sábado, 29 de junio de 2013

El arribo de Laura /1)

1936

Las enredaderas sobre el alto y ancho muro era lo que Silvina solía ver cada vez que miraba por la pequeña ventana que tenia en su habitación, pero no le importaba, ya que casi nunca pensaba en el lugar donde estaba, si no en el lugar al que quería ir.
Se alejo de la ventana y toco el hombro de Florencia.
-Me das el espejo, que yo también quiero verme bien.
-Coqueta.
-Quien lo dice...
Silvina se miro, tomo el cepillo que estaba sobre su cama, y se peino varias veces.
-Que lastima que no nos permiten hacernos los rulos.
-Ay, solo a vos se te ocurren esas cosas, gracias que nos dejan salir con la hermana al cine, ya eso es un milagro de San Antonio.
-No nombres a los santos, que gracias a Dios, hoy solo tenemos que rezar una vez más, pero mañana...
-Ni hablar, será bueno la película?
-No sé, peor ojalá sea un melodrama.
-A vos porque te gustan las que terminan con un beso.
-Por supuesto, cuando tendré yo a un hombre así...
-Solo en las películas, y a las actrices famosas tienen esos hombres, yo por eso quiero ser actriz, sabes lo fascinante que debe ser eso?
-No, peor vos lo sabrás.
-Si claro, no me digas eso.
-Por qué no? tenés que pensar que si lo lograras, por ejemplo, yo sé que voy a conocer a un hombre tan hermoso y bueno como los de las películas.
-Ajá, soñar no cuesta nada.
-No, y hacer esos sueños realidad si, lo sé, no soy tarada, pero tampoco son imposibles.
-No, pero casi.
En ese momento sonaron dos suaves golpes en la puerta, y luego una mujer de unos 26 años se acerco, llevaba el hábito, su rostro era feo, aunque su mirada y sus labios reflejaban su dulzura.
-Ya están listas?
-Si, hermana Soledad.
La hermana Soledad, era la que más tiempo pasaba con las chicas, era su profesora de música, y además siempre trataba de inculcarles lecturas, aunque en la biblioteca del colegio muchos estaban prohibidos, por lo que casi todos eran folletines que recortaba y pegaba luego en un álbum y cuando terminaba de leer se los pasaba a las chicas, sobre todo a ellas, que no tenían a nadie que las retirara del colegio los fines de semana, ni que les llevara siquiera una novela barata, la madre de Florencia no podía ir la a ya que tenia que pasarse el día trabajando, y cuidando a sus hermanos, y Silvina por lo que ella sabía no tenia familiar alguno, siempre que preguntaba recibía la misma respuesta, a ti te dejaron en la puerta de un convento, no sabia por qué pero Silvina sentía que esa historia o parte de ella era mentira.
La película no fue muy buena, pero a ellas se le pasaban volando la hora y media que solían durar estas, era el único día de la semana que salían del colegio, que veían otra cosa que no fueran los muros y eso de por si las entusiasmaba, además de que oía y veían personas que no llevaban el traje de la escuela, la hermana Soledad, luego de que finalizara la película las llevo a comprarse una manzana acaramelada a cada una, Silvina fue corriendo hasta el puesto que las vendía y sin darse cuenta tropezó con un transeúnte.
-Perdone señor.
-Era alto, y desde el suelo y caída como estaba, se veía aún más alto e imponente, llevaba sombrero, era bello, Silvina sintió que ese sería el hombre que la estrujaría en sus brazos, quien le daría el beso antes de que apareciera la palabra fin.

sábado, 22 de junio de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /11)

Las familias de las publicidades, con esas casas que parecen más norteamericanas que argentinas, igual que sus barrios, nada tenia que ver con lo que la mayoría conocíamos, era como un sueño, una aspiración, pero no solo de ese lugar hermoso, sino también de esa familia, donde todos estaban contentos, donde todo encajaba, se complementaban y disfrutaban de la mutua compañía, donde el mayor problema era la falta del producto que se estuviera publicitando, y luego todos volvieran a ese paraíso, de risas y felicidad.
Pero esa felicidad es tan falsa, como la necesidad de tener el producto de mierda que publicitaban, uno llega a la adolescencia y se da cuenta que esa familia eran actores contratados, que esas risas y esa felicidad eran solo parte de un guión, y que en la realidad, las familias también están compuestas de actores, y aunque estos se esfuercen su trabajo siempre es mediocre, porque tienen que improvisar, a cada minuto, cada hora, cada día.
Y a veces lo mejor es renunciar, dejar de ser un actor de la publicidad engañosa que es la vida.
Yo ya no tengo ganas de seguir en ella, lo siento por todas las culpas y el dolor que sentirán mis padres, y por ahí Laura, pero es mi vida, y no la voy a seguir viviendo solo para que ellos se sientan bien, me canse de esto, y lo mejor es que se termine.


sábado, 15 de junio de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /10)

El mar con agua tibia, recordó cuando con Alejandro se metieron, les hubiera gustado estar desnudos pero no eran los únicos que estaban en la playa, además el agua era clara.
Alejandro le había dicho.
-El mar argentino es la realidad, y el de Brasil un sueño.
Y si, parecía un sueño, un hermoso sueño.
Ambos se quedaron flotando, sintiendo el sol y el agua sobre su piel, se tomaron de la mano y se quedaron así, luego fueron al hotel y vovieron a la noche, querían hacer el amor en la playa y ver si por fin podían nadar desnudos, lo consiguieron, ambos se dijeron varias veces que se amaban, se besaron, se abrazaron, se tiraron agua uno al otro, ella tomo varias fotos con su celular, y sintió que era uno de los momentos más felices de su vida.
Le estaba costando superar la muerte de Alejandro, pero no se permitiría caer en depresión.

sábado, 8 de junio de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /9)

Toco su cuello, luego bajo a su pecho, acaricio su tetilla hasta endurecerla, siguió por su abdomen, luego paso su ano por el bello público hasta llegar a el pene, esa vez estaba más duro que en los anteriores intentos.
Mirta hace todo porque se me pare, bueno hoy estuvo cerca, ahora me la va a chupar, es demasiado buena conmigo.
Se podía seguir respirando, comiendo y hacer casi todo lo que se hacia antes, después de la muerte de un hijo, pero no se estaba vivo, una parte tal vez la más importante de ti mismo había muerto, y tener sexo, o disfrutar de cualquier cosa que antes resultaba imprescindible, ya no se podía.
Mi pene está muerto, jajaja suena a una comedia idiota, cuando la verdad es que es una tragedia, en fin.
Mirta se levanta, va al baño, se lava la boca y la cara, y luego vuelve a la cama, le da un beso en la mejilla derecha, y apaga la luz.
Luis sueña, como casi todas las noches con Alejandro, a veces son pesadillas donde lo ve cubierto de sangre y él está paralizado, no puede correr, ni gritar, ni llorar, solo ver.
Otras son recuerdos engañosos de cuando Alejandro era pequeño, ya no sabe hasta donde los mismos son reales o imaginarios.
Esa noche se duerme y sueña con que es un viejo decrépito que se amaca en una silla, mientras su hijo está frente a él, aunque no lo mira, ni siquiera sabe si su hijo puede verlo, este toma el arma, apunta a su cabeza y dispara, Luis se queda inmóvil, viendo la sangre, pero está vez el sueño no termina allí, sigue, ve como su hijo se va pudriendo, como los gusanos, los escarabajos y todo tipo de insecto corroen su cuerpo.

sábado, 1 de junio de 2013

La vida y la muerte de Alejandro Suárez /8)

Al salir de la peluquería no se encontró con todas esas miradas que ella esperaba, si algunos le echaron un ojo pero más por curiosidad o morbo, peor no había en ellos prejuicio, a lo mejor lo disimulaban, no sabía, y se dio cuenta que tampoco le importaba, acaso esa gente la ayudaría a superar...no superar no era la palabra, a hacer más llevadera la pena?
No, esas personas no le brindarían ningún consuelo, como ella tampoco se los brindaría a ellos cuando sufrieran alguna tragedia, para que mentirse, la vida era así, cada quien se ocupaba de sus propias desgracias, y las de los demás solo les importaba como pasatiempo, por lo relativa compensación de saber que el otro estaba tan hecho mierda como uno, pero nada más.