sábado, 28 de julio de 2018

Encrucijadas de la vida /48)

Cuando fue a pedir trabajo a la zona franca, todos lo rechazaron, Benjamín, no podía creer que a alguien con sus estudios que se ofertó en los menores puestos, que presentó una actitud resilente le hicieran eso, hasta que cuando preguntó de forma histérica a uno de sus posibles jefes, este le dijo:
-A vos te prohibió uno de arriba, parece que tenés un enemigo en Argentina que conoce gente importante, acá no vas a conseguir nada, así que mejor olvidate.
Benjamín llegó al departamento que alquilaba con otros meseros y llamó a Marcos.
-Como mierda te atreves a llamar, pendejo de mierda.
-Lo voy a denunciar a los medios.
-Hacelo, seguro un hijo de puta como vos, consigue mucha empatía, y sobre todo trabajo después, muchos van a querer contratar a alguien que se hace la victima y denuncia corporativismo empresarial, no sabes ni bien me denuncies, te van a llover las ofertas, pelotudo.
-Por lo menos usted se va a hundir.
-Más, no seas idiota, ponele que en el mejor de los casos alguna de mis empresas se funde, que te crees que me voy a quedar sin 1 peso, de verdad no sé como alguna vez te consideré una persona inteligente.
De verdad hacete un favor y busca otra profesión, y sácate la idea de ser empresario o tener algo que ver con los negocios, porque somos pocos, y nos conocemos todos, y yo me voy a asegurar que a vos se te cierren todas, en Argentina, Chile, Perú, en Estados Unidos, aunque ni vas a poder entrar ahí sin un trabajo, donde vayas, tengo negocios y conozco a muchos en todos lados.
Benjamín cortó, no entendía para qué había llamado, suponía que para descargarse.
Lo iba a putear y me descanso, como siempre, y encima tiene razón, no tengo chances.
Siguió trabajando 11 meses más en Chile, doble turno, ahorrando casi todo lo que ganaba, para luego volver al país y ponerse a estudiar otra carrera, se decidió por la que menos ingresos tenía, y una que casi garantizaba salida laboral, aunque nunca le había interesado en lo más mínimo.
Meteorólogo, pero bueno, siempre he jodido con que soy resilente, a ver si es cierto.
La carrera le resultaba difícil y aburrida, pero buscó la forma de interesarse en ella, cada cifra, estadística, palabra complicada de retener que estudiaba, se obligaba a visualizar tormentas, rayos, vientos, ver lo fascinante en todo eso, así empezó a interesarse en las materias, a compartir estudios con sus escasos compañeros, apenas 4, y descubrió que le interesaba, era un mundo diferente al que se había movido siempre, casi parecía otra dimensión, y le empezó a agradar.


sábado, 21 de julio de 2018

Encrucijadas de la vida /47)

Murió la periodista que se cagó en toda su familia por despecho.
Ese puede ser el encabezado, otro: Nadie fue al entierro.
Miró los resultados de sus exámenes, y confirmó que tenía cáncer de páncreas, ella sabía que era una condena a muerte, que como mucho le quedarían 6 meses de vida.
No tengo nadie de quien despedirme, con quien llorar, bah capaz que alguno llora de alegría, al saber que la vida cobró lo que les hice.
Actúe con tanta impunidad como los que no tienen nada que perder, así que mi inconsciente adivinó esto, interesante.
Nunca tuve el miedo de Laura a la vejez, la sentí algo ajeno a mí, y bueno resulta que lo era, no voy a llegar ni a los 50, me ahorro las arrugas profundas, los saleros, los achaques, las pastillas para la presión, las quebraduras de cadera, la artritis, la artrosis, es casi para que me ponga contenta.
Qué debería hacer mientras no me duela nada, mientras no vomite cada 2 minutos.
Hacer un viaje, agarrar esas promociones de Internet y recorrer media Europa en un mes, 3 días en cada país, dejarme marear por diferentes idiomas, sabores, olores.
Por ahí me vendría bien, pero no sé, seguiré cargando con quien soy, pero bueno, por lo menos ya sé que no será por mucho tiempo, tengo ese alivio por lo menos.

sábado, 14 de julio de 2018

Encrucijadas de la vida /46)

No tenía carrera, nadie contrataría al protagonista de uno de los grandes escándalos mediáticos argentinos de la última década, su imagen siempre estaría ligada a ese momento, y por lo único que lo convocarían en una posible entrevista laboral era para ver en persona al homosexual que había querido vivir de una pobre niña rica, al oportunista, al comprado por el padre.
No iba a tener otra opción que empezar de cero, aunque no sabía qué, ni con qué plata.
Por ahora lo único que quería era desaparecer, por eso se cortó el pelo casi hasta quedar rapado y después se lo tiñó de rubio platinado, no entendía por qué ese horrible y exagerado color estaba de moda entre los hombres, pero le servía para camuflarse, en el colectivo de larga distancia que tomó, se encontró a otros 2 con el mismo color.
Llegó a Córdoba 10 horas después, y de ahí tomó otro colectivo a Calamuchita, pagó un hotel, el más barato que encontró, porque no quería verse obligado a interactuar con nadie en un hostel.
Benjamín, se enceró en el cuarto, de paredes azules repleto de cuadros con paisajes de las sierras, todos cursis y chillones.
Se miro al espejo, estaba más flaco, más blanco, recordó que hacía semanas no iba al gimnasio, y tampoco se bronceaba, ni se había depilado las cejas para que no se le transformaran en una sola, realmente no parecía el mismo.
Ahí podría quedarse como mucho 1 mes, había vendido su auto, la mayoría de sus trajes, 2 pares de zapatos y un reloj de oro.
No era que si pasaba del mes se quedaría sin 1 peso, pero tampoco quería llegar a ese extremo, además no seguiría en Calamuchita, pasaría ahí 2 o 3 días y de vuelta a Cordoba y de ahí, no sabía, tal vez al norte. Se sonrió, siempre había odiado el norte, pero ahora lo buscaba, buscaba ese refugio que daba el saber que las pocas personas que se encontrara serían mochileros, en general extranjeros camino a Bolivia.
En Calamuchita se fue hasta el circuito de los lagos, se dejó embargar por el paisaje, no podía creer lo mal retratados que habían sido en los cuadros que colgaban de su habitación, con lo fácil que consideraba podría haber sido para el pintor calcar la belleza del lugar.
Ver los arboles, escuchar a los pájaros, el flash de los celulares y cámaras de fotos de los diferentes turistas. 
Siguió viaje hacía el norte, y terminó en La Rioja, la ciudad era fea y pequeña, siguió hasta Catamarca, que como La Rioja, lo impacto por sus bellos paisajes naturales y lo insulsas y poco atractivas que eran sus ciudades capitales.
De allí partió hasta Jujuy, no sabía hacía donde seguir o volver, en un hostel, ya había dejado los hoteles por una cuestión presupuestaría, se encontró con unos universitarios que iban hasta San Pedro de Atacama, los acompañó hasta allí y de ahí tomó un colectivo hasta Iquique.
Pensó en quedarse un tiempo en la ciudad luego de escuchar que había bastante trabajo, hizo sus papeles, y empezó a trabajar de mozo.
Sabía que en la ciudad funcionaba la zona franca, y decidió que esa era su oportunidad de comenzar un negio. 

sábado, 7 de julio de 2018

Encrucijadas de la vida /45)

No sé qué ropa le gustaba ponerse, seguro ninguna que yo pudiera elegir.
Qué mierda agarro, estos trapos horribles, llenos de colorinches, ropa de puta.
Nunca le dije nada, no quería ser severo, tal vez si lo hubiese sido, terminaba peor, ja, peor, pelotudo que soy, como podía terminar peor que esto.
Sofí, chiquita, siempre fuiste débil, frágil, no pude protegerte, cuidarte, ver  como podías ser más fuerte, ayudarte a sacar de adentro tu fuerza, involucrarte en algo bueno, en algo que te hiciera sentir bien, realizada, útil, y no toda la mierda en la que te metiste.
Hija, nunca entendí tu vida, nunca te entendí, nunca pudiste ser lo que me habría gustado que fueras, ni siquiera ahora, pero no quiero que te pongas estos trapos, quiero que te veas como me habría gustado que fueras, una chica dulce, profesional, buena persona.
Dejó de revisar la valija llena de la ropa que había metido luego de que la policía le autorizara a sacarla, y buscó entre los cajones, recordaba haberle regalado una blusa blanca y un pantalón, Sofía al abrir la bolsa, se había reído.
-Papa, de verdad te crees que voy a usar esto, querés que ande disfrazada, déjate de joder, encima la compraste en esa tienda horrible, ni siquiera puedo cambiarla por otra.
No me importa, ya no estás, hija, por lo menos dame un gusto, después de muerta, lo que nunca pudiste hacer en vida.
Después fue a la habitación Laura, sacó un labial de color rojo, un esmalte de lo que le pareció la misma tonalidad, y unos zapatos que sabía que Laura no usaba porque le le hacían doler los pies, también agarró las primeras medías de nailon que encontró en uno de los cajones, embolsó todo y se fue hasta la funeraria. 
Al ver su cuerpo vestido con la ropa que le regalara, la imaginó feliz, que fuera una profesional.
Vio en su mente charlas con ella, su mirada de admiración, de orgullo, de satisfacción por los logros imaginarios, por sus títulos, por sus vivencias, por su vocabulario y sus modos elegantes, por su perfume caro, por verla plena.
Después visualizó el cajón, la sala, la gente.
Sintió ganas de gritar, de llorar, de putear, pero solo se sentó al lado de Laura, esperando el pésame de familiares y conocidos.