sábado, 29 de abril de 2017

Paraíso Accesible /1)

Las valijas se habían acumulado en en el centro de la estación de colectivos, como era en un pueblo y ese día faltaba todavía 1 hora para que saliera el próximo micro, no había problemas con que se interpusieran en el camino de otros pasajeros, sería un viaje largo, 23 horas, y para la gente que venia de otras ciudades ya representaría más, viajar en colectivo a larga distancia, casi ninguno pensaba en eso, ya que si no no lo habrían hecho, sino en el destino, era la forma más accesible de hacerlo, la única para muchos de ellos, que además su mayor motivo para viajar no era conocer, sino comprarse celulares o ropa.
El micro que llevaba grandes letras con la marca de la empresa: Paraíso accesible llegó con 15 minutos de retraso, la coordinadora empezó a gritar los apellidos de cada pasajero y a asignarles el número de su asiento, los nombraba en pareja.

Qué asiento más incomodo (Sara, se removía, mientras buscaba donde poner la cartera, como no encontró lugar, la apoyo sobre sus piernas)la puta madre, en esta mierda voy a tener que pasar ni sé cuantas horas, en este país viajar en avión es un lujo, bueno todo es un lujo, hasta un viaje en micro, y la sacamos barata si llegamos a Chile sin tener un accidente, porque con estas porquerías nunca se sabe, encima hay que pasar la cordillera, pero bueno es lo que hay, a ver si me puedo comprar unas buenas blusas que las que tengo son un asco y encima carísimas, espero que sea como dicen eso de que los precios estén más accesibles.

Che, no sé cuanto más me va a andar el wap, así que si no te contesto, es por eso.
Ok, no te preocupes.
Che, qué tal el micro?
Y boluda, es un micro, como todos, no sé, medio incomodo, mi tía se anda removiendo y suspirando, yo casi estoy por hacer lo mismo, pero bueno es lo que hay.
Jaja, che Fer, con Pato no hablaste? se anda quejando en el grupo que te vas a coger a Chile, que querés encontrarte un macho allá.
No, que se vaya a la mierda el pelotudo ese, ojalá me encontrara un macho...
Ay Lore, el 3G se me va a la mierda, te dejo amiga. 

-No hay como viajar en el auto de uno, a la hora que uno quiere.
-Juan ya tenés casi 80 y querés hacer un viaje a larga distancia, ya no estamos para eso.
-Uno está para lo que quiere, mientras de el cuerpo.
Y te parece que da, ya no somos chicos, ni siquiera adultos, somos viejos.
-Vos serás vieja, yo me siento bien.
-Ajá, y todo el pastillero que llevamos, la mitad son tuyas, eh.
-Los médicos nos dan porquerías, no necesitamos nada.
-Deja de ser tan terco, Juan, que sin esas pastillas ya estaríamos bajo tierra.
-Para vivir así.
-Sh, no te quejes, que hemos tenido una buena vejez, mucho mejor que las de varios.
-Voy a leer un rato.
-Siempre el mismo, para no dar el brazo a torcer, terminas la charla o cambias de tema.
-Me alcanzas los anteojos, Olga. 
-Los tenes en el bolsillo de la camisa.




La alargada sombra del molino /23)

El molino pasó a ser una filial de la más exitosa marca de harina del país, cambiaron sus colores, su insignia, incluso se hicieron reformas en el edificio, aunque se mantuvo su fachada.
Esteban miró con gracia el edificio, y se dio cuenta que como la mayoría de las cosas lo sobreviviría, que su vejez, sus achaques, no podían revocarse, pintarse y reforzar sus cimientos, que solo le quedaba resignarse, que en eso consistía la tragedia del ser humano, en luchar contra lo imposible e inevitables hasta resignarse.
Ese día se reuniría con su familia, en el fondo a pesar de todas las frustraciones, le daba más satisfacción que pena el haber tenido a Agustín y haber adoptado a Sofia y Ana, los quería a los 3, no por igual, porque consideraba que eso era un absurdo, cada persona era diferente y las relaciones que se entablaban con ellos, también, por lo que lo que le generaba uno de ellos, no se lo provocaba el otro.
Por Agustín sentía cariño, y ese vinculo de sangre que hacia que este le devolviera una especie de reflejo deformado de su persona, muchas veces había considerado que era el ejemplo perfecto de su fracaso como ser, un discapacitado, un niño grande, un adulto que nunca podría hacerse responsable de si mismo, un persona dependiente, pero también una persona inofensiva, afectuosa, compañera, y en cierta forma más genuina que lo que Catalina y él habían sido.
Sofia era al contrario la independiente, la triunfadora, la que más "merecía" u apellido, no había conocido a sus padres, y no tenia idea cuanto de ellos había heredado y cuanto había sido adquirido debido a la crianza, igual le frustraba que no pudiera ser feliz o por lo menos estar contenta consigo misma, en eso se parecía a él, era insegura, aunque los diferenciaba la forma de afrontar dicha inseguridad, él había preferido abortar sus ideas, proyectos, etc, y dedicarse al juego, mientras que Sofia eligió su ambición para paliar dicha inseguridad, a veces consiguiendo derrotar sus miedos y otras no.
Ana en el fondo era la más diferente a él, la menos cercana, ella había mamado mucho más de Catalina, y la había superado con creces, tanto como a él Sofia, Ana uso también sus complejos, sus miedos, para desde ahí hacerse a sí misma, confrontar todo lo que creí que nunca podía llegar a ser, y serlo, sin refugiarse en la amargura y el resentimiento, o la derrota, como él.
Por eso se alegraba de haber sido lo suficientemente bueno, como para que si él les pedía venir a comer y asar un día a su lado, estas lo hicieran, sin se runa imposición o deber moral, sino más bien una forma de honrar el vinculo familiar.
Ellas le hablaron de todo, Sofia la que menos habló, le contó que le habían ofrecido un trabajo de gerente en una empresa española que pensaba abrir un molino en el país, y remató con que no podía despegarse de la harina.
Ana les contó que su marca se expandía, había cierta soberbia en su voz, tal vez por saber que no debía naturalizar su éxito, ya que era consciente de que en cualquier momento su marca podía dejar de representar un valor, que los gustos cambiaban continuamente, por lo que era algo importante, y su soberbia tenia razón de ser.
Esteban y Agustín hablaron poco, nunca tenía casi nada que contar, ya que sus días consistían en casi repetir lo que habían hecho el anterior, una rutina cuyas novedades solo pasaban por alguna medicación que el doctor decidía cambiarle a alguno de los 2, o por la renuncia de alguna enfermera por irse a trabajar a un hospital o clínica y el consiguiente reemplazo por otra.
Antes de despedirse de ellas, las contempló y se sintió orgulloso de saber que cuando muriera, esas 2 mujeres a las que tanto admiraba, lo recordarían con amor, y que su hijo estaría protegido por ellas.



sábado, 15 de abril de 2017

La alargada sombra del molino /22)

Cuando Sofia se sentó frente a Santiago, y comenzó a hablarle del molino, este la miró como si le hablar de un cuadro, un cuadro grande, llamativo, que hubiera ocupado un lugar importante en la casa, pero solo eso, un cuadro, una imagen, algo que esta ahí, estático, para ser contemplado, nada más, en el fondo para él el molino era un recuerdo, el de su padre, un ser con quien nunca se había entendido, de quien se sentía lejano, y ese molino lo representaba.
-Mira, para mí ese molino tiene mucha menos importancia que para vos, nunca me hice cargo de él, por lo menos como debería haberlo hecho, y si no me importó cuando era joven, ahora que estoy a nada de morirme, menos, podes hacer lo que se te cante con él, venderlo, quemarlo y cobrar el seguro, lo que quieras, hace décadas que es más tuyo que mío o que de Agustín, pobresito, y no es un reproche, al contrario, gracias a vos hemos vivido muy bien, nos salvaste, y por eso te agradezco que quieras consultarme, pero realmente no me importa que pase con el molino, tráeme los papeles que quieras que firme, y los firmo, pero por favor no me hagas decidir nada sobre él.

Viendo ese edificio imponente, mucho más 70 años atrás que ahora, Sofia pensó en lo que habría sentido Esteban, de ver que todo ese se erigía gracias a él, si, era otra época, la gente tenia otra perspectiva sobre el mundo y los seres humanos, y sobre todo alguien como Esteban, seguro era un hombre profundamente egolatra, con cierto complejo de Dios, que había fundado en la nada su propia aldea, su lugar en el mundo, que realmente era suyo, donde el podía diseñar y decidir sobre todo, igual no creía que hubiera sido de esas personas preocupadas por decidir lo que hacían sus empleados fuera del horario de trabajo, sino su empresa, su firma, su apellido, tenía mente de empresario, no de político, no quería que adoraran su imagen, quería desafiarse a sí mismo y ver hasta donde podía llegar. 



La alargada sombra del molino /21)

Dejar de ser la jefa, patrona, dueña o el título que quisiera darsele del molino, era como quitarse una parte de sí, pero se sentía reconfortada de saber que no moriría ahí, Sofia, quería morir sabiendo que ya no era la que estaba a cargo de ese lugar, como una madre que siente que ya puede morir cuando siente que su hijo ha encaminado su vida, porque en el fondo, a pesar de las frustraciones, dolores de cabeza, ronca, y demás que le había causado el molino, se había convertido en una parte de ella, en una extensión de su ser, era a lo que más tiempo y energía le había dedicado en su vida, mucho más que a su propio hijo, lo sabia y era algo que le pesaría toda su vida, y que su hijo se encargaba, con razón, de recordarle cada vez que podía, pero era consciente de que nunca hubiera sido tan buena madre, como era buena empresaria, no tenia con que, no contaba con ese instinto, y se reprochaba haber sido madre, más por un capricho, que por una necesidad.
Y ahora era un nuevo comienzo, vacaciones, administrar el ocio, hasta que la vejez se hiciera presente, con el cumulo de enfermedades, turnos al medico, análisis, recetas, etc.

Mi hermana se retira y yo sigo a cargo de mi empresa, nunca pensé que fuera a ser más constante que ella, yo que siempre soñé con un hombre, una familia, el cliché del cuento rosa, la mujer en el hogar, claro que haciendo nada, o sea la mujer rica en el hogar, la ama de casa de presentación, la anfitriona, la ladera de un hombre rico y poderoso, y al final no, termine viviendo de esas mujeres, montando una empresa basada en su vanidad, que era también la mía, nada más que en vez de perder plata, obtuve ganancias de la misma.
Curioso mí caso, el amor, ese pasional, ideal, romántico, bello, nunca lo conseguí, tal vez lo que aprendí es a quererme a mí misma, y eso es me parece que es lo mejor que le puede pasar a una persona, aprender a quererse, a aceptarse, conocerse y valorar lo que se es, y lo que no.

sábado, 1 de abril de 2017

La alargada sombra del molino /20)

Miro su oficina, era el lugar donde más tiempo había pasado en su vida, usando zapatos de tacos, vestidos oscuros, el pelo apretado en una cola o rodete, el maquillaje sutil, pero, las medias de nylon, el aire acondicionado, y la ventana con vista a todo el pueblo.
Y ya estaba cansada, ya no sentía los triunfos, ni los fracasos que tenia como empresaria, no le importaban, actuaba de forma automática, no pragmática como hasta entonces, le aburría escuchar de alianzas comerciales, exportaciones, aumentos de sueldo, seguros de vida, quería abandonar todo eso, dejar de lado las discusiones, las falsas sonrisas, el tono de voz especifico que usaba cuando se ponía en la piel de la empresaria, que de tanto llevarla, no sabia como era el otro, el de la mujer, el de la madre.
Qué soy, una empresaria, punto, ahí se termina todo, mi único logro, bueno otros no logran nada, yo logre eso, pero estoy cansada, fastidiada de eso, fastidiada de todo.
Pensó en Esteban, se estaba muriendo, vivía a fuerza de innumerables medicamentos que lo irritaban o le daban sueño, pensó en Agustín, con su vida triste, solitaria, aniñada.
A ellos no les importaba una mierda si esa empresa seguía perteneciendo a su familia o no.
En el fondo nunca fue por ellos, lo hice por mí, para demostrarme que podía, un desafió, bueno podría decir que me salí con la mía, soy una empresaria relativamente exitosa, si so existe en este país.
Pero ya se terminó, ahora quiero ser algo más, o si no no ser nada, solo una señora de casi 60 años, con bastante plata, tal vez viaje, o me consiga un tipo más joven que me saque la plata.

No entendía la necesidad perversa de extender la vida que se había hecho algo casi obligatorio en los últimos 40 años.
Esteban recordaba ver algunos viejos cuando era joven, y en general o andaban bien o se morían al poco tiempo, no los mantenían en un limbo, que más se parecía a un infierno, lleno de pastillas, enfermeras, damas de compañía, doctores, todos mirándolo con lástima o bronca, o una mezcla de ambas.
Todo porque les sirve en las putas estadísticas decir que alguien que antes vivía hasta los 70 ahora llega a los 80, como si vivir fuera esa mierda de estar lleno de medicamentos, no poder comer con sal, con azúcar, tener que tomar pastillas o meterse sondas hasta para mear, con dolores en todo el cuerpo, para qué mierda habré llegado hasta los casi 90, si hace años que no vivo, solo ando, o ni ando, respiro, y mal, qué perversión esto, qué porquería, vivir para mantener laboratorios, que encima no son capaces de descubrir la forma de hacernos vivir como la gente, no así, que estamos peor que una fruta en la heladera, pudriéndonos de a poco, perdiendo el color, el gusto, la vida, de forma lenta, parece que los hijos de puta no fueran a llegar a viejos, tal vez ese es el problema, que nadie piensa en que se convertirán en esos mismos viejos a los que maltratan o ignoran, porque la vejez es casi tan ineludible como la muerte, las personas somos tan cobardes y masoquistas que preferimos una vejez indigna, que es casi la única que hay, antes que el suicidio, y eso porque a la vejez la bloqueamos por absurda, como a la muerte, pese a que convivimos con ella, es algo molesto, que no queremos ver, en lo que no queremos pensar, por eso se maltrata o ignora a los viejos, porque representamos lo que les espera, el espejo donde nadie quiere mirarse.
Ni siquiera los propios viejos, qué de lindo tiene para uno depender de otros, ver como se pierden las facultades, ver que lo único que uno puede esperar de los demás es condescendencia.
Pero bueno, ahí sigo, yo tampoco me suicido, solo me quejo, como buen humano.