sábado, 30 de noviembre de 2013

El arribo de Laura /23)

Se levantó de la cama, no pensaba estar en actitud pasiva, mientras Victoria la apuntaba, no pensaba dejar que ella creyera que tenia el control.
-Sabes una cosa, en algún momento llegué a pensar en algo como esto, que vivieras y me quisieras matar.
Dijo Silvina, con toda la tranquilidad y el sarcasmo que fue capaz de fingir.
-Todo es tan obvio para vos, no? claro, no lo fue que Armando te cagara a patadas hasta hacerte perder al bastardo, qué lastima no te mato.
-Viste, las cosas nunca salen como nos proponemos.
-Incluyendo tu venganza...
-Puede ser que no saliera como esperaba, peor si e matas, igual habré cumplido mi objetivo, ,porque todos descubrirán que fuiste vos, mis tíos harán todo para que te pudras en la cárcel, y tu familia se verá arruinada, además de que el diario se encargara de revelar todas las porquerías de tu familia.
-Pero vos no estarás para verlo, qué pena, no?
-Gracias por compadecerte, pero me doy por bien servida, al saberlos arruinados, y ya me canse de hablar con vos, así que si vas a disparar hazlo.
Victoria estaba a punto de disparar, cuando por un segundo, miro el arma, y Silvina aprovecho para tomar la almohada, y con eso como escudo se abalanzó sobre Victoria.
A esta la sorprendió descuidada, e instintivamente disparo el arma, cuya bala fue a dar a su pie derecho.
El disparo despertó a todos, y el primero en llegar a la puerta de la habitación de Silvina, y golpear violentamente la puerta, fue Manuel.
-Silvina, estás bien, abrime por favor?
Silvina, como Victoria caía al suelo y comenzaba a tomarse con ambas manos, su pie herido, abrió la puerta.
-Ve a atender a tu mamí, que quiso hacerse la pistolera, y le salió el tiro por la culata.

 

sábado, 23 de noviembre de 2013

El arribo de Laura /22)

Todo había sido tan patético, que era casi obvio que una pregunta de lo más patética como la que acababa de hacerle Manuel, fuera la que culminara la escena.
Te amo con toda mi alma, quiero estar con vos siempre.
Fue lo primero que se le vino a la cabeza, más no a los labios.
Sentía que no podía contestarle, como si estuviera en un sueño, queriendo gritar y no salía nada de su garganta.
Una lágrima se deslizo por su ojo derecho.
Se soltó de la mano de Manuel, y se fue hasta su habitación.
Por qué no le dijo que no, se lo tendría que haber gritado.
-Querés que vayamos a casa, por lo menos por hoy.
-No, yo de acá no salgo, hasta que ellos estés hechos mierda.
-Te das cuenta que también te estas destruyendo a vos misma con todo esto.
-Si, pero no me importa, yo desde el día que el hijo de puta de Armando me golpeo, estoy muerta en vida, lo único que me importa es que ellos también lo estén.
-Y Manuel?
-Manuel nada, terminara odiando, lo sé, así que lo mejor es que me haga a la idea, y trate de no pensar en él, aunque sé que es imposible, peor no me queda de otra.
-Podrías olvidarte de la venganza...
-Jamás, aunque lo intentara, sé que no lo lograría, es más fuerte que yo, el resentimiento y la amargura son sentimientos muy fuertes, yo por dentro estoy rota, y eso no se puede arreglar, ni pegar con nada, nunca seriamos felices, así que lo único que me queda es terminar lo que empecé.
-Está bien, me voy, si me necesitas, llamame, adiós.
-Adiós.

No sabia a quién odiaba más, si a Silvina, o a Armando.
-Todo esto es culpa tuya.
-Dejame de joder.
-Te odio, maldigo la hora en la que me case con vos.
-Sentite correspondida.
-Te das cuenta hasta donde nos han llevado tus porquerías?
-Porquerías de las que siempre fuiste consciente, no te hagas la santa.
-Todos los hombres, como buenos cerdos que son tiene sus putas para hacer sus inmundicias, pero tienen la suficiente inteligencia para buscarse unas que sepan cuál es su lugar.

No estaba enojado, aunque si sorprendido, Gustavo siempre supo que algún motivo oculto había tenido Laura o como se llamara, para casarse con él, pero no creía que fuera algo así.
Igual ahora se sentía tranquilo, no tenia por qué sentirse sucio, luego de enterarse de que toda su familia era una mentira, y que su padre era un ser inmundo, capaz de embarazar e intentar asesinar a un menor de edad.

Le costaba creer y entender lo que Manuel le estaba contando, todo parecía tan retorcido.
-No sé que decirte.
-Por lo menos no intentas darme un falso consuelo, te lo agradezco.
-Para qué, y qué pensas hacer?
-No tengo ni idea, no sé, creo que me voy a quedar en la casa.
-Para protegerla, verdad?
-Como me conoces, Liliana.
-No por nada somos hermanos...
-Debes creer que soy un idiota, además de un loco.
-Te parece que yo estoy en condiciones de juzgarte? los que si me dan asco son papa y mamá.

Ella manejaba, al igual que en la casa, desde que Francisco tuviera el accidente, todo estaba bajo su control.
él no paraba de reír, mientras la miraba en forma irónica.
-Qué linda familia que tenés.
-Callate, vos sos él menos indicado para hablar.
-Te parece? yo no soy un potencial homocida.
-No lo sé, de vos nada me extrañaría, o te crees superior moralmente a alguien?
-Mejor que el hijo de puta de tu padre, soy.
-Por favor, vos no le llegas ni a los talones a mi padre, y no croe nada de lo que esa tipa dijo.
-Ay, por favor, Isabella, deja de hacerte la tarada, vos sabes de lo que es capaz tu padre, y parece que le llego su hora, y no sabes como lo estoy disfrutando.
-Mi padre es fuerte, va a salir adelante, y va a poder contra esa puta, peor vos, seguirás siendo un infeliz.

Silvina daba vueltas en su habitación, cuando sintió que alguien rompía el vidrio de su ventana, y vio aparecer a Victoria que la apuntaba con un arma.

sábado, 16 de noviembre de 2013

El arribo de Laura /21)

Las miradas de ambas se cruzaron, y se sorprendieron de ver reflejados en los ojos de la otra, el mismo odio, en ese momento fueron conscientes de que no pararían hasta destruirse.
Con una sonrisa, Silvina dijo:
-Nunca podré ser más hipócrita que vos, Victoria.
Victoria se contuvo de cachetearla, y grito, casi escupiendo las palabras.
-Tu cinismo no te va a salvar, puta.
-No te permito que hables así de...
Grito Manuel acercándose.
-De quién, idiota, de Silvina, la misma con la que te has estado revolcando?
-Y la misma que se acostó con Armando, ay perdoname que te quite la posibilidad de seguir humillandome, claro si eso para mi fuera una humillación, pero no, vos nunca podrías humillarme más de lo que lo hiciste hace 10 años!!!
Victoria se sonrió.
-Qué orgullosa me siento de ese día, te tendría que haber matado con mis propias manos.
-Tal vez creo que habrías sido más certera que tu maridito, el gran Armando García Vera, que se acostó con una infeliz de 15 años, a quien le pinto un mundo, le dijo que se iba a casar con ella, y termino metiéndola en un hotel, y transformándola en su amante, hasta dejarla embarazada.
-Callate!!!
Grito Armando.
-No, si la inmundicia de tu mujer, quiere que se sepa todo, se sabrá.
Vos, me convertiste en tu amante, tu muñeca, a la que le comprabas zapatos, vestidos, pero eso si, solo podía salir donde vos me decías, y después esperar a que él señor llegara, bien bañadita, cambiadita y perfumadita, pero claro, la muñeca no era de porcelana, y el señor olvido de cuidarse, por lo que su muñequita quedsó embarazada, y también su muñequita un día leyó el diario, y vio quien era su príncipe encantado, un tipo casado, con hijos, y que ella no era más que su amante menor de edad y embarazada, y por eso decidí venir y decir todo, arruinarte la vida como vos habías hecho conmigo, pero tu mujercita, se encargo de echarme como un perro.
-Pobre putita, qué esperabas, que te tuviera compasión, que te abrazara y te contuviera?
-No, de vos esperaba lo que recibí, pero lo que si no esperaba eras que Armando después de varios meses me encontrara, me obligara a subir a su  auto, luego me arrastrara hasta la misma habitación dónde me había quitado mi virginidad, y me pateara, hasta dejarme inconsciente, y seguramente creyendo que había muerto, teniendo 7 meses de embarazo, y estoy segura que vos lo sabias, porque me dijiste que me arrepentiría, y ahora de estar allí y que te encargarías que lo pagara, pues lamentablemente para todos ustedes, estoy viva, y ahora les llego el tiempo a ustedes de arrepentirse de todo lo que me hicieron.
Victoria sin poderse contener más, se acerco a ella y le pegó una cachetada.
-Puta descartada.
Silvina, le devolvió la cachetada, y le dio otra de revés.
-No más que vos, Victoria, sé muy bien tu historia familiar, tu familia estaba por quedar en la ruina cuando conociste a Armando, que en ese tiempo solo era un júnior, un hijo de papi, bastante reventado, el casamiento de ustedes fue una buena tapadera para acallar los rumores de lo que Armando hacia por ahí con sus amantes.
-Dejá de calumniarme, mierda.
Grito Armando, rojo de furia.
-Ay, lo siento, le duelen las verdades al señor presidente? pues más me dolieron a mi sus patadas.
 -Largate de aquí.
Chilló Victoria.
-No, Victoria, como te dije, esas infeliz a la que echaste hace 10 años, murió por las patadas que me dio tu marido, a mí no me vas a echar, ni vos, ni nadie, porque quienes más perderán si lo hacen, son ustedes, lo que se ha publicado en el diario, no es nada en comparación con lo que puedo publicar, como por ejemplo que el accidente que sufrió Francisco, fue provocado por la mano derecha de Armando.
-Hijo de puta.
-Grito Francisco.
-A mí vos no me puteas, mierda.
Armando encaro hacia donde estaba Francisco, y este lo volteó de un bastonazo.
Silvina se empezó a Reír.
-Qué hermosa familia, así me gusta verlos, insultandose, golpeándose, demostrando lo que verdaderamente son, que pena Victoria que te haya salido el tiro por la culata.
-Esto no se termina acá, oyes?
-Lo mismo te digo, preparate, porque yo tampoco me voy a detener.

Gustavo e Isabella, permanecieron imperturbables, les resultaba absudo, cada palabra de las que acababan de oír, sobre todo Isabella, Gustavo en ese momento se dio cuenta el por qué Laura ahora devenida en Silvina, se había casado con él.

Hacia semanas que veía al muchacho, y un día se canso de verlo solamente, no sabía por qué, pero cada día que pasaba le interesaba más, lo admiraba, aunque esto en cierta forma le resultaba absurdo, ella la hija del presidente, admirando al dueño de un bar, pero contrariando sus prejuicios, fue de noche, y cuando estaban por cerrar, y solo quedaba ella, se acerco a él.
-Hola.
El muchacho la miro sorprendido y también solo pudo atinar a contestar ese hola, con otro tan dubitativo como el de Liliana.

Silvina subió corriendo las escaleras, tuvo suerte de acertar en los escalones, ya que si uno de sus tacos le hubiera jugado una mala pasada, probablemente habría rodado por las escaleras y desnucado, cuando llego al final de la misma, Manuel reaccionó y comenzó a subir tan rápido como ella lo había hecho, ella trato de llegar hasta su habitación, pero cuando casi su mano tocaba el picaporte, Manuel le agarró el brazo, y la dio vuelta.
-Laura...Silvina, solo quiero saber una cosa, me amas?

sábado, 9 de noviembre de 2013

El arribo de Laura /20)

La cena que organizó de imprevisto Victoria para esa noche, alarmó a Laura, sentía que tenia que ver con ella, y por eso llamó  a Mónica.
-Creo que descubrió todo, y se lo va a contar a los demás.
-Silvina, no es demasiado tarde, ven conmigo, por favor.
-Tía, compré, no puedo, las cartas están echadas, y esto tenia que pasar, más tarde o más temprano, y estoy preparada para hacerlo.

Alquiló un cuarto encima de un bar, era pequeño, pero limpio y relativamente cómodo, cuando se aburría de escuchar la radio, leer revistas o novelitas de amor, o mirar por la ventana, bajaba al bar, pedía un café y se pasaba las horas viendo como entraban y salían clientes, como el dueño del bar que a su vez era uno de los mozos, y una camarera movían bandejas de aquí para allá repletas de café, té, facturas, masas, y demás.
En cierta forma los admiraba, el muchacho tendría apenas unos 2 o 3 años más que ella y ya había logrado ser el dueño del bar, y por la forma en que lo hacia y su actitud, se notaba que no había sido un regalo de su padre, para consentirle un capricho, si no que se lo había ganado trabajando.
Y eso qué tiene que ver conmigo, lo único que me falta, andar admirando negritos que se superan, bueno,..por qué no?
Liliana se quedó ahí, viendo al muchacho, hasta que notó, que este también la miraba.

 El accidente le había hecho perder la elegancia y la arrogancia, innata en él, Isabel se alegraba de eso, ya no era ese hombre regio, que parecía comerse al mundo, le costaba vestirse, y tenia que usar un bastón para moverse, pero igual rengueaba, mientras se colocaba los aros, lo observaba desde el gran espejo del ropero.
-Quien te ha visto y quien te ve, ya no sos ni la sombra de lo que eras...
-Por lo menos alguna vez fui, vos ni eso, siempre fuiste una pobre infeliz, insulsa y poca cosa, una mierdita.
-Pero una que no está tullida.
Antes de que Francisco se diera cuenta, tomo el bastón y comenzó a darle leves golpes sobre los muslos.
-Qué haces, hija de puta.
-Cagarte la vida, como vos me la cagaste a mí.
Y los golpes fueron haciéndose más fuertes, y bajando a la rodilla.

A Gustavo solo le interesaba componer y estar con Mauricio, el resto nada, hubiera querido que su matrimonio, su familia, y todo lo demás desapareciera, pero allí estaban, y su madre quería que estuviera esa noche sin falta, en una de sus estúpidas cenas familiares, vaya a saber que carajo se le ocurría celebrar o si era una conmemoración, lo que fuera, esperaba que fuera lo más breve posible.

Mónica apoyo sus manos sobre los hombros de Laura.
-Estas segura, podríamos salir de esta casa, ahora mismo.
-No, no soy una cobarde, si Victoria quiere que la enfrente, así será, pero no seré la única que quede expuesta.

Laura se aseguro de ser la última en bajar, Victoria había sido la primera, y quien recibiera a todos, a los que dispuso se quedarán al pie de la escalera.
Laura descendió los escalones de la forma más confiada que podía simular, su corazón le latía a un ritmo increíblemente rápido, pero se repetía que tenia que fingir, como había venido haciendo hasta ahora.
Al llegar al último escalón, Victoria con una gran sonrisa, toco una pequeña campanilla de plata.
-Les ruego a todos que me presten atención, ya que esta reunión, es en honor a Laura, debería decir Silvina, la más grande hipócrita que ha pisado esta casa.


sábado, 2 de noviembre de 2013

El arribo de Laura /19)

Esa extraña sensación de paz que se sentía luego del orgasmo, los invadía a ambos, estaban entrelazados, el brazo de él, sobre el cuello de ella, sus piernas haciendo un amasijo, sin que quisieran separarse unas de otras, sus cuerpos sudados, húmedos.
-Esto fue hermoso, ya sé que es una obviedad, y una cursilería, pero necesitaba decirlo.
-Yo siento lo mismo...
-Voy a buscar una sabían, porque nos estamos cagando de frío.
Ambos rieron.
-En esa puerta, la de la izquierda, hay.
Creía que acostándose con él, sintiéndolo, todo desaparecería, pero no, al contrario, todo se había intensificado, quería estar con él, sentirlo cerca, tenerlo a su lado, no separarse por nada, ni por nadie, aunque sabía que eso era imposible, que eso la debilitaba, la volvía vulnerable.
Cuando Manuel volvió con una sabana y una frazada, ella ya se estaba vistiendo.
-Qué, ya la carroza se transformó en calabaza?
-Si, volvemos a la realidad.
-No, volves a fingir, quién sos Laura.
No contesto, y salió de la casa apresuradamente.
Mientras manejaba se largo a llorar, pero no paro el auto, al contrario, lo acelero, con la mano derecha corrió sus lágrimas.

No podía ser, era imposible que Laura fuera Silvina.
-Pero yo...
Claro, sus ojos, sus labios, era la misma.
Se quedó un momento inmóvil, trasladado 10 años atrás.
-Ya llegó la puta.
Victoria, quería encararla ahora, pero cuando la vio entrar, prefirió quedarse callada.
No, ahora no, esto lo haré con tiempo, como lo hiciste vos.
Laura subió las escaleras sin siquiera dirigirles una mirada.

Los demás encuentros aunque mecánicos de parte de Mauricio, había sido liberadores para Gustavo, no le importaba que para este el no fuera más que un patético muchacho al que podía sacarle dinero, como hacía con tantos otros, uno de ellos, era un director, que había conseguido darle un pequeño personaje en una película, y en la empezaría a filmar al la semana que siguiente, sería mucho más importante.
-De 4 líneas en esta, paso a 30 en la próxima, te das cuenta? voy a se runa estrella, igual yo espero destacar, y algún día irme pa´arriba, pa´el norte.
-Sos hermoso, lo vas a conseguir.
Se oía y se odiaba, sentía asco de comportarse de forma tan patética y obsecuente cuando estaba junto a él, peor no podía evitarlo, lo amaba, lo idolatraba, cuando no estaba con el lo único que combatía su angustia era componer.
-No solo hace falta pinta, hay que tener carisma, y Santiago me dijo que la tengo, igual el viejo por que se la meta dice cualquier cosa, hasta me ve rubio de ojos celeste, pero creo que tiene razón, yo soy muy observador, y sé que lo hice bien, me vi en pantalla, y esa escena fue mía.

Nunca volvería a caminar con normalidad, tendría que llevar un bastón, cuando se levantó de la cama y camino unos pocos pasos por primera vez desde el accidente, todo su cuerpo se balanceaba con él, eso, según dijo el medico, podría irse modificando, y volviendose un poco más sutil, cuando se acostumbrara a caminar bajo su nueva situación.
-Si, mi nueva situación de medio paralitico.
-Podría haber quedado paralitico de verdad, señor, tuvo suerte.
-Si, una suerte barbara.
-Trate de tranquilizarse, y reflexionar.
El doctor salió.
Isabel se acerco a él.
-El doctor tiene razón, tuviste mucha más suerte de la que te mereces.
-Callate la boca.
-A mí no me vas a volver a callare, hijo de puta.
-Volve a decir eso, y te voy a...
-A qué; a qué, eh? como me vas a alcanzar, sos un lisiado, y yo no soy más la idiota esa a la que no te cansabas de tratar como mierda, pero todo va a cambiar, me oíste, todo.
-Conmigo no vas a poder.
-Al contrario, él que no va a poder conmigo, sos vos.

Un trabajo, Liliana nunca había pensado que tendría que trabajar, muchas cosas se había imaginado para su futuro, ser la esposa de un tipo mayor y engañarlo con su profesor de tenis, o ser soltera, y que mientras sus conocidas la compadecierán, por ser una solterona, ella se divirtiera acostándose con sus maridos, pero nunca trabajar.
De qué podía trabajar?

Manuel entró a la casa, decidido a hablar con Laura, pero antes de que pudiera llegar a su habitación, al llegar al último escalón que conducía al primer piso, se encontró con su madre.
-Mañana hay una cena en la casa, y quiero que estés.
-No sé si podré.
-No es una sugerencia, si querés seguir viviendo acá, quiero que estés a la 8 de la noche.
-Y para qué?
-Es algo que tiene que ver con tu padre, y también con todos nosotros.
-Está bien.
Seguro se revuelca con esa puta, igual que lo hizo su padre, pero mañana vamos a ver si seguís queriendo hacerlo, como son los hombre, por ahí si, pero no importa, también la vas a odiar, tanto como ella nos odia a nosotros.