sábado, 24 de septiembre de 2016

Lo que hice de mí /17)

Ambos tomamos la sin decírnoslo la inteligente decisión de no esperar en el resto del viaje, recrear lo que había paso en Ushuaia.
Si había sido hermoso, pero como todo irrepetible, por lo que tratamos de disfrutar de los paisajes, los arboles, los olores, los restaurantes, en ese tiempo no había mucho turismo, por lo que se podía comer en un lindo restauran, sin andarse prohibiendo de nada.
La verdad disfrute mucho todo el recorrido, y cada lugar en el que paramos, creo que Mauro también, nos vino bien un cambio de aire, de paisaje, de gente, no entablamos ninguna amistad de esas que nacen y aunque uno diga que no se cortará, lo hace ni bien cada uno emprende la vuelta a su ciudad, solo charlas muy casuales en algunos recorridos turísticos, en un bosque en Neuquen y luego con otro matrimonio en en museo en Mendoza, pero como dije, solo el intercambio de algunas frases, ni siquiera nos presentamos.
La vuelta fue rara, luego de que llegué a casa, que si mis hijos habían ido pero su máxima limpieza había sido barrer.
Por eso lo primero que hice fue abrir las ventanas, y después subí las sillas, y exceptuando el living, me puse a baldear toda la casa, después pase el trapo, y luego encere, termine con la cintura y la columna hecha mierda, me tome un ibupirac, un diclofenac, y me coste, dormí como 10 horas seguidas.
Me desperté a las 9 de la mañana, y cuando me levante a tomarme un café, vi la carne sobre la mesa, Mauro iba a hacer un asado, mis hijos, y sus parejas, bah las de mis hijas, Victor, se había dejado con su novia, también.
Yo no podía ni ver la carne y los chorizos a esa hora, así que trate de mirar para otro lavo mientras la pava se calentaba y me pase a batir el café.
Después preparé las ensaladas de tomate y lechuga, y también hice unas papas fritas, ya que Mauro y Victor, odiaban las ensaladas.
Durante el almuerzo, Alejandra me dijo que se casaría con Andrés, hacia casi 1 año que salían, él era un muchacho bastante agradable, tanto en personalidad como en apariencia, era pediatra, y le iba bastante bien par ser que se había recibido hacia solo un año, ya tenia su buena clientela.
En ese momento pensé que lo que me quedaba de la vida era esperar la muerte, ver los nietos, y convertirme en una abuela consentidora, que era lo que debe ser casi obligatoriamente una anciana.  

sábado, 17 de septiembre de 2016

Lo que hice de mí /16)

Decidimos irnos por todo el verano a recorrer el país, y por la estación, obvio que preferimos hacerlo por el sur que por el norte, queríamos escaparnos del calor.
El 2 de enero de 1983, salimos hacia Ushuaia, por descontado lo hicimos con un mapa que apenas entendíamos por lo que en cada estación de servicio consultábamos si estábamos siguiendo bien la ruta al sur, de pasada vimos un montón de ciudades de provincia, todas parecidas entre si o por lo menos lo que nosotros desde la tura llegábamos a notar.
Después de manejar durante 7 horas, parando como ya dije para cargar nafta, llegamos a Río Negro y nos quedamos en un hotel de paso al norte de la provincia, la verdad que se respiraba otro aire ahí, más fresco o por ahí era solo mi sensación.
Al día siguiente que teníamos planeado manejar otras 7 horas y llegar hasta Chubut, el paisaje fue muy diferente, desolado, los pueblos se percibían cada muchísimos más kilómetros que en Buenos Aires, pero la verdad que eso no desmeritaba nada, esa ausencia de gente, casas, etc, le daba una belleza absoluta.
Lo mismo fue en Chubut y Santa Cruz, al 4 día llegamos a Ushuaia, era un destino de cuento de hadas, todas casitas empinadas, vimos el faro, el muelle, y todo era una sensación vivificante, por primera vez nos abrazamos en todo el tiempo que duraba el viaje, cuyo único contacto físico lo habíamos tenido al rosarse nuestros hombros u antebrazos involuntariamente mientras estábamos acostados o las puntas de nuestros dedos cuando nos pasábamos el mate.
Allí volvimos a hacer el amor, aunque no sé en qué medida eramos nosotros y en que el dejarnos imbuir por el ambiente, la ciudad, las casitas empinadas, el frío en enero, la lejanía de todo lo que era nuestra vida, una forma de despejarnos, de olvidarnos por un rato, de evadirnos, que estaba funcionando, aunque claro era solo un desvió, pero creo que por que a pesar de que los 2 lo sabíamos, preferimos dejar de lado todas las cuestiones, y entregarnos a esa felicidad que como toda felicidad, sería pasajera. 

sábado, 10 de septiembre de 2016

Lo que hice de mí /15)

Es tan contradictorio lo que sucede cuando los hijos se hacen mayores, primero porque cundo te das cuenta que estos empiezan a hacer cosas que vos consideras que hacías hace nada, como arreglarse o mis hijas maquillarse, no lo podes creer, el tiempo pasa con una rapidez agresiva, y te va poniendo en diferentes casilleros, a mí en el de mujer madura, con hijos grandes, casada hacia 25 años, y que por fin ya no tenia que lavar más ropa, ni planchar, ni escuchar berridos, ni corregir tareas, ni vigilar que metieran los dedos en los enchufes.
Ahora tenia que estar pendiente de que no se drogaran, o metieran en un partido político, o no anduvieran mis hijas con alguien violento, y mi hijo con una mujer de pasado, y no me refiero a que hubiera tenido otros novios, sino a que viniera de una relación enfermiza, con algún loco que terminara rompiéndole la cabeza a mí hijo por celos, o si no esas reventadas drogadictas, que terminan arruinando a todos los que la rodean.
Por suerte mi hijo no cayó en nada de eso, igual era un muchacho bastante frío, se parecía a mis padres, tampoco es que tuviera grandes ambiciones con respecto a su trabajo, cosa que en el fondo me alegraba, así no terminaba siendo un frustrado si no las conseguía o un corrupto, no él entró a trabajar en una empresa en Recolecta, mientras vivía en un departamento en Palermo, pequeño, pero según él cómodo.
Mi hija menor, ni bien terminó su carrera de maestra de preescolar, se casó con su novio de toda la vida y a los 2 meses ya estaba embarazada.
Mi hija, no, ella decidió irse de mochilera a Europa, por 1 año, había ahorrado bastante, y también por las buenas calificaciones obtenidas nosotros decidimos darle un poco de plata extra.
Y así llego a lo que planteaba al principio, mi contradicción, el nido vació, me había quejado tanto de la maternidad, que ahora que por suerte mis hijos estaban criados, que ya eran adultos que no dependían en absoluto de mí o de mauro, me sentía extraña, inútil, ahí estábamos los 2, no eramos viejos, teníamos 45 yo, y 47 él, pero nos sentíamos mayores.
Qué íbamos a hacer con el tiempo que disponíamos, Mauro ahora podía tener empleados, lo suyo era más que todo administrativo, y yo después de limpiar lo poco que ambos ensuciábamos, y trabajar en la farmacia, nada, miraba telenovelas, leía algún libro, y luego de vuelto a lo cotidiano, preparar la cena, a veces la hacia Mauro que en los últimos años se le había dado por cocinar, pero yo sabia que necesitábamos algo más, ya casi nunca nos buscábamos en la cama, cuando me quise dar cuenta, la última vez que habíamos tenido sexo, había sido en invierno, y andábamos a finales de octubre.
Y tenia yo ganas de estar con él, de volver a tener su cuerpo encima, o él el mío, ya después de tantos años y centenares de veces juntos, conocíamos los movimientos del otro en el sexo, como movía la lengua, como acariciaba, donde besaba, todo, era ser un mediocre mago de fiestas infantiles, condenado a repetir sus básicos trucos una y otra vez.
Ya que la verdad ninguno de los 2, era de plantear algo diferente, además yo creo que cuando se empieza con cosas raras, es porque ya no te entusiasma el otro, y por eso se busca tapar la falta de atracción con juguetes o cosas por el estilo.
Igual tampoco valía la pena dejar un buen matrimonio, que la verdad no es otra cosa que conseguir a través sentirse respetada y querida y que el otro también lo sienta de parte tuya.
Pero me intrigaba lo que pudiera sentir él, si me engañaba no se lo perdonaría, y por ende tendría que comenzar de nuevo toda mi vida. 
 

sábado, 3 de septiembre de 2016

Lo que hice de mí /14)

De a poco me fui enterando del pasado de Adriana y Bendek, eran una familia pequeña, Bendek era hijo único, el marido de Adriana había muerto un año antes de que se vinieran, se llamaba Roman y como su hijo luego de él, había sido farmacéutico.
Bendek al parecer no siempre había sido huraño y taciturno, se volvió así luego de que su esposa, Bianca, muriera durante el viaje a Buenos Aires mientras daba a luz, el parto se malogro muriendo tanto ella como el niño.
-Bendek quedó así, viviendo en el pasado, creo que los únicos momentos donde se siente bien es cuando logra un recuerdo fiel, entre tantos otros que se inventa o idealiza.
Pensé en eso, Bendek seguramente siempre había tenido una personalidad tendiente al pesimismo, en eso yo era bastante parecida, por eso creo que luego de la tragedia vivida, decidió no volver a casarse, ni tener hijos, refugiarse el resto de su vida en los recuerdos idealizados, en un pasado perfecto, lleno de risas, de comprensión de amor, volviendo a Bianca, una especie de diosa, especulando con que habrían tenido muchos hijos, y recurriendo a las imágenes de la familia perfecta, el hombre leyendo el diario durante el desayuno, la mujer sirviendo el café, los chicos con su hablar chillón y sus guardapolvos blancos, listos para ir al colegio, sin pensar que tal vez esa vida lo hubiera aburrido, fastidiado, que un hombre solitario como él, ensimismado entre frascos, el escuchar tantas voces, el satisfacer las demandas de un niño, el ver como ese amor se iba volviendo rutina, tampoco le hubiera gustado, y tal vez habría terminado igual de ensimisma y taciturno que lo era actualmente, pero sin contar con la comprensión y el amparo absolutos de su madre.
En el fondo esa tragedia le daba una especie de autorización a regodearse en su dolor, a mostrarse tal cuál era.