sábado, 25 de mayo de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /7)

Las canas empezaban a hacerse notorias, se cepillo el pelo, y luego se quedo unos cuantos minutos sentada sobre la cama, pensando en si ir o no a la peluquería.
Odiaba teñirse sola, además prefería si tenía que hablar con alguien hacerlo con Nelida, su peluquera desde hacia 20 años, que ver las miradas y las condolencia de cuantos conocidos se encontrara en el supermercado donde compraba la tintura.
Cuando le pidió un turno a Nelida esta se lo dio para la primera hora de la mañana del martes, este era la mejor hora, ya que a la mañana y un día de semana casi ninguna mujer iba a la peluquería, le dio un beso y la abrazo, Laura supo que era sincera, si bien no se veían mucho fuera de la peluquería, tenían cierta conección, y puntosa de vista parecidos sobre muchas cosas.
La sentó y empezó a mezcla el agua oxigenada con la tintura.
Laura se miro al espejo, desde la muerte de Alejandro que no se miraba, no le gusto ver a esa mujer que estaba acabada, y que parecía que tenia una mueca patética dibujada en la cara.
Nelida empezó a pasarle la tintura suavemente, con movimientos tan delicados que parecía más un masaje, no dijo nada, porque sabía que Laura no quería escuchar más condolencias, ni palabras de apoyo, ni nada.

sábado, 18 de mayo de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /6)

Terminar la carrera, buscarme un trabajo, por ahí casarme y tener hijos, no, no veo eso en mi, es como si me pusiera una ropa que no va conmigo, no me siento con las ganas, o la capacidades de terminar la carrera.
No tengo ganas de nada.

Pobre el psicólogo, se frustro y me mando con un psiquiatra, este me mío pastillas, y si ahora volví a la universidad, pero no soy yo, ese es otro, que sonríe, que presta atención en la clase, que entrega los trabajos a tiempo, que dice que está bien, que se siente mejor, yo solo soy un espectador, que esta ahí viendo como el realiza todo lo que debería hacer yo, es como si al tomar la pastilla le entregara las llaves de mi cuerpo.
Yo mientras pienso en otra cosa, cada vez con más fuerza, la muerte, si, siento que sería lo mejor, cada día lo confirmo, no lo hago porque sé que mamá y papá se sentirían culpables y no, es algo mío, siento que es la única salida, no tengo ganas de seguir levantandome, de tomar la pastilla, de no ser yo mismo, de ni siquiera saber quien soy en realidad, lo único que sé es que quiero morir.

sábado, 11 de mayo de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /5)

Las fotos le provocaban sentimientos raros, ambivalentes, por un lado eran lo único a lo que ahora podía aferrarse, ya que su hijo no era más que imágenes, cada vez que trataba de pensar en eso, se agitaba, la ausencia de su hijo, no podía pensar en ello, no quería, pero tampoco podía ver las fotos, o las escasas filmaciones que tenia de él, los recuerdos eran engañosos, todo lo era.

El tener que seguir adelante le resultaba imposible, pero igual de imposible sentía que era el hecho de pensar en el suicidio, aunque quisiera morirse, no tenia lo que fuera que había que tener para hacerlo.
El hacer las cosas de todos los días, como levantarse, lavarse la cara, peinarse, vestirse, elegir que ropa ponerse, calentar agua, hacerse un té o un café, a Alejandro le gustaba  que le pusiera 2 cucharadas bien cargadas de café, y pensar en que hacer durante el resto del día, poner la ropa a lavar, si mamá, perdona que me olvide de sacarte los papeles del bolsillo, tender la cama, ahí casi siempre encontraba una media, pero ese no era el Alejandro de los últimos años, trato de aferrarse a eso, a que no había sido su culpa que el muriera...pero entonces de quién era la culpa?
De Belen? de Facundo? o de el propio Alejandro, cada vez que pensaba en ello, empezaba a llorar y temblar, se acerco a la cajita donde estaban los tranquilizantes, si seguía así se volvería adicta a ellos, pero  no le importaba, se metio una pastilla en la boca y la mastico, quería sentir el gusto ácido de la misma, quería castigarse por no haber sabido evitar la muerte de su hijo, por no escucharlo como debía, o por no ir a verlo.
Trago agua, y se fue a acostar, 1 hora después de levantarse.

sábado, 4 de mayo de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /4)

Nunca le había gustado el fútbol, ni ningún otro deporte, de chiquito a veces había jugado con los camiones, y a los indios y vaqueros con sus primos, pero lo que más le había gustado era cundo yo lo agarraba, lo levantaba para arriba y él abría sus brazos como su fueran las alas de un avión, dummmmmmmmmm, hiuuuu, y lo llevaba por toda la casa, a Paula porque tenía miedo de que se me cayera, nunca se me cayó, y a él le encantaba, creo que esas veces era cuando más feliz lo veía, se notaba la alegría en sus ojos.
Podría haber hecho algo para que no se suicidara, no sé, y esa duda, me va a cagar el resto de la vida, bah ya  la tengo cagada con el suicidio, para que mierda sigo viviendo, todos los días voy a despertar pensando en que mi hijo se suicido, y en lo que podría haber hecho para evitarlo, y lo peor es que ni siquiera sé que.
Con un gran esfuerzo termino de comer, le costaba tragar, le costaba hacer todas las cosas cotidianas, levantarse, lavarse la cara, hacer los mandados, pero lo que más difícil se le hacia era comer, se sentía asqueado cada vez que mascaba y luego tragaba la comida, y eso que todo lo que comía últimamente era arroz o fideos, por eso para pasarlo tomaba vino, el alcohol siempre lo había adormecido, y ahora era lo único que le permitía dormir, aunque solo fuera para soñar con Alejandro, y su muerte.