sábado, 31 de agosto de 2013

El arribo de Laura /10)

Qué poco tenía que ver ese vestido blanco, con una cola larga, en la iglesia más grande de la ciudad, con sus pensamientos.
La venganza, este era un paso más, transcendental, pero uno más, igual en ese momento le costaba concentrarse en su venganza, cada vez que tenía cerca a Manuel le costaba concentrarse en otra cosa que no fuera él, luchaba contra ese sentimiento, pero cada día se le hacía más difícil ignorarlo.
Su padre la estaba esperando para llevarla del brazo hasta el altar.
Conocer a su tía y a su padre, habían los mejor que le había pasado en la vida, Pablo al verla se había dado cuenta que esa era su hija, tenia sus mismos ojos, ambos había hablado y llorado hasta la saciedad, querían conocerse y que el otro los conociera, querían lamentarse de todos esos años perdidos.
Hasta que llego el momento de contarle de su plan, Pablo al ver la foto de Armando, no pudo dejar de mirarla como si esta lo hubiera hipnotizado.
-Este hombre...no lo puedo asegurar, pero creo que es el amante de tu madre, quien la asesino.
9 años había pasado desde ese momento, y ahora Pablo la llevaba hacia el altar y estaba a pocos metros del que posiblemente asesinara a su esposa y arruinara su vida.
Laura había inventado que su padre era un hombre de negocios muy ocupado, que no había podido presentarse antes como era debido, pero que estaría sin falta en la boda religiosa.

La boda tuvo toda la pompa que el hijo del presidente merecía, abundaron las sonrisas y felicitaciones falsas, los regalos caros e inútiles, y todos los clichés que un casamiento de esa envergadura necesitaba, fueron portada de todos los diarios, incluyendo el de su tío, el de mayor tirada.

La luna de miel la pasaron en Córdoba, en una estancia que tenia la familia, de hecho Armando le había hablado alguna vez de ella en los mese que había pasado juntos.
Ambos se instalaron en habitaciones separadas y apenas se veían a la hora de las comidas.
Al regresa Laura creía que ya no sentiría lo mismo por Manuel, pero fue una estúpida ilusión, al verlo to0do lo que había anulado por semanas regresaba tan o más latente que antes.

Manuel pensaba que mirar y pensar en esa mujer era una traición, más que a su hermano, con quien dudaba que Laura tuviera algo, a la memoria de su mujer, que hacia pensando en Laura, cuando apenas hacia unos meses que esta había muerto, acaso no juró que ese era el amor de su vida? que no se volvería a enamorar nunca? idiota, esas promesas no se deben hacer.
Igual, que puede nacer de una traición? se dijo.
Nada bueno, nada, sería comenzar podrido, la puta y el sinvergüenza dirían o el canalla, 2 miserables, tal para cuál, y qué mierda me importa lo que dijeran?
Pero no...ella no se merece eso, no, quién carajo soy yo para cagarle la vida, mejor me voy de acá y no vuelvo.
Comenzó a buscar departamento, pero una parsimonia deliberada se apoderaba de él, antes que agarrara el teléfono y se comunicara con el agente de vienes raíces que se ocupaba del departamento, era más fuerte su necesidad de verla, de estar cerca de ella, de sentir su voz, su olor, de ver su mirada, sus labios, su piel, que sus escrúpulos, lo que sentía por ella, aunque en cierta forma le parecía un oasis que o llevaría a un dolor y una angustia más profunda, a lo mejor eso era una burda forma de escapar al duelo por la muerte de Natalia.
No sabía qué era lo que pasaría, ni como acabaría eso, lo más probable era que en un desastre, pero algo le impedía alejarse.
Los primeros días al la vuelta de la luna de miel, Laura y Manuel trataban de mantenerse alejados, ella pasaba todas las horas que le eran posibleses la redacción o en la casa de su tía.
Manuel a pesar de la oposición de su padre, que le ofreció un puesto en el ministerio de salud publica, acepto ser director en un hospital de uno de los barrios más pobres de la ciudad.
Apenas cruzaban miradas, ya que ni para intercambiar palabras tenían fuerzas de lo intencionalmente cansados que regresaban.
A pesar de todo, Victoria noto algo, desde que Laura la saludara había sentido recelos y una profunda desconfianza hacia ella, y en el tiempo transcurrido esto no había hecho más que aumentar, sabía que era obvio que no se había casado con Gustavo por amor, pero lo que más la desconcertaba era que tampoco lo había hecho por dinero, esa mujer tenia otras intenciones, y ella las descubriría como fuera, aunque no era fácil, alguna de sus amistades la habían conocido en la adolescencia, pero de su padre no se sabía nada, al igual que de la propia Laura, como si hubieran nacido hacia 9 años.
Cuando comenzó a observar las miradas que se echaban Laura y Manuel, su desconfianza se transformo en odio, esa mujer quería destruir a su familia...
Desde ese momento no dejaba de estar pendientes cada vez que Laura y Manuel estaban cerca, los espiaba, esperando ansiosa lo que estaba segura que sucedería.

Una noche, Laura llego más tarde, había avisado que no iría a cenar, que tenia mucho trabajo, aunque no era cierto, ya no soportaba la cercanía de Manuel, sentía ganas de besarlo, de tocarlo, de sentir sus brazos en su espalda, estaba enamorada de él.ñ
Manuel había tenido franco, y se había quedado en el living esperando que ella llegara, Victoria desde arriba lo miraba, al sentir la cerradura en la puerta, el corazón de los 3 se aceleró.

-Que tarde llegas.
-No se compara con tu ocupación, pero los periodistas también somos sacrificados, hoy fue un día de mucho trabajo.
-Me imagino...pero no para vos.
-De qué estás hablando?
-Lame a la redacción y me dijeron que te había ido temprano.
-Quién te crees que sos para andar vigilando?
-El hermano de tu marido, al que estoy seguro que engañas?
-Ah si, y por qué no está él con vos? no se lo dijiste, verdad? entonces qué querés, yo no voy a aceptar reclamos de nadie, ni siquiera de mi marido, quién estoy segura ni siquiera está.
-Que matrimonio raro el de ustedes.
-Cada matrimonio es diferente.
-Supongo, aunque yo no podría haber estado ni un día lejos de mi mujer, mucho menos sin saber donde está.
-Querés que te repita lo que te acabo de decir?
-No, quiero saber donde mierda estuviste,  y por qué mentís.
La agarro de ambos brazos, ella se puso roja inmediatamente, igual él.
-Qué te importa?
-Me importa...
Y la beso, ella no trato de impedirlo, no quería, ni podía, acarició su cara, y el su cuello, sintió su erección, y se alejo.
-Basta...
-Laura.
Ella no respondió, subió corriendo las escaleras, y se encerró en su habitación.
Dentro se encontró a Victoria, que se acerco rápidamente a ella, y le dio una fuerte cachetada.
-Puta.



















sábado, 24 de agosto de 2013

El arribo de Laura /9)

Victoria y Armando disimularon sus sonrisas, hacia tanto que sus sonrisas eran falsas que ya se veían más autenticas que las pocas veces que sonreían de verdad.
-Realmente nos has sorprendido.
Dijo Armando, con una gracia que hasta parecía sincera.
-Si que lo hiciste, hijo.
Gabriel dijo lo acordado.
-Hace casi un año que nos conocemos con Laura, al principio solo eramos conocidos, luego nos hicimos amigos y ahora somos prometidos, quise saltearme el ser novios, porque no lo considero necesario, creo que en todos estos meses alcanzamos ha conocernos bien, no?
-Claro Gabriel, y lo siento muchísimo señor Armando, señora Victoria.
-No hay de que, querida.

Toda esa belleza que lo rodeaba, los altos arboles, las verdes montañas, el lago cristalino, y el ocaso que tantas veces había visto, se le hacia el feo, ahí en sus bazos estaba ella, muriendo, sabía que no pasaría de ese día, o esa noche, ya pronto sería de noche, el ocaso estaba en su cumbre, el sol anaranjado, casi rojo.
Y Natalia débil, Natalia muriendo, le parecía tan absurdo que esa mujer a la que había conocido 5 años atrás, tan joven, tan vital, se estuviera consumiendo entre sus brazos, eso era, ese último y terrible año desde que descubrieran su enfermedad, hasta llegar a este momento, todos los vomitos, el tratamientos, los llantos de dolor, los ruegos por morfina, la delgadez, el color de su piel tornándose cada vez más pálida, la perdida de su cabello, y el vacio cada vez más profundo en sus ojos, la muerte la iba ganando, y lo peor es que ella se daba cuenta de cada paso que esta daba.
Y ahora era el final, sintió como su respiración se hacia cada vez más leve, y la escucho susurrar.
-Te amo...
-Y yo a ti, te amo, mi amor.
Y luego nada, la muerte, cuando sintió que ya no respiraba, le cerro os ojos, y se quedo con ella hasta que llego la noche, allí abrazado a lo que ya era un cadáver, llorando.
Luego la levanto y la llevo hasta la cama, donde la recosto, llamo al hospital del pueblo, y al cabo de una hora todo el pueblo se encontraba allí, ambos eran muy queridos por toda la comunidad, él como medico del pueblo, había ayudado a construir el hospital, todos desde nacimientos hasta defunciones, pasando por cualquier enfermedad, había sido atendidas por Manuel, quién se ocupaba de todo lo que le era posible,  lo que no, lo derivaba y si era necesario se ocupaba de los gastos del traslado.
Pero todo eso ya no significaba nada para él, todo eso había muerto con Lucía.
Al dí siguiente, hizo su equipaje, y antes del amanecer salio del pueblo, para no volver nunca más.

Hubiera preferido poder pagarse cualquier hotelucho, pero i para el más miserable le alcanzaba, por lo que cansando por el viaje de tantas horas, con los ojos rojos de tanto llorar, y con un gran fastidio, toco las puertas de su casa natal.

Todos se sorprendieron al escuchar la puerta, incluso Laura, nadie esperaba visitas.
Al abrir una de las sirvientas la puerta y ver a Manuel, Magdalena se paro y fue a recibirlo, Victoria, también se levanto, aunque con mucho menos entusiasmo
El resto, esceptuando Lilina a la que parecía serle indiferente la llegada, se mostraron disgustados.
Laura había visto fotos de Manuel, con su mujer en el sur, aunque no había sabido que hacer con él, ahora que lo tenia enfrente menos, pero ya vería que lugar le buscaba en su plan.

sábado, 17 de agosto de 2013

El arribo de Laura /8)

Gabriel la miro entre sorprendido e irónico.
-Ah, y por qué?
-Mis motivos no importan, vos no querés que esto se sepa, y te estoy dando la posibilidad de que así sea, la aceptar o asumís las consecuencias, elegí.
-Está bien, cuando anunciamos nuestro compromiso.
-Mañana, más o menos a ésta hora.
-Y donde te encuentro?
-Ve a este lugar.
Lorenzo le dio un pequeño papel con una dirección.
-Quieres que consiga las alianzas?
-No, yo te las daré, nos vemos mañana, sin falta, no te olvides de anunciar el vento a tu familia y de vestir acorde.
-Claro.
Laura, trataba de mentalizarse ese nombre, y acostumbrarse que era el suyo, se coloco un vestido azul, muy bello, y llego al lugar pautado, ahí estaba Gabriel esperándola, de gala también.
-Estás hermosa.
-Gracias, igual no necesitas elogiarme.
Diviso la casa, otra vez esa ca, aunque sentía que otra persona era la que la miraba ahora, comenzaba su venganza, ese día volvería a ver a Armando y a Victoria.

Sus hijos ya estaban arreglados, Sandra la mayor, con su vestido blanco, y los mellizos con sus trajes color café.
Ella también estaba arreglada, aunque nunca se había sentido linda, cruzada de brazos esperaba que llegar Roberto, mientras las agujas del reloj pasaban, ella no dejaba de pensar que lo había amado, era tan lindo, tan caballero, puro oropel, hasta demostrarle no ser más que un haragán, alcohólico y sobre todo miserable, parte de ese amor se había transformado en indiferencia y a veces en odio, pero a pesar de todo, una parte de ella lo seguía amando.
Roberto llego, la resaca se le notaba a la distancia, su caminar era atropellado, y al acercarse su olor a alcohol más, Isabel hizo que le subiera un café bien cargado, y le dijo que por favor fuera a ducharse, él lo hizo de mala gana.
Al volver estaba  como si nada hubiera pasado, con una gran sonrisa y de gala, Isabel pensó en lo bien que mentir y cubrirse.

Liliana se probo varios vestido, ninguno la satisfacía, aunque todos le quedaba bien, se decidió por el más coservador, y guardo el más provocativo, soltando una carcajada.

Victoria se coloco al pie de la escalera, todo estaban ubicados al rededor de ella, esperando la noticia que tenia que darles Gabriel.
Armando se puso al lado de Victoria.

Gabriel y Laura entraron.
-Mamá, papá, familia, el motivo de esta reunión es para anunciarles mi compromiso con ésta hermosa mujer.

sábado, 10 de agosto de 2013

El arribo de Laura /7)

A Silvina le seguían retumbando las palabras que le había dicho su tía, nueva vida, ella solo podía pensar en muerte, la de su hijo, la de su madre, la de su cuerpo, ya que probablemente nunca podría volver a embarazarce, y la de su inocencia, pensó que lo único que le quedaba para seguir viviendo era pensar en la venganza, en arruinarle la vida tanto a Armando como a toda su familia, que ellos también murieran por dentro y sintieran la misma angustia que ella sentía.
Una semana después de haber ingresado le dieron el alta, su tía la llevo hasta la casa de su esposo, que ahora también era de ella.
La casa era igual o más imponente que la de Armando, más barroca, aunque en ella solo vivía Armando, su esposa, y el hijo que este había tenido con su anterior mujer.
Bautista Soto, el esposo de su tía y dueño de la casa, la recibió con los brazos abiertos, era un hombre robusto, que aparentaba menos edad de la que tenia, se veía agradable y se adivinaba su carisma .
-Bienvenida muchacha, sé que ha pasado muchas cosas, pero quiero que aquí te sientas como en tu casa.
Una imperceptible sonrisa se dibujo en los labios de Silvina, su casa, nunca había tenido una casa, o si, pero no recordaba nada de ella, y el convento nunca le había parecido su casa o un hogar.
-Gracias.
Al otro día conoció a Mauro, el hijo de Bautista, este la trato con indiferencia, a la que ella correspondió, en los próximos meses apenas cruzaron palabra, ya que él siempre estaba viajando, o en bares y fiestas.
Bautista y Mónica la llenaron de atenciones, aunque sin absorberla, la dejaban estar sola cuando sentían que podían agobiarla, le respetaban sus silencios, y la acompañaban cuando les parecía que ella lo necesitaba.
Mónica le compro ropa y zapatos, Bautista le puso profesores particulares, y al año de llegar se sentó junto a Mónica frente a ella.
-Estuvimos hablando con tu tía, y si a vos te parece bien, nos gustaría enviarte a un colegio en Estados Unidos.
-No, no quiero vovler a un colegio pupilo.
-No, nada de eso, vos te quedaría en un departamento con Mónica, y yo iría lo más seguido posible.
-Por qué hacen esto.
-Porque te lo mereces, tus profesores dicen que sos una alumna con mucho potencial, y además casi no querés salir de acá...esparamos que allá si quieras salir y conocer a otra gente, para qué no tengas que ver solo nuestras caras, que te parece?
-Bueno.
Tomo por primera vez un avión, el ver las casas, solo como puntos blancos, y luego las nubes tan cercas, le parecía estar viviendo al revés, pero le encatno la sensación.
En Wisconcin fue a u colegio mixto, y obtuvo muy buenas calificaciones, luego lleno solicitudes y entro a Harvard, donde estudio periodimo.
Siete años había pasado fuera de su país, era otra persona la que volvía, una mujer, una profesional, y un nuevo nombre, pero su deseo de venganza seguían.
Su tío la nombro co-directora del diario, en esos días asumió la presidencia Armando García Vera, el dictador que había estado más de 10 años en el poder y para él cuál Armando había desempeñado diferentes cargos, había muerto, pero ates de hacerlo había dejado por escrito que su sucesor sería este.
Dejo el diario con la portada del nuevo presidente, alrededor del mismo estaba repleto de fotografias de toda su familia, sus 4 hijos, todos tenían algo con los cuál ella podría usar en su contra.
Tomo la foto de Gabriel, el hijo menor.
-Buen trabajo, Lorenzo.
-Gracias, igual para eso estoy, no?
Lorenzo había sido el hombre de confianza de su tío, este lo saco de la calle y lo había hecho estudiar y prepararse, lo que más le gustaba a Lorenzo era investigar, escudriñar, y para eso lo tenia Bautista, Lorenzo se podía meter donde quisiera, tenia una habilidad natural, su padre lo había obligado a robar y engañar de chico, y esa habilidad le había servido para descubrir la verdad sobre varios casos, sobre todo políticos y policiales.
A veces escribía en el diario, aunque eso era algo menor para él, y siempre lo hacia bajo diferentes seudónimos, lo que le gustaba era descubrir la verdad, saber que escondían los demás, la adrenalina de poder ser capturado e cualquier momento.
-Igual, gracias.
-A qué hora paso por vos?
-A las 22:00.
-Está bien.
La calle era una zona industrial, medio alejada del centro, y donde apenas un farol la iluminaba-
Lorenzo apago las luces del auto, y ambos se bajaron.
Fuera no se oían más que el ruido de sus tacos sobre el cemento.
Lorenzo toco una puerta, el lugar parecía abandonado, no se veía ni escuchaba nada salir del mismo.
A los pocos minutos sintieron como un metal se corría y un ojo desde detrás de una mirilla los observaba.
-Acá no se puede...
-Ya sé, Adrían, pero nos podes hacer el favor.
-Como sabes mi nombre?
-Sh, toma, acá tenés 500 pesos, con esto podes vivir un año, y buscarte otro trabajo, los querés? bueno abrí la puerta, y después andate.
El hombre hizo eso.
Ellos entraron, subieron por una escalera hasta otra puerta y detrás de ella encontraron un bar, 
El mismo estaba iluminado con lamparas rojas y azules, se veía bien, sonaba un bolero, y varios hombres estaban bailando entre ellos sobre una pequeña pista.
Todos se detuvieron un momento al verla, sus ojos la miraba algunos intrigados, pero la mayoría asustados, sintiendo que podía ser la mujer de alguno de ellos, Silvia llevaba un velo sobre su rostro.
Pedro no, él estaba tomando un escoses en las rocas, apoyaba su cabeza sobre su mano izquierda, y su brazo sobre la mesa.
Al ver que la se acerca, su reacción cambio, se coloco las manos en los codos, espectante y asustado.
Silvia se sentó frente a él, y Lorenzo en la silla del costado.
-Quienes...son ustedes, qué quieren?
Silvina sin decir nada, saco su foto de su pequeña cartera y se la enseño.
En ella Pedro se estaba besando con un hombre.
Pedro abrió muy grandes los ojos, bajo la foto, y puso sus manos sobre ella, como tratando de esconderla.
Silvina hablo.
-Tranquilo, si haces lo que te digo, nadie volverá a ver esa foto, ni otras que tengo guardadas...
-Cuanto querés?
-No se trata de dinero, quiero otra cosa.
-Qué?
-Que te cases conmigo.


 

sábado, 3 de agosto de 2013

El arribo de Laura /6)

No podía correr, lo sabía, Armando la agarro del antebrazo y la arrastro hasta el auto, puso este en marcha y acelero.
-Que mierda querés?
-Que carajo fuiste a hacer a mí casa?
-Tu casa, tu esposa, tu familia, hijo de puta.
-Callate la boca.
Con la mano derecha Armando le dio un cachetazo de revés, Silvina entonces comenzó a golpear la ventanilla y a gritar.
-Me tiene secuestrada, ayudenme.
Golpeaba con sus puños lo más fuerte que podía la ventanilla, peor ésta no se rompía, lo más que logro fue que comenzara a rasgarse, pero en ese momento Armando paro el auto, se saco un revolver que traía debajo de la cintura y le apunto.
-Si, seguís gritando, te mato.
-Y si no también.
-Para qué querés vivir? Sos una basura, una infeliz olvidada, seguramente bastarda, a la que tu padre o tu madre metió en un interno para sacarte de encima.
Silvina, comenzo a llorar, pero rápidamente corrió sus lágrimas, no quería mostrar debilidad frente a Armando, auqneu este la fuera a asesinar.
-Y a vos te gusta la basura, no? O por qué mierda te acostaste conmigo?
-Claro, como a una prostituta, lo malo es que vos te creíste otra cosa, no sé qué, de verdad creías que te iba a convertir en mi esposa? sos una idiota, y ya me cansaste, bajate del auto, sin hacer escandalo eh.
Silvina bajo, sintió que le quedaban pocos minutos de vida, paso sus manos por la panza.
El hotel era un viejo edificio que de a poco se estaba viniendo abajo, el encargado que a su vez parecía ser el dueño del lugar por como se comportaba, les dio una habitación sin despegar sus ojos de Silvina.
Silvina pensó en decir todo, pero de qué serviría? sería responsable de la muerte de ese hombre...
Una vez dentro de la habitación Silvina se abalanzó sobre el, tirándole del pelo, y metiéndole los dedos en los ojos, instintivamente Armando le dio con el culatazo del arma y esto la tiro al suelo, dejandola apenas consciente, aunque sin fuerzas para levantarse.
Armando dejo el revolver sobre la cama, y comenzo a patearla, una y otra vez en su estomago, hasta que su vestido comenzo a teñirse de sangre, cada vez era mayor la mancha, y traspasaba el vestido para llegar al piso, siguió pateando y pateando, lo hacia absoluta furia con la que lo hacia y con una gran excitación.
La habitación e la que se despertó Silvina no era la del hotel, lo noto ni bien pudo abrir los ojos, y aunque se sentia mareada y dolorida, pudo captar varias cosas, como el suero que tenia en su brazo, o que una mujer a la que nunca había visto antes estaba sentada al lado de su cama, esta al ver que ella había los ojos, se acerco.
Silvina sintió la boca reseca y paso su lengua por los labios, la mujer adivinando su necesidad le alcanzo un vado y con un pañuelo mojo sus labios.
Noto enseguida que la mujer no era enfermera, ya que no estaba vestida como una, y por lo que pudo haber había en sus acciones había algo más que el mecánico desempeño  de un trabajo.
-Quien...es usted.
-Tranquila, hablaremos cuando te sientas mejor, descansa.
Silvina como si esas palabras ejercieran cierto poder ignotico sobre ella, sintió como se adormecía.
Unas horas después, al despertar, si estaba mucho más lucida, y la mujer seguía ahí, esta vez parada cerca de la ventana.
-Ahora si me va a decir quién es?
-Soy...tu tía.
-Qué?
-Y mis padres, que paso con ellos?
-Es una historia muy larga.
-Que importa, cuentemela, o se cree que tengo algo más que hacer.
La señora la miro entre apenada.
-Lo sé, pero en tu estado.
Silvina recién tomaba verdadera conciencia del por que estaba allí, Armando, los golpes.
-Mi hijo, como está? Nació, verdad, digame que está bien, por favor.
La mujer bajo su miraba.
-Voy a llamar al doctor.
-No, digame como está?
-Lo siento...
Muerto, claro, como no iba a morir, la pesadilla cada vez se volvía más un recuerdo vivido, las patadas, la sangre corriendo por sus piernas...
Silvina se largo a llorar, sentía tristeza, furia, vergüenza, y sobre todo odio.
A los pocos minutos, llego un doctor y le inyecto un calmante, al despertar pidió ver el cuerpo del bebe, el doctor primero se negó, pero frente a su insistencia cedió.
Al verlo sintió que se moría junto con él, tan pequeño, y estaba repleto de moretones, se descompuso y casi se desmaya, la tuvieron que contener y enseguida cubrió el cuerpo con una sabana.
El doctor quiso inyectarle otro calmante, pero ella le pidió que por favor no lo hiciera, y este acepto, se dio un baño, todavía sentía dolor, había pasado 2 días entre la vida y la muerte.
Luego de vestirse, y ver que la mujer seguía allí, le dijo.
-Cuenteme todo.
-Está bien.
 La mujer se llamaba Mónica, que al verla bien tenia un cierto parecido con ella, era la hermana de su madre, habían crecido en una casa pequeña, pero en la que nunca les falto lo indispensable, su padre había muerto cuando su madre Lucía tenia 18, y ella 11, al poco de cumplir la mayoría de edad conoció a Luis, un ferroviario, que arreglaba las vías, se enamoraron y se casaron a los pocos meses, un año después nacía ella, Luis era un buen hombre, un poco ignorante ya que solo había hecho hasta primer grado, pero las quería mucho a Lucia y a ella, además si podían les daba algo de dinero a su suegra, Matilde, para que las 2 pudieran vivir.
-Y qué paso, para que ese paraíso, se acabara?
-No era un paraíso, y menos para tu mama, ella era hermosa, así como vos,siempre fue ambiciosa y sobre todo soñadora, igual se había enamorado de tu papa, porque este también era muy guapo, y sé que lo quiso, pero...una vez formada la familia, se empezó a cansar de la monotonía, tu padre trabajaba 10 horas, y llegaba cansado, siempre me decía que parecía que vivía con un animal, que solo comía y dormía, no la llevaba a ningún lado...
Mónica continuo contándole, a pesar de que a veces quería parar, Silvina le exigía que siguiera, que quería escucharlo todo, que no omitiera nada.
Lucia quería salir, y también vivir en una mejor casa, con mejores muebles, varios veces le dijo a Mónica, que se arrepentía de haberse casado con Luis, que este no la satisfacia, que ni siquiera le hacía el amor, se pasaba el día limpiando la casa y repasando los pocos muebles que tenia, además de alimentar y cambiar a la niña, aunque no le gustaba ser madre, se esforzaba, igual todo la frustraba, comenzo a dejarle la niña a ella, y a salir, se compro telas y se hizo vestido..hasta que conoció a alguien, nunca le dijo a Mónica quién, y  solo se entero cuando era demasiado tarde, una noche la policía despertó a su madre y esta a ella, para que las acompañaran a reconocer un cuerpo, era Lucia, había sido asesinada a golpes en una pequeña casa alejada y semi abandonada, aunque dentro de ella se notaba que alguien había estado sino viviendo por lo menos yendo seguido.
Arrestaron a Luis, suponiendo que él la había encontrado con su amante y la había matado, presumieron que el amante había logrado huir antes.
Luis negó todo, y ella le creyó, pero no pudo hacer nada, era solo una adolescente, su madre Matilde creyendo que Silvina era hija bastarda del amante de Lucia no quiso saber nada de ésta y la metió a un convento, sin decirle en cuál a ella.
Pasaron los años, Mónica se dedico a coser para afuera, su madre murió 10 años después, y comenzo a buscar el interno donde estaba  ella, sin éxito, sin éxito, no tenia los recursos para ir de una ciudad a otra, así que tuvo que visitar solo el de las ciudades que limitaban con su partido.
Luego hacía 2 años en uno de los viajes que hacía para buscar el internado, conoció en el tren a un hombre, Ramiro, era varios años mayor que ella, este la conquisto, le había dicho que era reportero, pero luego de pedirle matrimonio y que ella aceptara le confeso que era el dueño de El Fundador, el diario más importante del país.
Desde ese día buscaron en todos los internados de la provincia, hasta que encontraron uno en la ciudad donde los datos coincidan con los de ella, pero otra vez como sucediera con su hermana, se había enterado demasiado tarde.
Una vez que Mónica termino, ambas se abrazaron.
-Nunca tendría que haber ido de allí.
-No pienses en eso, pensa en que tendrás una nueva vida.