sábado, 29 de diciembre de 2018

Los rumbos /5)

Mierda, mierda.
Volvió a mirar el termómetro, 39 grados, el bebe no paraba de llorar, sus berridos eran cada vez más potentes, y ella estaba a punto de gritar y llorar todavía más fuerte. No quería ir al hospital, el más cerca que tenía se llenaba de gente, y todas eran urgencias, como le solían decir las enfermeras con voz amarga a su madre cuando la llevaba a ella o a alguno de sus hermanos. Agarró el celular, buscó en WS el nombre de Liliana, apretando los dientes y mirando hacia el techo mientras esperaba que atendiera.
- ¿Qué querés?
- ¿Si te llamó es por algo urgente?
-El nene, qué le pasó.
-Tiene fiebre.
-Ya voy para allá.
Cuando Liliana llegó, Florencia se limitó  pasarle al bebe, ésta lo revisó, le miró la boca, y luego se lo dio a la madre, mientras sacaba de un pequeño maletín una ampolla, la abría, e introducía una jeringa en ella.
- ¿Es necesario?
-Tiene tiene fiebre y angina, por eso llora, no va a tomar nada que le de, así que el ibupofreno hay que inyectárselo. Ponelo boca abajo.
Florencia lo hizo, cuando Liliana introdujo la aguja en la nalga el bebe empezó a llorar todavía más fuerte.
Dentro de un ratito se le va a calmar el dolor de garganta y a dormir, dentro de 6 horas, le das esto-sacó del maletín un frasco pequeño y se lo dio-es lo mismo que le acabo de aplicar pero en jarabe.
Liliana se acercó a la cocina para buscar un tacho donde tirar la ampolla, la jeringa y el pedazo de algodón que había usado.
Florencia abrió una de las puertas del bajo mesada y sacó el tacho.
Lilina agarró su maletín, lo cerró y se fue.
Ambas comenzaron a respirar mejor una vez que estuvieron lejos de la otra, siempre que tenían que interactuar se ponían rígidas, expectantes.
Florencia se acercó al bebe, lo vio dormir, mojó un trapo y se lo pasó por la cabeza, sonrió. 

Los rumbos /4)

No solía aceptar ir directamente a un departamento porque sentía que era una forma de consentir lo que el otro te ofreciera dentro, y que si no aceptaba tener sexo, fumarse un porro o tomar, lo vería como un histérico, calienta-pija, pero en este caso había hecho una excepción porque el tipo le resultaba agradable en el chat. 
Luciano se miró al espejo, no le gustaba mucho hacerlo, sabía que era atractivo, peor igual no le agradaba su apariencia, siempre se encontraba defectos. 
Agustín le abrió, lo invitó a pasar, no le dio un beso al saludarlo, lo prefería, odiaba tener que saludar de esa manera a desconocidos, le resultaba hipócrita.
Se sentaron en el pequeño living, Agustín le preguntó si quería tomar algo, Luciano negó con la cabeza, Agustín se sentó frente a él con las manos sobre los muslos.
Se miraron, se sonrieron, ambos bajaron los ojos.
-Che, pedí una pizza, está bien, no.
-Si, no te preocupes.
- ¿Che, qué tal tú día?
-Tranqui, por suerte, y el tuyo.
-Igual, digamos.
Ambos sabía que la charla no estaba fluyendo pero que química había, se gustaban, probablemente tendrían sexo, charlarían un poquito luego, y no se volverían a ver.
Se esforzaron por remar la charla hasta que llegó el delivery, Agustín dejó la pizza sobre la mesa, y se acercó a Luciano que se acababa de levantar del sillón.
- ¿Comemos?
-Después...
Lo besó, el sexo fue bueno, de esas veces que no tuvieron que preguntar que le gustaba y que no al otro, se adivinaron mutuamente. Al acabar Luciano no supo qué hacer, si había sido una buena cogida pero la charla anterior no había valido nada, por ahí quería que se vistiera y se fuera, iba a agarrar su slip cuando Agustín le rozó la espalda, Luciano se dio vuelta y lo besó, se volvió a acostar y ambos se abrazaron, se quedaron dormidos, a la hora despertaron, pusieron la pizza a calentar y cenaron. No sabía si se volverían a ver, y ninguno de los 2 estaba seguro de querer repetir, ambos consideraban aunque no lo habían hablado entre ellos, que los mejores encuentros sexuales que se tiene entre personas que la charla no fluye, es el primero, que si solo había buen sexo no valía repetir, aunque había algo latente, no sabían que,  ese ratito abrazados, aunque no querían sobrevalorar ese momento de ternura, ya ambos lo había hecho otras veces y siempre terminaban decepcionados por crearse expectativas ridículas, no, mejor dejar en el recuerdo esa noche.  

sábado, 1 de diciembre de 2018

Los rumbos /3)

Peló y cortó las papas de forma rápida y mecánica, sacó la sartén del bajo lacena, la puso sobre la cocina, vertió el aceite, prendió la hornalla y la puso en fuego moderado. Después de echar las papas, se secó las manos con un repasador que olía feo, Liliana hizo una mueca y buscó el alcohol, en gel que tenia en el aparador.
Sabía que era inútil quitarse el olor, ya que igual el aceite frito dejaría el departamento impregnado de olor por horas, tendría que abrir todo, lavar el piso, echar desodorante de ambiente para que desapareciera, y para nada, porque mañana su hijo le pediría otra comida frita, siempre frito. Comía mal, estaba gordo, pero ya le había hecho comentarios sobre eso y solo conseguía una mirada irritada o un amargo suspiro., Por eso ya no le decía nada, y se alegraba cuando le decía que ya había comido. Estaba harta de prepararle la cena, y de su presencia, aunque no sabia si quería vivir sola, no, no quería, necesitaba alguien en la casa, aunque fuera su hijo, sucio, atenido, pero por lo menos con un trabajo estable. Le dejó la comida en la mesa y se fue a limpiar la cocina, no soportaba verlo comer con la boca abierta, nunca lo había podido acostumbrar a que la cerrar o que no se los labios con el revés de la mano.
Mientras limpiaba sintió las puntadas de la artritis, cada vez eran más fuertes los dolores, suspiró frustrada y siguió refregando. 

sábado, 17 de noviembre de 2018

Los rumbos /2)

Después de contemplar como le había quedado la uña del dedo menique con el esmalte, Florencia dijo:
-Es una mierda.
Arranco un pedazo de algodón, lo bañó en el quita esmalte y lo frotó contra la uña.
Escuchó un llanto, suspiró frustrada y caminó 3 metros hasta la cuna, se levantó la remera y puso al bebe sobre su pezón.
Mientras este chupaba, miró por la ventana, odiaba el edificio donde vivía y todos los que lo rodeaban, era un complejo de departamentos, todos rectangulares, de 6 pisos, con ventanas de 1 metros de largo por 2 de ancho, las paredes exteriores pintadas de amarillo chillón y las persianas de rojo carmesí, desde su ventanas cada vez que se levantaba no veía más que ese amarillo.
Notó que su hijo había parado de succionar, esperó que eructara y vomitara y lo volvió a costar.
Levantó el esmalte y el trozo de algodón y los tiró a la basura, el resto de cosas las guardó en un cajón del bajo mesada.
Agarró el celular, entró en WS, y mandó un audio:
-Estoy sola, bah con el bebe pero es lo mismo no jode, venite.
Recibió un ok como respuesta.
Se miró en el espejo y se cepilló su pelo teñido de rubio oxigenado y planchado hacía apenas 1 hora. Odiaba usar la planchita pero más su pelo crespo, que siempre se le estaba enredando o que cambiaba de volumen según el tiempo.
Recibió otro WS con un audio:
Estoy abajo.
Florencia presionó el portero eléctrico y 2 minutos después estaba besándolo y abrazándolo, él la puso sobre la mesa del comedor, se desprendió el cinto, y bajó el cierre, mientras ella se quitaba la remera.
La corta pollera que llevaba se la levantó, no quería sacársela porque siempre terminaba en el piso y pisada por Brian, ya le había dejado hecho mierda 2 por su impulsividad. El le corrió la bombacha, se  escupió la mano derecha y la pasó por su vulva, 3 minutos después sintió su semen.
Ambos se levantaron y ella manoteó un rollo de papel que había dejado al costado de la mesa para eso, se limpió las piernas y le pasó el rollo a él, después fue hasta el baño, se sacó la remera, la pollera y la bombacha, en rollo una toalla alrededor de sus tetas y fue hasta la habitación, vio de pasada al bebe, seguía durmiendo, se sacó la toalla y se cambió, sintió como Brian entraba al bañó y abrí la canilla.
Después ambos se encontraron en el pasillo, él esperó que ella para para pellizcarle el muslo. Se apoyaron sobre la ventana del comedor y compartieron un porro mientras oían algunas sirenas lejanas de la policía y veía las luces anaranjadas de los faroles reflejando la deprimente mini plaza que había abajo, con todos los juegos y bancos oxidados. 




sábado, 3 de noviembre de 2018

Los rumbos /1)

Todos se colocaron los anteojos al salir del boliche, ya que el sol empezaba a pegar, hacia rato que había amanecido, por lo menos 1 hora y media, estaban tomados, cansados, caminaban casi a la rastra. Agustín se vio reflejado en una vidriera y contempló lo que ésta le devolvía, sintió que tanto él como los demás eran zombies, se reprochó lo obvio del pensamiento, y aceleró el pasó para alcanzar a los demás. Los miró, solo eran conocidos, Paula era la única amiga que tenia dentro del grupo, el resto nada, ni siquiera conocía el apellido de la mayoría, y  de 2 ni el nombre, ya que se los habían presentado esa noche y con lo fuerte que estaba la música no había alcanzado a oírlos. Cuando llegaron a la esquina, se empezaron a separara, la pareja que habían conocido esa noche, tomó un taxi, otros doblaron a la derecha, vivían a 2 cuadras de ahí, las otras 2 chicas se sentaron en una parada de colectivos, hasta que pasara el que las llevaría a su barrio. Se despidieron con un apático chao que ellos respondieron levantando sus respectivas manos derechas.
Agustín y Sonia siguieron caminando, al llegar se sacaron los anteojos.
-Quiero morirme.- Dijo Agustín mientras se refregaba los ojos.
-Ya me extrañaba que no lo dijeras.
-Es que es la verdad, tengo 25 y estoy hecho mierda. 
-Nah, estás di-vi-no.
-Anda a cagar.
-No te pongas loca, eh.
-Como para no, sabes las horas que voy a tener que ir al gym y mantenerme solo mantenerme como estoy dentro de unos años, me quiero morir.
-Qué tragedia.
-Para mí lo es.
-Y si, a ver si no tengo pesadillas con tu culo fláccido.
-Puta.
-Boeh, mirá quien habla.
Agustín se duchó antes de acostarse, era su rutina, siempre que salía al regresar se duchaba.
Se despertó y entrecerró los ojos, las persianas estaban levantasdas y el sol de la una de la tarde lo cegaba, sintió el olor del café recién hecho y se acercó a la mesa.
- ¿Como anda el bello durmiente?
- ¿Por qué mierda subiste las persianas? 
-Y para qué va a ser, para que entre sol, bola, no viste la vitamina D o una de esas que da el sol.
-Ajá, dame café.
-Pagame y te sirvo, boludo, si no ahí tenés la cafetera, la taza en la alacena y la cuchara en el primer cajón.
Agustín se sonrió, y fue a buscar una taza, mientras se servía el café notó las facturas que estaban sobre la mesa.
-Che, te caíste de la cama, facturas, café.
-Ja, viste, no dormí casi nada, no sé, después me voy a tirar por 12 horas, pero ahora ando no tengo sueño.
Se quedaron en silencio, que solo rompía el ruido de las tazas cuando las apoyaban sobre la mesa o el de la cafetera sobre éstas cuando se servían más café, también el de sus masticadas, pero ninguna palabra surgió entre ellos, ambos se esforzaban por recordar la noche anterior, pero casi nunca lo lograban cuando tomaban éxtasis, era un tiempo robado a su memoria, eso les excitaba y angustiaba a la vez. 


sábado, 20 de octubre de 2018

Encrucijadas de la vida /58)

Todos estaban en sus jaulas, donde se sentían seguros, o menos peor que afuera, se encerraban en sus creencias, valores, pensamientos, recuerdos, a veces salían, buscaban distracciones, intentaban ver más allá, pocas veces conseguían algo que los motivara a no volver a la jaula, en general fracasaban cuando más tiempo pasaban fuera de ella, pero dentro se frustraban y tenían que intentar algo para que la jaula no lo fuera, y la llenaban de fantasmas, hechos de recuerdos, anhelos, sueños, esperanzas y fantasías, otras de personas que habían perdido su jaula, aunque encerrarse en la ajena tenía sus consecuencias, pero siempre había quien estuviera dispuesto a pagarlas por compartir una.
Marcos miró lo que había escrito y se le formó una sonrisa irónica, rompió el papel en varios pedazos, y se lo guardó en el bolsillo, lo olvidó hasta regresar a su casa, donde colocó los trozos sobre la parrilla que tenía afuera, casi nueva ya que no le gustaba asar, ni tampoco comer asado o reunirse con gente a comerlo, no se acordaba de la última vez que alguien la encendiera, decidió hacerlo para quemar los papeles, aunque consideraba que era una estupidez gastar un par de troncos en un papel, pero quería ver la leña arder, oír crepitar la madera, ver los diferentes colores que se formaban mientras la llama la devoraba, sentirla crepitar, y eso hizo. Con ella le pareció exorcizar una parte de él, quizás momentáneamente, no sabía, ni quería saber, no le interesaba más que ver el fuego, ver la leña deshaciéndose. Pensó que eso era la vida, unos pocos instantes de fuego, de rojo, azul, amarillo, ardiendo, y luego la nada, las cenizas grises, por eso él había tratado de trascender.
Pensó que tal vez no había solo un fuego en la vida, sino varios, dependiendo de cada uno, de la intensidad y calidad de la madera, pero que la suya ya estaba podrida y no servía ni para leña.
Miró las cenizas, las garró con sus manos y las esparció por el césped. 




sábado, 6 de octubre de 2018

Encrucijadas de la vida /57)

Otra muerte, ya eran tantas en tan poco tiempo que en cierta manera se estaba, a Laura le parecía absurda la idea, pero era un hecho, cuando algo se repite pierde su impacto, en apenas 60 días su hija, su hermana, y ahora su madre habían muerto, y no sabía como sentirse, en el fondo a la que más había querido era a Aejandra, su amor y complicidad duró mucho más que el instinto de protección y cuidado que sintiera por su hija, o el amor y admiración que le provocara su madre en la niñez, además su hermana era la que más había tardado en decepcionarla, a la que más quería y la única a la que extrañaba, todavía no se acostumbraba a que nunca más conversaría con ella, ni intercambiarían miradas cómplices, todavía no procesaba bien todo lo que le hiciera en el último tiempo, cuando de repente se enteró de su enfermedad y posterior muerte, el odio y posterior resentimiento no se habían consolidado, por lo que todavía quedaba el amor, el compañerismo, el vinculo latente. Pero con su hija y con su madre, no, Magdalena desde su regreso había sido una extraña, luego de que pudo decirle todo lo que llevaba por años acumulado, fue como si desapareciera. Recordaba a la mujer que después de 40 años se apareciera en su puerta, llena de arrugas, con menos pelo y encorvada, pidiendo perdón, una imagen patética, de una pobre viejecita, digna de lástima, se suponía que las arrugas y demás achaques debían borrar o compensar el abandono, para ella no, lo más digno que podía ofrecerle era lo que le dio, la verdad, vomitarle todo lo que llevaba décadas guardando, no tenerle lástima.
La muerta que menos voy a recordar, la que velé hace un montón, creo que lo mejor que pude hacer fue no reconciliare, hubiera sido una hipócrita, yo no la iba a perdonar y lo que me hizo lo hizo, no es que iba a volver 40 años atrás y quedarse en casa o llevarnos con ella, no, bien que le gustó irse y dejarnos, sacarse esa caga de encima, no afrontar sus obligaciones como madre, fue un irresponsable, igual que Sofía y que Alejandra, todas irresponsables, todas inconscientes, creyéndose por encima de todo, así terminaron. 

sábado, 29 de septiembre de 2018

Encrucijadas de la vida /56)

El vinculo que por años había tenido con su hijo, de apoyo mutuo y cierta complicidad frente al padre, se había ido gastando. Una vez que Claudia tomará la decisión de dejar a su marido, y mudarse, su hijo logró hacer una vida independiente, sin sentirse cohibido o perseguido por la mirada del padre, empezó a no necesitar la aprobación de la madre, a tener sus propios amigos y privilegiar ese vinculo por encima del que tenía con Claudia. Ésta sabía que era lo mejor para él, lo más adecuado, orgánico, necesario y normal, pero en el fondo se sentía vacía, ya no tenía a quien dedicarse, a quien contener, solo a sus pacientes, pero la contención que estos necesitaban y que ella les brindaba, era mecánica y momentánea, así tenía que ser las relación medico-paciente, que igual a veces le daba ciertas satisfacciones o amarguras, dependiendo del día.
Necesitaba algo más, pero no quería tener una pareja, la horrorizaba repetir el mismo patrón de conducta, caer en otra relación tóxica, y nunca había sido buena para tener amistades, le costaba abrirse con los demás, las pocas veces que lo intentaba se sentía falsa, estúpida, desesperada, por eso nunca pasaba de conversaciones de una cotidianidad de lo más insulsa con la mayoría de sus colegas, así como con las enfermeras, solo trivialidades o consultas, nada intimo, nada trascendente, nada agradable, nada que pudiera convertirse en algo más, en una invitación aunque fuera a tomar mates. Eso la empezó a frustrar, sobre todo los días francos, las horas que no dormía las pasaba vagando por la casa, que no limpiaba porque tenía una señora que iba 3 veces a la semana, a veces pensaba si eso la entretendría, pero odiaba el trabajo de ama de casa, le parecía esclavo, tampoco le gustaba sentarse a ver series, le aburría tener que seguir una historia por más de 2 horas, y películas muy de vez en cuando, en general le resultaban absurdas o cursis.
Un día franco decidió que en vez de hacer 1 hora en la cinta eléctrica que tenía en la habitación, saldría a la laguna de la ciudad, y en una vez allá, comenzó a acelerar el paso, primero trotando y luego corriendo, la sensación de libertad, éxtasis,  la sorprendió, le gustaba sentir el viento en la cara, su respiración acelerada, su cuerpo en movimiento, era una energía atípica para ella, y le encantó experimentarla, recorrió toda la laguna y volvió trotando hasta su casa, bañada en sudor pero alegre, quería contarle a algo lo que acababa de vivir, pero se dio cuenta que no tenía a nadie que le interesará, su hijo la felicitaría esperando que con eso fuera suficiente para que seguirla escuchando, sus compañeras de trabajo menos, en el mejor de los casos también le darían una respuesta falsamente alentadora y cambiarían de tema. Por eso después de dudarlo por unos minutos, decidió googlear el club de corredores más cercano. 

sábado, 22 de septiembre de 2018

Encrucijadas de la vida /55)

Y aceptó salir con él, ser su pareja, no quería usar la palabra novios para definir lo que era, lo consideraba sinónimo de juventud. Se mudaron juntos, luego de que Laura alquilara su casa y con esa plata más la de Gustavo se costearán el alquiler de un departamento, cada uno con su espacio, con sus silencios, con sus angustias, frustraciones, se acompañaban, se escuchaban, aunque ninguno hablaba demasiado, les pesaban demasiadas cosas como para hacer que el otro las cargara, además lo consideraban algo inútil, lo que les había pasado en la vida, las decisiones que habían tomado, los errores, las tragedias, eran irreversibles, ambos a su modo trataban de olvidar, de construir algo nuevo, pero sin grandes expectativas. Solo querían acompañarse el uno al otro.
Laura a veces se sorprendía de no haber pensado en todo el día en su vida anterior, lo consideraba un triunfo, aunque sabía que al siguiente tal vez anduviera con la cara de Sofia pegada a sus pensamientos, o la de Benjamín, o Jorge, o Andrea, o su madre, pero lo toleraba, cuando llegaban trataba de mantenerse ocupada, de no forzarse por borrarlas porque era peor, sino aceptarlas como parte de su persona, convivir con ellas.



sábado, 8 de septiembre de 2018

Encrucijadas de la vida /54)

No sé veía dormida, sino como lo que era, un cadáver, había adelgazado mucho desde la última vez que la viera, y el maquillaje recargado, apenas disimulaba la palidez amarillezca.
Laura no sabía muy bien qué hacía ahí, quizás ver que su hermana estaba muerta, saber que la persona que le había mentido y traicionado, iría a parar a un ataúd. No sintió satisfacción, tampoco remordimiento por no haber ido a verla en sus últimos días, solo pena por la relación que tuvieran desde que tenía memoria hasta que su hermana decidiera cagarse en ella. 
Vio a su madre que volvía del baño, ambas se miraron, sin saber qué decirse, o siquiera qué gesto hacer. 
Sin saberlo, ambas sentían lo mismo, estaban agotadas y no tenían ningún interés por remedar relaciones, les parecía algo inútil, impostado. 
Laura salió del velatorio, se subió al auto y manejó hasta la casa de su amante. Cuando él le abrió la puerta, lo besó y le dijo:
-Cogeme.
Quería librarse, no pensar, un shock de adrenalina.
Después de acabar, él se dio vuelta y buscó el jean.
-Estoy podrido que me uses de sementl.
-Ay por favor, no estoy para que me pses facturas.
-No, no estás para nada, bah para que te coja, para eso si venís.
-Ahora te molesta que quiera coger, deberías estar feliz que no te rompo las pelotas.
-No, solo me las vacías.
-Ordinario.
-Okey, soy ordinario, no podes esperar mucho más de un pija con piernas, porque otra cosa no soy para vos.
-No puedo empezar nada ahora, entendelo, sabes todo lo que me está pasando.
-A mí también me pasan un montón de cosas, y no me gusta sentirme usado.
-Yo no te obligo a nada.
-No, pero así no quiero seguir.
Si me visto y me voy, se acabó, vuelvo a la la nada. Quiero estar sola, quiero no tener a nadie. No sé tampoco si quiero empezar a tener una relación, empezar o tratar de querer a alguien, de preocuparme por él, de que signifique algo en mi vida y yo en la de él.
-Perdóname, tenés razón, ahora no puedo hablar de esto, no quiero que sea así, pero si querés mañana o pasado nos vemos y charlamos más tranquilos.
-Okey...

sábado, 1 de septiembre de 2018

Encrucijadas de la vida /53)

Ya no sé culpaba por la suerte de sus hijas, consideraba que achacarse los fracasos y tragedias de ambas, era puro narcisismo, si, ella tuvo que ver, pero también las decisiones de cada una, lo que podía hacer era estar, tratar de consolarlas o alejarse en el caso de Laura, ella nunca la perdonaría.
Alejandra tampoco me perdonó, bah no sé, no creo que piense en eso, necesita a alguien con ella, y yo soy lo único que le quedó. No es que merezca más, yo, ella...tampoco, pobre hija, salió igualita a mí, egoísta, se cagó en todos y así está. Por lo menos no trajo hijos al mundo. Igual no sé como estaría yo de no haber tenido hijos, por lo menos ahora vivo para ocuparme de Alejandra, algo hago, y no solo esperar mi muerte.
Cada día se ve peor, más pálida, ojerosa, por suerte a mí el cáncer ya me agarró a la vejez viruela, me va matando sin joderme, pero a ella, la está destrozando, y yo acomodándole la colcha, como si eso fuera a servirle de algo. Ojalá le provocara lo mismo que cuando era chica, y se ponía de costado después de que le subía la colcha.
Alejandra con esfuerzo y ayuda de Magdalena pudo sentarse en la cama, le pidió a ésta que acercara su oído a su boca, Magdalena lo hizo, y Alejandra le susurro:
-Gracias.
Luego intentó una caricia, pero apenas alcanzó a rozar la mejilla de Magdalena, cerró los ojos, y se durmió.
Magdalena se llevó las manos a los labios para que no se oyeran sus llantos, quería decirle tantas cosas, pero sabía que su hija no tenía la fuerza par escucharla.
Sabía que posiblemente ese gracias fuera lo último que oiría de Alejandra.
Corrió al baño, se lavó la cara, y luego volvió al lado de su hija, pocas horas después, antes de que amaneciera, Alejandra moría.



sábado, 25 de agosto de 2018

Encrucijadas de la vida /52)

Sentir las yemas de sus dedos apretándole la espalda, su lengua en su cuello, en sus senos, sus dientes en su hombro, y ella a él, nunca había disfrutado disfrutado realmente del sexo, solo en la juventud, y más porque era algo nuevo, pero después, cuando se puso de novio, y luego al casarse, se convirtió en algo tan rutinario, simple y predecible como hacer la comida, poner la mesa, lavar los platos, o tender la ropa, y lo hacía con la misma falta de entusiasmo, como algo ineludible y necesario, aunque a diferencia de las otras actividades, ésta cada vez era menos asidua, Jorge la buscaba primero 4 días a la semana, luego de que nacieran Benjamín y Sofía, 1 vez, después cada tanto, y Laura eso le habí provocado sentimientos encontrados, por un lado alivio y cierta satisfacción, como cuando a alguien le quitan un responsabilidad, una tarea, como si su marido hubiera empezado a hacer la comida o lavar los platos, pero también le provocó frustración, amargura, sabía que significaba que ya no la deseaba, aunque ella no se lo pudo reprochar, porque el sentamiento era mutuo, pero le dolió en el ego, y por eso dejó de pensar en el sexo, lo anuló como los infantes, concentró su libido en los estudios de su hijo, en que llegara a ser alguien importante. Pero cuando eso se desinfló, cuando sus ambiciones perdieron base, sentido, los deseos resurgieron, haciendo que en un primer momento se sintiera furiosa consigo misma, tenía más de 50, estaba más cerca de la vejez que de cualquier otra edad, dentro de pocos años, y sabía que el tiempo pasaba cada vez más rápido, sería una vieja, no tendría chances de estar con nadie que no fuera un igual, un viejo, que seguro esperaría que ella fuera una especie de enfermera, como quería casi todos los hombres ancianos que estaban separados, divorciados o eran viudos.
Por eso cuando el ex futbolista la llamó, se decidió a que si le daba la más mínima indirecta, avanzaría.
Cuando él le dijo de verse en un bar, le alegó que no, que no quería que nadie la reconociera, que si podía ir a su casa, él aceptó y le pasó la dirección.
Se cambió innumerables veces de ropa, otras tantas estuvo viendo los diferentes tonos de labial, de delineador, después los zapatos y el pelo.
Para qué, si le caliento, con que vaya más o menos presentable, va a pasar y si no, aunque parezca una reina, de hecho si lo hago me voy a ver ridícula, toda emperifollada para verme con un tipo que apenas conozco, un vieja desesperada y patética...lo que soy, pero no es necesario que sea tan obvia.
Se arregló discretamente, eligió el labial más tenue, el pelo suelto, y un vestido entallado, pero discreto.
Él le habló de su hijo, Laura no quería pensar en hijos, ni en la paternidad, ni en la familia en general, estaba harta de los vínculos filiales, de lo que deberían ser, de lo que eran, de lo que podrían haber sido, de los errores de los padres, de la crianza de los hijos, de los patrones que se repetían y la mar en coche, no quería, basta de eso, quería sentirse viva, y la palabra hijo, solo la podía relacionar con la muerte.
Por eso lo miro insinuante, para que él no se dudara de sus intenciones le tomó la mano, si la sacaba, se levantaría de la silla y si te he visto no me acuerdo, no le interesaba en lo más mínimo seguir con la charla, de hecho necesitaba que se acabara, y se alegraba de haber hecho ese movimiento, porque por lo menos así había conseguido que se callara.
Él le correspondió la caricia, ella con la mano libre le acarició el cuello, él le beso el revés de esa mano, ambos se levantaron y se besaron, con furia, como si fuera un acto de catarsis, él la levantó y la llevó en andas hasta la habitación.
Una vez que él acabó y se recostó a su lado, abrazándola, se le vino todo a la mente, Benjamín, Sofía, Alejandra, Jorge, todas las frustraciones, los fracasos, su edad, lo que era, lo que quiso ser, lo que nunca sería, pro decidió borrarlos, que desaparecieran de su mente, que  no le arruinaran ese instante, su orgasmo, la conexión que acababa de tener. 

sábado, 18 de agosto de 2018

Encrucijadas de la vida /51)

No le sorprendió que su hermana no apareciera, al contrario, y hasta se sintió satisfecha de que ella se mantuviera leal a sus principios.
Pero Marcos si fue, estaba ahí frente a ella, y al verlo, lloró, contrajo los labios para que no se le convirtiera en una mueca la cara, no quería que él se conmoviera, no sabía lo que quería de él, o si, pero era imposible.
-Estás hecha mierda.
-Viste, no hay caso, sin vos no soy nada.
-Qué novedad.
-Nada, miraba los anuncios de campaña.
-La plata que te hice ahorrar, eh.
-Ni hablar, y el tiempo.
-Por fin alguien que me debe algo y no al revés.
-Para vos siempre estuve en deuda...
-No, creo que yo también pensaba eso, pero en el fondo sentía lo contrario, que yo estaba en deuda con vos, que no era suficiente.
-No fuimos lo que el otro necesitaba.
-Puede ser, aunque yo te quise y te odié, mucho más que vos a mí.
- ¿Querés que te lo agradezca?
-No, no es un reproche tampoco, es solo un reconocimiento, a mí estupidez, a mí soberbia, a mí terquedad.
-La lucidez de los moribundos.
-Vos lo debes saber mejor que yo, tu esposa la debió tener.
Se hizo un silenció profundo entre ambos, que solo rompían los ruidos de fondo que había en una clínica, ambos se miraron con desprecio, reproche, odio.
-Me alegro de nunca haberte llegado a querer ni cerca lo que la quise a ella.
-Si querés hacerme mierda con eso, lamento decirte que todo lo contrario, me alivia, porque me confirma lo que siempre sospeche, lo que siempre estaba ahí y no quería ver, ni reconocer.
-Ya que esperas verdades obvias, te voy a decir ésta y me voy, no porque sienta vergüenza, ni nada, solo porque me parece inútil estar acá, pero bueno, ni siquiera el frustrarme mis posibilidades presidenciales dio en mi vida la importancia que tuve en la tuya, es lamentable que desperdiciaras tu existencia obsesionándote conmigo, pero bueno, es lo que vos elegiste. 

Encrucijadas de la vida /50)

Flor de viva, como se está muriendo quiere purgar sus culpas, obvio, no le voy a ir a hacer reproches a alguien que se la está comiendo el cáncer.
Laura pensó en la muerte de su hermana, que era como morir un poco ella, tenía 2 años más que Alejandra, y siempre se habían visto o si no hablado por teléfono y en los últimos años mensajeado por wasshap, hasta que se enteró de que la había traicionado, y desde ese momento nada, en parte ya había muerto, sabía que aunque no hubiera tenido cáncer, su comunicación igual estaba muerta, de hecho el cáncer podía hacer que lo reconsiderara, so esperaba su hermana, si le había pedido que fuera a verla era apelando a la lastima, apelando a que la enfermedad la conmoviera, pero esperaba que la conociera mejor que eso como para saber que no.
Nunca había creído en el perdón, le parecía que era algo falso, hipócrita, y una falta de respeto con uno mismo, algo indigno.
Si su hermana se estaba muriendo, eso no la eximia de lo que había provocado, tampoco se alegraba de su muerte, pero no pensaba ayudarla a lavar sus culpas, ni escuchar sus excusas, ni abrazarla y desearle que se fuera en paz, todo eso se le hacía repugnante, lo mejor que podía hacer por Alejandra era no verla.

sábado, 4 de agosto de 2018

Encrucijadas de la vida /49)

Miró por la mirilla quien había tocado el timbre.
Qué hace ésta acá.
Miró su departamento, no estaba sucio porque la costumbre de décadas de lavar lo que ensuciaba después de usarlo, hacía que no tuviera ninguna taza, plato o cubierto sucio o fuera de lugar, el piso estaba barrido, pero notó pro primera vez el olor a humedad, buscó en el bajo mesada el desodorante de ambiente, echó medio pomo y luego abrió la ventana.
Abrió la puerta.
-Claudia...
No sabía qué más decir, no entendía qué hacía ahí, seguro había ido a dar el pésame atrasado, calculó que debió estar trabajando cuando fue el velorio, y venía ahora, pero no entendía muy bien por qué, habían hablado solo un par de veces, y tampoco lo consideraba necesario, además no tenía ganas de escuchar de vuelta palabras condescendientes, ni tampoco hablar.
-Hola Jorge...quería hablar con vos...de...
-Sofía, mira Claudia, eh si venís a darme el pésame te lo agradezco de verdad, pero no tengo ganas de hablar con nadie, no quiero ser desagradable, seguro venís con la mejor, pero no puedo, perdona.
-No, no es eso, yo...atendí a Sofía.
Jorge le indicó que pasará y también sin abrir la boca, solo con un movimiento de cabeza le indicó que se sentará.
Claudia lo hizo, juntando las rodillas, cerrando sus manos, hasta formar 2 puños con ellos y colocarlos sobre sus muslos.
-Vos fuiste la que...
-Yo era la doctora de guardia cuando la violaron.
-¿Para qué viniste Claudia? ¿A mí de qué me sirve saber esto? me hace mierda, te sentís culpable, anda a un psicólogo, qué querés que te pregunte como estaba, por qué no me lo contó, yo no sé por qué no lo hizo, nunca lo voy  saber, y no creo que vos lo sepas, no sé a qué viniste.
-Yo tampoco, pero pensé que tenías que saberlo.
-No sé para qué, para terminar de hacerme mierda. Pero bueno, si querés habla, contame todo.
A qué vine, pelotuda que soy, qué mierda hago acá.
No entendía por qué estaba ahí, hacía días que se sentía culpable, pero estar ahí, qué le podía decir a su padre, no le ofrecía ningún consuelo, no le podía decir que Sofía lo hubiera mencionado, ésta ni siquiera sabía que ella vivía enfrente de la casa de sus padres, y Claudia en ese momento tampoco, se enteró luego cuando le fue a decir algo a la enfermera y ésta le susurró quien era, aunque tampoco al saberlo dijo nada, no quería predisponerla. Eso era lo que la hacía sentirse culpable, no haberle dicho que hablara con sus padres, igual Sofía solo la hubiera puteado, pero ella podría estar ahora tranquila por intentarlo. Eso era lo que buscaba, tener la consciencia tranquila, sacarse de encima la culpa, que Jorge la perdonara.
Se le murió la hija y yo queriendo que lave mis culpas, no puedo ser tan mierda.
-Nada, perdona.
Se levantó, Jorge no sabía si quería escuchar lo que Claudia podía contarle, el saber como estaba su hija en ese momento, sentía que era regodearse en el dolor, en algo que solo le provocaría una angustia inútil, dolorosa, asfixiante, saber que Sofía en ese momento estaba hecha mierda y ni siquiera pensó en contarle a sus padres, en pedir su apoyo, en refugiarse en ellos, aunque en el fondo tampoco hubiese querido eso, estaba seguro que si su hija hubiese hecho eso, el resultado sería le mismo, una muerte diferente, quizás no tan certera, sino lentamente, con días en los que creyera que podía olvidar, que podía recuperarse, con él diciéndole palabras dulces, contenedoras pero en el fondo fastidiado, aburrido, recriminándole internamente el que fuera así, sintiendo que tenía la culpa de lo que le había pasado, estando ahí con ella por obligación, pero no por convicción, ni en el fondo por amor, él quería a la niña que alguna vez había sido, no a la adolescente rebelde, con esa solo era condescendiente porque jodía a Laura, era una forma de que ella se sintiera mal, frustrada, y aunque él también y más todavía porque siempre había tenido más expectativas con ella que su mujer, el saber que a ésta le molestaba la forma de ser de su hija, representaba un secreto placer, casi irreconocible hasta para él mismo, recién ahora podía afrontarlo, aceptarlo.
Si, la hija había sido su caballito de batalla, y el de Laura, Benjamín, ambos terminaron desprendiéndose de sus jinetes y pateándolos en la cabeza, tal vez con justicia.
Mientras reflexionaba vio que Laura se iba, cerró la puerta luego de que saliera.



sábado, 28 de julio de 2018

Encrucijadas de la vida /48)

Cuando fue a pedir trabajo a la zona franca, todos lo rechazaron, Benjamín, no podía creer que a alguien con sus estudios que se ofertó en los menores puestos, que presentó una actitud resilente le hicieran eso, hasta que cuando preguntó de forma histérica a uno de sus posibles jefes, este le dijo:
-A vos te prohibió uno de arriba, parece que tenés un enemigo en Argentina que conoce gente importante, acá no vas a conseguir nada, así que mejor olvidate.
Benjamín llegó al departamento que alquilaba con otros meseros y llamó a Marcos.
-Como mierda te atreves a llamar, pendejo de mierda.
-Lo voy a denunciar a los medios.
-Hacelo, seguro un hijo de puta como vos, consigue mucha empatía, y sobre todo trabajo después, muchos van a querer contratar a alguien que se hace la victima y denuncia corporativismo empresarial, no sabes ni bien me denuncies, te van a llover las ofertas, pelotudo.
-Por lo menos usted se va a hundir.
-Más, no seas idiota, ponele que en el mejor de los casos alguna de mis empresas se funde, que te crees que me voy a quedar sin 1 peso, de verdad no sé como alguna vez te consideré una persona inteligente.
De verdad hacete un favor y busca otra profesión, y sácate la idea de ser empresario o tener algo que ver con los negocios, porque somos pocos, y nos conocemos todos, y yo me voy a asegurar que a vos se te cierren todas, en Argentina, Chile, Perú, en Estados Unidos, aunque ni vas a poder entrar ahí sin un trabajo, donde vayas, tengo negocios y conozco a muchos en todos lados.
Benjamín cortó, no entendía para qué había llamado, suponía que para descargarse.
Lo iba a putear y me descanso, como siempre, y encima tiene razón, no tengo chances.
Siguió trabajando 11 meses más en Chile, doble turno, ahorrando casi todo lo que ganaba, para luego volver al país y ponerse a estudiar otra carrera, se decidió por la que menos ingresos tenía, y una que casi garantizaba salida laboral, aunque nunca le había interesado en lo más mínimo.
Meteorólogo, pero bueno, siempre he jodido con que soy resilente, a ver si es cierto.
La carrera le resultaba difícil y aburrida, pero buscó la forma de interesarse en ella, cada cifra, estadística, palabra complicada de retener que estudiaba, se obligaba a visualizar tormentas, rayos, vientos, ver lo fascinante en todo eso, así empezó a interesarse en las materias, a compartir estudios con sus escasos compañeros, apenas 4, y descubrió que le interesaba, era un mundo diferente al que se había movido siempre, casi parecía otra dimensión, y le empezó a agradar.


sábado, 21 de julio de 2018

Encrucijadas de la vida /47)

Murió la periodista que se cagó en toda su familia por despecho.
Ese puede ser el encabezado, otro: Nadie fue al entierro.
Miró los resultados de sus exámenes, y confirmó que tenía cáncer de páncreas, ella sabía que era una condena a muerte, que como mucho le quedarían 6 meses de vida.
No tengo nadie de quien despedirme, con quien llorar, bah capaz que alguno llora de alegría, al saber que la vida cobró lo que les hice.
Actúe con tanta impunidad como los que no tienen nada que perder, así que mi inconsciente adivinó esto, interesante.
Nunca tuve el miedo de Laura a la vejez, la sentí algo ajeno a mí, y bueno resulta que lo era, no voy a llegar ni a los 50, me ahorro las arrugas profundas, los saleros, los achaques, las pastillas para la presión, las quebraduras de cadera, la artritis, la artrosis, es casi para que me ponga contenta.
Qué debería hacer mientras no me duela nada, mientras no vomite cada 2 minutos.
Hacer un viaje, agarrar esas promociones de Internet y recorrer media Europa en un mes, 3 días en cada país, dejarme marear por diferentes idiomas, sabores, olores.
Por ahí me vendría bien, pero no sé, seguiré cargando con quien soy, pero bueno, por lo menos ya sé que no será por mucho tiempo, tengo ese alivio por lo menos.

sábado, 14 de julio de 2018

Encrucijadas de la vida /46)

No tenía carrera, nadie contrataría al protagonista de uno de los grandes escándalos mediáticos argentinos de la última década, su imagen siempre estaría ligada a ese momento, y por lo único que lo convocarían en una posible entrevista laboral era para ver en persona al homosexual que había querido vivir de una pobre niña rica, al oportunista, al comprado por el padre.
No iba a tener otra opción que empezar de cero, aunque no sabía qué, ni con qué plata.
Por ahora lo único que quería era desaparecer, por eso se cortó el pelo casi hasta quedar rapado y después se lo tiñó de rubio platinado, no entendía por qué ese horrible y exagerado color estaba de moda entre los hombres, pero le servía para camuflarse, en el colectivo de larga distancia que tomó, se encontró a otros 2 con el mismo color.
Llegó a Córdoba 10 horas después, y de ahí tomó otro colectivo a Calamuchita, pagó un hotel, el más barato que encontró, porque no quería verse obligado a interactuar con nadie en un hostel.
Benjamín, se enceró en el cuarto, de paredes azules repleto de cuadros con paisajes de las sierras, todos cursis y chillones.
Se miro al espejo, estaba más flaco, más blanco, recordó que hacía semanas no iba al gimnasio, y tampoco se bronceaba, ni se había depilado las cejas para que no se le transformaran en una sola, realmente no parecía el mismo.
Ahí podría quedarse como mucho 1 mes, había vendido su auto, la mayoría de sus trajes, 2 pares de zapatos y un reloj de oro.
No era que si pasaba del mes se quedaría sin 1 peso, pero tampoco quería llegar a ese extremo, además no seguiría en Calamuchita, pasaría ahí 2 o 3 días y de vuelta a Cordoba y de ahí, no sabía, tal vez al norte. Se sonrió, siempre había odiado el norte, pero ahora lo buscaba, buscaba ese refugio que daba el saber que las pocas personas que se encontrara serían mochileros, en general extranjeros camino a Bolivia.
En Calamuchita se fue hasta el circuito de los lagos, se dejó embargar por el paisaje, no podía creer lo mal retratados que habían sido en los cuadros que colgaban de su habitación, con lo fácil que consideraba podría haber sido para el pintor calcar la belleza del lugar.
Ver los arboles, escuchar a los pájaros, el flash de los celulares y cámaras de fotos de los diferentes turistas. 
Siguió viaje hacía el norte, y terminó en La Rioja, la ciudad era fea y pequeña, siguió hasta Catamarca, que como La Rioja, lo impacto por sus bellos paisajes naturales y lo insulsas y poco atractivas que eran sus ciudades capitales.
De allí partió hasta Jujuy, no sabía hacía donde seguir o volver, en un hostel, ya había dejado los hoteles por una cuestión presupuestaría, se encontró con unos universitarios que iban hasta San Pedro de Atacama, los acompañó hasta allí y de ahí tomó un colectivo hasta Iquique.
Pensó en quedarse un tiempo en la ciudad luego de escuchar que había bastante trabajo, hizo sus papeles, y empezó a trabajar de mozo.
Sabía que en la ciudad funcionaba la zona franca, y decidió que esa era su oportunidad de comenzar un negio. 

sábado, 7 de julio de 2018

Encrucijadas de la vida /45)

No sé qué ropa le gustaba ponerse, seguro ninguna que yo pudiera elegir.
Qué mierda agarro, estos trapos horribles, llenos de colorinches, ropa de puta.
Nunca le dije nada, no quería ser severo, tal vez si lo hubiese sido, terminaba peor, ja, peor, pelotudo que soy, como podía terminar peor que esto.
Sofí, chiquita, siempre fuiste débil, frágil, no pude protegerte, cuidarte, ver  como podías ser más fuerte, ayudarte a sacar de adentro tu fuerza, involucrarte en algo bueno, en algo que te hiciera sentir bien, realizada, útil, y no toda la mierda en la que te metiste.
Hija, nunca entendí tu vida, nunca te entendí, nunca pudiste ser lo que me habría gustado que fueras, ni siquiera ahora, pero no quiero que te pongas estos trapos, quiero que te veas como me habría gustado que fueras, una chica dulce, profesional, buena persona.
Dejó de revisar la valija llena de la ropa que había metido luego de que la policía le autorizara a sacarla, y buscó entre los cajones, recordaba haberle regalado una blusa blanca y un pantalón, Sofía al abrir la bolsa, se había reído.
-Papa, de verdad te crees que voy a usar esto, querés que ande disfrazada, déjate de joder, encima la compraste en esa tienda horrible, ni siquiera puedo cambiarla por otra.
No me importa, ya no estás, hija, por lo menos dame un gusto, después de muerta, lo que nunca pudiste hacer en vida.
Después fue a la habitación Laura, sacó un labial de color rojo, un esmalte de lo que le pareció la misma tonalidad, y unos zapatos que sabía que Laura no usaba porque le le hacían doler los pies, también agarró las primeras medías de nailon que encontró en uno de los cajones, embolsó todo y se fue hasta la funeraria. 
Al ver su cuerpo vestido con la ropa que le regalara, la imaginó feliz, que fuera una profesional.
Vio en su mente charlas con ella, su mirada de admiración, de orgullo, de satisfacción por los logros imaginarios, por sus títulos, por sus vivencias, por su vocabulario y sus modos elegantes, por su perfume caro, por verla plena.
Después visualizó el cajón, la sala, la gente.
Sintió ganas de gritar, de llorar, de putear, pero solo se sentó al lado de Laura, esperando el pésame de familiares y conocidos.  


sábado, 30 de junio de 2018

Encrucijadas de la vida /44)

Le parecía hasta burdo el acumulado de desgracias que había sufrido en apenas 1 semana, la exposición en la fallida boda de Benjamín, la traición de su hermana, la muerte de su hija, le costaba asimilarlo, era grotesco tanto a la vez.
No sabía como asimilarlo, se sentía incapaz hasta de llorar, de llegar a comprender todo lo que le estaba pasando.
La impotencia la aplastaba, por lo que para ir al velorio, se bañó, vistió, calzó, de forma automática, como viendo a otra persona hacerlo, escuchó los te acompañamos, rezamos por vos, estamos para lo que necesites, qué desgracia, una pena, contas conmigo, se fuerte, refúgiate en Dios, sos fuerte, vas a salir adelante.
Laura repetía, gracias por venir, gracias, gracias, se sentía una grabadora, todas las caras que pasaban frente a sus ojos, se le hacían las mismas.
A la madrugada, solo quedaban Benjamín y Ricardo junto a ella, se acercó al féretro y volvió a ver a Sofía, un muerto nunca se veía dormido, por más maquillaje que se le pusiera encima, se veía como lo que era, un ser sin vida, que comenzaría a pudrirse dentro de unas horas, a largar líquidos, a agusanarse.
Nunca más la oiría llorar, ni reírse, ni hablar, ni vería su mirada, ni nada, de hecho y no estaba frente a ella, eso que estaba viendo era su cuerpo, su caja, no su persona, esa ya no existía, ya se había extinguido para siempre.
Si fuera otra, creería que nos veríamos a en el paraíso, pero si eso existiera, que no, ni vos ni vos lo pisaríamos.
Además, qué voy a hacerme, la que tendríamos una buena relación, la que si vivieras habríamos encontrado la forma de entendernos, no, imposible.
Yo no supe ser una buena madre, ni vos una buena hija, no te voy a inventar cualidades que no tuviste, ni tampoco a hacerme la mártir, yo tampoco supe inculcarte muchas cosas, pero vos también elegiste no aprenderlas, no se necesita siempre tener buenos padres para tener una vida llevadera, incluso prospera.
Tal vez sea miserable lo que pienso, tal vez debería culparme por todo, pero no lo siento así, en ese caso la forma en la que soy yo, la culpa sería de mi madre, y la de ella de su madre, y así qué fácil, nadie tendría la culpa, no, yo acepto mis fallas, no supe ser una buena madre, ni vos una buen hija, ni una buena persona, que hiciera las cosas bien. La muerte no te redime de las barbaridades que hiciste, aunque también te paso de todo, me cuesta pensar en lo que te hizo ese tipo, me bloqueo, no puedo asimilarlo, me duele más que tu muerte, aunque lo que la provocó.
Es muy cínico que la vida nos terminará dando la razón a las 2, cuando nos decíamos la una a la otra que estábamos mal, equivocadas, que lo que hacíamos era una mierda, si, lo era, las 2 nos pasamos construyendo sobre cimientos de mierda, y así nos fue.

sábado, 23 de junio de 2018

Encrucijadas de la vida /43)

No iba  escuchar su historia persona, no quería, de nada le iba a servir saber qué había provocado sus traumas, o si se debía solamente a que era un psicópata, las enfermedades no tenían justificación, menos una con la que se nacía, se cargaba y listo.
Sofía lo volvió a drogar, y le puso una bolsa de plástico en la cabeza, vio como ésta se inflaba y se contraía cada pocos segundo, luego más lentamente hasta que dejó de hacerlo. Espero unos minutos para sacársela, y cuando lo hizo se encontró con el rostro pálido de Alejo.
No quería reflexionar sobre lo que acababa de hacer, porque era capaz de darse una sobredosis, lo sabía, pero no era esa la solución, qué le esperaba si no lo hacía, no podía deshacerse del cuerpo ella sola, no quería involucrar a Gustavo, ni tampoco ir presa, no sabía qué hacer, hasta ese momento solo le había importado matarlo, eso fue lo que la movilizó, ahora hecho, no tenía nada más que hacer, ni quería tampoco, porque sabía que la satisfacción por haber logrado lo que se había prometido, se le iría pronto, que seguiría tendiendo las mismas pesadillas, que no dejaría de ser una mujer violada, que ahora era una asesina, y que no importaba los motivos, si se descubría lo que acababa de hacer, iría presa, donde volvería a ser violada, y no sería una vez, sino repetidas veces, por diferentes personas, se volvería un hecho rutinario, sabría que a una hora del día, alguien pasaría la lengua por su cara, y luego la introduciría en su boca, o simplemente se limitaría a meter sus dedos en su vagina o en su ano, u otros objetos, sería la putita del penal, y en el mejor de los casos terminaría matando a alguna otra inmundicia como ella, y se convertiría en alguien "respetable", con quien no se meten, una jefa o como mierda le llamaran ahí a las líderes.
Y si no, cuál era el camino, involucrar a Gustavo, quién sabía él de deshacerse de cuerpos, seguro le pediría ayuda a su nuevo dealer, y se metería en otra mierda, en el mejor de los casos el tipo los ayudaba a cambio de que vendieran la droga y le pasaran casi todas las ganancias si no todas.
Y la relación entre él y yo, bueno, ya no hay relación, se queda conmigo, ni siquiera, me deja quedarme acá por lástima, se siente responsable, pero ya no me quiere, ni yo lo quiero a él.
Sería otra cárcel, menos pervertida e inmunda, pero interiormente igual de sórdida y lúgubre.
No tenía forma de cambiar su destino, desde el momento en que había decidido matar a Alejo, o desde que este decidiera violarla, un cto consecuencia del otro, 2 vidas acabadas.
Tomó una jeringa, la llenó de droga, y se la inyecto, inmediatamente repitió la misma acción, hasta que sintió un dolor muy fuerte en el corazón y en la cabeza, luego nada. 

sábado, 16 de junio de 2018

Encrucijadas de la vida /42)

-Gracias por aceptar esta entrevista, Isabella.
-Gracias a vos, por todo.
-Creo que mejor que preguntarte, es escucharte, así que, contanos todo lo que quieras, lo que sientas, lo que necesites expresar.
-Repetirte mi agradecimiento, gracias por hacer llegar copias a mí departamento el día de mi boda donde se veía y oía a mi padre hablando con mi prometido.
Gracias por abrirme los ojos, gracias por hacerme quedar como una pobre niña rica, bueno, eso no es mérito tuyo, sino de mi padre y un poco mío también, pero quiero reconocer tu granito de arena.
Sé que eras la amante de mi padre, yo también tengo fotos, vídeos, y demás, todos en el medio lo sabían, pero te protegían, por corporativismos, creo que en el periodismo es donde más fuerte es, bueno en este país creo que no hay área que se salve de eso, pero por suerte las redes sociales no se silencian, ya ahora en este momento todos deben saber que fuiste la amante de mi padre y que todo lo hiciste por despecho.
Ojo, no te lo reprocho, mi padre es una mierda, y ojalá nunca llegue a ser presidente, pero vos sos otra mierda igual o peor que él.
Peor creo yo, porque sos hipócrita, cínica, te abanderas detrás de la honestidad intelectual, y sos la persona más miserable que puede haber.
Mi padre se tendría que haber casado con vos, son tal para cuál.
Isabella se levantó, se quito el micrófono, lo dejó sobre la mesa vidriada y caminó hasta la puerta del estudio, una cámara la seguía, pero esta vez no huía de ella, sino que la miraba desafiante.



Encrucijadas de la vida /41)

A los 12 años, Sofía se subió por primera vez al auto de su padre como conductora, estaba nerviosa, las manos le sudaban, pero ya sabía de memoria lo que se suponía que tenía que hacer, hacer girar la llave, poner el pie en el embrague, luego apretar el cambio, ir sacando suavemente el pie del embrague y apenas rosando el acelerador, hasta que el auto arrancara.
Lo había logrado luego de 3 intentos, ya cuando empezaba a frustrarse el auto arranco, se paro cuando quiso poner segunda y le costó varios intentos más, volverlo a poner en movimiento.
Cuando llevaba menos de 1 cuadras, sintió que pasaba por encima algo, creyó que era una piedra, pero cundo miro por el espejo del retrovisor, se paralizo, y el auto unos metros después, y que había sacado el pie del acelerador.
No podía escuchar lo que su padre le día, se bajó del auto y llegó hasta donde estaba la victima, un perro cachorro, recordaba que la perra de su vecino había parido hacía casi 1 mes, ella había nido a ver los cachorros y pensaba quedarse con uno, no era el que acababa de atropellar, pero lo recordaba.
Se arrodillo y el ver sus ojos inertes, sus sesos desparramados por el asfalto junto con sus tripas, la hizo llorar y luego vomitar.
Por 4 años no había vuelto a sentarse frente a un volante, y la muerte del perro la había tenido presente todo ese tiempo, en pesadillas, en visiones que se le venían cada tanto, eran como fogonazos que de repente aparecían sin saber de donde.
En parte por esa culpa, sumado con sus ansías de rebelarse contra su madre, había probado por primera vez la droga, quería evadirse y liberarse.
La droga, por la droga había conocido a Alejo...
¿La muerte de este hijo de puta me perseguirá como la del cachorro? Peor, porque aunque el cachorrito era inocente, yo no quise matarlo, pero a este si.
Y servirá de algo su muerte, si, no violará más, seré la heroína de las mujeres violadas, gran consuelo, eso me sacara las pesadillas, los recuerdos sobre la violación, el sentir su aliento y su cuerpo sobre mí.
No, pero sabré que ya no lo podrá descargar sobre mí, ni sobre nadie más.
Pero es una vida, y nunca voy a poder olvidarme de su muerte, nunca.
Nunca le hagas daño a otra persona si podes evitarlo, siempre se lo habían inculcado sus padres.
Nunca golpees, ni intimides a nadie.
Pero qué se hacía si había que defenderse, no podía decírselo a la maestra o a la directora del colegio, no podía contárselo.
Lo único que harían sería compadecerme, y mi madre...seguro se mordería la lengua para no decirme que era mi culpa, que yo me lo había buscado, que en parte me merecía lo que me había pasado, que era una reventada y que no podía esperar otra cosa de la vida que había elegido.
Si, me acompañaría a denunciar a Alejo, me contendría, pero no por mí, sino por ella, porque yo era su hija, su propiedad, una parte de su persona y ese ataque era como si lo hubiera sufrido ella, no porque yo le importará, hace mucho que dejé de importarle, bah no sé si lo hice alguna vez, no sé si alguien más en su corazón y cerebro tuvo espacio después del nacimiento de Benjamín, creo que no, él lo ocupó todo.
Pero se "encargaría" de mí, porque aunque no quisiera, era su responsabilidad como madre, su deber, y mama era una persona responsable.
Se largo a llorar, a pesar de todo, hubiera querido contarle, a ella y a su papa, sentir los brazos de ambos en su espalda, sus besos, su contención, que lloraran los 3, que se pidieran perdón y comenzarán de nuevo.
Se rió de su propia fantasía, hubiera querido poder señalar con el dedo la imagen mental que se había hecho y burlarse de ella, de forma exagerada y cruel como cuando los adolescentes le hacen bullying a otro.
No, ellos no tiene nada que ver, esto es mi responsabilidad, nada se va a solucionar con besos, abrazos, reconciliaciones imposibles, ni esos, ni yo estamos como para eso, ya todos nos rompimos, somos vidrios hechos pedazos, imposible de volver a ser lo que fuimos, no hay nada que pueda volver a unirnos.
Mejor seguirse rompiendo, hasta convertirse en polvo y desaparecer.


sábado, 2 de junio de 2018

Encrucijadas de la vida /40)

-Me imagino el dolor que debes estar pasando, bueno, yo sentí algo parecido, o no, la verdad, no, vos la estás pasando peor, porque yo no estaba atada, ni amordazada, pero en lo demás, te entiendo y pase por lo mismo, así que sé lo que se siente.
Cuando te calmes, te sacó la media, voy  poner la música fuerte, hace días que pongo fuerte la radio a esta hora, digo, por si querés gritar, no te va a servir para nada, porque nadie te va a escuchar, y te voy a volver a amordazar, así que trata de ser más vivo.
Alejo forcejeó unos minutos, y después se calmó, la miraba fijo, Sofía le sostenía la mirada hasta que él la bajaba.
Sofía puso una FM local que estaba pasando música fuerte, y le subió el volumen, luego le desató la mordaza y le quitó la media.
-Agua.
Susurro Alejo.
-No es necesario que lo digas tan bajito, che, habla normal, y ya te traigo, quédate tranquilo que de sed no vas a morir.
Le alcanzó un botella de agua mineral, y le puso el pico sobre los labios, Alejo bebió despacio, no de forma atropellada como hubiera hecho la mayoría.
- ¿Me vas a matar?
-Si, creo que si, estoy casi segura, ojo, no quiero ser cínica, no te estoy diciendo con esto que algo que digas te va a salvar, no, lo digo porque no sé, porque me sale decirlo así, porque si.
Era raro verlo así, había anhelado ese momento, había planeado, y ahora la sensación que tenía era extraña, no sentía satisfacción, no sabía qué hacer con él en ese momento.
Buscó la cocaína, aspiro una línea, se sonrió y empezó a patear a Alejo, a rasguñarlo y tirarle los pelos, a morderlo, a darle trompadas hasta que quedó inconsciente.
Se miró las manos y vio la sangre, al ir hasta el baño en el espejo del botiquín noto la que tenía en la boca y los dientes, producto de las mordidas que le había dado.
Se metió en la bañera, la llenó y esparció sales, chapoteó en el agua que se tiño de rosa, al igual que las burbujas que se formaban, al sentir que el gua se entibiaba, quitó el tapón.
Manoteó la toalla, la ató así nomas sobre su pecho, y fue hasta el living.
Alejó tenía los ojos cerrados.
Tiró la toalla sobre sus manos.
- ¿Qué?
Dijo Alejo.
-Mira, esto es lo que querías, es como te lo imaginabas, o sos de los que se ratonea con la mujer medio vestida y no te gusta ver una completamente desnuda.





Encrucijadas de la vida /39)

En otro momento, Sofía se hubiera alegrado tanto de lo que le había pasado a Benjamín y  su madre, pero no le importó en absoluto la noticia, su vida era otra, la rebelde, la que odiaba a su madre por haber preferido a Benjamín, y a su hermano por ser el preferido de ésta, ya no existía, había muerto la noche de la violación, ya su madre, su hermano, incluso su padre, no significaban nada, su pasado, no significaba nada, lo único importante ahora era que su dolor, su furia, su bronca, su impotencia, le sirvieran para hacerle pagar a su violador, quería hacerlo sentir sucio, asqueroso, que no pudiera estar sin sentirse inmundo.
Pensó en matarlo, pero consideraba que la satisfacción sería demasiado breve, si, ya no estaría más en el mundo, pero como se desquitaría luego, sabía que a pesar de su muerte, cada vez que se durmiera tendría pesadillas donde reviviría la violación, y si no tendría que tomar calmantes...
Se sonrió, ella ahora odiaba tomar drogas, porque lo hacía de forma involuntaria, y estas no la alegraban, solo la mantenían en un estado semiconsciente, vuelta una autómata, Gustavo se las daba para no oírla, para no verla, era como tirarle la pelota al perro con la esperanza de que decidiera jugar con la misma y no pedir que se la volvieran a tirar.
Tampoco le importaba eso, Gustavo era parte del pasado, de la vida anterior, es que se estaba pudriendo o mejor, ya desaparecida del todo, ni olor, ni rastros de la misma, él ya no se quedaba en el departamento, se había puesto una colchoneta al lado del baño que tenía abajo en el minimercado, como al departamento se podía entrar solo por fuera, no tenía escaleras por dentro, ella podía bajar y salir, sin verlo. 
No le costó hacer venir a Alejo a su departamento, decirle que lo hiciera sin que Gustvo lo viera, tampoco distraerlo y golpearlo más o menos en el mismo lugar donde creía que él la había golpeado, al igual que ella, se desmayó, y como había hecho él, Sofía lo recostó sobre el sillón, haciendo mucho esfuerzo, ya que la diferencia de peso entre ambos, era de por lo menos 15 kilos.
Lo drogo, no como él, poniéndole un pañuelo sobre la cara, sino inyectándole la droga en el brazo.
Lo desnudó, agarró uno de sus frascos de perfume, le untó vaselina y lo sodomizó.
Una risa histérica se apodero de ella, mientras movía el frasco.
Le ató pies y manos con una de una tira de plástico reforzado, de esas que usaban los asesinos seriales en las series, después le ató un pañuelo alrededor de la boca, después de ponerle una media dentro, y esperó. 


sábado, 26 de mayo de 2018

Encrucijadas de la vida /38)

Ver a su hija vencida, humillada, siendo la burla de todos, la patética señora que se entera de que su hijo es homosexual o peor, que sabiendo las preferencias sexuales de su hijo, lo presiona para que se case con una rica heredera, todo un culebrón de la vida real, tan patético y adictivo como el mejor, con el plus de que no eran actores, y lo que venían no estaba guionado, ni montado, sino siendo vivido por sus protagonistas en vivo y en directo, para que pudieran consumirlo y deglutarlo desde sus casas, con la tranquilidad de saber que sus propias miserias no estaban siendo expuestas, y sintiendo una extraña satisfacción por ella, le tocó a otro, esa pobre infeliz frente a la cámara está peor que yo, porque por lo menos mis propias vergüenzas no son expuestas en televisión, ni Internet.
El estar frente a una camara provocaba cierta impunidad en el espectador, que era protegido por la distancia que ésta daba.
Pero no para ella, era su hija la que estaba girando como un pollo en la parrilla frente a innumerables ojos, mostrando todo su dolor, decepción, pena, amargura y sorpresa.
Y se la imaginó de adolescente, así debió sentirse cuando descubrió que ella se había ido, que su propia madre la había abandonado, que todos la señalarían como la hija de la atorranta a la que su mama abandono, estaba reviviendo la misma pena pero multiplicada por millones, ahora no era la gente de una ciudad del interior, sino la de todo el país, y partes del mundo, cualquiera que estuviera aburrido viendo vídeos de Youtube, podía cruzarse con las imágenes de esa mujer derrotada.
Y esto le está pasando por mí culpa, seguro fue tan mala madre como yo, aunque de otra forma, en vez de ausente fue omnipresente, en vez de abandono, presión.
Sabía que era un circulo vicioso, que los malos padres producían hijos que terminaban en general repitiendo sus errores o cometiendo otros igual de malos, solo que antagónicos a los cometidos por estos, en el afán de diferenciarse de ellos.
Por lo menos Laura podía disfrutar de una sartisfacción dentro de poco, la muerte de su madre. 

Encrucijadas de la vida /37)

Ella lo había provocado, si Laura lo llegaba a saber algún día, nunca se lo perdonaría, en el fondo ella misma no se lo perdonaba, había sido perversa con personas inocentes, e incluso con personas queridas, con su propia hermana que siempre había estado con ella, su principal apoyo desde que era chica, y ella le pagaba así, sabía lo que significaba para Laura que Benjmín se casara con la hija de Marcos, que su anhelo de toda la vida había sido ver llegar a su hija a donde ella nunca había podido, vivir aunque sea de rebote el logro y acenso social, poder ser, en el fondo consideraba las pretensiones de Laura ridículas, pero las comprendía, entendía que había estudiado la primer carrera que le garantizará un trabajo estable, sin pensar en su vocación, estaba decidida a hacer todo "bien", a ser diferente a su madre, sin darse cuenta que había caído en la misma trampa que esta, de llevar una vida no deseada y frustrarse por eso, aunque sin siquiera pensar en hacer lo mismo, sino por el contrario, en vez de agarrar sus cosas y olvidarse de que alguna vez había formado una familia, seguir ahí y tratar de que los hijos no repitieran el mismo patrón, aunque de la manera equivocada, presionando a Benjamín a ser lo que ella quería, a convertirlo en su reivindicación, usarlo de medio para llegar a donde ella nunca había podido por su propia cuenta.
Pero quien era para juzgar a su hermana, por lo menos estaba segura que Laura lo había hecho sin ser realmente consciente de lo que le provocaba a su hijo, creyendo de verdad que obraba de forma correcta, acertada, conduciéndolo por el camino del éxito, si bien estaba equivocada, por lo menos tenía la justificación de hacerlo sin malas intenciones, pero ella no, no tenía justificación, sus motivos eran retorcidos, miserables, y en el fondo vanos, un decepción amorosa que estaba cobrando con muchos más intereses que la "deuda" tomada, Marcos nunca se había metido con su familia, y nunca le hubiera hecho lo que ella acababa de hacerle, incluso siempre había sido sincero con ella, sus posibles crueldades hacía su persona, en nada se comparaban con las que ella acababa de cometer, y lo peor, ni siquiera el más perjudicado por éstas, había sido él, sino otras personas, inocentes que nunca le hicieron nada, algunos de ellos de su misma sangre, y todo por satisfacer su orgullo herido, le parecía absurdo hasta donde había llegado, y sabiendo que nada de lo que hiciera, cambiaría las cosas, las vidas que acababa de arruinar, así quedaría y en su conciencia ocuparían el lugar que hasta ese momento tenía el odio hacía Marcos, sin darse cuenta, lograba desplazarlo, de la forma más involuntaria posible, por las culpas que la carcomían y lo seguirían haciendo por el resto  de su vida. 

sábado, 28 de abril de 2018

Encrucijadas de la vida /36)

Decidió que en la boda de su hijo luciría un vestido de diseñador, para pagarlo no le alcanzaba lo ahorrado, ni la tarjeta, por lo que sacó un crédito.
Era la primera vez que tendría un traje de diseñador, ni siquiera su vestido de bodas, que lo había hecho la única modista de la ciudad que se dedicaba a eso.
Se sentí extraña mientras le tomaban las medidas, le había dejado una copa con champan, y unas galletitas finas.
El diseñador la consultó sobre como quería verse, y le hizo algunas sugerencias, le mostró bocetos, etc.
Ella seleccionó un vestido negro, largo, que resaltaba lo mejor que tenía, su busto y su cintura, y cubría sus nalgas y piernas que nunca la habían favorecido.
Con lo que le quedaba del crédito, se compró unos zapatos.
Mientras acompañaba a su hijo al altar, pensó en como cambiaría su vida, sabía que Benjamín dentro de unos meses le compraría o por lo menos alquilaría un departamento en alguna zona cara de Capital o por lo menos en el norte de Gran Buenos Aires, Vicente López tal vez, o San Isidro.
Se imaginaba en alguna de esas calles, llena de arboles viejos que cubrían los focos, tomando café en un pintoresco bar, viendo tiendas, gastando con su nueva tarjeta, con un crédito mucho ,más abultado que los 30.000 de la suya, tal vez el doble o el triple.
Y cuando vuelva al depa todo limpio, tendré 2 mujeres, una para la mañana y otra para la tarde-noche, la de la mañana que me prepare el desayuno, ventile, limpie, y me deje la comida preparada, si lo hago en casa y no en un restaurante, porque obvio me pienso recorrer todos los de la zona, y los de Capital también, qué me voy a andar con chiquitas.
Y la de la tarde, igual, la merienda y la cena, bah no sé si me conviene tenerlas todas esas horas y que me anden preparando las comidas, mejor salir, ir a bares, restaurantes, para qué hacerlo adentro, nah, mejor cambiar, conocer, ver, espabilarse.
Recién se percató de lo que pasaba al ver el cambio en el rostro de su hijo, y en ese momento dejó de escuchar las proyecciones de su voz interior, y comenzó a escuchar a los que la rodeaban.
Se quedó paralizada cuando entendió lo que Elizabeth acababa de decir, como a los demás le sonó el celular, lo miró y se encontró con el vídeo.
De repente empezaron a dolerle los talones, no soportaba los tacos, le molestaba también el vestido, se sentía ahogada, mareada, y también inmovilizada, como en un pesadilla, solo podía ver lo que le rodeaba sin actuar en consecuencia, solo esperar a que terminará, se llevó las manos hasta los codos y las apretó. Miró la alfombra roja que tenía bajo sus pies, concentró sus ojos ahí, no quería levantarlos, ni siquiera para ver a Benjamín, qué podía decirle, qué quería decirle, qué podía hacer, nada, solo tratar de pasar desapercibida y esperar.
A su alrededor todo se movía, se escuchaban voces, gritos, constantes movimientos, ella seguía sin mover, cuando no escuchó más nada, levanto tomidamente la vista, y vio que no tenía a nadie cerca, que las sillas que estaban a 1 metro de distancia de donde se encontraba, estaban todas vacías, así como las 4 filas que las seguían, se sentó en la más cercan, se descalzó y se puso en cuclillas.
Uno de los últimos fotografos que quedaba, alcanzó a tomar la imagen de Laura en esa posición, que luego se convertiría en un meme.

sábado, 21 de abril de 2018

Encrucijadas de la vida /35)

En Argentina es imposible empezar desde abajo, era lo que había pensado Benjamín luego del primer año de su carrera, ya desde antes era un concepto que le rondaba, pero que terminó de confirmar en ese año, las pocas empresas nacionales exitosas, eran de familias que tenían buenas relaciones con los diferentes gobiernos, un amor odio que siempre resultaba beneficiosos para ambas partes, a veces más para una que para la otra, pero en general sabían como mantener la relación a pesar de que cambiara (en apariencia) el color y discurso político.
Sabía que a diferencia de otros países, la mayoría de los pequeños emprendimientos que surgían, nunca lograban agrandarse, tanto por los altos costos del mercado argentino, como por la falta de visión de sus dueños, y si alguno tenía visto crecer, no, no quería pasarse 10 años en los que con suerte lograría tener un capital que solo le serviría para ser anexionado por una empresa líder, y convertirse en un empleado al que se llamaba socio para dejar contento, no, quería ser jefe de algo ya consolidado, y la única forma de lograrlo era mirar a las pocas empresas nacionales exitosas y diversificadas, y cuyo dueño tuviera un alto perfil.
Igual llegar a Marcos a través de currículums, era imposible, demostrarle su potencial de esa manera solo lo llevaría a la frustración, ya que lo más probable era que nunca supiera ni siquiera quien era, y solo tratara con superiores mediocres que se ocuparían de que él no escalara posición, estaría rodeado de los parientes de estos, que siempre serían privilegiados, aunque o a pesar de que hicieran un mal trabajo, la mediocridad siempre era recompensada por los mediocres y nepotistas, se repetía Benjamín, si alguien levanta la cabeza ahí, se la bajan.
Por eso investigó sobre Marcos, por eso llegó a su hija, por eso se iba a casar con ella, por eso tuvo ganas de tener un arma en ese momento y pegarle un tiro a Elisabeth antes de que siguiera hablando y pegarse otro él, para qué iba a seguir viviendo, los años que le quedará sería recordado por lo que estaba pasando, por ser un patético oportunista, mentiroso, infiel, miserable y cruel que había destrozado la vida de una pobre niña rica.
Lo único que le quedaba era convertirse en un personaje mediático, hacer presencia en boliches, dar notas a programas de chimentos o en el mejor de los casos, convertirse en youtuber, en una persona a la que todos aman odiar, un producto trash.
Era Ícaro, en un versión plástica, grotesca, mediocre, y mediática.