar, relacionarse, se notaba que los frustraba ese destino, los que no eran dueños del lugar solo esperaban ahorrar lo suficiente para irse a otro destino más turístico. 

Un nuevo comienzo /5)

Manoteó todos los folletos sobre excursiones que encontró, después de buscar un hostel, en general odiaba hacer recorridos programados, pero necesitaba obligarse a salir, recorrer, interactuar, el primer día se sumergió en uno de esos, y las voces constantes de los guías, y de los turistas preguntando todo tipo de cosas, hizo que la angustia que sentía por la separación quedara relegada por el fastidio, aunque se obligó a disfrutar, a abstraerse y disfrutar del paisaje a pesar de las voces que la rodeaban.
Había hecho un recorrido enorme, por lo que cuando regresó al hostel estaba cansadísima, cenó y se acostó temprano, al otro día se despertó a las 7, y decidió salir a caminar, la ciudad fuera de los paisajes no ofrecía mucho, hoteles, hosteles, tiendas turísticas con productos obscenamente caros.
Al regresar desayunó, había otros a su alrededor que la saludaron y empezó a hacer conversación. Cuando la invitaron a hacer uno de los recorridos con ellos, aceptó, eran mexicanos, muy simpáticos, a cada rato le ofrecían tomar o comer algo, le gustaba su tono de hablar y sus modos suaves, cordiales, trataba de igualar su amabilidad sin parecer falsa.

 

Un nuevo comienzo /4)

Fue recorriendo hasta se le acabó la plata y se buscó un trabajo de mesera en Olavarría.
Hizo un pequeño grupo de conocidos, no los consideraba amigos, pero sí salía a veces los fines de semana a tomar algo después del trabajo.
Cuando pudo ahorrar unos pesos, se fue, seguía sin rumbo, quería seguir recorriendo, aunque a veces todas las pequeñas ciudades se le hacían similares y solo se quedaba en ellas el tiempo que tardaba en llegar el próximo colectivo. 
Terminó llegando a Río Negro, donde empezó a hacer montañismo después de empezar a salir con Diego, uno de los guías, ella le dijo que no quería quedarse ahí mucho, sino seguir conociendo el país, por lo que lo de ellos no iba a durar, Diego le dijo que no tenía ningún problema con eso.
Ambos que antes de conocerse habían tenido relaciones largas, se dieron cuenta que disfrutaban más así, sin expectativas, ni miedos, ni celos, sino aprovechando el momento. 
Diego le enseñó lo básico de montañismo, y ella descubrió que lo principal, como en casi todo era la mezcla justa de preparación y confianza en sí mismo.
A veces, los días lunes que era los que Diego se tomaba franco, se iban a escalar alguna montaña no muy alta y se quedaban juntos un buen rato en la cima, abrazados, sintiéndose chiquitos frente al paisaje. Consideraba que la relación con Diego era uno de los vínculos más sanos que había tenido en su vida, un par de veces se le pasó la idea de quedarse con él, pero no, era traicionarse a sí misma y sabía que de hacerlo iba a terminar frustrándose.
El día que se separaron se dieron cuenta que se terminaba, no quisieron planear un reencuentro, tal vez se daría pero no era una promesa. Ambos sintieron que algo se rompía, sintieron mucha ansiedad, casi pánico, se abrazaron muy fuerte mientras lloraban y temblaban uno sobre el otro. Le costó reponerse, había llorado, moqueado, y le dolía la cabeza, además de que se sentía rota. Como la noche anterior no había podido dormir, tenía mucho sueño, durmió casi todas las 12 horas de viaje. Cuando bajó en Chubut y fue al baño de la estación se encontró demacrada, con ojeras y moco seco en sus orificios nasales, se echó agua, se puso una crema y desayunó en el bar de la estación. Era un día frío y nublado, habían anunciado nieve. 

Un nuevo comienzo /3)

No había hosteles en el pueblo, pero si departamentos que se alquilaban por día. Alquiló uno, o le sobraba la plata, peor por lo que salía se podía quedar 1 día ahí, por lo menos hasta que decidiera a dónde irse.
La ciudad le recordó a otras que había conocido de adolescente, a su padre le encantaba recorrer el interior de la provincia de Buenos Aires, y en general la llevaba los fines de semana. Sobre todo después de que se separara de su madre.
Fue a buscar facturas a la panadería que estaba frente a la plaza, su papa decía que ahí se determinaba el gusto de los ciudadanos del lugar, ya que, según él, dependía de qué clase de facturas comían. Las facturas para él eran imprescindibles, mucho más que el asado o cualquier otra cosa.
Lo imitó, quedó conforme con las mismas.
Caminó, era una ciudad chata, un poco sosa, desde su punto de vista. 
Fue hasta la terminal para ver qué colectivo tomaría, no tenía ningún plan, vería ahí por qué lugar se decidía.

Un nuevo comienzo /2)

 El viaje se le hizo largo, siempre le había costado estar más de dos horas sentada en un vehículo en movimiento y le resultaba increíble que viajar siguiera llevando tanto tiempo como hacia 90 años atrás. Aprovechaba cada viaje largo para reflexionar sobre los nulos avances de la industria del transporte.
En una de las paradas sin saber bien por qué, más que sintió algo inexplicable, decidió quedarse, el conductor se la quedó mirando por unos segundos, tal vez esperado que fuera un chiste o que cambiara de opinión, pero, al ver que no, bajó su equipaje.
Se comunicó con el hotel, les inventó una excusa estúpida y cortó. Caminó hasta la estación de servicio y preguntó el nombre de la ciudad, se lo dijeron, pidió un café, se sentó y aprovechó el wifi gratis para googlear sobre donde estaba. Era una ciudad chica, de 10.000 habitantes en el cetro norte de la provincia. Después de terminar el café, googleó la forma de llegar hasta el centro de la ciudad, quedaba a 10 cuadras. Encontró lo que esperaba, o imaginaba, una plaza discreta pero linda, con arboles viejos y altos, limpia. 

Un nuevo comienzo /1)

Quería un cambio en su vida, le faltaban 2 meses para cumplir 30 y sentía que nada le había pasado, ni bueno, ni malo, nunca se había enamorado, tampoco había seguido una profesión, todo en su existencia transcurría como por inercia.
Hasta hacia 1 semana había trabajado en una fabrica textil, donde solo estaba por tener un trabajo, aunque el trabajo la aburría y fastidiaba, como sus anteriores trabajo, de cajera en un supermercado, de surtidora en una estación de servicio.
De estos también sus recuerdos eran insulsos y vagos, no se llevó de ellos ninguna amistad, ni enemistad, apenas un trato cordial con algunos e indiferente con otros.
Carolina ya estaba harta de esa nada, de ver como su hermana si había seguido una carrera, casado y tenido hijos, de que hubiera sido la preferida de la madre, o se había ido convirtiendo en la preferida, sobre todo, luego de que Carolina decidiera no seguir estudiando.
Decidió que no podía seguir viviendo con su madre, ya que esta aunque no le reprochara nada, por lo menos no con palabras, era obvio que ella la decepcionaba.
Para salir de esto, solicitó y logró que la contratarán en un hotel 3 estrellas en Carlos Paz por la temporada, con opción de quedar en planta permanente.

Aventura /21)

Ahora ya todo había pasado. Elsa decidió tomarse unas largas vacaciones, tenía varias guardadas. No quiso ir en un paquete, porque no le interesaba estar con otras mujeres de su edad o mayores, ni escuchar a un coordinador, ni a guías, ni nada, sino ver, recorrer por su cuenta, se fue al sur en avión y de ahí iría recorriendo en colectivo todo el sur. La sorprendió encontrarse con algunas ciudades pequeñas hermosas que parecían salidas de un cuento y a unos cuantos kilómetros otras lúgubres, sucias, tristes, como si el paraíso y el purgatorio estuvieran a una parada de distancia.
Disfrutó cambiar de aires, conocer nueva gente que probablemente nunca volvería a ver en su vida. Oír sus historias, ver las fotos de sus familiares, etc.
Al regresar la aburrió muchísimo su trabajo, nunca le había gustado demasiado pero ahora lo sentía opresivo, monótono, quería hacer algo diferente, socializar, por lo que decidió hacer un curso de peluquería. Su trabajo le empezó a molestar menos teniendo teniendo esa idea de futuro, no lo dejaría hasta que tuviera algo seguro en un salón, después la idea de dejarlo y probar algo nuevo se le fue diluyendo, más algo que dependía de una clientela y no de un jefe.

No me voy a poner a cambiar de trabajo a mi edad.
Su vida volvió casi pro completo a lo que era antes de la llegada de Ernesto, habían pasado 2 años, en parte le parecía una eternidad y en otro solo un momento.

Aventura /20)

El grupo se a poco se fue diluyendo, la mitad lo dejó después de ver como Romina abandonaba a Alberto. A la semana su creadora lo había cerrado.
Para la mayoría fue una sensación rara darle cierre a la historia, si bien quedaban satisfechas por el hecho de que Alberto hubiera pagado, también volvieron a recordar todo, a verlo, escucharlo, tenerlo presente, si bien ninguna lo había olvidado, algunas pasaban casi todo el día sin pensar en él y ahora eso era imposible. Habían vuelto a donde estaban cuando las dejó, muchas de ellas a extrañar su presencia, porque aunque solo fuera a través de la pantalla lo tenían otra vez en sus vidas. Era una droga en las que todas habían recaído. Más de una se vio tentada a buscarlo, varias al verlo solo y abandonado sintieron pena, ganas de consolarlo. Había sido alguien a quien habían amado, en muchos casos el único hombre que realmente quisieron en sus vidas, ya era una parte de ellas y a pesar de todo les dolía verlo sufrir. Era el hombre, su hombre. 

 

Aventura /19)

Todas disfrutaron verlo, lo sintieron una reivindicación, ese hombre descolocado, solo, sin saber qué hacer o a donde ir.
La mayoría puso emojis de: copas de vino, cerveza, espumante, palmas para arriba, aplausos, también GIF de nenes bailando, de mujeres festejando, etc.
Hubo un debate entre todas de si debían decírselo o no. La mayoría votó que no, que era mejor así, que sufriría más sin saber bien que le había pasado.

Aventura /18)

Ese tipo nos conquistó a todas porque las mujeres buscamos otra cosa, bah, estoy generalizando, no todas somos iguales, obviamente, ni siquiera las boludas que caímos somos similares, algunas sí, otras no. Pero a lo que iba ahora es que no podría existir una Alberta, los hombres son más visuales y carnales, o tendría que ser vivísima, saber las debilidades de cada uno, saber si eran hombres a los que les gustaba proteger o que los protegieran, pero aun así serían menos.
No sé si eso habla bien o mal de nosotras, probablemente solo muestra que somos diferentes. 

Aventura /17)

Todas sentían frente a Romina una mezcla de admiración, envidia, dolor, resentimiento, vergüenza. Era una versión mejorada de ellas cuando eran jóvenes, pero más linda, con mejor cuerpo, por ende la ropa le lucía más. A veces se pasaban chateando horas sobre Romina, sus piernas, sus tetas, su cara, su boca, sus ojos, su ropa, accesorios.
Se armaban enormes debates que a veces terminaban en peleas sobre como debía comportarse con Luis. Muchas querían que fuera más dulce, otras más decidida, cada una proyectaba la forma en que lo harían ellas.

Aventura /16)

Una parte de Alicia estaba fascinada con lo que hacían, lo consideraba una aventura increíble, emocionante y sobre todo justa, eso era lo que merecía Luis, se repetía. A otro lado suyo le resultaba patético seguir una venganza, no saber soltar, regodearse en lo que en el fondo no era otra cosa que una relación fallida con un tipo tóxico. Esa palabra le gustaba mucho desde que la había escuchado y se la repetía todo el tiempo en su cabeza, encontrado conductas tóxicas en todos los que la rodeaban y en ella misma.

Pero sus remordimientos eran como los que sienten las personas cuando comen algo de más estando a dieta, algo que una tía que solía ir a misa los domingos llamaba pecado venial, un pecado sin victimas y en realidad sin importancia.
Se había vuelto adicta al grupo de Whatsapp y al chat. Quería saber cada detalle de Luis, sabia que era remover la herida pero como los chicos que a la menor picazón empiezan a escarbar en la cascara aunque sepa que les va a salir sangre, ella necesitaba ver, saber, aliviar esa picazón.