sábado, 19 de diciembre de 2015

Descubriendo a Liliana /5)

Para confirmar lo obvio, recordó que cuando su tío político Nicolas, le ofreciera llevarse lo que quisiera de la habitación de Liliana, había elegido un cepillo que su tía comprara en no sabia que lugar de antigüedades en España, el cepillo tenia como 200 años, y era el preferido de Liliana.
Sandra lo buscó en el cajón de la cómoda donde lo había dejado, espero que en el laboratorio encontraran algunos cabellos arrancados de raíz, para que la prueba sirviera.
Tuvo suerte, y después de unos días le llegaron los resultados, Bruno era el hijo de Liliana.
Como no sabia bien por donde comenzar a buscar, y siendo consciente de que no era policía, como para pedir informes en ningún lado, tuvo que conformarse con lo que sabia, y luego decidir si se lo decía a su madre o no.
Pasó días esperando que Bruno hablara, pero este no tenia ningún interés en crear un vinculo medico paciente con ella, le era reacio y se negaba a entrar en su consultorio.
Sandra temiendo que se escapara del centro, solo para no tener que encontrarse con ella, se mantuvo alejada de Bruno, además si no lo hacia, muy posiblemente, la levantaran en peso, por perturbar a un paciente.
Le mostró las pruebas a su madre, y le dijo todo lo que sabia al respecto.
-Yo no tenia ni idea de que Liliana tuviera un hijo.
-Es raro, no te parece.
-Es raro si, sobre todo que no lo supiera mi mama, bah por lo menos que no me lo contara, de Liliana no, porque nunca nos llevamos bien, igual no recuerdo que en esa época tuviera un novio, l verdad que lo único que me sorprende es que no abortara.
-A mí también.
-Mira, yo sé que querías a tu tía un montón, que para vos no había como ella, pero si Liliana no abortó a este chico, es porque algo le sacaba al padre, ella no era de las que hacia nada sin pensar muy bien las cosas.
Y como estoy segura que a ese chic, el tal Burno, no lo tuvo por algo religioso o humanitario, sino porque le debe haber sacado buena plata al padre.
Sandra asintió con la cabeza, más no con palabras, odiaba tener que darle la razón a su madre con respecto a Liliana, pero estaba segura que esta vez, tenia razón.
Ahora necesitaba averiguar ¿quién era el padre de Bruno?

Descubriendo a Liliana /4)

-¿Qué dijiste?
El paciente se quedó callado, luego empezó a hamacarse.
Sandra desistió de forzar al paciente, rogándole o insistiéndole para que hablara, sabia que cuando se cerraban, nada se podía lograr de ellos.
Le dijo que se podía ir, y este así lo hizo.
Sandra se puso a leer su ficha médica.
Bruno Cataño, 25 años, huérfano, había estado en varios hogares adoptivos, de todos lo habían devuelto por conflictivo, a los 13 años se había fugado del centro de acogida donde lo tenían, y no sé sabia nada de él, hasta que a los 17 lo detuvieron por entrar con una botella partid a un McDonald exigiendo comida, luego se le había perdido el rastro otra vez, hasta hacia un par de meses, que había sido ingresado en la clínica, luego de que sufriera una sobredosis que lo dejara en estado catatónico, de la que gradualmente había conseguido salir, aunque todavía hablaba poco y nada.
Tenia un palpito, y decidió seguirlo, le pidió a la enfermera que luego de que Bruno merendará, le trajera la taza en la que lo había hecho, esta así lo hizo.
Luego fue a la casa de su madre, después de una charla trivial y algunos silencios incómodos, logro hacerse con una cucharita, ya que su madre tenia por costumbre, metersela en la boca luego de revolver lo que fuer que estuviera tomando.
Los resultados como creía, dieron una coincidencia del 50 %, confirmando lo que ya suponía, que su madre era la tía de Bruno y que este era el hijo de Liliana.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Descubriendo a Liliana /3)

La casa se alquilaría, así lo había decidido Nicolas, él pensaba irse de viaje por Europa.
Sandra se sentía extraña al no volver a esa casa, era otra de las cosas que corroboraban lo obvio, la muerte de Liliana, su ausencia.
Se empezó a frustrar, porque no tenia forma de donde partir, todo lo referido a los casos, así como a cualquier actividad personal, de cualquier índole que tuviera su tía, y de los que quedará registro, su celular, su agenda, etc, estaba en manos de la policía.
Y el entusiasmo que sentía al principio, pronto se tronco en angustia, al darse cuenta que su empeño detectivesco, no había sido producto del mismo fin, postergar y negar el duelo.
Aprovechó las vacaciones que tenia en la universidad, para liberar su dolor, llorar, contemplar fotos, recordar las imágenes retratadas en las mismas, y sobre todo aceptar la perdida.
Entrar de lleno en ese dolor, fue catártico, lloró, se rió, y se refugió en algunos lugares comunes, que no por obvios, dejaban de ser ciertos, como que todos nos vamos a morir, que hay que seguir adelante, que su ti no hubiera querido que lela estuviera así, etc.
Luego de esos días de duelo, retornó  la universidad, se graduó, y empezó a trabajar en un hospital público.
Casi nunca decía sus opiniones, más inclinadas a un tratamiento psicológico que a un tratamiento basado en medicamentos, siempre había considerado peligroso convertir a personas con trastornos mentales, en droga-dependientes, pero se cuidaba mucho de hacérselo ver a sus superiores, a los que por otro lado entendía, veía que en muchos casos el tiempo en esas instituciones siempre con pocos recursos, haciendo malabares para que el lugar no se cayera a pedazos, y trabajando más horas de las remuneradas, y con pacientes que eran tirados allí, porque los familiares no tenían otro lugar donde ponerlos, luego de luchar años para que las obras sociales se dignaran a cubrirle un mejor tratamiento.
Uno de los directores le había dicho al llegar, que no se ilusionará con nada, que era lo mejor, que ese instituto, como tantos otros públicos, era una especie de perrera, para enfermos mentales.
Igual, Sandra, pudo sacar provecho de la falta de tiempo de los directivos y cuidados de los directivos, para poner en practica sus teorías.
Había decidido probar algo básico, con los enfermos menos peligrosos y menos droga-dependientes.
Les pedía que hicieran un esfuerzo, para recordar lo más lindo y lo más feo que habían vivido a lo largo de su vida.
En general ese día que empezó muy optimista, fue decayendo rápidamente, al comprobar la falta de interés de los internos, estos en su mayoría no colaboraron, y los que lo hicieron en general, estaba segura que le mentían, para tratar de congraciarse con ella y obtener algún favor, o se burlaban descaradamente, inventando cosas absurdas y luego poniéndose a gritar o llorar.
Su último paciente, un muchacho de más o menos su edad, pálido, que miraba fijamente a los ojos, aunque al hacerlo era encontrarse con algo perturbador, como si mirara sin ver.
Sandra trató de simular, y con un tono mecánico y relativamente indiferente, luego de todas las horas estériles pasadas, le hizo la pregunta.
El muchacho, la miro con más intensidad y esta vez con cierta coherencia, dijo:
Liliana Santivañez.


sábado, 28 de noviembre de 2015

Descubriendo a Liliana /2)

Volver a entrar en su habitación, 2 días después de su muerte, y no sentir su perfume, fue una sensación extrañísima.
Liliana siempre impregnaba la habitación con su perfume preferido, y ahora al sentir en el aire el olor del desodorante de ambiente, era impactante para Sandra.
Estaba ahí, porque Nicolas, el viudo, le había dicho que si podía y quería, llevarse toda la ropa, fotos, bisuteria, y demás pertenencias personales de Liliana.
Nicolas nunca había sido un tipo sentimental, y Sandra sabia por todo lo que le contará Liliana, que su matrimonio con los años se había convertido en un acuerdo respetuoso, más que en cualquier otra cosa, ni siquiera dormían en la misma habitación.
Igual Liliana nunca había hablado mal de Nicolas.
La verdad que para el tipo de matrimonio que se puede tener hoy en día, yo no me quejó, me siento bien con Nicolas, lo volvería a elegir como cónyugue.
Sandra, no le hizo la pregunta obvia y estúpida de: ¿Y el amor? 
Sabia que el amor podía darse de diferentes formas, Nicolas y Liliana, se quería, no de la forma esteriotipada y melodramática que el populacho concibe el amor, aunque nunca lo experimenten, ya su tía le había dicho una vez:
El amor ese de cine, de telenovela, en la realidad es una calentura adornada con cursilerías e idealización, una espcie de droga natural o enfermedad, bueno no descubro nada, hasta las canciones lo dicen, y a veces termina hasta siendo una obsesión, cree que tiene que ver con escaparse de uno mismo, las personas que más se entregan a esa idea del amor, suelen ser las frustradas, las que nunca han logrado nada en la vida, y por eso se refugian en esa idea, algo parecido les pasa a los creyentes.
Por eso no era que descartará, pero le costaba creer que el motivo de la muerte de Liliana, fuera pasional.
Aunque también esta le había repetido muchísimas veces, que las personas eran sobre todo contradictorias.
Abrió el placar, y comenzó a quitar la ropa de las perchas, casi todos los vestidos, y conjuntos de Liliana, eran clásicos, blancos, negros o colores ocres, vestimenta que se usaba hacía 30 años, que se usaba en el presente, y que se usaría dentro de otros 30 años.
Igual sus zapatos, y la forma en que se peinaba, su tía era elegante, pero sin llamar la atención en ningún momento.
Odio esas abogadas que se ponen todo lo que tienen encima, parece que caminaran por la alfombra roja de alguna premiación, en vez de ocuparse de argumentar.
La tienen que haber matado por uno de sus casos, no queda de otra. 

sábado, 21 de noviembre de 2015

Descubriendo a Liliana /1)

Cuando me dijeron que Liliana, mi tía, y que la habían asesinado, por unos segundos pensé que era un chiste, aunque enseguida recapacite, mi madre, un mujer que no tiende al humor en ninguna circunstancia, nunca haría una broma y menos con algo así.
Las 2 nos abrazamos.
-¿Asesinato? 
-Si, pero anda a saber por qué, Liliana era tan rara, estoy segura que no fue un robo, como dicen, eso nomás quisieron hacerlo parecer.
Para mama, todas las personas diferentes a ella, eran raras, quizás así piensa la mayoría y con esa idea, se ahorra el hecho de pensar en los demás y sus circunstancias, como también en las propias.
Mí tía Liliana Paredes, no era tan atípica, de hecho era una mujer profesional de esas que se encuentran a montones en cualquier gran ciudad del mundo, era una abogada civil, porque odiaba todas las otras ramas de la ley.
Abogada administrativa, ni loca, odio las cuentas.
En el laboral, casi nunca hay buenos casos, y siempre terminas recibiendo chauchas.
Penal, ni loca, nunca he sido tan narcisista, como para considerarme capaz de que la vida de una persona esté en mis manos, y menos para pavonearme y defender a alguien si es culpable.
El procesal, tampoco, mientras menos trato tenga con los jueces, mejor.
Me podría haber dedicado al comercial, pero me gusta la vena psicológica del civil.
No costaba mucho darse cuenta por qué a mí tía le gustaba el derecho civil, sobre todo los divorcios, porque era excelente manipulando a ambas partes, siempre consiguiendo el mayor beneficio para su cliente, que por lo general eran mujeres, pero logrando algo que casi ningún abogado de su rama conseguía, que sus oponente, no la odiarán.
Mi tía, odiaba mostrarse arrogante o soberbia, consideraba que siempre se conseguían más cosas con una sonrisa que con un grito.
En su carrera de unos 25 años, tuvo el récord de acuerdos de divorcio sin llegar a juicio.
Gozaba de buena fama, por ser discreta, lo que hacía que la mayoría de los divorcios de gente rica y poderosa, fueran a parar a su despacho.
Por eso casi que descarte que el motivo del crimen tuviera algo que ver con su profesión.
Me leo y no puedo creer lo que acabo de escribir, no sé quién me pienso que soy, una detective, o qué, pero bueno, por lo menos puedo usar mi tiempo libre para jugar a que descubro algo, mi tía era la persona a la que más simpatía le tenia de todas, no era que nos quisiéramos un montón, nos llevábamos bien y nos veíamos cada tanto, pero yo la admiraba, lo decidida, lo elegante, lo desenvuelta que era, cosas que yo no soy, lamentablemente salí a mí mama, y tal vez por eso siento hacia ella cierto rechazo que trato de que solo sea indiferencia, algo que es reciproco, nunca nos hemos llevado bien, tal vez por eso, porque a pesar de que en muchas cosas nos diferenciamos, en otras nos parecemos, somos opacas, desganadas, personas que no resaltamos en nada.
Y la verdad que estoy cansada de eso, esta vez voy a tratar de aprovechar mis vacaciones, y mi profesión, soy psicóloga, para descubrir quién asesino a Liliana.  



sábado, 14 de noviembre de 2015

Victima Victimaria /32)

Se sentía aturdido y apenas podía moverse, tragó saliva repleta de sangre, y empezó a tratar de gritar, los pocos vecinos que habían oído el ruido de los vidrios al romperse, se acercaron.
-Ayuda.
Magdalena apenas tenia más fuerzas que Martín, el gas la tenia casi inconsciente, pero con la poca vida que le quedaba, logró sacar de su bolsillo la caja de fósforos, tomar uno y encenderlo.
Al momento de explotar, los vecinos habían logrado arrastrar unos metros lejos de la casa a Martín, luego de aspirar el profundo olor a gas que venía de la casa, cuando esta explotó, tiró tanto a Martín, como a las 3 personas que se habían acercado a moverlo.

Todos quedaron ensordecidos por varios minutos, además de impactados, tanto que apenas se dieron cuenta de que los bomberos y los paramedicos estaban ahí, cuando estos comenzaron a revisarles las pupilar, luego si vieron las luces rojas de los camiones, y las verdes de las ambulancias.
El sol ya se había puesto, y el cielo estaba rosa, pero en los diferentes rostros que había en la calle, brillaba el anaranjado del fuego.

Martín fue trasladado de urgencia al hospital de Luján, donde le hicieron una transfusión por más de 1 litro de sangre, que era la que había perdido, luego le suturaron las diferentes heridas,  y limpiaron y curaron algunas quemaduras, lo más grave, era la intoxicación por gas, motivo por el cual paso 2 días en coma.
A las pocas horas de despertar, lo fue a ver Isabela.
-No sabes el susto que me pegué, qué desgracia, che, pobre Magdalena, qué mal que estaba psicológicamente, se ve que la enfermedad la había trastornado, como no me di cuenta...qué barbaridad, mira que atacarte, y seguro que fue porque quisiste detenerla, que no se suicidara, sos un santo vos, mira que te arriesgaste de una manera increíble, y casi no la contas.
Magdalena quedó como un carbón, perdona que sea así de bruta, pero es que yo creo que ya cuando uno muere, lo que hagan con el cuerpo, ya importa un carajo, que lo quemen, lo entierren, lo pongan en una bóveda, ya está, ya murió.
Y la casa, no quedó mejor, eh, bueno no quedó nada, las pocas paredes que no se cayeron con la explosión, las tuvieron que derribar los de la municipalidad, para que los pendejos, que ya sabes como son de metiches y que meten la nariz en todo, no fueran a jugar a las escondidas o quién sabe a qué, y se les cayera un cacho de pared encima, luego ibas a tener que pagarlo como bueno.
Martín solo escuchaba retazos de todo lo que Isabela decía, su mente no dejaba de pensar que estaba solo, completamente solo en el mundo, exceptuando esos parientes lejanos en capital, de los que apenas había oído hablar, y nunca había visto más que en alguna foto, no, estaba solo, y sin ataduras, no podía seguir guardando resentimientos, y recuerdos o por lo menos no quería hacerlo.
No sabia qué haría de ahora en adelante, ya no quería seguir prostituyéndose, ni tampoco vivir en capital.
Volvió a escuchar a Isabela, esta vez con más atención, para ver si entre todo lo que decía, encontraba algún hilo por donde tirar y comenzar de nuevo. 


sábado, 7 de noviembre de 2015

Victima Victimaria /31)

Inhaló y por fin percibió de qué se trataba ese olor raro que estaba mezclado con el de los jazmines.
Magdalena aprovechó la distracción de Martín para darle una puñalada, Martín logró correrse justo en 1 segundo antes que el cuchillo entrara en su pecho, pero entró en su bíceps causándole un dolor punzante, y empezando a chorrear sangre.
Magdalena quito el cuchillo al instante de clavarlo, volvió a levantarlo, Martín trato de darle una trompada, pero no la alcanzó, sabia que sus fuerzas no le durarían mucho, estaba perdiendo cada vez más sangre, y encima el gas, se sentía aturdido y mareado.
Magdalena viendo que Martín volvía su mirada hacia su herida, lea cesto otra puñalada, esta vez en el lado derecho del estomago, Martín pegó un grito, y empezó a escupir sangre, cayó de rodillas, y con muchísimo esfuerzo logró ponerse de pie, quería salir de allí, quería sobrevivir por lo menos unos minutos a Magdalena, ese era su único pensamiento.
Llegar hasta el pasillo, se le hacia eterno, su cuerpo le pesaba como si cargara toneladas encima, en el pasillo perdió las pcoas fuerzas que le quedaban, y cayó al suelo, se arrastró hasta el living, agarró uno de los portarretratos que había sobre la pequeña mesa entre los sillones, y lo tiró de puta sobre la ventana, al oír que el vidrio se rompía, sonrió, una sonrisa rosa, ya que tenia los dientes teñidos de sangre, aunque esa se le borró enseguida, al darse cuenta que las persianas estaban bajadas, por lo que era ínfimo la cantidad de oxigeno que entraría.
Se largó a llorar, no tenia fuezas para ir hasta la puerta, además en esta no estaban las llaves, y estaba seguro que Magdalena la habría cerrado.
La ventana al lado de la puerta, era su única salida, pero no tenia fuerzas para tirar nada contra ella, excepto a sí mismo, llorando, transpirando y sangrando, agarrándose al sillón, logró ponerse de pie, y se tiró sobre la ventana. 


sábado, 31 de octubre de 2015

Victima Victimaria /30)

PARTE 3.

Disimulo su excitación con Isabel, no quería que esta sospechará nada o malinterpretará las cosas.
Logró mantener una apariencia calmada, resignada.
Cuando Isabel se despidió de Magdalena, esta se dio cuenta que sería la última vez que la vería, no le importó prácticamente nada, solo una muy leve nostalgia, que enseguida desapareció, frente a la idea que la obsesionaba, matar a Martín.
No podía dejar de pensar en que Martín era joven, y estaba sano, o por lo menos si tenia SIDA o alguna otra enfermedad venérea, no se le había manifestado todavía.
Igual no es alto, ni fuerte...pero yo soy una moribunda, carajo, no importa, hay 1000 formas de matar a alguien, no hace falta usar la fuerza.
Sintió la puerta del baño cerrarse, todas las puertas de la casa, tenían un ruido particular, y luego confirmo sus sospechas de que Martín había entrado a bañarse, cuando oyó correr el agua de la ducha.
Gas, esa era la mejor forma, pensó en ella, al oír el termotanque, desde hacia semanas este hacia un ruido bárbaro cada vez que alguien se duchaba o abría el agua caliente por cualquier otro motivo, Isabel le había dicho que le conseguiría un buen plomero, antes de que las 2 explotaran, pero siempre se olvidaba, ahora Magdalena, agradecía ese olvido.
Fue al comedor, y miró todo lo que la había rodeado durante toda su vida, los muebles, portarretratos, las ventanas, persianas, etc, pero sabia que no podía perder el tiempo echando una mirada retrospectiva a su vida, no, así no moriría, además en esa casa como en ningún otro lado, había sido feliz.
Por lo que paso a cerrar las ventanas y bajar las persianas, luego fue hasta la cocina, y abrió todas las perillas.
Después fue hasta la del calefactor e hizo lo mismo.
Antes de dejar la cocina comedor, tomó un cuchillo tramontina, luego se fue hasta su habitación, se sentó al borde de su cama, sosteniendo el cuchillo con la mano derecha, mientras lo cubría con el antebrazo izquierdo.

No necesitaba hacer nada, solo esperar, se sentina satisfecho por esto, lo consideraba una especie de acto impune o una venganza sin ningún tipo de consecuencias legales o morales, solamente debía espera a que Magdalena diera su último suspiro.

Cuando vio mover el picaporte de la puerta del baño, gritó:
-Martín.
Este ya vestido, acostumbraba hacerlo dentro del baño, una costumbre que le venia desde que su madre lo enseñará así cuando tenia 5, y no quería que chorreara el piso del pasillo y la habitación.
-¿Qué te pasa, te duele algo? por favor, decime que si.
-El dolor me importa una mierda, tengo los nervios en otra parte.
-Mmm qué lastima.
Magdalena tenia la mano sudorosa y medio acalambrada de sostener con tanta fuerza el mango del cuchillo.
Se levantó de la cama, y fue hasta la ventana, dándole la espalda a Martín, solo para pasar el cuchillo a su mano izquierda, detener la incomodidad y secarse el sudor de la derecha.
Martín fastidiado, se acercó a la puerta, antes de que se fuera, Magdalena volvió a hablar.
-Creo que nosotros nunca podríamos habernos llevado bien.
-Mira qué novedad, no me digas que ahora me vas a pedir perdón, que querés no sé su expiar para ir al cielo, porque el único la única misericordia que voy a tener con vos, es la de ahorrarte saliva.
No me interesa tu arrepentimiento, que además no lo creo, no vine por eso, vine a verte sufrir y morir.
-No, nunca te pediría perdón por nada, ni estoy arrepentida, ni creo que allá nada después de la muerte, no te llame para que nos reconciliemos, porque para eso alguna vez nos deberíamos haber tenido que llevar bien, y vos y yo, nunca nos pudimos ni ver.
-¿Y entonces, qué querés?
-Que huelas.

sábado, 24 de octubre de 2015

Victima Victimaria /29)

A ella a diferencia de mucha gente que el saber que se van a morir en un plazo corto de tiempo, esto no le provocaba más que angustia, no tenia con quién recuperar el tiempo perdido, ya que no tenia afectos, no tenia el dinero, ni el interés, para conocer lugares, no tenia ninguna afición por nada, como para pasar los días dedicada a ella.
Pidió la jubilación adelantada, ya que también había perdido el poco entusiasmo que le generaba su trabajo.
Solo se decidió a ir a Capital Federal, al cine, porque nunca había ido, como en la cartelera ninguno de los títulos y póster la entusiasmaban, entró a la que menos la disgustaban y paso 90 minutos aburrida y ensordecida en una butaca, sintiendo que el viaje no había valido la pena.
Durante ese viaje, fue la última vez que se arreglo para salir, luego, ya no volvió a teñirse, ni a usar zapatos, ni siquiera a planchar la ropa, se la ponía como la sacaba de la soga.
Esa relativa impunidad, era lo único que le gustaba de ser una enferma terminal.
Antes de que su estado se pusiera peor, cuando ya le volvieron los dolores, y sabia que tendría que regresar a la quimioterapia y esta la dejaría sin fuerzas para nada, y completamente dependiente de una enfermera, decidió ir al cementerio.
Las lapidas grises, llenas de flores marchitas, verdín o moho, las diferentes cruces, algunas de azulejos azules, algunas pocas de mármol, de cerámica marrón, otras sencillamente de cemento blanqueadas con cal, otras de fierro ya oxidados debido a las innumerables décadas que llevaban frente a la tumba.
En su lento andar por los estrechos y laberínticos caminos del cementerio, piso varios escarabajos, que enseguida eran envueltos por un torrente de hormigas.
Llego hasta la lapida de su madre, al lado de la de su padre, y al lado de esta, el espacio reservado para ella, donde ahora crecía un pasto de un verde mustio, lleno de hiervas cortas.
Unos cuantos metros a la derecha, encontró la lapida de Maura, al lado de la de Gabriel, ésta había pedido expresamente que se la enterrara al lado de su marido, y a Magdalena, no le había quedado más que respetar su decisión.
A pesar de que su sombra se proyectaba sobre ambas tumbas, no pudo imaginarlos como hubiera querido, como dos esqueletos grotescos con los trozos de vestimenta que todavía tendrían, si el tiempo no los había carcomido ya.
No, los imagino vivos, vitales, y más jóvenes que ella, llenos de amor el uno por el otro.
Las lagrimas cegaron esta visión, las corrió rápidamente con un pañuelo de papel, y se fue del cementerio, pensando que la próxima vez que entrara allí, sería en un cajón. 


sábado, 17 de octubre de 2015

Victima Victimaria /28)

Como Ramiro, consiguió otros hombres de similares características, cada vez que se acostaba con uno, se iba sintiendo más ausente, como si su cuerpo durante el sexo, dejara de pertenecerle.
Gastaba poco de lo que tenia, y el único lujo que se dio, fue mudarse a un monoambiente al cumplir los 18.
los días, semanas y meses pasaban, las caras y los cuerpos llegaban se iban, algunos volvían, se creaba un extraño vinculo comercial sexual, aunque consideró una suerte que ningún cliente quisiera involucrarse más de la cuenta, o le saliera con que estaba enamorado de él, y más afortunado aun se sintió al él no sentir más que cierta atracción por alguno que otros de las decenas de clientes que tuvo a lo largo de los años.
Un día mientras salía de una tienda en un shopping, vio Magdalena, le costó reconocerla con el pelo tan corto, y ralo, además del color amarillento de su cara.
Tiene cáncer, ojalá no sea benigno...
Tengo que volver.


sábado, 10 de octubre de 2015

Victima Victimaria /27)

Cuando se sintió capaz de levantarse de la cama, fue hasta el baño de la habitación, cerró la puerta, se desabrocho el camisón y se miro el pecho.
No fue tristeza lo que sintió al ver la ausencia de su seno, sino asco e irritación contra su cuerpo, hubiera querido tener el coraje o la locura necesarias para romper el espejo y con uno de sus pedazos arrancarse el otro seno y luego cortarse las venas o rasgarse el cuello.
Se largo a llorar, sintió unas profundas ganas de gritar, pero las contuvo, luego abrió la canilla del agua fría, y se echó varias veces agua en la cara.
Cuando le dieron el alta, y por fin pudo ver la cicatriz sin tener a ninguna enfermera o doctor a su lado, sin tener que censurar lo que le provocaba la amputación, si lloró, gritó, y puteó, hasta agotarse, luego se ducho, algo que tampoco había podido hacer en solitario mientras estuvo internada, cuando pasaba el jabón por la axila, le resultaba absurdo no sentir su seno izquierdo, al igual que verse el derecho, ahí solo tan ridículo como si tuviera un ojo en el medio de la frente.
Maura...hasta en eso tuviste suerte, el cáncer te llevó rápido, a mí me lleva de a pedazos, ni el cáncer me quiere.
Como me hubiera gustado que no existieras, o por lo menos no haber sido nada tuyo, no haberte conocido.
Lo que más le dolía, era pensar en todo el amor inútil que había gastado en su hermana, en su soledad, en que a nadie afectaría su muerte, que estaba sola, y que la compañía que tendría si volvía a enfermarse, era la que obtendría pagándole a una enfermera. 

sábado, 3 de octubre de 2015

Victima Victimaria /26)

Lo que voy a hacer es digno de un hijo de puta, pero no me queda de otra.
Entro en un cyberg, y se registro en un chat gay, poniendo que tenia 18, con la barba crecida, lo parecía, tenia pensado contactar con algún tipo casado preferentemente, acostarse con él, y luego chantajearlo para que lo mantuviera, alegando que si no lo hacia, lo denunciaría a la policía por corrupción de menores.
Sabia que era un riesgo, que el tipo podía reaccionar de cualquier manera, incluso partirle la cabeza con cualquier objeto que tuviera a mano, pero consideraba que no le quedaba otra opción.
Observo los diferentes perfiles, y se decantó por el de Ramiro, de 42 años, no había foto pública de perfil, pero era el que más cerca vivía, y por lo que ponía en el perfil, le gustaban los muchachos jóvenes.
Ramiro le contesto a la hora, y quedaron en verse a la 6 de la tarde.
Al pasarle una foto suya para que Martín lo reconociera, este se encontró con un hombre de rostro amable, no atractivo, ni bello, pero tampoco feo, robusto, casi gordito.
Cuando se vieron en persona, se dio cuenta que la foto no tenia ningún retoque, así era Ramiro, su actitud, enseguida le sonrió y le estrecho la mano, luego le pregunto qué quería tomar, le produjeron cierta culpa.
Soy una mierda, se dijo.
Charlaron, y luego del café, Martín le propuso irse a un hotel alojamiento.
Ramiro le pregunto si estaba seguro, y él le dijo que si.
Ramiro fue el activo, amable, cariñoso, preguntándole a Martín en todo momento si estaba bien, si se sentía cómodo, si seguía, etc.
Después de que ambos se hubieran duchado y cuando ya estaban por salir del hotel, Martín suspiro y decidió hablar, peor antes de que lo hiciera, Ramiro, sacó la billetera.
-La pase muy bien, y sos muy lindo, este es mi número, llámame después de las 3, porque a esa hora salgo del trabajo, y toma, seguro debes tener un montón de gastos.
Le dejó 500 pesos junto con su tarjeta, mientras le guiñaba el ojo.
Después le pregunto si quería que lo llevara a su casa, Martín le dijo que no hacia falta, que igual gracias.
Se quedó un momento más en la habitación, con los billetes en la mano, y una ambigua sensación. 

sábado, 26 de septiembre de 2015

Victima Victimaria /25)

Estaba a la expectativa, por más de 1 mes, cada vez que salía de la casa, o entraba, miraba para todos lados, temiendo encontrarse Martín al acecho esperando su oportunidad para atacarla.
Antes de acostarse atravesaba una silla contra el picaporte, además de cerrar la puerta de su habitación con llave, dormía mal y tenia recurrentes pesadillas, donde se concretaban todos sus miedos, por esta causa en el trabajo se la pasaba bostezando.
Varias veces se le paso la idea de llamar a Leticia, pero la misma cantidad la espantaba, como si fuera una mosca que le rondara por la cara.
De a poco se fue tranquilizando, primero quito la silla contra el picaporte, luego dejo de cerrar la puerta de su habitación con llave, hasta que al in empezó a dormir con normalidad y a no sufrir pesadillas.
Al relajarse, comenzó a ser  un poco menos metódica de lo que lo había sido hasta entonces, se quedaba despierta hasta más tarde mirando alguna película, decidió comprarse una computadora e instalar Intener, y hasta comenzó a salir a comer afuera los fines de semana, siempre a pizerias, ya que para más no le alcanzaba el presupuesto.
Un sábado, luego de salir de lapizeria, fue hasta la heladería, mientras comía el helado, cayo un poco sobre su blusa, y traspaso hasta llegar al corpiño, fue al baño, se refregó, y al hacerlo, sintió algo raro en el seno derecho, saco turno para el doctor, este la derivo a un oncólogo, que le diagnostico cáncer de pecho, además de que tenia que ser intervenida urgentemente, ya que el cáncer era maligno, y corría serios riesgos de hacer metástasis, si no se operaba a la máxima brevedad posible.
Paso toda la noche antes de la operación, con la mano sobre el seno.
Nadie nunca me acarició, beso o chupo la teta, ni ninguna otra parte de mi cuerpo, solo yo la voy a extrañar.
Al despertar luego de la operación, se encontró con una enfermera que le alcanzo un vaso de agua y un sorbete, chupo unos tragos, y paso la mirada por la habitación, hasta posarla en la silla vacía que había a un metro y medio de la cama.
A nadie le importa como estoy, como me siento, si sigo viva o reventé en la sala operatoria, igual mejor, en el fondo la gente es hipócrita, si viniera alguno, lo haría por morbo, y para sentirse bien consigo misma, por no sufrir lo que estoy sufriendo.



sábado, 19 de septiembre de 2015

Victima Victimaria /24)

Todos los que veía a su alrededor parecían tener un objetivo claro, entraban a un bar, una tienda, esperaban en la parada al próximo colectivo o extendían su mano derecha para parar a un taxi.
Martín comenzó a caminar, tratando de imitarlos, tratando de proyectar un objetivo, y también de dilucidar qué haría.
Caminó varias cuadras, hasta que al ver una plaza, casi corrió hasta ella, se sentó en uno de sus bancos, era lo más parecido a su ciudad que tenia, lo más cercano a todo lo que él conocía, se quedó ahí, contemplando los diferentes arboles, sobre todo un roble, que era el único árbol que coincidía con uno de los que había en la plaza de su ciudad.
Al quedarse un rato y observarla con detenimiento, noto otras diferencias, esta plaza era más pequeña, su extensión sería como mucho la mitad, su única estatua, que tenia una imagen de San Martón a caballo, estaba enrejada, y el pequeño muro que sostenía el enrejado estaba lleno de grafitis, las veredas de la plaza también estaban repletas de grafitis, además de la mugre que ya había visto en las demás veredas de la ciudad, desde que se había bajado del colectivo.
Capital Federal, le recordó una vieja fabrica abandonada, un día cuando había ido al cumpleaños de uno de sus compañeros, que viví en la misma cuadra, este los llevo hasta la fabrica, y allí la recorrieron, algunos le dispararon con sus ondas, piedras a algunas ratas, otros se divertían rompiendo los escasos vidrios sanos que todavía quedaban en las ventanas más altas, y Capital la percibió así, por lo menos ese barrio donde estaba, como un lugar enorme, en ruinas, atestado de personas, que solo contribuían a acelerar su ruina.
Se quedó sumido en ese pensamiento, hasta que sintió un escozor en su tobillo, paso el dedo indice por debajo de la media, y tocó los billetes, en ese momento recordó los 500 pesos que se había llevado.
Para qué me alcanzan...ni para una semana en un mal hotel, ya que no solo es el lugar, la comida...
El sol largo sus últimos destellos, antes de ocultarse, odiaba el ocaso, y más ahora, en pocos minutos se haría de noche, sabia que las plazas en el mejor de los casos, se llenaban de vagabundos, y en el peor de drogadictos, pedofilos, borrachos violentos, etc.
Suspiro, se levanto, y empezó a caminar, de nuevo.
Se miro la cara en la vidriera de una panadería, y se alegro por primera vez de su insipiente barba, con la que sus compañeros siempre lo cargaban, había sido peludo muy pronto, además de que su voz había cambiado a los 13, podía pasar por un mayor de edad, de 18, no más, pero con eso le bastaba, tenia que encontrar un hotel, que no le pidiera documentos, por lo que tenia que ser bastante precario, caminó un par de cuadras, hasta dar con uno, bastante ruinoso, donde el tipo solo le pidió que una firma y le dijera por cuanto tiempo pensaba hospedarse, Martín le contesto que por una noche, con opción de una más, luego de instalarse, dejando su bolso sobre una silla, bajo en un antiguo y ruidoso ascensor, se acerco hasta un restauran que tenia el mismo estilo casposo y decadente del hotel, aunque la comida que le sirvieron, unos espaguetis con salsa, no estaban pasados, aunque la salsa acida, pero no al grado de ser incomible, pensó que era más de lo que podía esperar de un lugar pintado de morado, con manteles de hule y sillas de caño.



sábado, 12 de septiembre de 2015

Victima Victimaria /23)

La soledad, casi por primera vez en los 50 años que tenia, estaba sola, se llevo las manos a las costillas, el dolor era casi insoportable, se tomó 2 diclofenac y un ibupofreno, espero sentada puteando entre susurros a Martín, sin mover mucho los labios, ya que cualquier movimiento le provocaba un gran dolor en las costillas.
Luego de unas horas que se le habían hecho eternas, sintió que el dolor mermaba un poco, y se levanto, al hacerlo por un momento, regreso como si fuera un último chaparrón antes de despejar, ahogo un grito, y lentamente, con pasos pequeños, se dirigió hasta la habitación donde se echo en la cama y se quedó dormida a los pocos minutos, se despertó  unas horas más tarde, a causa del dolor, nuevamente se levanto con gran esfuerzo y sintiendo puntadas a cada momento, se tomo otro par de pastillas, volvió a la cama, prendió un rato la televisión, y nuevamente se quedó dormida, al despertar, esta vez no lo hizo por el dolor, sino por un pesadilla, que al abrir los ojos no pudo recordar.
Se sentía un poco menos dolorida, por lo que se levantó y fue hasta el espejo, se puso frente a este, se desnudo, y vio los moretones violetas que tenia en las rodillas y en las piernas, una bronca infinita la invadió, hubiera querido tener un arma en ese momento, y matarlo.
No, no me voy a manchar las manos, la vida se encargara de ese sorete, que en mala hora la puta de mierda de Maura, llegó a parir, se hubiera reventado antes.
Desnuda fue al baño, con una bata de toalla que tenia, abrió la canilla y dejó que el agua caliente de la ducha cayera sobre ella, no atino al esfuerzo de echarse champú, crema de enjuague o mucho menos enjabonarse, sabia que sería inútil, frustrante y sobre todo doloroso.
Solo sintió el agua, y al final se sintió hasta reconfortada.
Cuando regresó a la habitación, llamo a la comisaria, para decir que estaba enferma.
Se tomó otro par de pastillas, y se durmió, al otro día pensó en usar como excusas a los parientes que tenia Gabriel en Capital, e aventarle a la directora del colegió de Martín, que este se había ido para allá, después de una pelea con ella, claro que aunque ya lo venía pensando desde hace rato, pero ella no sabia si aceptar, pero al final él se puso en rebelde, y ella ya estaba grande para llevarle la contraria, además ya era grandecito como para elegir con quién vivir.
Todo eso, y casi con las mismas palabras le dijo a la directora, ésta con mirada indiferente, le entrego los papeles de Martín, quién nunca había sido un alumno que destacara ni para bien, ni para mal, apenas si lo recordaba haberlo visto.
Magdalena se fue, con una mano sosteniendo los papeles, y con otra tocandose sutilmente las costillas, que todavía le dolían al caminar. 



Victima Victimaria /22)

PARTE 2.

Nunca había viajado solo, se sentía vulnerable ante todo lo que lo rodeaba, metió las monedas en la maquina, mientras estás caían chirriantes en el interior, se sintió ridículo al ser tal vez el único dentro del colectivo, que nunca había realizado esa acción, espero hasta que la maquina expulso el boleto.
Se sentó y diviso por la ventanilla la ciudad, a la extraña altura del asiento, unos 2 metros y medio del nivel del suelo, pensó que era una visión singular, tal vez única, ya que ningún casa medía tan poco, como para que su techo diera la misma visión, y no sabia si desde el asiento de alguna camioneta, se alcanzaba esa altura, tal vez si.
Estoy desperdiciando un pensamiento en una pelotudes, cuando no sé qué mierda voy a hacer con mi vida.
Bueno, igual tengo todavía 3 horas para pensar...
El colectivo freno a pocas cuadras en una de las 2 paradas restantes que haría antes de salir de la ciudad.
Al tratar de empezar a Martín se le hizo un nudo en el estomago, sintió que un túnel lo tragaba, que todo sería peor de lo que había sido en la casa de Magdalena, que ahí podía defenderse, conocía lo que podía pasarle, pero en la Buenos Aires, no.
Cerro los ojos un momento, trato de poner la mente en blanco, abrió la ventanilla, y se puso a tocar las hojas de los arboles, arranco trozos de alguna, cuando el colectivo aminoraba su velocidad, hasta que el roce con la punta de una hoja, le hizo una pequeña raspadura.
Miro el pequeño trozo de la hoja, y los demás pequeños trocitos.
Hasta unas hojas de mierda, me lastiman.
Tiro los restos de hojas por la ventanilla, y cerro ésta, estaba irritado de su propia vulnerabilidad.
Al llegar a primera Junta, la última parada del 2 colectivo, ya que la primera había sido en una estación de servicio de una ciudad de Gran Buenos Aires, el fuerte olor a gasoil, y del humo de los diferentes tubos de escape, lo aturdió y esa sensación se profundizó al oír el ruido de vecinas, y autos arrancando, frenando, avanzando, estacionando, etc, gente caminando, edificios de diferentes tipos, algunos ruinosos, otros altísimos y nuevos, otros vulgares, miro el suelo para tratar de no dejarse abrumar, y hasta este era diferente al de su ciudad, estaba lleno de restos de chicles, papeles y manchas.





sábado, 29 de agosto de 2015

Victima Victimaria /21)

Se acabo, dejo toda esta mierda.
Se dijo Magdalena, después de que el médico le comunicara que el cáncer no estaba remitiendo, al contrario, seguía avanzando, pero que si continuaban con un tratamiento más agresivo...
Él siguió hablando unos minutos más, pero ella ya no lo oía, ni lo veía, concentró su mirada en los papeles que estaban bajo las manos del doctor, en ellos estaba escrita su sentencia.
Se prometió a sí misma ser fuerte, logró no llorar, y que la voz no le temblara ni sonara engañosa al decir que si, que lo pensaría, que le diera unos días para decidirse.
Le pareció patético y absurdo, seguir un tratamiento que lo único que haría era causarle más dolor que el propio cáncer.
Aprovecho que no se sentía débil, para caminar y recorrer las calles de su ciudad por última vez.
No era una ciudad diferente a las cientos que había en el interior de la provincia de Buenos Aires, pero era donde había nacido, crecido, y donde iba a morir, en esa ciudad, en sus calles, veredas, edificios, estaba plasmada su vida, todos sus recuerdos, las tardes subiendo y bajando los escalones de mármol de la rotonda, o sentándose en alguno de los bancos a tomar un helado, las palomas sobre las ramas de los diferentes arboles, o posándose en la cúpula de la iglesia que estaba enfrente, las estatuas de San Martín y Belgrano, cagadas por los pájaros, el mástil sin bandera, porque solo se izaba en días patrios, para que la bandera no se rasgara al ser expuesta a la intemperie del tiempo.
También se recordó a sí misma, con pantalones, siempre de pantalones y oscuros, para disimular sus piernas robustas, mientras su hermana vestía bellos y cortos vestidos, y una cinta que le recogía el pelo.
Si hubiéramos vivido en otra época, ella habría sido una princesa, y yo su comadrona.
Pero la vida tampoco fue justa con vos, Maura, cuando se murió Gabriel, te perdiste, nunca volviste a ser la misma, nunca te arreglabas, solo lo indispensable para estar presentable, cuando ibas a llevar o a buscar a la mierda de Martín, pero después te habías abandonado interiormente.
Eso fue justo, pero vos como todas las personas desagradecidas, no supiste ver toda la felicidad que habías tenido, no te centraste en que la habías perdido, te creías que a vos por ser maura, la vida te tenia que premiar, o no sé, y no.
Fue una desgracia que el cáncer te llevara tan rápido, me hubiera gustado ver como envejecías, como pasabas de la depresión a la amargura, y también como comenzabas a sentir a Martín una carga, a no soportar que se pareciera cada día más a Gabriel.
Por eso luche para que sobrevivieras, por eso te atendí, te acompañe a todos los médicos que encontré, saque créditos y hasta hipoteque la casa, para que pudieras recibir todos los tratamientos posibles, aunque no lo hice solo por eso, también aunque te odiaba, te amaba, siempre te ame, me importa un carajo si es algo enfermizo, perverso, o lo que sea, igual nunca aspire a que me correspondieras, y tal vez si lo hubieras hecho, me habría sentido horrible, asquerosa, no sé.

Al regresar a la casa, se cruzo con Martín, sus miradas resplandecieron de odio, como siempre, pero ella al meterse en su habitación, sonrió, y tuvo que taparse la nariz, para frenar una fuerte carcajada, no quería que él sospechara lo que se le acababa de ocurrir. 


sábado, 22 de agosto de 2015

Victima Victimaria /20)

Cruzaba y descruzaba las manos, dando vueltas por todo el comedor, luego iba y venia por el pasillo, hasta que no aguanto más, y entró a la habitación de Martín.
Una vez dentro, buscó el bolso de este, lo encontró bajo la cama, lleno de la típica peluca gris que se acumula en todos los espacios donde no se pasa la escoba o el trapo de piso.
Magdalena levantó violentamente el bolso, dio unos manotazos sobre el para quitar la peluca, y empezó a abrir rápidamente los cajones del ropero, hasta que este quedó vacío, y el bolso lleno.
Después de cerrar el bolso, se sentó un momento al lado de este, se llevó las manos a la cara, y suspiro.
Se levanto de la cama,  tomó el bolso, lo dejó en el living, enfrente de la puerta de entrada, fue hasta su habitación, y tomó la cachiporra.
Fue nueva,mente al living, y se sentó sosteniendo la cachiporra con las 2 manos, dándola vuelta, manipulándola de varias formas, para tratar de liberar tensión, y hacer que la espera se hiciera más corta.
Se quedó inmóvil por 1 segundo, al escuchar la llave sobre la cerradura, cuando vio que el picaporte se giraba, agarró con la mano derecha la manija del bolso, y lo tiro a los pies de Martín, ni bien paso la puerta.
-Andate de acá, y no vuelvas nunca más.
Magdalena lo dijo casi gritando, al borde de la histeria. 
Martín hizo un ademan como queriendo agarrar la manija del bolso, pero en realidad cerró su puño y se dirigió a Magdalena, esta lñevanto la cachiporra y trato de golpearle con ella la frente, pero Martín adivinó el golpe, y sostuvo la cachiporra con una mano, mientras con la otra le daba una trompada en el estomago a Magdalena.
Magdalena sintió un fuertísimo dolor, pero se dijo que no podía soltar la cachiporra, porque si no pensó, terminaría muerta.
Por eso se aferro a ésta e igual Martín, parecían 2 perros peleando por una presa, el golpe le seguía escociendo y ahogándola, sumado al esfuerza, apenas podía respirar, pero seguía aferrando y tironeando de la cachiporra.
Las uñas, se dijo, y soltó un momento la cachiporra para clavarle las uñas a Martín en la mano con la cuál este sostenia la cachiporra, haciendo que como pensaba, la soltara inmediatamente, en ese momento ella la agarro, y ésta vez si se la descargo sobre la frnete, aturdiendo inmediatamente  Martín, aunque no lo suficiente como para dejarlo inconsciente como Magdalena esperaba.
Martín sin nada que perder, y sabiendo que erala única forma de ganar, se abalanzo sobre ella, cayendo los 2 al suelo, una vez allí, se arrodillo sobre ella, golpeo sus nudillos hasta que logró que hacerse con la cachiporra, y tirarla lejos, luego le dio una trompada a su Magdalena en la mandíbula, y la pateo un par de veces.
Pensó en matarla, en buscar la cachiporra y romperle la cabeza.
No, esta hija de puta no merece que me convierta en un asesino.
Agarro el bolso, se puso la manija al hombro, y salió.






Victima Victimaria /19)

Ni un solo rincón de la casa, incluyendo la habitación de Martín, pudo librarse de la repugnante fragancia del desodorante de ambiente con extractos de jazmín que Isabel había comprado, y esparcido por toda la casa.
Martín llevaba una semana y media allí, y se había dado cuenta que la presencia de Isabel en la misma, era casi omnipresente, y de cierta manera imprescindible, ella se encargaba de los mandados, incluso de la cena de Martín, además casi le había exigido que la dejará tenderle la cama.
Esto puede ser otra forma de joder a la vieja, y ni me había dado cuenta.
Isabel quiere tener un hijo más, pues le daré el gusto.
Empezó a tratarla con mucha más amabilidad de lo que lo hacia antes, a ser más cálido con ella, más receptivo.
-De verdad no sé como nos aguantas, Isabel, ya que no solo te ocupas de mí tía, sino de mí.
-Es que yo me encariño muy fácil, soy como un perrito, me tiras un hueso y yo salgo corriendo.
Ya a ustedes los quiero como si fueran de mí familia, bah perdona lo atrevida, a veces me voy de mambo.
-No, al contrario, te lo agradezco, y la verdad yo también siento como de la familia, te has portado conmigo como una tía más, casi como una madre.
-Vos para mí también sos como un sobrino, o casi un hijo, te lo digo de verdad y vales oro, nene, muy pocos harían lo que vos estás haciendo por Magdalena.
-Gracias, Isabel, vos también sos muy especial.
Ella se sonrió conmovida, y le pellizco suavemente la mejilla derecha.
-Bueno basta de halagos, porque si no quién me aguanta.
Los días fueron pasando entre intercambio de sonrisas, elogios, y amables atenciones.

-Querés que me pudra sola, pendejo de mierda.
-No te mereces otra cosa.
-Ya te va a llegar a vos, también vas a terminar solo, y más reventado que yo.
-Si, ya me lo has repetido un montón de veces, y yo te he contestado, que como sea que termine, vos no vas a estar para verlo.
-Pero me lo imagino, y no sabes qué bien me lo paso viéndote reventar.
-No sé podía esperar otra cosa de vos.
-Lástima que eso como casi todos los sueños que has tenido en tu vida, no se va a concretar, o por lo menos vos no lo vas a ver.
-Igual a vos también te está pudriendo una enfermedad, no el SIDA, que seguro lo tenés también, sino el odio, o te crees que porque yo me muera, mágicamente se va a solucionar tu vida, pobre infeliz, no querido tu vida va a seguir siendo la mierda que ha sido hasta ahora, o peor, porque dentro de unos años, nadie va a querer estar con vos ni siquiera para cogerte, tampoco te veo muy dispuesto a trabajar, eso si que no heredaste de la familia, seguro saliste a algún familiar de tu padre...
Así que disfruta mientras yo te dure, porque es lo único "bueno" que te va a pasar en la vida, después no vas a tener forma de consolarte, ya que el cuentito de que por lo menos la vieja está 2 metros bajo tierra, no te va a dar de comer, o a mejorar tu existencia.
-Eso te paso a vos, la muerte de mi padre no te sirvió de nada. 
-No, yo tenia a Maura, tenia un trabajo que me encantaba, vos no, vos no tenés rumbo, ni futuro posible.
Martín iba a replicar, pero un nudo en la garganta se lo impidió, sabia que lo que Magdalena acababa de decir era tal cuál, y lo invadió un gran vacío.




sábado, 8 de agosto de 2015

Victima Victimaria /18)

Nos usamos.
Pensó Martín luego de un "encuentro oral" como le llamaba Juan Pablo, a pasar un rato juntos manteniendo sexo oral.
A Martín al principio le gusto, aunque luego le fastidio que no avanzaran de eso, Juan Pablo, casi nunca quería besos, ni caricias, ni abrazos.
-Mariconadas no.
Le repetía, y lo único que le interesaba era encontrar en las diferentes pornos, nuevas poses que poner en practica durante el sexo, para no aburrirse.
Por eso una tarde antes de salir del colegio, Juan Pablo le dijo a qué hora estaba disponible, Martín le contestó que no, que mejor ahí lo dejaban, Juan Pablo le contesto con un Okey, desde entonces volvieron a la nula relación que tenían antes de la clase de gimnasia.

Cada día se parece más al mierda de Gabriel.
Al entrar en la adolescencia, Martín cambió su voz, y su tono era igual al de su padre, sus movimientos, su forma de sentarse, pararse, agarrar los cubiertos, etc, eran idénticos, un Gabriel al que no vería morir, y un Gabriel con los ojos de Maura, era como vivir con 2 fantasmas en uno.
Los ojos de Maura, cada vez que Martín la miraba, era como si Maura lo hiciera, y estuviera ahí, para reprocharle su conducta, torturándola y burlándose de ella, una Maura sabedora de todos sus secretos, de todos sus odios, de todas sus bajezas, anhelos, por eso no podía seguir viviendo con Martín, porque la estaba matando. 

sábado, 1 de agosto de 2015

Victima Victimaria /17)

Los vómitos otra vez, se sentía débil, y la quimioterapia, parecía no traerle más que molestias.
Se pasaba todo el día en la cama, sin ganas siquiera de oír el televisor, ya que verlo le era imposible porque el dolor de cabeza se agudizaba.
Dormitaba un par de minutos, para que enseguida la despertaran los dolores, y descubriera su mejilla mojada por su propia saliva.
Isabel era su único alivio, la que la sostenía, y estaba allí para alcanzarle gua, la cuál casi siempre terminaba vomitando, e Isabel esta vez le alcanzaba el balde, siempre sabiendo cuando decir algo, y cuando ayudar en silencio, como cuando cambiaba la funda de la almohada, al notarla mojada por la saliva o el sudor.
Lo malo es que siempre al lado o cerca de Isabel, estaba Martín con una mueca cercana a la sonrisa en los labios, aunque donde más evidente se le hacia la satisfacción que notaba en él, era en sus ojos, el brillo que se veía en ellos, la última vez que notara ese brillo en los ojos de su sobrino, había sido antes de que Maura, se enfermara.
Magdalena se repetía en su cabeza una y otra vez, que tenia que luchar contra 2 canceres,y sentía que el 2 llamado Martín, era más fuerte que el primero.
Cuando fueron pasando los días, ese pensamiento, en vez de debilitarla, la fue fortaleciendo, toda su vida había sido un rosario de frustración, resentimiento, y angustia, y como si todas estas cuencas llevaran a una cruz, llena de odio, odio hacia sus padres, que nunca habían dejado de repetirle que ellos esperezaban un varón, siempre había creído que debido a eso, ella involuntariamente, por quererles dar el gusto, se había transformado en alguien tosco y agresivo.
Y ese odio creció al nacer Maura, tan bonita, tan frágil, tan femenina, sus padres también con ella habían deseado un varón, pero enseguida lo olvidaron al ver a una niña tan bonita, la absolvieron inmediatamente de esa carga, de esa culpa.
la indiferencia de sus padres hacia Magdalena, se hizo evidente,  ya no le reprochaban la rudeza que Magdalena no sabia si ya era natural o auto-impuesta en ella,  la dejaban que hiciera lo que quisiera, solo tenían ojos para Maura, y ella aunque en parte odiaba a esa pequeña criatura, también la amaba.
Pero ese amor no era de hermana, se fue dando cuenta al pasar los años, que ese amor que sentía por su hermana, no era cariño, ni fraternidad, era otra cosa, era sentir dolor cuando la veía hablar de sus novios, cuando era pequeña, era odiar que se riera o jugara con sus amigas, era quererla para ella sola, tenerla para sí, abrazarla, acariciarla, de hecho cuando Maura tenia miedo y se iba a acostar a su habitación, era cuando Magdalena más feliz era, inhalando sobre su nuca, el olor de la crema de enjuague en sus cabellos, era acariciarle lentamente el brazo con sus yemas, apoyar sus senos, sobre sus espalda, sentir que era la única que podía protegerla, y tenerla, que le pertenecía.
Cuando Maura fue creciendo, y su miedo desapareciendo, al igual que las noches donde iba a dormir a su cama, Magdalena sintió el vacío, mezclado con la bronca de verla cada día más linda, más mujer, más femenina, mientras ella se había desarrollado hacia años, para convertirse en una mujer fea, fofa, que lo más positivo que lograba generar era indiferencia.
Los pocos novios de verdad, no como los que solo nombraba así cuando era pequeña, apenas pisaron su casa, y solo cuando sus padres le insistían mucho en que se los presentará, ella era renuente, no solo a presentarlos, sino a pasar muchas horas allí, desde que había convertido en una adolescente, trataba de estar lejos de sus casa, se loa pasaba con sus amigas, y apenas volvía para comer y dormir.
Magdalena lloraba por la indiferencia de su hermana, y por lo que esta pudiera hacer con sus novios, pero su angustia creció cuando al año de entrar a la universidad, Maura volvió a su casa, para presentarles a Gabriel, en ese momento se dio cuenta que había perdido para siempre a su hermana, como se veían, como se tocaban, la complicidad evidente y absoluta que había entre ellos, hizo que su odio adquiriera la misma transparencia.
Desde ese día, Gabriel siempre que la veía, la llamaba cuñada, nunca Magdalena, y ella supo que ellos se casarían, que formarían una familia, que nunca volvería  ver a su hermana sin la presencia de él.
Por días, semanas y meses, Magdalena se despertaba y se acostaba pensando en suicidarse, comía poco, y hablaba menos todavía, se encerraba en la pieza y daba vueltas en círculos, mientras lloraba en silencio, de bronca, dolor, resentimiento y odio.
Quería matar a Gabriel, desaparecerlo de la faz de la tierra, se odiaba por no tener la fuerza y el valor para concretar sus ideas.
Hasta que pasado un año, recibió la llamada de Maura, que desesperada, gritando y llorando, le decía que Gabriel había sufrido un paro cardíaco, muriendo al instante, tuvo que morderse los labios hasta sangrar, para no lanzar una carcajada, y logró llorar, pero de alegría, aunque como obviamente Maura no la veía, podía aparentar que ese llanto que oía, era de dolor.
Por eso ahora se sentía fuerte, porque la vida estaba lleno de imprevistos, y nada era seguro, el destino daba vueltas las cosas constantemente.

De qué se reirá la vieja hija de puta, igual disfruta de lo que sea que te haga reír, porque pronto, no vas a tener fuerzas ni para abrir la boca.

Volvieron a cruzar sus miradas, llenas de un profundo y vital odio. 







sábado, 25 de julio de 2015

Victima Victimaria /16)

Se miraron, entre irónicos y resignados, tenían que hacer ejercicios en pareja, y como ellos eran los más asociales de la clase, habían quedado rezagados.
Martín decidió acercarse a Juan Pablo, antes de que el profesor de educación física, les dijera a ambos delante de los demás, que se unieran, y se notará más que lo tenían que hacer por obligación, demostrando que eran los únicos que no tenían siquiera un compañero de confianza con quién hacer un par de ejercicios en conjunto.
-Hola.
-Hola.
-Nos toca ser pareja.
Se sentía raro que después de 3 años compartiendo clases, fuera la primera vez que hablara con Juan Pablo.
Y más raro todavía era que el motivo por el cuál nunca había hablado con él, fuera por lo parecido de sus caracteres y no por sus diferencias.
Mientras realizaban los ejercicios, comenzaron a hablar, sobre todo criticaron  sus profesores y a algunos de sus compañeros, a ambos les sorprendía cuantas coincidencias tenían.
-Yo por eso después de hacer la tarea, me la paso en la compu.
-Suertudo, a mí me encantaría tener una.
-Y venite a casa, hay algunos juegos que se juegan entre 2.
-¿Pero, no jodería en tu casa?
-¿A quién?
-A tus padres.
-Mama no está nunca, y mi papa no vive en casa, están separados.
-Ah, bueno por ahí es lo mejor, estar solo, sin que nadie te diga nada.
-Si, qué sé yo.
-Yo vivo con mi tía, y me encantaría que se pasará todo el día fuera, bah si no la viera nunca más, por mí mejor.
-Te llevas con el culo con ella, ¿no?
-Peor, como la mierda.
-Entonces pasa por casa, ahí no va a estar.
La casa de Juan Pablo, estaba impecable, como la de Magdalena, pero más recargada, repleta de fotos, colgadas en las paredes o con porta retratos apoyados en mesas pequeñas y aparadores, sobre todo de los padres de Juan Pablo solos, en la luna de miel, también algunas de Juan Pablo cuando era bebe.
La computadora estaba en el único rincón libre de fotos en todo el living comedor.
-Qué raro no la tenés en tu pieza.
-No me dejan, creo que mama piensa que así me vigila, pobre, no está nunca, ni que fuera adivina, además ni sabe buscar el historial de la compu, yo por las dudas igual lo borro, por si algún día aprende.
-Sos vivos.
-Mañoso nomás.
Jugaron un rato, y luego Juan Pablo le dijo que buscara lo que quisiera, lo que le diera curiosidad, Martín tecleaba increíblemente rápido, cliqueaba en diferentes sitios, al escribir atropelladamente, no se dio cuenta enseguida cuando comenzó a rozar con el codo, el antebrazo de Juan Pablo, pero si noto cuando este acerco su silla a la suya, e intencionalmente puso su antebrazo más cerca, para que cualquier movimiento que hiciera Martín llegara a rozarlo.
Sabia que en ese momento tenia 2 opciones, o correr su silla, o tocar a Juan Pablo, esta vez de forma intencional, lo miró un momento, Juan Pablo era unos pocos centímetros más alto que él, más robusto, no era lindo, ni atractivo, pero tenia algo que le gustaba, además se sentía contenido a su lado.
Mientras Martín se ponía colorado, y se le erizaba la piel, Juan Pablo abría la ventana de incógnito, tecleaba incluso con más rapidez que Martín y entraba en una pagina porno gay, al minuto frente a los ojos de Martín aparecían 2 hombres con cuerpos perfectamente trabajados, y rostros de una hermosa virilidad, que se besaban, acariciaban, y gemían.
Juan Pablo, poso su mano sobre el muslo derecho de Martín y comenzó a subirla, hasta llegar a su cremallera.
Martín se dejó hacer, le gustaba sentir una mano que no era la suya sobre su pene, y luego cuando Juan Pablo después de apearse  de su silla, abrió su boca y poso su lengua recorrió su sexo, sintió un cosquilleo por todo su cuerpo.
Cuando Martín estaba por eyacular, Juan Pablo quitó su lengua, se levanto del suelo, le dijo que se subiera los pantalones, le tomó la mano, y lo llevó hasta su habitación.
Allí le indicó que se desnudará, mientras él hacia lo mismo.
Recostados sobre la cama, comenzaron a practicarse sexo oral el uno al otro.

Enseguida se dio cuenta lo que sucedía, Martín en más de 3 años viviendo con ella, nunca había ido a la casa de nadie, y ahora se pasaba todos los días en la casa de un amigo, y luego de regresar, iba enseguida a bañarse.
Asqueroso, este encontró con quién coger, ya se estaba tardando, porquería, ojalá se fuera con el macho y no regresará.
Espero que le agarre un SIDA que se lo lleve putas, pero no,  ver si todavía después vuelve y quiere que lo cuide.




sábado, 18 de julio de 2015

Victima Victimaria /15)

-¿Por qué no me metiste en un interno?
-Le había prometido a tu mama que no lo haría, que yo te iba a criar.
-Criar, no torturar.
-Qué desagradecido sos, yo no tenia ningún interés en criarte, tenés suerte de que te diera un techo, comida y ropa.
-Era una persona, no un animal, necesitaba más que eso.
-Y bueno querido, qué querés que te diga, culpa al destino, a la vida, a Dios, a lo que se te de la gana.
-Sabes lo peor, es que si hubieras sido indiferente conmigo, vaya y pase, pero no, fuiste una mierda, nunca entendí por qué, yo nunca te hice nada.
-Por favor Martín, ahora vos eras un corderito, vamos.
-Yo lo único que hacia es defenderme.
-Yo también, defendía mi privacidad, mi soledad, mi intimidad, mi lugar, por qué tenia que compartir todo con un chico que no era mío, yo nunca quise tener hijos.
-Por suerte.
-Hacete el vivo, dale, pero te quisiera ver a vos con un chico, al que tengas que criar, seguro se te muere de hambre o lo dejas por ahí, quién sabe donde, si no lo mandas a que se prostituya.
-Nada te hubiera costado tratarme con respeto.
-Ajá, pero como no lo hice, ahora debo pagar mi error, pecado, o como quieras llamarlo, ¿no?
-Ya lo estás pagando.
-¿Y tu madre, qué tenia qué pagar, o qué pagó? porque ella también murió de cáncer.
-Pero a ella la quiso mi mama, y yo, a vos nadie, ese es tu verdadero castigo.
-Pensa lo que se te cante.
Ahora qué vas a hacer, cagarte encima mío?
-Debería, pero no, eso te jode, no te duele.
-No necesitas hacer esas cosas para joderme, tu sola presencia me jode, y dolor, ya lo agote con el cáncer, y los medicamentos que me dan, me quitan hasta las fuerzas para pensar o atormentarme la consciencia, así que no sé, contento con eso.
-No, voy a estar contento cuando te vea muerta.
-Okey, bueno si tenés alguna otra pavada que decirme, aprovecha ahora antes que me duerma. 


Victima Victimaria /14)

Cada gesto, mirada o palabra, les servía de excusa para terminar a los gritos, insultándose y golpeándose.
Ambos vivían en pie de guerra, esperando la oportunidad, para escupir todo el resentimiento que cargaban uno sobre el otro.
-Qué me miras.
-Cada vez estás más fea.
-Pendejo de mierda.
-Yo voy para joven, y vos para vieja.
-Para lo que te va a servir la juventud, seguro vas a terminar siendo un reventado, un drogadicto.
-Peor ser una vieja tortillera reprimida, como vos.
-Cállate la boca, desubicado de mierda.
La intención de Magdalena, era darle una cachetada pero Martín advirtió el movimiento, agarrándole la muñeca y apretándola con fuerza.
Magdalena con la mano libre, empezó a tirar de un mechón de pelos.
-Te duele, no hija de puta, no voy a parar, hasta quebrartela.
-Hacelo y te dejó pelado.
Sintió como la mano de Martín se cerraba cada vez más sobre su muñeca, en cualquier instante se la quebraría, en ese momento más por instinto que por otra cosa, y puso el dedo indice y el mayor, haciendo la señal de la V, luego enseguida los dirigió hacia los ojos de su sobrino.
Martín no vio nada por unos segundos, inmediatamente soltó la muñeca de Magdalena, y se llevó las manos hacia los ojos, se sintió mareado, fue tambaleándose hasta que pudo apoyarse sobre la mesa, parpadeo innumerables veces, hasta que pudo empezar a ver sin que pequeñas manchas fluorescentes se le interpusieran.
Magdalena lo observaba mientras se sobaba la muñeca.
Desde ese día, procuraron hablarse lo estrictamente necesario. 


sábado, 4 de julio de 2015

Victima Victimaria /13)

Pasaban tan lentamente los días allí, sentía que el tiempo que llevaba en esa casa, era eterno, pasaba con una lentitud pasmosa, volvía a sentir esa mezcla de angustia, inseguridad y temor, que había marcado su adolescencia.
No, no es igual, ella está ahí pudriéndose, y yo estoy acá para verla reventar, cagándome de risa.
Pero los escasos momentos de perverso placer que el cáncer de Magdalena le brindaba, se diluían enseguida.
 ver si todavía se salva, la hija de puta ésta, fuerte es, pero no, sería un milagro, y esos si qué son un cuento, cuanto rece yo para que mi mamá se salvará, a dios, a Jesús, a la virgen María, y a todos los putos santos de los que me acorde.
Pero ese cáncer de mierda, está en la sangre de todos, de mi mamá y ahora de la lesbiana reprimida ésta, el cáncer es real, lo único real, y después nada, la muerte, ese en el fondo va a ser un alivio para el sorete este, ni cielo, ni infierno, ni purgatorio, ni una mierda, nada, por eso los días o semanas que le queden de vida, la voy a hacer cagar fuego.
Trataba de imprimirse seguridad en esos soliloquios, pero enseguida regresaba la angustia y la inseguridad que la casa despertaba sobre él, y lo iba sepultando de a poco, como la enfermedad a Magdalena.
Era de madrugad, Magdalena dormía, las pastillas la sumergían en un laberinto de pesadillas.
Y si termino todo ahora, por lo menos no la saco barata, la mie, qué más le voy a hacer, cagarla.
Martín agarró una almohada de las que estaban apoyadas sobre la mesa de luz, y la sostuvo con las 2 manos, estaba a pocos centímetros del rostro de Magdalena.
Si la ahogo no pasa nada, quién iba a sospechar que una vieja con medio cuerpo tomado por el cáncer, no se podía llegar a morir en cualquier momento, y si le llegan a hacer la autopsia, digo que ella me lo pidió, una muerte digna como le llaman.
Se acercó más, hasta que casi la almohada llegó a tocar la nariz de Magdalena, pero enseguida tiro la almohada con violencia.
No, no puedo, no me voy a convertir en un asesino, ese sería un castigo para mí, no para ella.
En el mejor de los casos, terminaría metiéndome cualquier droga que pudiera conseguir, o si no pegándome un tiro.