sábado, 11 de abril de 2020

Y de repente se hace realidad /22)

En ningún momento le creyó que fuese un primo, aunque podría haberlo sido, tal vez era un primo, y además su amante.
De esa negra de mierda, se puede esperar cualquier cosa.
Pensó Roberto.
Y luego se sonrió, no estaban casados, ni tenían hijos, y se aseguraría de dejarle una pensión mínima, se tendría que conformar con el spa, que apenas conseguía alguna que otra clienta.
Que agradeciera que tenia que lavar plata, si no, ni en pedo le construyo esa mierda. 
Hacia años que se había dado cuenta que la mujer o las mujeres que estuvieran con él, lo harían solo por plata, no era lindo, no era carismático, tampoco agradable, a veces lo simulaba, pero le costaba bastante, y solo lo conseguía con otros pares, cuando sabían que esas sonrisas, esas condescendencias reciprocas y falsas amabilidades, les llevarían a ganar mucho.
Tenia varias amistades de ese tipo, sobre todo en la política, aunque siempre se había encargado de mantener bajo perfil, y de nunca acercarse a los importantes, nunca pasaba de un diputado, con los contactos suficientes, pero esas eran relaciones laborales.
El trabajo siempre le daba satisfacciones, aunque ya no sabía para que trabajaba, era un hombre relativamente austero, no le interesaba viajar por el mundo, ni tener comportarse varios autos, ni ropa, ni casi nada, solo quería una mujer complaciente, eso le gustaba, poder sentir que una mujer era suya, su propiedad, nunca ninguna mujer se había enamorado de él, por lo menos que él supiera, no tampoco Roberto lo había sentido por alguna, solo el sentido de la propiedad, el hacerla que lo complaciera en lo que deseara sobre todo sexualmente, le gustaba observar que una mujer lamiera el suelo, solo porque él se lo pedía, o orinarle la cara, atarla y otras vejaciones, pero no forzarla, si no que ella accediera a las mismas, aunque le chocaba la idea de contratar prostitutas, sabia que todas sus amantes no habían sido otra cosa, nada más que de forma relativamente disimulada.
Incluso Eva, la mujer con la que había tenido hijos, que parecía otra cosa, y a la que nunca le había siquiera hablado de sus gustos sexuales, solo había estado con él por lo que tenia, y eso no le había importado, ya que solo quería tener descendencia, pasaba los 50 y por eso se había casado.

A todas les encontraba un porque menos a Teresa, si al principio era la más complaciente, la más dócil, la más atrevida, y después, después ni siquiera quería que la tocara, y era incapaz de disimular el asco que le provocaba, ese lo irritaba como nunca antes, ninguna de sus mujeres le había demostrado asco, estaba seguro que muchas lo habían sentido, pero no se atrevieron o no quisieron manifestarlo, pero Teresa si, lo desafiaba, lo hacia sentirse indefenso, la odiaba, muchas veces tenia ganas de matarla, pero no lo haría, no por la cárcel, porque en Argentina siempre podía sobornar al fiscal, al juez, o fingir su muerte, además dentro de 1 año, podría cumplir condena en su domicilio, pero ya su reputación no sería la misma, se convertiría en un asesino más, un viejo con plata, que mata a su joven y puta esposa, no le interesaba ser otro más de los tantos casos morbosos que daban vuelta en el imaginario del populacho, y de los que discutían, se indignaban, y parodiaban, mientras tomaban mates y se olvidaban de su patética existencia.
Pero tampoco quería que saliera impune, aunque eso le frustraba muchísimo.

Y de repente se hace realidad /21)

Algo se había roto en Ines, no quebrado, como tantas otras veces, sino roto, su última esperanza, aunque más que esperanza, había sido una ilusión idiota, una quimera.
Moriría sola, pero no quería pensar y lamentarse por eso, todavía no, antes quería desquitarse.
Esos hijos de mil puta, quién se cree la puta esa para meterme al amante en la casa, claro para tenerlo más cerca, cruza la calle y ya esta, bueno, ya vas a ver.
Saco de el primer cajón del debajo mesada, la revista de la casa de electrodomésticos, más grande de la ciudad, una de las tantas filiales de la empresa, dio vueltas sus paginas repletas de fotografías de diferentes electrodomésticos, artículos y muebles para el hogar, hasta llegar a la sección donde vendía computadoras.
Mierda, están caras, pero bueno, vale la pena.
Consulto, y esa misma mañana fue hasta la casa de venta, y la compro, a la tarde se la trajeron, ya había llamado a los del servicio de Internet, para que le colocaran el servicio.
-Y como se usa?
-Ve esa linea o franca, como quiera llamarle, bueno, ahí escribe lo que quiere buscar, y ya.
Ines, se paso la tarde descubriendo como podía hacer para subir un vídeo con lo que quería, le resultaba increíble todo lo que se conseguía apretando unas cuantas teclas.
Qué cosa, mira donde vive Elena, en Jujuy, quién lo iba a decir, y Tamara, de no creer...Pero bueno, yo me puse con estas pavadas, en vez de ver como puedo subir un vídeo.
A ver.
Vio las diferentes opciones, crear un blog, una cuenta en youtube, o una cuenta en facebook, y prefirió esta última, ya que era la red que más usaban sus vecinos.
Esa misma noche, cuando escucho roncar a Carmen, se levanto, agarro su ropa, y se vistió después de salir de la habitación de esta, y cerrar la puerta, agarro su celular, y se fue hasta su casa, no entro a la misma, no hacia falta, ya que el cuarto de atrás donde vivía Pedro, se podía entrar y salir, sin necesidad de pasar por la casa.
Fue por el costado, y vio que la luz de la habitación estaba prendida, y se oían voces.
La persiana estaba cerrada, pero Ines pudo pasar por la rendija la parte superior del celular y filmar, ella también podía ver por las mismas rendijas, a Teresa y Pedro desnudos, uno al lado del otro, sobre la cama.
-Te deberías comprara una cama matrimonial, bah yo te la compro.
-Bueno, pero no será raro, no crees que la vieja va a pensar para qué quiero una cama matrimonial si estoy solo.
-Por ahí se hace ilusiones, creyendo que la querés utilizar con ella, déjala pobre, debe tener la concha más seca que un desierto, es bueno que se la humedezca aunque sea fantaseando boludeces.
-Sos más hija de puta que yo, eh.
-Eso nunca, yo nunca mataría a nadie.
-Mmm no sé eh.
-No empeces.
-No es empezar, lo que hay que hacer es terminar, ya me estoy cansando de todo, no quiero seguir en este pueblo, en esta pieza de mierda, cruzándome con la vieja pajera esa, mira si me quiere violar.
-Le rompes la cabeza y listo, mucho no te va a costar.
-Si, y caer preso, no sé si eso no es lo que vos querés, hija de puta.
-Deja de decir boludeces, cógeme mejor.
Le costo mantenerse serena y que no se le cayera el celular de las manos, al escuchar lo que había dicho Teresa.
Esa hija de puta, no le hizo un chiste, lo decía en serio, Pedro es un asesino.
Volvió lentamente hasta la casa de Camen, cerro la puerta de entrada con llave, y antes de entrar de vuelta a la habitación, se sentó sobre el brazo de uno de los sillones de un cuerpo.
Apretaba el celular entre sus manos.
Hará 11 horas quería tener algo con ese tipo, hace 9 quería que él y la puta de Teresa, quedaran escrachados como 2 mierdas que le metían los cuernos a Roberto, y ahora me vengo a enterar que tengo de inquilino a un asesino, déjate de joder
Una sonrisa patética, se dibujó en sus labios, y sintió unas ganas profundas de reír, pero se tapo los orificios nasales, y trato de controlarse.
Estaba al borde de la histeria y lo sabia,

Se guardo el celular en el bolsillo del pantalón y fue hasta el baño, se lavo la cara varias veces, y cuando se sintió más tranquila, salió, cuando volvió a abrir la puerta del comedor, sintió como se encendían las luces del mismo.

Y de repente se hace realidad /20)

Paso por el departamento.
Sara se sobresalto, aunque enseguida volvió a mostrarse tranquila.
Tengo que cambiar la llave.
Se dijo, sin mucha convicción, no creía que Damian fuera na volver otra vez, ahora solo estaba allí para sacar las cosas que ella se había olvidado de mandarle, su cepillo de dientes, su afeitadora eléctrica, su perfume y desodorante.
Aunque exceptuando la afeitadora el resto de las cosas las podía comprar en cualquier farmacia, no quería desprenderse de sus objetos, además no quería gastarse la poca plata que le quedaba en esos utensilios.
Los recogió rápida y mecánicamente, echándolos a una bolsa de plástico.
Sara se mordía el labio inferior para no decir nada y esperar que Damian se fuera, pero no pudo, y antes de que él pusiera la mano sobre el picaporte, hablo:
- ¿Querés que le diga algo a Diego?
Damian se dio vuelta, la miro por un segundo, y enseguida bajo la vista hacia la bolsa.
-Decile que me tuve que ir, que lo quiero mucho, y que...lo voy a llamar, que se porte bien, y que cuando pueda lo voy a volver a ver, pero que si no lo hago...decile lo que quieras, a vos te sale bien eso.
-Qué, mentirle?
Damian volvió a acercarse a la puerta, la abrió, se volvió, dejó la llave en la mesa, a pocos centímetros de donde estaba Sara sentada, frente a una taza, que no había vuelto a tocar desde que él entrara.
-Perdóname, pero es lo que necesito hacer.
Sin darle tiempo a que ella replicara, cerro la puerta de un golpe.
Sara sentía que todo era absurdo, que desde hacia algo más de una semana vivía en una especie de sueño, que se parecía demasiado a un insulso melodrama.
Damian no era el mismo, no solo la forma en que tenia abotonada la camisa, con 2 botones sin prender, cuando antes como mucho y en los días de más calor se dejaba uno, además de estar sin corbata y usar jean en vez de pantalón de vestir, y zapatillas en vez de zapatos, su pelo, que siempre lo llevaba con gel, se veía seco, lo que ahora que lo pensaba y visualizaba en su mente, lo hacia ver más joven, peor también más violento, no sé por qué esa palabra apareció, peor así era, Damian se veían completamente diferente, pero no tanto por su exterior, aunque este también cambiara, sino por su interior, su mirada, estaba ausente, ya los había abandonado desde la última vez que se habían visto en el hospital, su voz sonaba más lúgubre, todo él era otro.
Se levanto de la silla, agarro las llaves, cerro con ellas.
Recordó lo que él le había dicho en el hospital, la última vez que había ido a verle, que lo olvidara, que hiciera de cuenta, que él tipo que había estado con ella todos esos años, había muerto.
Es fácil decirlo, si fuera una película, lo borraría de mi vida y de mi mente chasqueando los dedos, pero las cosas no son así.
Sabía lo que le costaban los cambios, y las perdidas, y la angustia la invadió cuando pensó en sus hijos, sobre todo en Diego, y en como insistiría para verlo, como haría para lograra que su ausencia no lo traumatizara y le dejara secuelas no resueltas en el futuro.
Se sintió irritada,  angustiada, y sobre todo, abandonada.


Y de repente se hace realidad /19)

Cuando Pedro le contó que era un sicario, Teresa, no se rió, ni creyó en ningún momento que él le estaba haciendo un chiste o le estaba tirando un farol para probarla.
Algo en su mirada, en su andar, en su forma de ser, le había hecho pensar que Pedro era peligroso, y que se dedicara a matar gente, en el fondo no le sorprendía.
Lo que si le llamaba la atención, era que a pesar de haber intuido desde el primer momento lo peligroso que este podía llegar a ser, igual se hubiera acostado con él, y mantenido una relación de amantes bastante estable.
Es un psicópata, cualquier asesino lo es, un loco, en cualquier momento podría agarrarme del cuello, y se acabo, me lo dobla como a una gallina, o me ahoga, o cualquier cosa.
Era raro, en toda su vida, nunca había corrido riesgos innecesarios, al contrario, siempre había tratado de calcular sus pasos, de actuar de forma predecible, cuando sus padres se fundieron, y perdieron lo poquito que tenían, enseguida penso en buscarse un hombre que la mantuviera, ya que nunca le había gustado estudiar, y menos trabajar, y quería vivir bien, no como sus padres llenos de limitaciones, contado las monedas para pagar deudas eternas, créditos y demás, ella quería vivir despreocupada en cuanto a lo material, que le sobrara y no que le faltara, se sabía bastante atractiva, no era particularmente linda, pero su cuerpo era delgado, aunque bien proporcionado, y con el adecuado corte de pelo, la depilación de las cejas, y bien maquillada, lograba parecer hermosa, además sabía como eran los viejos con plata de su pueblo, sabían lo que buscaban y eso era sobre todo juventud, así había conseguido a Roberto, y el resto de las cosas que habían venido con él, la ropa, las joyas, los zapatos, el auto, la casa y el spa.
Por eso no entendía el porqué de Pedro, qué significaba, se estaba enloqueciendo, era una forma de revelarse a lo predecible, de caminar por la cornisa, de jugar con fugo, solo por darse el gusto de salir sin quemarse, y de verdad era posible que saliera ilesa de la relación que mantenía con Pedro?

Y de repente se hace realidad /18)

Tenia todo listo, el café, las tostadas con queso, con mermelada de durazno, y otras sin nada, por si no le gustaban ni el queso ni la mermelada.
Había pensado en ir con la bandeja, pero le pareció que eso era imponerse, y decidió que mejor era primero preguntarle como quien no quería la cosa, si tenia ganas de desayunar.
Cuando Ines se acerco a la puerta y levanto la mano, y la cerro, formándose un puño, escucho algo, Pedro estaba hablando con alguien, bajo la mano, y acerco su oreja izquierda hasta que la misma toco la puerta.
Escucho que Pedro le pedía o más bien le exigía plata a Teresa.
Mierda, son amantes, no sé de que me sorprendo, como si no lo hubiera sabido, pero plata, y si, un tipo como este seguro que se la coge para sacarle plata, una cadena viciosa, ella se la saca a Roberto, y Pedro se la saca a ella.
Una patética sonrisa se dibujó en su rostro, cuando no escuchó más, volvió rápidamente a la casa.
El desayuno con sus tostadas prolijamente colocadas sobre un plato de porcelana, pertenecientes a la misma vajillas que los pocillos para el café y que la cafetera, se veían ridículos en esa situación.
Qué esperaba, Dios qué idiota que fui, ese tipo es una mierda, y yo hay queriéndolo conquistar con un desayuno.
Se rió de su quijotada, y se llevo una galletita con queso y mermelada a la boca, pero se dio cuenta que se le había cerrado el estomago.
Con frustración agarro el plato con las galletitas y tiró todas estas en el tacho de la basura.
Se quedo ahí, coloco la palma de su mano derecha sobre su mentón, y sus dedos sobre la mejilla.