sábado, 14 de octubre de 2017

Encrucijadas de la vida /8)

Se había repetido innumerables veces que no tenía derecho, que ella había decidido abandonar a su marido y a sus hijas, que era algo imperdonable y que su castigo era vivir con las consecuencias.
Pero quería verlas, no solo por fotos, gracias a facebook sabía como eran en la actualidad, a que se dedicaban, donde y como vivían, pero eso no era suficiente, necesitaba hablarles,  necesitaba que la escucharan, que aunque fuera la escupieran, sabía que eso era lo que merecía.
No usaría su cáncer como escusa, ni su vejez, tenía que mostrarse fuerte y entera para que sus hijas no sintieran lástima, prefería el odio, para saber que todavía era una persona que podía resistirlo, y no un despojo que necesitaba de compasión, no quería hacerles pasar a sus hijas por ese castigo, el tener que ser hipócritas y expresarle una pena revestida de falso cariño.
Entonces para qué voy, mejor las dejo tranquilas, que nunca más piensen en mí, que no sepan si me morí o como he vivido todos estos años, este tipo de cosas lo único que hacen es hurgar en heridas del pasado.
Por ahora haría eso, ahora, no tenía otra cosa que el presente, no era que podía inventarse a sí misma que lo haría dentro de un año, porque probablemente estuviera muerta, así que se tenía que conformar con el por ahora.

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