sábado, 12 de enero de 2019

Los rumbos /8)

Sintió la pistola sobre los riñones, y se paralizó, no fue capaz de entender que le pedían que hiciera, ni moverse, ni siquiera asentir, era como estar en una pesadilla, pero no, era la realidad seguía respirando, la persona que llevaba una mascara de un perro sonriendo, lo miraba por los orificios de la misma, el tipo notó lo que le pasaba y le dijo algo a su amigo que Agustín no logró, le sacó de la mano el celular, le revisó los bolsillos del jean hasta que encontró la billetera, se fueron.
Quedó ahí, temblando y llorando, sufriendo un ataque de pánico que tardó varios minutos en que se le pasara. Llegó a la casa, se desnudó y se metió en la cama, se cubrió hasta el cuello y lloró.
Llamó a Luciano, cuando este llegó y se bajó una app para localizar su celular, le insistió en que se vistiera e hiciera la denuncia.
Agustín lo hizo, le generaba sentimientos encontrados la reacción de Luciano, por un lado le gustaba que alguien lo cuidara y protegiera, por el otro se sentía absorbido e inútil, odiaba ser dependiente emocional.
Radicó la denuncia, volvió al departamento, se dejó desnudar por Luciano y conducir hasta la ducha.
-Gracias.
Si no le digo algo este va a empezar a enjabonarme.
Luciano corrió la cortina, y después Agustín oyó como cerraba la puerta del baño.
Cerró la canilla del agua caliente y dejó correr la fría para que lo despabilara, empezó a temblar y la cerró, se secó, se puso un calzoncillo y una remera y fue hasta la cocina donde Luciano le tenia listo un té.
- ¿Querés dormir? 
-No, y me cansé de dormir, no sé qué mierda quiero, pero dormir, no.
Agustín veía el esfuerzo que estaba haciendo Luciano para no agobiarlo con preguntas, ofrecimientos, o consuelos, quería agradecérselo de alguna manera, y le sonrió, luego puso su mano sobre la de Luciano, y después lo abrazó, este lo contuvo, y no dijo nada, le acarició la nuca y espalda.



No hay comentarios:

Publicar un comentario