sábado, 28 de febrero de 2015

La calle de lo inesperado /18)

Se paso la mano derecha por el labio inferior, lo tenia partido, pidió agua, y una enfermera le acerco un vaso y una pajilla.
Ines, se sentía aturdida, pero recordaba todo lo que había pasado.
Lara, también despertó bastante aturdida.
Ambas luego de ser atendidas por un enfermera, recibieron la visita de la policía.
-¿Qué relación tenia con el Damian Rato?
-Era mi inquilino.
-Un ex novio.
-¿Sospechaba de sus actos delictivos?
-Para nada, nunca le hubiera alquilado el departamento, no soy una loca, para tener un criminal al lado.
-No, por supuesto que no.
-¿Había tenido antes una conducta violenta con usted, o había observado una actitud de ese tipo con otra persona?
-No.
-No.
-¿Sabe de algún lugar donde podría estar escondido?
-No.
-No.

Se fue hasta la ciudad vecina, luego dejó el auto en un pequeño monte, a unos metros de una estación de servicio, diviso al muchacho encargado de la misma, que estaba con su mirada fija en la pantalla de su celular, forzó la puerta de uno de los autos que estaba estacionado, entro, y arranco, era algo que había aprendido hacia unos años, como forzar la entrada de un auto, y encenderlo sin la llave de arranque.
Salió, sin que el muchacho levantara la mirada de su celular.
No sabia adonde ir, por lo que manejo sin rumbo, hasta que encontrara otro auto sin vigilancia. 




sábado, 21 de febrero de 2015

La calle de lo inesperado /17)

Nunca había sentido tanto miedo, le costaba respirar, estaba temblando y se sentía descompuesta.
Pero a este hijo de puta, no le voy a dar el gusto de verme vomitar.
Ines cerró los ojos, apretó las manos contra los muslos, y se obligó a respirar pausadamente.
Lara agarró el volante, e Ines instintivamente lo agarro de los pelos, y a tratar de clavarle las uñas en los ojos.
-Hijas de putas.
Gritaba Damian, mientras pisaba el freno.
Las ruedas chirriaron contra el asfalto, Lara , logró quitarle la llave al auto, y luego junto Ines se bajaron enseguida y comenzaron a correr.
Solo habían hecho 4 cuadras, cuando Lara atacó a Damian, por lo que ambas corrían de vuelta hacia la comisaría, a cada metro que daba, más se entusiasmaban con la idea de librarse de Damian.
Este se escupió repetidas veces las palmas, se las refregó y las paso por sus ojos y parpados lastimados, luego tomó la pistola, cerro el ojo derecho y disparo, la primera fue a Lara, tanto porque era la más joven y rápida, como por la bronca y resentimiento generados por ser quién iniciara el ataque, y el 2 a Ines, a ambas le había apuntado a las pantorrillas, acertando ambas veces, a la vista de que las 2 cayeron a los escasos segundos de disparar.
Se guardo el arma en la cintura, y fue corriendo hasta donde estaba Lara, quién estaba jadeante haciendo presión sobre la herida, volvió a sacarse el arma, y le apunto a la cabeza.
Ésta adivinando lo que quería, agarro las llaves y las tiro varios metros lejos de si, Damian tenia ganas de matarla, pero no a tiros sino a culatazos, lamento el no tener tiempo para hacerlo, ni siquiera para arrastrarlas hasta el auto y llevárselas con él, busco la llave, y fue corriendo hasta el auto.
Ni bien arranco, vio que las luces de las patrullas, se acercaban.
Una patrulla estacionó cerca de las 2 heridas a las que las separaban unos metros una de otra.
Los vecinos empezaron a salir a la calle, los de 30 para abajo, con celulares, filmando todo.



sábado, 14 de febrero de 2015

La calle de lo inesperado /16)

-Yo me acosté con esta bestia...
-Te entiendo.
-Vos sabias la clase de porquería que era y no lo denunciaste, ¿qué tenés en la cabeza?
-¿Me faltaban pruebas, o querías que fuera a denunciar suposiciones? además no tengo por qué darte explicaciones a vos.
-No claro, como si no tuviera a este hijo de puta, acá, por tu culpa.
-¿Yo te puse un arma en la cabeza para que lo metieras acá, o para que te acostaras con él?
Las 2 se quedaron en silencio un momento, masticando su furia.
-Ya está, de nada sirve llorar por la leche derramada, ahora qué hacemos, vamos a la policía.
-¿Y si, venís conmigo?
-Obvio, no me voy a quedar solo con el loco este.
Ambas se subieron al auto, al llegar a la comisaria, se encontraron con un montón de gente.
-¿Qué mierda pasa acá?
Dijo Lara con fastidio, luego de estacionar, Ines, se bajó también.
Lara entró a la comisaria, y salió a los pocos minutos.
-¿Y?
-Nada, están registrando a los que vinieron por el fin de semana larga a la laguna, ya sabes que ahora por eso que legislaron en el consejo de liberantes, todos los que entren a la ciudad, tienen que mostrar el documento, para que se chequeen sus datos.
-Pero son un montón.
-Y si, yo no me puedo quedar toda la noche, si mi marido se despierta, y no me encuentra en la cama, se me va a armar un quilombo.
Ines vio como se marchaba Lara, y se fue a sentar al banco que estaba en la vereda de enfrente a la comisaria, allí vio como la gente dejaba los bolsos a un costado, cansadas de sostener las manijas en sus manos u hombros.
Tan hartos estarán de la Capital, qué se aguantan todo esto, por pasar unas horas en la laguna, en una carpa, rodeado de mosquitos, humedad, y demás mierda, pobre gente.
Se cruzo y descruzo de piernas, estaba incomoda, cansada, aburrida.
Y encima hago todo esto, para que después me saquen el cuero, por tener a un psicópata en la casa y no haberme dado cuenta, y para más, que también cogí con él, no va a haber uno que no se me cague de risa en la cara, pero bueno, joderme.
Ines vio que el auto de Lara, aparecía por la calle, y se paraba frente a ella, esta bajo el vidrio.
-Subí, tengo algo que decirte.
Ines lo hizo.
-Qué pasa.
-Hola Ines, ya que estamos los 3, podríamos hacer un lindo trío.
La voz de Damian, surgió del asiento de atrás, sostenía un arma que la estaba apuntando.




domingo, 8 de febrero de 2015

La calle de lo inesperado /15)

Al ver salir a Damian, decidió usar su propia llave para entrar en el departamento.
Adentro no encontró nada, más que un cenicero repleto de colillas de cigarros.
Ines salió, y le escribió un mensaje a Lara.
En la habitación no hay nada, debe tener todo, en el celular.
Con todo se refería a los fetiches, recuerdos de las heridas infligidas a las diferentes mujeres con las que había estado, con eso podían ir a la policía.
Recordó los fuertes calmantes que le había dejado el doctor, para que se los diera a su madre, cuando los dolores eran muy fuertes, y decidió colocarlos en un pote donde preparo un postre de leche.
Ines, tuvo que hacer un gran esfuerzo por tragar el suyo, sin observar demasiado a Damian, cada cucharada que este se metía a la boca, ella exhalaba,  al terminar, se llevo la mano derecha a los ojos, refregó con el indice su ojo izquierdo, y con el pulgar el derecho, bostezo, y se quedó dormido.
Ines se levanto de su silla, y empezó a buscar en los bolsillos del jean, encontró el celular en el derecho, este no era de la misma marca que el de ella, y para no tocar algo que luego Damian se diera cuenta de que ella había tenido su celular, decidió llamar a Lara.
-Che, yo no sé como se maneja este celular, tengo de otra marca, vení.
Está bien, dentro de un ratito paso.
Lara enseguida maniobro, y mando las fotos y los videos al celular de Ines y luego al suyo.
Ambas se sentaron en el celular y empezaron a ver imágenes perturbadoras, mujeres siendo quemadas con cenizas, otra lamiendo suela de los zapatos, otras comiendo escrementos.
Ines no pudo seguir viendo.

domingo, 1 de febrero de 2015

La calle de lo inesperado /14)

Me gustaría soñar con que todo esto es verdad, pero no, solo me estaría haciendo la idiota.
Damian me cogió para ganar tiempo, y también para tener a una infeliz que haga todo lo que él quiera.
La primera vez que tengo sexo en décadas, y resulta que solo lo hacen para que me quede callada, qué lindo, eh.

La habitación olía a transpiración, a semen, y eso le gustaba, también había quedado alguna que otra hebra de Ines sobre la almohada.
Voy a disfrutar torturando a la vieja conchuda esta, va a ser mi mascota, además la puedo hacer vender esta casa y con eso tirar 1 año, por lo menos.

Cuando dobló la esquina, se le apareció Ines, y casi se le tira encima del auto, Lara piso el freno enseguida.
-Estás loca.
-Más o menos, después del regalito que me dejaste en mi casa, arranca.
-¿De qué hablas?
-No te hagas la boluda, hablo del psicópata de Damian.
-Yo qué tengo que ver.
-Te dije que no te hicieras la boluda, ¿o querés que vaya a su departamento, y le del el anónimo que me mandaste?
-Yo no le dije que fuera a quedarse ahí.
-Obvio, pero me podrías haber hablado de frente.
-Claro, para que anduvieras con el chisme por todos lados.
-Mira, más importante que tu bolsillo, pensa en tu cabeza, porque el loco ese es capaz de cualquier cosa.
-Ya lo sé.
-Y entonces, ¿qué mierda hacemos para que lo metan preso?
-No sé, yo no tengo pruebas de nada, solo suposiciones.
-Okey, y qué pensas que ha hecho, matado a alguien.
-No me sorprendería, pero no hay pruebas.
-Dicen que los asesinos siempre guardan alguna cosa de la victima, un fetiche o lo que sea, por ahí  Damian, tiene alguno en el departamento.
-Es muy obsesivo con todo, se daría cuenta si la mínima cosa no estuviera en su lugar.
-Igual tengo que arriesgarme, y la próxima vez, trata de tener un amante normal, que solo te saque plata, frena acá.