sábado, 30 de diciembre de 2017

Encrucijadas de la vida /19)

Quiero creer en su mirada, en sus palabras, en sus caricias.
Tal vez si lo interior es lo que cuenta, tal vez si existe el príncipe azul, tal vez si merezco ser querida.
Puede que me convenga por una vez disfrutar, no pensar en nada más, no buscar razones, motivos, certezas, solo disfrutar, solo gozar.
Mientras veía a Benjamín dormir, desnudo, cubierto apenas por la sabana, buscó su remera y su ropa interior, no le gustaba estar mucho tiempo desnuda frente a él.
Es tan lindo, tiene un cuerpo hermoso, sus horas le lleva verse así, igual aunque no hiciera ejercicio, se vería muy bien, esa carita no se moldeó en un gimnasio.
Seré como los pintores renancentistas, con esas relaciones de oportunismos cruzados, se sentirían tan grotescos como yo ahora, contemplando la belleza, es extraño, la admiración de esos artistas los llevó a inmortalizar la belleza de innumerables efebos de los que hoy no sabemos sus nombres, pero los maestros abrían sacrificado su talento para retratar esas bellezas y a cambio tenerlas, ser bellos, deseados, e vez de admirados, no sé, la mayoría diría que es una estupidez lo que estoy pensando, un superficialidad, que el talento vale muchísimo más que la belleza física, que gracias al talento se crea la verdadera belleza estética, que es la de las artes, pero eso es algo que suena bien, porque en el fondo todos podemos creer que en el fondo tenemos un gran talento oculto que no supimos o quisimos explotar, en cambio no podemos engañarnos sobre la belleza física, se tiene o no, una cirugía puede ayudar, pero quien es naturalmente bello, quien nace hermosos, tiene una seguridad que no da ningún bisturí.
Una persona linda genera aceptación, admiración, deseo, envidia, una talentosa también, pero de otro tipo.
Igual el talento siempre puede ser cuestionado, yo no estoy segura de tenerlo, pero Benjamín si puede estarlo de su belleza, y por como habla, camina, y se comporta en general, es obvio que lo sabe, y le encanta, por eso estoy segura de que no me quiere.

Encrucijadas de la vida /18)

A veces cambiaba de día, pero Laura sabía que cuando Jorge se echaba desodorante a la noche, era porque quería tener sexo, hacía rato que lo que hacían no se podía llamar amor, y sexo, bueno si era sexo, pero más rutina que otra cosa.
A veces ella se perfumaba también, alguna vez había llegado a usar lencería sugerente, pero de eso hacía años, ahora era solo un acto de rutina, una descarga para él y una concesión de parte de ella.
Pensar que al principio no nos podíamos despegar, estábamos todo el día uno arriba del otro, y hora es solo esto, un momento, casi incomodo, donde ni siquiera nos miramos.
Cuando Jorge acababa, Laura se iba al baño, antes solo se limpiaba un poco, porque según le decía a él, le encantaba dormir con su olor a hombre impregnado en ella, ahora casi corría hasta la ducha para refregarse más fuerte de lo que solía hacerlo cuando no tenía sexo, de hecho nunca se bañaba de noche si no tenía sexo.
Jorge a veces también, si no es que se dormía antes de que Laura saliera de la ducha.
Esa noche se quedó despierto, sentado en la cama.
-Estoy harto.
Le dijo mirándola por el espejo mientras ella se cepillaba el pelo.
Laura suspiró y siguió cepillándose.
-No sé qué esperas oír, y la verdad es que tampoco me importa.
-Hace rato que no te importa nada de lo que me pasa.
-No tengo ganas de pelear, Jorge.
-No tenés ganas de nada conmigo.
-¿Y vos conmigo, si? Tenías de verdad ganas de estar conmigo, hoy, por favor.
-Tantas como vos conmigo.
-Si querés dejamos de hacerlo, eh, yo solo para que después no digas que no soy capaz de estar con vos.
-Qué sacrificada.
-No, no es un sacrificio, pero tampoco te voy a decir que lo gozo mucho, y vos tampoco, lo hacemos solo por hacerlo.
-Yo creí que porque somos marido y mujer, para que aunque sea en algo seamos un matrimonio.
-No creo que muchos matrimonio que lleven casados tantos año como nosotros,  tengan mucho sexo, que tenga sexo ya me sorprendería, y si lo hacen no la deben pasar mucho mejor, de eso podes estar seguro.
-¿Entonces para qué mierda seguimos juntos?
-Yo te tengo atado a la pata de la cama, te amenace con suicidarme si me dejas, o con matarte, no, en mi caso ya sabes, porque el alquiler del departamento de Benja me lleva medio sueldo, su ropa, comida, y demás, otra parte, y después tengo que vivir, y no me alcanzría para pagarme un alquiler mientras se vende esta casa.
Vos no sé por qué, pero no me vas a decir que es por amor, porque no te lo creo.
-Un poco por la plata, también, pero no lo vale, por lo menos para mí.
-Está bien, querés que nos separemos, nos separamos, ahora Benja terminó de estudiar, puedo pagarme un lugar, pero vos te haces cargo de Sofia, eh, yo a esa insoportable no me la llevo.
-No va a querer ir tampoco, pero...Eso es lo único que tenés para decir?
-Jorge, déjate de joder, ya entre nosotros lo bueno, lo malo, lo lindo y lo feo, pasó, bueno lo feo sigue, discutimos un montón, peleamos, no estamos de acuerdo prácticamente en nada, qué querés, que me rasgue las vestiduras por una obviedad, por algo que por lo que y llore, me enoje, me frustre.
-Yo ya no sé por qué sigo esperando algo de vos.
-Yo por eso de vos hace años que no espero nada, y ya no tengo ganas de seguir hablando, porque mañana tengo un montón de cosas que hacer y quiero hacerlas descansada. 

sábado, 23 de diciembre de 2017

Encrucijadas de la vida /17)

Sabía que lo tacharían del Trump argentino, no le molestaba que fuera por Trump, sino que lo compararan con otro, si bien creía que nadie era del todo original, también pensaba que nadie llegaba  ser igual a otro, y que el parecido solo podía convertirse en una copia mala o en el mejor de los casos insulsa e inferior a la original.
Pero en lo que si quería parecerse a él, era en agitar el país, cambiarlo, hacerlo diferente, estaba harto de como todo funcionaba a su alrededor, de la corrupción, de la inercia, de la dádiva, quería un país que dejara de estar dormido, pero no para estar agitado por hechos patéticos de violencia o protestas sociales comandadas por los mismos que habían provocado el estallido, quería un país de leones, no de corderos, de gente que decidiera su destino, y no se dejara arriar o pastará en el estado hasta morir, quería gente ambiciosa, cambiar la psicología social de los habitantes del país.
Lo malo que para eso debía conseguir el voto del ganado y las ovejas, y eso era lo complicado, odiaba la demagogia, y las elecciones no se ganaban sin serlo, tendría que contratar un asesor y lo peor de todo, escucharlo y hacer lo que este le dijera, odiaba a los asesores, detestaba cuando tenía que contratarlos en su empresa, le parecían unos charlatanes miserables, hipócritas y hasta a veces sociópatas, pero eran los nuevos reyes de la política, lo que sabían leer e interpretar a la sociedad, esa sociedad habida de historias, de cuentos, que viví a través de la representación y el marketing, y no de la realidad.
Bueno, eso podía servirle a su favor, representaría la imagen del empresario hecho a sí mismo, del hombre exitoso, daría el mensaje de que cualquiera con esfuerzo podía llegar adonde él estaba.
Lo lograría, estaba seguro, sería el ejemplo a seguir, el transformador del país, el re-fundador de la patria. 

Encrucijadas de la vida /16)

Siempre metía demasiadas cosas en su bolso, y esa mañana no fue la excepción, pero se calzó mal la manija, y se cayo, como iba lleno hasta el tope, varias cosas se cayeron y comenzaron a rodar las que tenían forma cilíndrica.
Jorge, estaba sacando su auto enfrente, y casi pasa por arriba un delineador que le había costado sus buenos pesos, por lo que Sofia se puso a gritar y hacer señas, Jorge paró el auto, pensando que debajo de este había algún niño que iba al colegio y el cuál no había visto, aunque penas un segundo antes se había dado vuelta sin ver nada. Cuando notó que una mujer se agachaba y recogía un delineador, quiso rajarla a puteadas, pero inspiro profundamente, hizo una sonrisa, y volvió a poner en marcha el auto.
Le gustaba ver como el sol del ocaso daba sobre las hojas de los arboles de su vereda, se ponía a repasar o lavar el auto, como excusa para observarlos, ya que si se quedaba solo mirando las hojas, la gente pensaría mal.
La gente no soporta que alguien pueda estar contemplando algo sin sacarle una foto y subirla a alguna red social, seguro si me ven solo mirando las plantas, de loco no me van a bajar, peor bueno, qué se vayan a cagar, igual una repasada al auto no le viene mal.
Huy ya volvió la loca del delineador.
Sofia paro su auto enfrente, dudo un minuto, y se acercó a él.
-Hola, Sofia, la de enfrente, obvio, quería pedirle disculpas por lo de hoy a la mañana.
-Nah, no se preocupe, por suerte no hubo heridos.
-Solo un pequeño raspón, y no es responsabilidad suya, sino mía. Bueno, un gusto.
-Igualmente.
Era una linda mujer, simpática, aunque de ojos tristes, se notaba que necesitaba una oreja que la escuchara, alguien que la contuviera.
Bueno, quien no lo necesita, bienvenida la club, vecina, con esa facha seguro encontras más rápido que yo quien te de pelota.



sábado, 2 de diciembre de 2017

Encrucijadas de la vida /15)

Odiaba el futbol, pero sabía muy bien quien era Gustavo Terranova, "el Terra", su marido no había dejado de nombrarlo durante los mundiales del 94, 98 y 2002.
El "desgraciado", el tipo manejaba bajo efectos del alcohol y la droga, lo raro hubiera sido que no le pasara nada, pero anda a decir eso, de un "héroe" porque en este país los héroes son los que patean bien una pelota, los que nos hacen ganar un mundial, no los científicos, doctores, o bomberos, no, tenemos tan mal los valores, pero bueno, este por lo menos la sacó cara, la mayoría son iguales a él y les va de maravilla.
Tan poca plata le habrá quedado para que se meta de profesor, igual no lo tendrían que haber contratado, qué ejemplo puede dar un tipo así, sobre lo que no hay que hacer, pero bueno, si digo algo seguro la directora me dice que la autorización se la dio alguien de arriba, que no lo dudo, lo más probable es que algún político amigo de este tipo o peor, fanático, lo haya metido para darle una mano, en vez de contratar a un persona calificada, peor así es todo acá.
Le dio la mano y lo miro, era un hombre atractivo a pesar de los años y las tragedias.
Eso fue lo que conmovió a Laura, su mirada, recordaba que las pocas veces que cansada de mirar una revista o la pared después del partido, tenía que escuchar las declaraciones de los futbolistas, El Terra tenía una hermosa mirada, unos ojitos alegres, simpáticos, que ahora se veían tristes, patéticos.
-Bienvenido.
Le dijo, él le devolvió la mecánica palabra, con otra, gracias.
Laura hizo su trabajo de rutina, pero no entendí por qué razón, no podía dejar de pensar en esa mirada, en esos ojos, hasta que en el viaje de regreso a su casa, lo recordó, una mirada igual era la que tenía su padre cuando su madre los abandono, la mirada de la derrota. 


Encrucijadas de la vida /14)

No es su territorio, cuando me vea acá, será tan nuevo como yo, no puede hacerme nada.
Se había repetido eso todo el tiempo desde que llegara a la ciudad, y pensaba cumplirlo, no se dejaría amedrentar por él, si se había ido era para cambiar, no podía solo ir y seguir siendo la misma, con los mismos miedos, las mismas inseguridades, la misma angustia, necesitaba ser diferente, pensar diferente, sentirse diferente, y actuar diferente, cuando lo tuviera enfrente debía sostenerle la mirada, hablarle en el mismo tono que lo hiciera él, no intimidarse, no amedrentarse, no ceder.
Cuantos años perdí, nada me los va a devolver, lo peor es la forma en la que crié a mí hijo, si por idiota me cague la vid, bueno joderme, pero haberle cagado la infancia a él, es algo que no me voy a perdonar, lo tendría que haber alejado de este hijo de puta ni bien nació, qué quería, que se transformar en un pusilánime como yo, o peor en un en enfermo como él. No sé qué tenía en la cabeza.

Y ahí estaba él, esperando sentado al lado de la puerta de su consultorio. 

sábado, 25 de noviembre de 2017

Emcrucijadas de la vida /13)

La espuma se iba consumiendo al fondo de la botella cuando, Andrés ya abría otra y le pasaba una a Belén.
Los 2 estaban acostados, la pieza estaba llena de humo de marihuana, ambos tenían tenues sonrisas sobre sus rostros, se miraban las manos y se reían.
Estaban desnudos, hacía un rato habían tenido sexo, pero ahora solo tenían ganas de tomar y fumar, eructaron al unisono, se rieron, encendieron otro porro, se acabaron la cerveza que acababan de abrir, cerraron los ojos y se durmieron.
Al llegar Martina, no dijo nada, ya estaba acostumbrada al olor a marihuana y cerveza, olores que odiaba, pero que no le quedaba otra que aguantar, faltaba 1 semana para que su hijo cumpliera su libertad condicional, y que pudiera fijar su dirección donde se le antojara, y ella pensaba sacar todas sus cosas, y en el fondo esperaba no verlo nunca más.
Va a terminar mal, es como ver un tren sin frenos, lo van a matar o se va a matar, pero bueno, yo hice todo lo que pude, más imposible.
Encima está con la pendeja atorranta esa,  ese olor a perfume barato es más repugnante que la marihuana y la cerveza juntas.
Estaba cansada, solo quería bañarse y sacarse el olor que llevaba impregnado en el cuerpo, olor a hospital, a vomito,  orín, a mierda, lavandina, y de paso borrarse las patéticas expresiones de la gente, triste, amargada, frustrada, resignada, enojada.
Quería dormir, y si era posible soñar, olvidarse de su realidad, de su vida, de su hijo, de su trabajo, de todo lo que la rodeaba.
Se dio una ducha, y después se encerró en su pieza, el día comenzaba pero para ella terminaba, bajó la persiana hasta que no quedó ninguna rendija por la que pudieran colarse los rayos de sol, se echó sobre la cama, y se durmió.
Sus ronquidos casi que se coordinaban con los de su hijo y su novia.



sábado, 18 de noviembre de 2017

Encrucijadas de la vida /12)

Estaba harta de su trabajo, al principio si había sido por vocación, creía que lo suyo era enseñar, pero repetir cosas o tratar de que otros aprendieran le terminó resultando algo repetitivo y agotador, así que cuando pudo, aplicó para ser directora y lo consiguió, aunque ese trabajo también la aburría, administrar un colegio, supervisar que todo saliera lo mejor posible, también la agotaba o más que agotarla, la aburría, igual le gustaba el poder, el respeto aunque sea de la boca para fuera que las maestras se veían obligadas a tenerle.
Cuando pudo, aplicó para inspectora y quedó, ese era el trabajo más fácil que había tenido, solo ir y llenar papeles, avisando antes a la directora, para que ésta metiera la mugre bajo la alfombra y todo se viera perfecto a sus ojos, básicamente solo tenía que tomar café, hacer preguntas que ya quien las contestaba tenía estudiadas sus respuestas, y poco más.
Solo la agotaba un poco viajar, pero a pesar de lo monótono del paisaje, verde y vacas, sembrados, tractores y poco más, la relajaba, le gustaba manejar en el medio de la nada, era como un sueño, aunque no siempre se desconectaba de lo que debía hacer al llegar, estaba pendiente de su maquillaje, su peinado, de recordar el nombre de la directora, de haber puesto bien la dirección del colegio en el CPS.
Pero a pesar de todo eso, al llegar y sentirse agasajada, le hinchaba su ego, su vanidad, eso era lo que se sentía tener un cargo que impregnaba respeto, y el respeto venía del miedo a ser despedido, en parte era como jefa de todos los colegios que inspeccionaba, por eso cuando veía las cosas mal en algunos, no dudaba en reportarlo, no tanto por ser consecuente con su trabajo, sino para que no menoscabaran su autoridad, que supieran que con ella no podían joder, que no dejaba pasar cualquier cosa, y que si iban a adornar algunas, no lo hicieran tapando el sol con un dedo. 
En el colegio que llegó, había un gran alboroto, cuando Laura preguntó  por qué, le dijeron que era porque habían contratado como profesor de gimnasia al ex futbolista Gustavo Terranova. 

sábado, 11 de noviembre de 2017

Encrucijadas de la vida /11)

Nunca olvidaría el impacto, los vidrios rotos, la sangre, el chirrido de los neumáticos sobre el asfalto, los gritos, los llantos, las bocinas de la ambulancia, el dolor físico, las preguntas, las miradas.
Habían pasado 6 años, pero seguía recordándolo, 6 años desde que su carrera como futbolista se había acabado, 6 años desde que había salido y recaído innumerables veces en el alcohol y la droga, 6 años en que solo veía a su hijo a través de fotos, 6 años donde había pasado de ser Gustavo Terrranova, el Terra, un ídolo a ser el alcohólico drogadicto responsable de un accidente donde había muerto su esposa.
En esos 6 años se había puesto muchísimas veces una pistola en la sien, pero nunca había tenido el coraje de apretar el gatillo, aunque de cierta forma lo revitalizaba sentir el metal sobre sus manos, oler la pólvora, saber que estaba tan cerca de acabar con todo, era algo que le daba la energía necesaria para afrontar otro día, saber que pasar lo que pasara, podía volver a tomar la pistola y acabar con todo. Pero de tanto repetirlo, ya había perdido su efecto, ya no sentía lo mismo, y estaba seguro que no tendría el coraje para hacerlo, se había vuelto una rutina, como cepillarse los dientes antes de acostarse, o lavarse la cara al levantarse.
Esa noche, decidió por primera vez en casi 6 años, desde que le dieran de alta del hospital luego de recuperarse de las heridas ocasionadas por el accidente, de no cargar la pistola y ponerla sobre su sien, fue otro objeto el que agarró, un despertador, no confiaba en la alarma del celular, y no le gustaba ninguno de los tonos que le proponía, no sonaban lo suficientemente molestos para despertarlo, y quería llegar temprano a su nuevo trabajo.

Encrucijadas de la Vida /10)

Tenía que cambiar los colores, ya que siempre se le venían a la mente el rojo y el negro, y todas sus pinturas se verían iguales, cosa que odiaba, porque no quería repetir siempre lo mismo, ya consideraba que la vida era una repetición patética y engañosa, como para que el arte la imitara en eso también.
Esmeralda consideraba que el arte debía embellecer, aunque mostrara algo brutal, cosa que en general sus pinturas no hacían, no le interesaba retratar miserias morales o sociales, en general sus cuadros eran paisajes, que escondían algo perturbador, a veces solo por los colores usados para transmitirlo, otras naturalezas muertas, pero lo más sórdido y obvio que había pintado en su vida, eran frutas pudriéndose, agusanadas, perdiendo la forma, a muchos críticos les había gustado, peor para ella era uno de sus peores cuadros.
Siempre pensaba en su misma como un gusano, su madre había muerto durante el padre, y aunque su padre nunca se lo dijera directamente, desde los 7 años, había comprendido que la culpaba por su muerte, con sus silencios, sus miradas, y sobre todo con su indiferencia.
Al principio trato de gustarle a su padre, consideraba que era el único que la podía querer por lo que era ella, y no por su dinero, pero al no conseguirlo comenzó a odiarlo y a mostrarse igual de indiferente que como él lo era con ella.
Pero el vacío persistía, a ausencia de amor, de empatía, lo más parecido a eso que tenía eran las sonrisas serviles de las empleadas de su padre o de sus compañeras de colegio, solo para ir a su piscina, o que las llevara a su casa en Puta del Este, o viajaran en su avión privado, por un tiempo fingió que eso le gustaba, pero pronto se alejó de todas ellas, esas charlas falsas que intentaban con ella la angustiaban y deprimían más que la soledad.
A los 15 empezó a pincharse, no quería cortarse, ni intentar suicidarse, porque sabía que si lo hacía terminaría internada, además estaba harta de ser el cliché de la pobre niña rica, y haciendo eso solo iba a conseguir ser internada en una clínica donde serían todavía más serviles y falsos que en su casa.
Por eso se refugió en la pintura, empezó a leer sobre los cuadros que su padre había comprado, este tenía un gran colación, aunque no le interesaba particularmente el arte plástico, lo veía como una inversión y se había encargado de contar con buenos asesores.
Esmeralda quedó fascinada con las técnicas pictóricas, y decidió que seguiría artes plásticas, pero antes de entrar en la universidad, se cambió el apellido por el de su madre, no quería que nadie en la clase le recordará de quien era hija o tener algún tipo de condescendencia, o al revés envidias y resentimientos, era lo que su apellido y estatus solía provocar en las personas.
Se convirtió en la mejor de su clase, y aunque siempre había sido insegura, su conocimiento de artes, la llevó a darse cuenta que lo que sus profesores le decían, no era mentira, sus dibujos y pinturas eran mejor que el de sus compañeros.
Su vida sería esa, su burbuja, los lienzos, la carbonilla, a veces algún lápiz, los pinceles, las acuarelas, le gustaba el olor de todo eso, y le gustaba crear, sentir que hacía algo bien, que creaba belleza.
Un dí un muchacho se acercó a ella, era hermoso, le hubiera gustado tener papel y lápiz para dibujarlo en ese momento pero no sabía si hubiera podido, ya que sus manos le temblaban, y tuvo que hacer un esfuerzo para darle la mano cuando él se presentó.
-Benjamín, un gusto.

sábado, 21 de octubre de 2017

Encrucijadas de la vida /9)

Desde que en la adolescencia se diera cuenta que era homosexual, había decidido mantenerlo en secreto, ser un tapado, pero eso no significaba que quisiera reprimir su contacto con los hombres, por lo que la mayoría de los tipos con los que había estado, se aseguraba que primero no se involucraran demás, para eso en general los stalkeba, revisaba sus posteos en face, o si se daba el raro caso de que sus redes sociales estuviera prácticamente vacías, los estudiaba de lejos, veía como se vestían, como reaccionaban a la mirada de los demás, como se desempeñaban en su cotidianidad, y después decidía si se acostaba con ellos o no, porque sabía que una cosa era ser claro con a, nunca le había prometido a ningún tipo otra cosa que sexo y siempre remarcando que sol eso buscaba, pero por más directo y sincero que fuera, sabía que había gente que igual "flasheaba" y de esos siempre se había cuidado.
Pero ahora andaba con otro tapado como él, nada raro, prefería verse con iguales, porque sabí que estos no le reclamarían nada, ni se sentirían incomodo con él, pero llevaba varias veces repitiendo, algo muy poco usual en Benjamín, que no solía verse más de 3 veces con el mismo hombre, pero Lucas le gustaba, no solo le atraía y tenía muchísima química sexual con él, sino que lo pesaba durante el día, y no solo cuando andaba caliente, sentía deseos de abrazarlo, de besarlo, de compartir una charla con él, pero no se lo iba a permitir, no se lo podía permitir, si lo hacía luego tendría que resignar su relación con Esmeralda, resignar el trabajo que tenía apalabrado con su suegro, resignar la vida que había proyectado, por algo inútil, algo estéril, cursi, y perecedero como un posible y vago amor, encima con otro tipo que no resignaría su status de galán de telenovelas, con el dinero y la popularidad que esto traía, y si lo hiciera (que no) no habría día que no se lo reprochara, tal vez no siempre con palabras, eso solo surgiría durante las discusiones, pero si con pequeños gestos, dejándolo entender, suspiros, miradas, estados de animo, y más con lo narcisistas que eran los actores, renunciar a lo que podría llegar a ser su carrera, era como si le amputaran un brazo o un pierna, no, nunca podría hacerlo, y él tampoco, tenía que dejar que esos deseos se aplacaran solos.


sábado, 14 de octubre de 2017

Encrucijadas de la vida /8)

Se había repetido innumerables veces que no tenía derecho, que ella había decidido abandonar a su marido y a sus hijas, que era algo imperdonable y que su castigo era vivir con las consecuencias.
Pero quería verlas, no solo por fotos, gracias a facebook sabía como eran en la actualidad, a que se dedicaban, donde y como vivían, pero eso no era suficiente, necesitaba hablarles,  necesitaba que la escucharan, que aunque fuera la escupieran, sabía que eso era lo que merecía.
No usaría su cáncer como escusa, ni su vejez, tenía que mostrarse fuerte y entera para que sus hijas no sintieran lástima, prefería el odio, para saber que todavía era una persona que podía resistirlo, y no un despojo que necesitaba de compasión, no quería hacerles pasar a sus hijas por ese castigo, el tener que ser hipócritas y expresarle una pena revestida de falso cariño.
Entonces para qué voy, mejor las dejo tranquilas, que nunca más piensen en mí, que no sepan si me morí o como he vivido todos estos años, este tipo de cosas lo único que hacen es hurgar en heridas del pasado.
Por ahora haría eso, ahora, no tenía otra cosa que el presente, no era que podía inventarse a sí misma que lo haría dentro de un año, porque probablemente estuviera muerta, así que se tenía que conformar con el por ahora.

sábado, 7 de octubre de 2017

Encrucijadas de la vida /7)

En apariencia todo lucía igual, impecable, prolijo, nada se diferencia a cuando él se fuera a la mañana, pero sabía que algo faltaba.
Corrió a la habitación, y encontró lo que en el fondo esperaba, el lado de su mujer con la mayoría de las perchas vacías, solo se conservaban los vestidos que él le había regalado.
También en la parte inferior, estaban los zapatos, y luego en la cómoda, en el joyero, todas sus joyas.
No grito, ni lloró, solo su respiración y ritmo cardíaco se aceleraron por un momento que enseguida controló.
Muy bien, te fuiste, te tengo que encontrar, listo.
Victor solo pensaba en los problemas, si veía soluciones, si no las había, dejaba de pensar en el problema, aunque en el fondo de su ser esa aparente indiferencia era odio, no soportaba no poder afrontar ciertas complicaciones o dificultades. Pero ésta no era una de ellas, encontrar a Claudia sería fácil, algunas llamadas y tendría el lugar exacto donde estaba.
Se sonrió, se miró en el espejo de la habitación, tomó su cepillo y se lo pasó por sobre su brilloso y bien peinado cabello.
A la noche sabía donde comenzaría a trabajar Claudia a partir de la semana que viene, una ciudad del interior a la que conocía solo de nombre, también conocía su dirección, busco en googlee stret view la misma.
Ay Claudia, si, esa casa va con vos.
Se dijo con irónica resignación.
Esa chia de jean y remera gris, con una cola, apuntando todo lo que decía el profesor. 
Esa chica a la que él le habló al verla sentada en el bar que estaba a media cuadra de la universidad, esa chica que todo lo hacía de forma tímida, caminar, hablar, sonreír, mirar, como si pidiera perdón solo por existir.
Esa chica era la que él quería para su vida, y había sido todo lo que había esperado.

Encrucijadas de la Vida /6)

Sabía que lo que pensaba decirle a Silvina, la iba a destruir, siempre lo había querido, estado con él para lo que quisiera, y hecho lo que él esperaba que hiciera.
Sabía que Silvina había amado y dado mucho más que él, algo que consideraba un triunfo en parte, la apreciaba, incluso la quiso mucho, pero nunca la amo de esa forma ferviente y hasta sacrificada por momentos como lo había hecho ella, ese amor solo lo había sentido una vez, y esperaba nunca volverlo a sentir.
Silvina me tomara como un cínico hijo de puta, porque no se lo espera, porque no ha querido ver los indicios, nunca se ven cuando se siente lo que ella por mí.
El lugar elegido, su propia ropa, eran para hacer la ruptura menos sórdida y patética de lo que era, Marcos creía que había cosas malas, desagradables y asquerosas en la vida, que eran inevitables, pero que siempre eran mejor sufrirlas en un buen ambiente, que en uno malo, vomitar en el pozo de una letrina era mucho más deprimente y sórdido, que hacerlo en un baño limpio, acogedor, rodeado del perfume de un jabón de marca.
Pero sabía que Silvina no lo entendería.
Va a creer que lo hago por crueldad, querrá verme como el malo, me odiara,  querrá perjudicarme, ojalá no lo haga, la única que va a terminar mal es ella.
Le dijo una frase hecha, un lugar común, un cliché.
-Lo mejor es que nos separemos.
Vio su mirada, eso fue lo que más lo entristeció, su mirada, antes del llanto involuntario, de las lagrimas, de la mueca de dolor dibujada en su cara, fueron sus ojos, los que revelaban el dolor por la traición, por el fin, por lo que nunca sería, por lo roto.
Si hubiera sido otro hombre, en ese momento habría agarrado su mano y pedido perdón, incluso arrodillado, rogado, la podría haber besado, acariciado, contenido, decirle que había sido solo un arranque, un momento estúpido, una equivocación, que por favor lo perdonara.
Eso si habría sido perverso, el sentimentalismo culposo es algo inmundo, en lo que caen la mayoría de las personas, por culpa condenan al otro y a sí mismos a la infelicidad, no, yo no soy así, nunca seré así, lo que está mal o no sirve, hay que cortarlo, no hay que mantenerlo para no sentir dolor y que te vaya consumiendo de a poco, eso es de cobarde.
Hasta le alegro escuchar la patética amenaza que le echó antes de irse.
Luchara, bien por ella, por lo menos no irá a intentar suicidarse.
Por un momento, la admiro.

domingo, 1 de octubre de 2017

Encrucijadas de la vida /5)

Podría completar el cliché dándole una cachetada, o tirándole una copa llena de vino sobre la cara.
La estaban dejando en un restaurante, y para más discreción, su amante, lo había hecho cerrar esa noche, así  ellos estaban los 2 solos, así podía gritar a gusto, que solo los mozos se enterarían y callarían, tanto para mantener sus trabajos, como por la propina que seguramente les daría si lo hacían.
Todo era un cliché, la elegancia del lugar, la de él, impecable con un traje a la medida, hecho en Italia, por uno de los diseñadores más famosos del mundo, y ella, también elegante, aunque no de diseñador, pero si de etiqueta, y obviamente sin pensar que lo que iba a recibir era esa noticia.
No puedo ser tan idiota, pensaba que me pediría matrimonio, de verdad debería agarrar este cuchillo y clavármelo en la carótida.
Si le contesto, voy a sonar despechada, pero qué mierda me importa, si es lo lo que soy, una pobre idiota, otra mujercita infeliz que se sometió a la voluntad de un tipo, que soñó con lo que no era, y ahora la despiertan con susurros, para que se lave la cara, se peine, se vista y luego ya cuando está sentadita y sonriente, tirarle un balde de agua fría.
-Sos un hijo de re mil putas, pero ésta no se va a quedar así, Marcos, vos sabes quien soy.
-Vos también sabes quien soy.
-Si, pero esto...nada, nada.
Por qué miera lo amenace, con eso solo lo previne, idiota que soy, me pudo la calentura, toda la vida tratando de ser cerebral, de no dejarme llevar por las emociones, y tenía que caer en el cliché, de desbaratarme por un hombre, y para peor, por una ruptura, por puro despecho.
Solo me falta salir de acá, ira emborracharme a un bar, y acostarme con el primer tarado que me encare.
Pero no, voy a ser un poquito menos obvia.
Se subió a su auto, bajo la ventanilla, dejó que el viento cálido que anunciaba la lluvia próxima, barriera sus lagrimas azuladas, si ese día había querido usar delineador azul, por lo que era el color que ahora se escurría por sus mejillas.
Manejo con mucha más precaución y lentitud de lo que lo hacía habitualmente.
Al llegar a su departamento, se descalzó, desnudó, puso a llenar la bañera y echó sales dentro, la espuma empezó a surgir, y se metió dentro.
Se quedó dentro de la bañera, hasta que su piel empezó a arrugarse, se colocó la bata, se sentó en una enorme y costosa silla giratoria, apoyó los antebrazos sobre su escritorio, abrió su laptop, y luego buscó una de las llaves que tenía debajo de su escritorio, que abría uno de los cajones, de allí sacó una pequeña caja de música, debajo de la pequeña bailarina que danzaba monotonamente al ritmo de Para Elisa, extrajo un pendrive.
Lo colocó en la laptop, la pantalla se puso negra por un segundo, reflejando su rostro, donde se dibujo una apenas reconocible sonrisa.
Te voy a destruir, Marcos, la venganza es el cliché que mejor me sienta.



sábado, 16 de septiembre de 2017

Encrucijadas de la vida /4)

Le dio un sonoro beso en la mejilla, y lo llevó hasta el comedor, lo miraba con un entusiasmo absoluto, le hacía varias preguntas a la vez.
Benjamín le entregó un certificado que funcionaba hasta que obtuviera el diploma.
Laura lo tomó mientras sus ojos empezaban a humedecerse, lo abrazo apretándolo contra ella, y lo volvió a besar en la mejilla derecha.
-Estoy muy orgullosa de vos, Benja, sos...ay no sé ni qué decir, me deja sin palabras esto, te juro, mi amor.
Benjamín le devolvió los agradecimientos de forma mecánica, aunque tratando de sonar lo  más conmovedoramente convincente que pudo.
El almuerzo transcurrió entre innumerables preguntas de Laura hacia su hijo, intercalada con las breves respuestas que este le daba, y que ella llenaba con más felicitaciones.
Jorge y Sofia no dijeron nada, se limitaban a comer, ambos poco, mirando el reloj, Sofia quería volver a su habitación y Jorge al jardín, hoy quería plantar unas flores que había comprado, ahora que se venía la primavera.
Benjamín, su dios, su razón de ser, quien había llegado adonde ella no, quien sería, no quien ya era, quien tendría plata y sería el señor Benjamín, ella sería la madre del abogado, y por qué no del empresario, porque su hijo no estaba para menos, llegaría a ser un empresario, llegaría a ser todo lo que se propusiera, como hasta ahora.
Pero no tengo que absorberlo, ni joderlo, me tengo que contener, dejarlo, que haga, que viva, él solito puede, él solo va a llegar, tiene eso que me faltó a mí, no sé como hice para tener un hijo así, me supera tanto.
Bueno algo bien debo haber hecho, che, me tengo que sentir orgullosa, y si, yo lo ayude como pude, creo que lo encamine, si, si, lo hice, además me parece que de alguna forma está bien que no haya tenido todo, pero si lo suficiente para poder centrarse en sus estudios, eso si es por mí, cuanto hace que apenas me compro ropa o zapatos, solo cuando tiene agujeros, y a la peluquería voy cada mil años, me tengo que andar tiñendo yo para no gastar ni en eso, pero bien invertidos está, ay no, invertir suena a que espero algo a cambio, bah si espero, que él lo logre, y ya lo está haciendo, ya lo está consiguiendo.
Vos sos Benjamín, eso si que es importante, de las pocas personas entre millones que logran ser.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Encrucijadas de la vida /3)

Ya era un licenciado en administración, el diploma se lo darían la semana que viene, pero eso era algo simbólico, lo concreto ya estaba hecho, y ahora su futuro suegro y esperaba que también jefe, podría contratarlo.
Había obtenido las mejores calificaciones de su curso, algo a lo que estaba acostumbrado, sus notas desde la primaría, pasando por todos los años de la universidad, no habían bajado de 9, nunca se lo había permitido, nunca se había permitido tantas cosas...pero por un motivo, por una meta, quería llegar, y sabía que la única forma que tenia de hacerlo era esa.
Ahora la comida familiar, qué poco le interesaba, si le era relativamente simpática la alegría de su madre, también era consciente de todo lo que le debía, aunque se sentía más gratificación que amor hacia ella, en el fondo la veía como una mujer patética, que hbía tratado de traspasarle sus ambiciones frustradas y vivir a través de él. No la despreciaba por ellos, hasta de cierta forma se lo agradecía, creía que en parte esa "presión" ejercida por ella, lo había moldeado, o no, él se había moldeado a sí mismo, pero ella había hecho su aporte, y se lo retribuía poniendo su mejor sonrisa, interpretando el papel del hijo afectuoso cuyo mayor mérito es ver la satisfacción en los ojos de su madre.
No le costaba nada eso, total, no era con la única que interpretaba un papel, siempre lo estaba haciendo, siempre le mostraba a los demás lo que querían ver de él, era la única forma de lograr algo en la vida, conseguir que la gente te percibiera de forma positiva y actuar en consecuencia, hacerles creer que si, que sos así, que eso que ven es tal cuál lo que es, la imagen del éxito, del superado, pero sin ser soberbia, sin egolatría, con un discreto orgullo, pero siempre recalcando que cualquiera con esfuerzo podía llegar al mismo lugar.
Bajó del auto, su madre le había regalado el suyo para que pudiera viajar sin problema su no tener que hacerlo en colectivo o combi, otra de las deudas, los "buenos padres" eran como bancos o tarjetas, siempre dispuestos a dar créditos para luego vivir de los intereses.
 Sintió el olor de la salsa, lasaña...
Si ama supiera que hace años la lasaña dejó de ser mi comida preferida, que prefiero la comida oriental, que la salsa no me va.
Pero bueno, tampoco era tan fea, ni desagradable, y de paso le serviría parta recordar lo que ya no era, un muchachito del interior, que lo único que seguía igual era esa comida, y esa familia con la cuál esperaba tener cada día menos que ver. 

sábado, 2 de septiembre de 2017

Encrucijadas de la vida /2)

Claro que la seguiría, de nada servía tratar de hacerse ilusiones pensando que por cambiar de trabajo, mudarse, e intentar comenzar de nuevo, Ignacio se lo permitiría.
Él estaba acostumbrado a que las cosas se hicieran como quería, y por ahora no quería separarse de ella.
Nuria miró el GPS, comprobó que hasta entonces estaba siguiendo el camino correcto, luego concentró su vista en su hijo, que no la despegaba del celular, iba a decirle algo, pero prefirió callarse, y volver a sus pensamientos.
La culpa fue mía lo dejé hacer, lo deje manejarme, comerme la cabeza, hace esto así, mejor de esta manera, y cuando me quise acordar él decidía todo, claro, como no iba a querer hacer lo mismo con Mariano, lo raro hubiera sido que no, en casa mandaba él, decidía él, y yo de idiota se lo permitía, peor, ni siquiera de idiota, porque bien que me daba cuenta, de cómoda.
Miró el cartel verde que le indicaba que la próxima sería la ciudad donde vivirían, donde volvería a comenzar, o tal vez solo cambiaría de escenario para repetir la misma obra.

La comida en honor a Benjamín, el hijo adorado, el bien portado, el estudioso, el perfecto, mi hermanito, con quien no dejan de compararme.
Tenés que ser más como él, por qué no sos como él, Benja no da trabajo, Benja hace la tarea sin que lo tenga que andar persiguiendo, Benja esto, Benja lo otro.
Por qué no se irán él y vos a la mierda, mamita, ojalá Beja te lleve al fin del mundo y ahí se queden ambos para siempre, soretes.
Le delía la cabeza, había dormido mal, y peor la tenia la abtinencia, quería tomar, pero su madre no la había dejado salir la noche anterior.
Te conozco, Sofia, vas a volver a las 5 de la mañana, borracha y ni te vas a levantar para recibir a tu hermano, bastante te las aguanto todos los fines de semana, porque ya estoy harta de hablarte para nada, además para que después tu padre te solape y te deje hacer lo que quiera, no me voy ni a calentar, pero mañana no, mañana vas a estar ahí, y cuidadito empieces con tus pelotudeces, porque te juro que no salís nunca más, y que al reventado ese de Lucas, lo hago meter preso, no me vas a joder la comida, Sofia, te lo digo en serio.


Encrucijadas de la vida /1)

Apenas una vez por semana solía cocinar algo elaborado, y eso solo las semanas que tenía el humor necesario y las ganas, que era muy de vez en cuando. Pero ese día Laura quería agasajar a Benjamín, su hijo, porque se había graduado, por lo que le haría su comida preferida, lasaña.  
Era uno de los pocos platos que aprendiera a cocinar, en general nunca había tenido ningún interés en la cocina, pero durante unas vacaciones de invierno cuando era chica se despertó y su madre estaba por empezar a amasar,la ayudó, y siempre había recordado como se elaboraba, además prepararla le traía reminiscencias de ese momento con ella, uno de los pocos lindos y buenos, antes que comenzara a odiarla, odio que seguía ahí, latente, y tal vez nunca se fuera. Pero no quería pensar en so, sino en su hijo, en que ya era un abogado, abogado corporativo.
Ningún boludo Benjamín, no se metió en las otras ramas que solo traen dolores de cabeza, bueno también podría haber seguido civil, pero no, mejor esto, con lo inteligente que es, y las notas que saca, ya lo veo ganando un sueldazo, y dentro de nada mudándose a Estados Unidos, porque allá si saben valorar el talento, y él lo tiene.
Benjamín, era su máximo orgullo, a veces pensaba que el único, odiaba su casa, aunque todo dentro de ella lo había elegido, pero le seguía pareciendo chata, chica, mediocre, una casa como cualquier otra, no la que pensaba tener cuando era joven. Casi nada y casi todo lo que proyectara a sus 20 lo tenia, marido, familia, casa, auto, pero no los que había soñado, y lo conseguido no le gustaba, no la satisfacía, no le generaba más que frustración y amargura.

Se despertó sintiendo el olor acre de la salsa, Jorge odiaba levantarse y sentir olor a comida, porque le impedía disfrutar del aire de la mañana, que para él con su vista, su sol, su rocío, eran las mejores horas del día.
Pero no quedaba otra, como tantas veces, tenia que resignarse, igual tampoco era tanto sacrificio, no ese por lo menos.
Suspiro, fue al baño, se lavó la cara, se afeitó, luego volvió a la habitación, se vistió, fue al comedor, vio que su mujer estaba revolviendo la salsa, paso a unos pocos centímetros de ella para llenar la pava de agua, la puso al fuego, en la hornalla más alejada de la que tenia la salsa, y salió un ratito al patio.
El sol todavía no había terminado de secar el rocío, tal vez porque estaba más nublado que despejado.
Se sentó en una de las reposeras, y se quedó viendo como un colibrí aleteaba inninterrupidamente y picoteaba con la misma celeridad uno de los malvones. 
-Se te va a hervir el gua.
Le gritó Laura, Jorge, volvió a suspirar, se levantó de la reposera y entró.


sábado, 26 de agosto de 2017

Accesible Paraíso /17)

El viaje de regreso duraría unas horas menos, entre 5 y 6, si no había ningún percance, tendrían tiempo para cenar en un restaurante en Venado Tuerto y luego seguir hasta la ciudad de cada uno de los pasajeros.
La mayoría se durmió durante la tarde, algunos miraban por la ventana aunque el paisaje era fastidiosamente monótono, kilómetros y kilómetros atravesados por sembrados de soja, maíz, girasol, lino, o vacas, alguna que otra ciudad cada tanto y de vuelta el campo, muchos se entretenían con el celular, a los pocos que les funcionaba el 3G, los 3 que tenían 4G, aprovechaban, aunque las quedaba poca carga, y las señoras mayores que no dormían, leían alguna revista de chimentos que habían comprado en la estación de servicio a la mañana.
Para la mayoría de ellos el viaje había sido uno más, pocos repararon en que conocieron por primera vez en pacifico, o Chile, para las señoras era un nuevo destino, "muy lindo", como Brasil, Uruguay, y Perú, algo que las ayudaba para distraerse de su vejez.
Para otros significaba conocer el amor ideal, para otros el fin de su matrimonio, la certeza de lo que ya no era.
Casi ninguno intercambio palabras con los otros, estuvieron callados, y durante la tarde cuando dieron 2 películas en muy mala calidad, solo se escuchaban los diálogos de las mismas, después se bajaron a cenar en Venado Tuerto, donde casi todos invadieron los tomacorrientes para enchufar sus celulares, y luego se oyeron el ruido de tenedores y cuchillos sobre los platos o el de tazas sobre platillos, de los que no habían querido cenar, casi todos hablaron pocos y se limitaron a alimentarse.
El resto del viaje casi sin excepción lo pasaron durmiendo, cuando llegaron cada uno a su destino, se des`pidieron de 2 o 3 pasajeros con los que habían tenido trato, y al resto les dedicaron un adiós y buena suerte de cortesía, probablemente nunca se volverían a ver, otros sí, sobre todo las señoras que llevaban compartiendo varios viajes a lo largo de los años por el mismo servicio de micros, pero otros no, para algunos sería su último viaje en micro, preferirían hacerlo cada tanto en avión antes de aplanarse en un micro por horas, otros no querían volver a viajar en sus vidas, otros deseaban probar con otra agencia de viajes, y algunos ni siquiera pensaban en eso, solo en lo que les esperaba al regreso, en la pausa que había significado ese viaje, y en lo que retomarían al regresar. 
Al sentir el aire fresco en la cara, en contraste con el viciado del micro, muchos se revitalizaron por unos segundos, hasta que luego tuvieron que cargar sus maletas y emprender camino al purgatorio cotidiano, alejándose del accesible paraíso.  


sábado, 12 de agosto de 2017

Paraíso Accesible /16)

La última cena que recibirían sin tener luego que refregar platos, ollas, fuentes, vasos y cubiertos, las mujeres sobre todo disfrutaban de eso, la mayoría de los hombres, por lo menos la mayoría que no eran viudos ni solteros, no se preocupaban por eso, ya que casi nunca lavaban un plato, o hacían la comida, exceptuando los domingo que se almorzaba asado. Pero las mujeres si, y miraban sus uñas, esas que luego se arruinarían, pero bueno, en ese momento querían disfrutar el presente, no lamentarse por futuras y ya conocidas penas e injusticias.
Muchas comentaban el novio más joven que ella que tenia la coordinadora, un muchacho atractivo al que le calculaban por lo menos 10 años menos, si no más, decían algunas.
Otras solo les importaba lucir todo lo comprado en Chile y tratar de no mancharlo cada vez que se llevaban la comida a la boca.
Mara no hablaba, sonreía cada tanto, pero no hacia contacto visual con nadie, sabía que si lo hacía, se pondría a gritar o llorar y se había prometido a sí misma que no, que aunque reventara, no daría un espectáculo, pero no sabía si por ella o por Francisco, seguía queriéndolo como para no humillarlo, para no devolverle todas las que él le había hecho en la intimidad, él quedaría como victima, como el mártir, como el pobre que demasiado la aguantó a esa loca, yo la hubiera dejado hace años, porque siempre se valora más que un hombre se queda a que lo haga una mujer, pensó Mara, se cree que es la obligación de la mujer estar ahí, junto al hombre, acompañarlo, quererlo, amarlo y respetarlo, a pesar de todo o por sobre todo, pero para el hombre ese sacrificio es mucho, no es natural que un hombre se sacrifique, no es su rol, es el de la mujer, la espera, el sacrificio, el sometimiento, y a mí se me critica por eso, aunque estoy siendo hipócrita, no lo hice por imposición o porque me hayan criado para eso, sino porque quise, porque creí que eso era el amor, y si Francisco me pidiera ahora que siguiéramos juntos lo haría, ojalá me lo pidiera, pero no lo va a hacer, porque no me quiere, ni siquiera me odia, me tiene lástima y sobre todo le soy indiferente.

Comió hasta casi reventar, no quería pensar, no quería regresar a su rutina, no quería saber que solo la vería a través de una pantallas, que solo la escucharía por audios, que solo la vería en vídeo llamadas no quería eso, quería tenerla ahí y si por qué no cansarse de ella, y que si tenía que morir o transformarse en otra cosa la relación, así fuera, en vez de ese falso noviazgo permanente, porque eso eran las relaciones virtuales, algo que estaba a 1 clic de terminarse, de ser bloqueado, borrado, eliminado.
Por eso quería comer, quería volver a zambullirse en la comida, en los sabores, aunque ahora no degustaba ninguno, solo metía en su boca, mal mascaba y tragaba todo lo que le habían puesto en el plato, no sabía si dulce, salado, rico o feo, Gaston tragaba.

sábado, 5 de agosto de 2017

Paraíso Accesible /15)

Como casi todas las ciudades grandes de Argentina, San Rafael era irregular, llena de contrastes, donde lo único homogéneo eran sus centenarios arboles, enormes, altos, gruesos, llenos de hojas.
Lo que la mayoría de los viajeros disfruto, fue el bidet.
Los llevaron a una fabrica de chocolate donde degustaron hasta descomponerse y compraron hasta vaciar sus ya flacos bolsillos, la mayoría tarjeteó, e incluyó más bolsas a las que ya formaban una pila al lado o dentro de los respectivos placares de sus habitaciones.
Algunos turistas se hicieron compañeros, en general gente que no eran de la misma ciudad, extraña camaradería que tenia fecha de vencimiento, y con lo que casi todos estaban cómodos, conocer nueva gente, escuchar los retazos de sus vivencias que estaban dispuestos a compartir, hacer lo mismo y luego olvidarlos, recordarlos solo para contarle alguna anécdota particularmente pintoresca o interesante a cierto familiar o amigo una vez de vuelta en la casa, y luego olvidarlos, o alguno que otro buscarlo en facebook, hacer sus "amigos" quizás alguno hasta mantendría un contacto real y se haría visitarían de vez en cuando, un domingo para compartir un asado, o un feriado para llevarles una pasta frola o una torta, o unas masas, sobre todo las señoras mayores, habidas de comunicación con otras de su edad, para olvidar un poco las escasas o interesadas visitas de sus hijos y nietos, y lograr un contacto que trascendiera el hecho de tener que abrir la billetera al final, como si se estuviera pagando un servicio.
Mara se comió todos los bombones de un caja de chocolates, y al rato los vomito todos.

Francisco se limitó a atarle una cola en el pelo, no la soportaba, no quería verla más, deseaba terminar el viaje y la vida con ella, que se ocuparan sus padres, que se ocupara ella misma, que madurara, que comprendiera, que se diera cuenta de la realidad de su realidad, de su persona, de sus problemas, que dejara de vivir a través de él.
Solo quedaba 1 día, pero el tiempo pasaba de una forma extraña, como cuando se tenía fiebre, que nunca se sabía si 10 minutos eran un hora, o varias horas diez minutos, todo era insoportable y raro, lleno de contrastes, molestias, incomodidades.
Aunque debía reconocer algo, el silencio, Mara no había hablado con él desde que pasaran la frontera, con otros si, no mucho, solo saludos o intrascendencias durante las comidas, para dar la falsa sensación de normalidad, normalidad en Mara...Bueno, qué era la normalidad, el promedio, y en eso no sabí hasta donde Mara lo era, tampoco es que fuera un ser demasiado particular, solo estaba enferma, era un pobre infeliz obsesiva compulsiva, que con un "buen" tratamiento, en unos años sería igual que las demás señoras que hacían el viaje, concentraría su libido en comprar electrodomésticos, ropa, zapatos, cosméticos en Chile, y en planificar otros viajes, a Córdoba, Calafate, Usuahía, Jujuy, Misiones, Río de Janeiro o Punta del Este.
Ojalá con eso lograra la tranquilidad, no la felicidad porque era una pretensión inútil que se tenía en la juventud, luego la gente maduraba y se resignaba a cierta conformidad y comodidad, a tratar de estar lo menos peor posible, a conocer o visitar diferentes paisajes que los aleje por unos días de su triste y monótona vida, olvidarse un poco de todo lo que no se tiene y nunca se tuvo y concentrarse en disfrutar de todo lo que el dinero puede comprar.
Y él, qué sería de él, como viviría luego de Mara, qué haría de su vida, de su soledad, ya no tendría a quien echarle la culpa de sus fracasos, no tendría quien lo atara, limitara, retuviera, sería libre, sin excusas para concretar...concretar qué, no sabía, qué sueños tenia, tantos, todos irrealizables, ideales estúpidos que ya nada tenían que ver con lo que él era ahora.
Quizás se limitara a lo que la mayoría de los hombres de su edad, teñirse, comprarse un auto, cuidarlo como si fuera un hijo, buscarse una mujer, si era posible más joven que él, y tirar los años que le quedaran, a lo mejor sin querer encontrarse con Mara en alguno de los viajes que cada uno hiciera por su cuenta, sonreírse de forma condescendiente y luego seguir con sus respectivas vidas, intentando olvidar y llenar con fotografías, paisajes, charlas banales, amistades esporádicas y servicios mediocres de hotel, el fracaso de su existencia. 
 



   

sábado, 29 de julio de 2017

Paraíso Accesible /14)

Montañas otra vez, con picos nevados, pasajeros sacando fotos que se arruinaban por culpa de los vidrios sucios del colectivo, otro viaje largo, pero no tanto, 5 horas, una tortura soportable para los respectivos culos, sin que quedaran totalmente aplanados.
Algunas de las señoras mayores se echaban en las manos, cara o cuello, algunos de los perfumes o cremas comprados en Chile, todo más barato repetían, otras presumían sus pañuelos, blusas, algunas sus celulares, otras sus anteojos de sol, todas tenían algo nuevo, algo extranjero, algo atípico y querían aprovechar cada momento.
A algunos les deprimió entrar en Mendoza, y comprobar la suciedad, las bolsas de polietileno y las botellas de plástico, que el viento juntaba alrededor de las montañas, manchaban el paisaje, otros preferían no verlo, y se alegraban de volver a escuchar el acento argentino y d estar en su país.
El hotel donde pararon, eran tan barato y mediocre como el que dejaran pocas horas atrás en Viña del Mar, las 2 únicas diferencias eran que este tenia mejor baño, pero peores televisores.

Gastón se tiró sobre la cama, ya nada le interesaba, no había hecho el viaje para conocer paisajes, sacar fotos o hacer compras, sino para encontrarse con alguien, que probablemente no volvería a ver, alguien que lo había hecho sentir único, carroza, en lugar de calabaza, pro como todo hechizo, es breve, se acaba y todo vuelve a su realidad.
Debería alegrarme, por lo menos conocí el amor o lo que sea, bueno, para mí es amor, cuantos como yo no conocen nada, viven frustrados por no saber, se refugian en 1000 mierdas, yo por lo menos tengo algo real a lo que aferrarme.
Algo real, pensó en eso, a pesar de las fotos y el vídeo cortito que habían grabado los 2 charlando, sabía que los recuerdos se volverían falsos, que empezarían a mezclarse con sus fantasías, que le agregaría cosas, borrando otras verdaderas, que nada vale como en el momento que se están viviendo, pero no importaba, había pasado, por más que su mente empezara con engaños, con mentiras e idealizaciones, el encuentro había sucedido.


sábado, 22 de julio de 2017

Paraíso Accesible /13)

Vio como Francisco entre suspiros hacia las valijas, le hubiera dicho que dejara, que las podía hacer ella, pero sabía que él se enojaría, que le diría que no, que mejor ni hablara, que lo dejara tranquilo, que se quedará ahí sentada, quieta, como una nena, que mirara la televisión, que si quería revisara los cajones de las mesas de luz, a ver si no se había olvidado de guardar alguna crema, pastilla u otra cosa, por eso para ahorrarse esos reproches, se quedó callada, cumplía las expectativas de él, pero no como otras veces, para que este se sintiera en deuda con ella, en esa relación extorsiona que habían mantenido durante años, donde un día se portaba bien, y él la hacia sentirse querida, amada, la más hermosa de las mujeres, y luego todo volvía a ser igual.
Y si no me mató, ni lo mató, y si me divorció, qué haré, ser de esas mujeres que viven recordando a sus ex, criticando a su actual pareja, viendo como la gente me mira con lástima o con sorna, pensando en lo patética que soy, en lo infeliz, en lo frustrada, que soy incapaz de superar una separación, como si no pasara casi todo el mundo por una, que no sabían como Francisco me había aguantado tantos años, pobre hombre, semejante loca insoportable,demasiado la aguantó.
Pero tal vez no, tal vez me vuelva de esas mujeres que cambian de tipo como de calzones, que va a los bailes con ropa ajustada, toma, se ríe fuerte, habla de tamaños de vergas, etc.
No sé qué hago juzgando eso, yo no soy más digna, solo soy una infeliz que ni sabe lo que siente, porque ahora no lo sé.
Francisco no quiere seguir conmigo, no va a seguir conmigo, nos vamos a separar, me guste o no es así.
Sentía un extraño alivio, un alivio doloroso, como el que se siente después de vomitar, vacío, en ese instante no había nada, ese amor, obsesión, mezcla de dolor, alegría, frustración, deseo, y demás, que le generaba Francisco, ya no estaba, no había nada.

sábado, 15 de julio de 2017

Paraíso Accesibe /12)

-¿Nos vamos a ver alguna otra vez?
-Jajaja, qué frase, suena no sé a telenovela o a canción romántica, no sé, cachai, por ahí voy para allá, pero disfruta el momento, no podes hacer eso, disfrutar sin pensar por 1 minuto aunque sea.
-No, no, puedo, te quiero.
-Sos muy intenso.
-Mira qué novedad.
-Relájate, no sirve de nada que estemos planeando un futuro encuentro, vamos a aprovechar este.
-No sé, nos quedan qué, como mucho media hora.
-Y bueno, media hora, vamos a hacer algo que nunca hemos hecho, decirnos que es lo que menos os gusta del otro.
-Ah, hermoso.
-Y después lo que más nos gusta, empeza vos.
-Mmm no me gusta que seas tan diferente  mí en un montón de cosas, tan relajada, ya sabes que yo soy como los hámster en la ruedita.
Me gusta tu espontaneidad.
-Me gusta que seas un loquito del control.
No me gusta que seas un loquito del control, jajaja
Es tu mayor cualidad y tu mayor defecto.

Se sentó en una plaza, y le llamó la atención ver que ninguno de los jóvenes contemplaba el paisaje, o percibía más que involuntariamente la brisa, todo por estar con los ojos y los dedos encima del celular.
Es increíble como en 60 años desde que yo tenia la edad de ellos, el ser humano no ha combatido el hambre, las guerras, el cáncer, pero si el aburrimiento, aunque la forma de hacerlo fuera a través de automatizar, alienear y mecanizar a los seres humanos, todos hacen lo mismo, buscan lo mismo, disfrutan de lo mismo, son corderos.
Nadie lee más que comentarios y ahora ni siquiera eso, se la pasan enviándose emojis.
Juan desvió la vista hacia un árbol, un roble, recordó cuando se sentaba con Beatriz apoyando ambos su espalda contra el tronco, comentando alguna película o novela, mientras se miraban, se hacían alguna caricia inocente, él le corría un mechón de pelo o se lo enredaba en su indice, y ella le pasaba la mano por el suyo lleno de gel.
Cada día era más nostálgico, su realidad actual se le hacía tan gris, insulsa y escasa como su pelo, y cada cosa que veía más lo confirmaba en sus ideas, ya no quería seguir, no quería viajar, ni conocer, porque cada nueva cosa lo desalentaba, igual ahí estaba Beatriz, ella si seguía teniendo una gran vitalidad, más admirable ahora que la que tenia a los 20, porque quien no la tiene a esa edad, la cosa era conservarla a los 80.
Y ella la tenía, ella era su fuerza, y ella lo quería, si no como iba a seguir aguantándolo, sabía que se había vuelto gruñón, pesado, insoportable con los años, y que lo poco bueno que conservaba, era por ella, por su amor, dedicación, comprensión.
-¿Vamos a sentarnos contra ese roble?
-¿Nos podremos levantar, después?
-¿Qué importa?
-Estás como los chicos que tanto criticas.
-Bah, quiero recordar, nos queda otra cosa a esta altura.
-Si, un montón de cosas, yo no vivo en el pasado, Juan.
-Yo si, y quiero que por un ratito vos también.
-Está bien, qué duro que está esto Juan, dejate de joder, las raíces me van a destrozar.
-Aguanta un ratito.
-Ay ya basta, que después voy a terminar acalambrada por un capricho tuyo, terminala Juan, ya paso, fue muy lindo, peor no lo podemos repetir, de verdad cuando te pones así, me cansas, vamos, párate. 

sábado, 8 de julio de 2017

Paraíso Accesible /11)

Ya los hombres no la miraban, bueno, algunos si, pero no los jóvenes en general, sabía o había ido asumiendo que ya no era joven, que al pasar los 40 tenía que entrar en la madurez, y que después de eso solo le quedaba la vejez, lo odiaba, odiaba ese imposible retorno a la juventud, y esa irremediable cercanía a la vejez, no le quedaba otro consuelo que haber disfrutado de esos años ya pasados.
¿Los he disfrutado? no sé, bueno en parte si, no tuve que criar hijos, la mejor decisión que pude tomar fue esa, nada de 9 meses con algo dentro, nada de estrías, de hinchazones, de kilos de más, de tetas caídas, de desvelarme, de pañales meados, cagados, de talco, remedios, vacunas, y bueno todo lo demás, un hijo te caga la vida, esa presión social imbécil de que si no tenés un hijo no sos nada, qué estupidez, pero bueno no sé qué me quejo si yo no la hice, al contrario lo que tengo es que felicitarme, pero disfrute mis buenos años, mis 20, mis 30, más o menos, como lo podía disfrutar siendo Sara Ramirez, una martillera, pero si vamos a decir que fui feliz, más que todo por la comparación, no sé qué me quejó, si esto bien, viaje, conocí, tuve varios hombres, me enamore, por qué siento que me digo todas estas cosas para convencerme, como si me estuviera mintiendo en la cara, qué carajo me frustra, me amarga, me molesta, la soledad, en el fondo casi siempre estamos solos, y esos matrimonios como el señor ese Juan y su esposa que están juntos hace 50 años, no es algo para mí, nunca me aguante con nadie por más de 3.
Voy a ser una vieja quisquillosa, o peor, una vieja pintarrajeada, que hasta gasta lo poco que tiene en botox para verse más joven, para tratar de aparentar menos como sea, a pesar de que la cara se le vuelva un plástico inmundo, no, tengo que aprender a vivir con los años, como aprendí a vivir sola, aprendí a vivir sin hijos, aprender, o resignarse, a veces parece que fuera lo mismo.
Ahora soy una tía, la tía Sara, la ladera de esta pendeja boluda, que igual no es tan diferente a como era yo a su edad, nada más que con un celular que no suelta ni para cagar.
Y ahora quiero ver si todavía consigo conquistar algo.
El sexo, siempre la había ayudado a liberarse, el contacto con otra persona, el sentirse deseada, tocada, besada, lamida, le generaba una satisfacción y una paz consigo misma que no conseguía de otra manera. 
Pero eso no me va a durar, dentro de un tiempo tendré que canalizar mis deseos, tendré que buscar otra forma de satisfacción, jugare al bingo o aprenderé idiomas.
Se río, y luego se miró al espejo, el dinero que gastaba en cremas, era una buena inversión, las patas de gallo todavía no aparecían, ni las bolsitas en la parte inferior de los parpados, ni el arco alrededor de la nariz, se conservaba, y por ahora no tenia que preocuparse, debía hacer como todos, vivir el presente, que era lo único que había, nadie pensaba en el mañana, y era lo mejor, ya que era la única forma de seguir viviendo. 

sábado, 1 de julio de 2017

Paraíso Accesible /10)

No sabía cuanta gente había conocido a lo largo de los años, y si bien había empezado por hacerle un favor a su padre, para que no tuviera que pagarle prestaciones a un guía profesional, con el tiempo le tomó el gusto a eso de los viajes y conocer pasajeros, pero todo se había tornado mecánico, incluso la gente, en el fondo todos entraban en alguna categoría, con tragedias, tristezas, o alegrías parecidas, otros con vidas tan insulsas que nada bueno o malo digno de comentar, les había sucedido, con motivos para hacer el viaje similares, además a muchos no les interesaba hablar con ella, más que para preguntarles alguna cosa con respecto a la hora de salida, o alguna dirección, por eso se había ido volviendo una especie de maestra de primaría, una coraza, esa gente estaba bajo su conducción, eran como ovejas, cuando salían, era como si pastaran, ya estaba cansada de escucharlos, de verlos, de olerlos, pero tenia 45 años, no había seguido ninguna carrera, salvó un curso en computación y otro en ingles, pero tampoco se veía dentro de una oficina, le gustaba viajar, y un poco mandar, esa gente tenía que hacer lo que ella les dijera, aunque no les gustará, tenía control sobre ellos, era una especie de jefa en el micro, y todos debían obedecerla, pero hasta eso ya no lo disfrutaba tanto, qué satisfacción le podía generar controlar a gente anciana en su mayoría, o a otros fastidiados que solo viajaban en ese medio de transporte, porque no las alcanzaba para pagarse un vuelo.
Eso era lo que hacía y si bien ahora hacía un viaje cada mes y medio, tenia empelados que se ocupaban del resto, el negocio iba mal, cada vez menos gente elegía viajar en micro y prefería el avión, tendrían que cerrar en 1 año o 2, y qué haría entonces, no sabía, ella que siempre planificaba todo durante el viaje con lujo de detalles, que siempre era la primera en llegar a cada destino, a cada restaurante a cada comedor de hotel, no sabía qué haría luego, no sabía a qué se dedicaría por los próximos años, que eran muchos los que le faltaban para jubilarse, pero que no era una jovencita para empezar de nuevo, ni siquiera una persona joven, era ya alguien de edad media, o por llegar a ella, la mayoría de la gente de su edad o tenía un trabajo fijo desde hacía mínimo 10 o 15 años, o tenía una profesión que les permitía vivir por sus propios medio o vivía de planes sociales, por la parva de hijos que habían tenido.
Leonela no entraba en ninguna de esas categoría, y no sabía qué hacer consigo misma.
Tal vez debería abrirme un asilo, experiencia con viejos tengo. 

Paraíso Accesible /9)

No le costó mucho, a Francisco, evitar la puntada, vio que Mara se acercaba y creía que le iba a pegar o a abrazarlo, ya estaba mentalmente preparado para esquivarla, cuando noto que ésta levaba su brazo y que tenía una tijera abierta sobre la mano, le tomó el antebrazo y se lo apretó con la suficiente fuerza como para que soltara la tijera.
Suspiró, y cuando ella empezó a gimotear, y a decir que se quería morir, la llevo hasta el baño, ella dócil como una niña se dejó hacer, la sentó sobre el pequeño cubículo donde se duchaban y abrió la ducha, el agua fría comenzó a caer, en el hotel ninguno de los 2 baños que se había dado hasta entonces, el agua había estado casi helada, aunque esa deficiencia le pareció como caída del cielo en las actuales circunstancias, lo que necesitaba Mara era despabilar.
Aunque mejor le vendría una ducha mental, o congelarla por 3 o 4 décadas, hasta que yo esté bajo tierra, así agarra a otro infeliz a quien hincharle las pelotas y cagarle la vida.
Ella se quedó en posición fetal, seguía llorando.
Francisco fue hasta la habitación, rebuscó en la valija la tableta de valiums, siemrpe llevaba una por si a Mara le agarraban uno de sus arranques, tendría que inventar que estaba descompuesta, no podría ir a una de las excursiones, o si...
Por qué mierda tengo que quedarme con esta loca de mierda, mah si, yo le meto la pastilla entera, se va a dormir por lo menos 12 horas y no va a joder a nadie, ni a intentar nada, cuando pregunten por ella, les digo que tenía dolor de cabeza o cualquier boludez, total, quien la va a extrañar.
Matió la tableta de pastillas en el bolsillo trasero de su jean, buscó la botella de agua mineral que tenía sobre la mesa de luz, luego tomó una de las toallas dobladas que había sobre el borde inferior de la cama, entró de vuelta al baño, cerro la canilla de la ducha, Mara estaba temblando, y en su cara el agua se mezclaba con mocos y lagrimas.
Francisco la rodeó y le puso la toalla sobre la espalda, le secó los brazos, y luego se la ajustó por encima de sus pechos, antes de sacarla del baño, buscó papel higiénico y le limpió la ara de las lagrimas y mucosidad, la llevó agarrandole los hombros hasta la cama, la sentó en el medio de la misma, y luego le acercó un valium, que está miro sin ver, y luego trago, tomó un poco de agua que le acercó Francisco y se quedó ahí, sentada, este buscó en los cajones la ropa interior de Mara, odiaba que ella siempre deshiciera las valijas, aunque solo fueran a pasar días en Chile, luego agarró la primer bombacha que encontró, y se la colocó, después buscó el camisón, que siempre ponía debajo de la almohada, se lo puso también, y la acostó.
Una parte de él, una vez que se cambió, peinó, sacó la llave y salió, deseó que se despertara y se matara, que esa fuera la última vez que la veía y oía, pro sabía que no, y que si lo hacía no podría vivir con la culpa, aunque tampoco podía seguir viviendo así, no podía reprocharle que lo quisiera matar, ya que él aunque por diferentes razones, quería hacer lo mismo con ella. 

sábado, 17 de junio de 2017

Paraíso Accesible /8)

Otras veces le había dicho cosas parecidas, pero solapadas, y de una forma poco convincente, esta no, esta era la definitiva, lo sentía, no solo en su tono, sino en la imagen que en su mirada, en su actitud corporal, y sobre todo en la imagen que Francisco le devolvía, y lo sentía en su propio cuerpo, era el fin, la dejaría, se separarían, dejaría de dormir con él, de sentir su olor, de escuchar su voz, de tener su presencia a su lado, ya no podría ser su ladera, su sombra, su extensión, quería cortarla, dejarla, extirparla, quitársela de encima. Quiere matarme, hijo de puta, querés matarme, lo pensó, pero se reprimió con todas sus fuerzas de decirlo, no quería que él le dijera una mentira para calmarla, o un reproche para hacerla sentir culpable, quería mantener su furia, su bronca, su odio, y su decisión, la que acababa de tomar, si todo estaba terminado, entonces que así fuera, pero con ambos, querés que me muera, está bien, pero te vas conmigo, te moría acá, junto a mí, esto se terminó, pero todo, hasta la muerte, punto, ya está, ya está. 
Se acercó a su cartera, fingiendo que buscaba un pañuelo de papel, y removió en su interior, sus dedos nerviosos toquetearon el labial, el delineador, una cadenita rota, un par de tickets, el cargador del celular, y por fin la tijera, siempre llevaba una para cortarse las puntas del pelo o para cortar los hilos, nunca usaba los dientes, ya que su madre la cacheteaba cada vez que lo hacia, usa la tijera le había repetido innumerables veces, y ahora esa frase se le antojó la indicada, la profética, la necesaria, usa la tijera, si una buena puntada en la yugular y Francisco moriría, no tenia que voltear a verlo después, solo la puntada, y luego dirigirla hacia su propio cuello y dibujarse una sonrisa, o mejor delinearla, porque ya estaba ahí, era la sonrisa de la felicidad, del reencuentro, porque aunque no hubiera cielo, ni infierno, si tenia que haber algo, aunque sea un momento después de morir, las almas antes de diluirse saldrían de los cuerpos sin vida y se unirían, una a la otra, si, eso tenia que hacer.
Abrió la tijera, se acercó a Francisco que estaba a pocos metros fumando sobre la ventana y expulsando el humo hacia el exterior, Mara, levantó el brazo derecho...





sábado, 10 de junio de 2017

Paraíso Accesible /7)

Fue el único que se metió en el mar, no hacia frío, apenas estaba fresco, pero nadie tenia intenciones de entrar al agua, que una vez dentro comprobó que estaba muy fría, ya le había dicho que el pacifico era todavía más frío que el atlántico, pero Fernando quería sentirlo sobre su cuerpo, estuvo unos minutos y salió, no sabía que tenía el mar que le provocaba sentimientos encontrados, por un lado le fascinaba su inmensidad, su poder, su vigor, y por el otro odiaba su olor, su sabor salobre, pero siempre que podía iba a una playa, aunque fuera una de esas insulsas, frías y sucias playas de su país, las cuales en general odiaba, sobre todo las más populares como Mar del Plata.
Al salir del mar, colocó una toalla sobre sus hombros y se sentó a ver las olas, las pocas que había, no le llamaban pacifico por nada, realmente el mar era calmo.
Le habría gustado ser escritor o pintor, para poder retratar la belleza y la admiración que le provocaba ese paisaje, pero los intentos que había hecho en la adolescencia y juventud, solo lo habían frustrado y amargado, no era artista, nunca lo sería, no tenia el talento, el temple o la dedicación para ello, se tendría que conformar siendo solo un admirador, ni siquiera llegaba a ser como esos mediocres que vendían sus malos dibujos o pinturas en el malecón.

Ese mundo que los rodeaba, cada día era menos el suyo, le costaba creer como ahora todos estaban pendientes de sus aparatos "inteligentes", como se pasaban el día wasapeando, o mandando audio de voz, sacandose autoretrados que llamaban selfies, o posteando intrascendencias, y era un fenómeno viral, otra palabra de moda en los últimos años, todo era la tecnología, el celular se había ido apoderando cada vez más de las personas, se había convertido en un objeto imprescindible, era como si nadie pudiera vivir sin tener uno, algo así como llevar calzado.
Juan se sentía un extraño, un fuera de lugar, lo que ahora se denominaba un outsider.
Tal vez debía convertirse en un viejo gruñón, que despotricaba contra todos los adelantos y anhelaba otros tiempos, diciendo que todo pasado fue mejor, siempre se había burlado de esa gente, era un hombre que creía realmente en el progreso, pero ahora dudaba si ese progreso era real, o solo una quimera, que lo que alguna vez había servido, solo se había transformado en simple mercadotecnia, no veia la utilidad de las selfies, ni del wasap, ni de las diferentes app.
Tal vez era algo natural, la vejez lo aislaba, y debía aceptarlo, y recluirse en un rincón, su pequeño rincón en el mundo y pasar ahí sus últimos años, junto a Olga, aunque ella si aceptaba y entendía todos los artilugios modernos, y eso más que la rutina, y todos los desgaste que esta traía, los estaba alejando. 

sábado, 3 de junio de 2017

Paraíso Accesible /6)

Estar así, abrazados, uno junto al otro, mirándose, acostados, con las sabanas húmedas del sudor de ambos.
A Martín le costaba creer que todo se hubiera dado tal cuál había deseado o más bien fantaseado, nunca se permitió pensar que eso podría suceder, que Natalia querría y que encima sería como fue, lindo, natural, placentero, sin incomodidades, sin decepciones, sin torpezas, todo orgánico, como en un bello sueño, necesitaba tocarla, aunque casi todo su cuerpo rosaba el de Natalia, para sentir que eso era real, que estaba ahí con ella, que habían hecho el amor, la primera vez que podía usar esa expresión para describirlo, las veces anteriores (2) que había estado íntimamente con mujeres, solo se podía denominar sexo, un sexo vacío, o casi como si fuera un favor, estar con el gordito simpático, a ver si el gordito vale la pena, tal vez se esfuerza, porque con esa cara y ese cuerpo, no va a hacer de los que solo te mete la pija adentro, por ahí me la chupa, sabía que eso habían pensado, se lo había visto en sus ojos, había una sutil burla en esas mujeres, y él las había entendido, creía merecer eso, y casi que necesitaba agradecerles luego que le hubiera hecho el favor de estar con él, como quien realiza una tarea incomoda y sacrificada, pero necesaria.
Pero esta vez era diferente, esta vez había habido amor, química, esta vez era real.
No quería decir nada, para no sonar estúpido, ni cursi, no quería arruinar el momento, y creía que sus cuerpos hablaban por ellos, estar así, lo decía todo, para qué llenar ese hermosos silencio con palabras banales, melosas, tontas, mejor que decir era sentir, y él estaba sintiendo lo que nunca antes, y tal vez lo que nunca después, pero no quería pensar en eso tampoco, solo vivir el momento, atesorarlo, guardarlo.