"Hay que poner palabras que no tengan que ver con uno. Si vivís hablando de lo que tenés, todos van a creer que esa va a ser tu clave, porque es la clave de tu vida, pero nadie va a creer que pongas una clave con algo que no tenés, o que te frustra u odias, que sé yo. Eso es lo que pienso, tarada, ¿Qué te causa gracia?".
Andrea recordó la charla entre Luciana y Daniela al pasar por la habitación sin que ellas se dieran cuenta.
¿Quién pudo ser? plata, no, pero Luciana no odiaba la plata...
Se le vino la palabra y la escribió, tenía que ser esa.
-Andrea hija, vamos.
-Sí.
El velorio, su ropa y todo lo que la rodeaba estaba impregnado de muerte. Sintió asco por la emoción que la embargara unos minutos antes, ya que lo que estaba por descubrir era si su hermana se había suicidado, o la habían asesinado.
Andrea recordó la charla entre Luciana y Daniela al pasar por la habitación sin que ellas se dieran cuenta.
¿Quién pudo ser? plata, no, pero Luciana no odiaba la plata...
Se le vino la palabra y la escribió, tenía que ser esa.
-Andrea hija, vamos.
-Sí.
El velorio, su ropa y todo lo que la rodeaba estaba impregnado de muerte. Sintió asco por la emoción que la embargara unos minutos antes, ya que lo que estaba por descubrir era si su hermana se había suicidado, o la habían asesinado.
Cuando volvieron a la casa, poco recordaba del velorio ya que se había tomado un calmante, y tanto a la gente, como lo que estas le habían dicho.
Después del mismo volvió a la computadora, y entró en el Facebook de Luciana, buscó en mensajes.
Luciana
Estoy cansada de mi vida, ojala en la universidad cambien las cosas.
Daniela
Vas a ver que sí. Paciencia, Lu, falta poco.
Luciana
Estoy contando los días. Ya quiero sacarme de encima a Andrea. Se la pasa detrás mío, insoportable.
Daniela
Como no tiene vida, te jode la tuya. Mis padres son iguales, qué gente de mierda.
Dejó de leer, aunque ya sabía lo que su hermana pensaba de ella, porque, muchas veces cuando peleaban le había dicho cosas parecidas, leerlo, le resultó mucho más hiriente.
Estoy cansada de mi vida, ojala en la universidad cambien las cosas.
Daniela
Vas a ver que sí. Paciencia, Lu, falta poco.
Luciana
Estoy contando los días. Ya quiero sacarme de encima a Andrea. Se la pasa detrás mío, insoportable.
Daniela
Como no tiene vida, te jode la tuya. Mis padres son iguales, qué gente de mierda.
Dejó de leer, aunque ya sabía lo que su hermana pensaba de ella, porque, muchas veces cuando peleaban le había dicho cosas parecidas, leerlo, le resultó mucho más hiriente.
El velorio de Sebastián, fue más dedicado a Vicente que al mismo Sebastián, aunque había por toda la sala del velatorio fotos de él, sonriendo en todas ellas.
Virginia apenas podía reconocer a su hijo en ellas, ninguna representaban al Sebastián real.
La gente los saludaba, y trataba de parecer conmovida, pero, por lo que estaban ahí, no era por ese chico que la mayoría no conocía, sino por Vicente, el diputado, y después intendente de ese pueblo, después nuevamente diputado, y ahora se decía que sería candidato a gobernador.
Vicente saludaba, y se mostraba compungido con la perdida. Virginia hubiera querido insultarlo, escupirlo, decirle que el único culpable de que Sebastián estuviera muerto era él, pero se contuvo
¿Cuántos abortos había sufrido? tres eso nunca lo olvidaría, encima uno con más tiempo que el otro, el último ya estaba casi formado, y lo perdió, había pasado semanas en cama pensado en suicidarse. Estaba seca, todo lo que plantaba en ella moría, por más que se cuidara, que hiciera todo lo que le decía el medico, morían en su vientre. Magdalena se odiaba tanto que Luis un día la encontró con un cuchillo sobre su abdomen, si no se lo arrancaba, se lo hubiera clavado.
No recordaba el tiempo que había estado bajo tratamiento con un psiquiatra, medicada, por lo menos un año. Hasta que decidió seguir viviendo, no tanto por ella sino por Luis, él sería como su hijo, al que cuidaría y protegería, como Luis lo había hecho con ella. Pasado unos meses de eso, sin esperarlo en lo más mínimo, quedó embarazada.
Pasó esos meses bajo un miedo absoluto de perderlo, cuando por fin llegó a la sala de partos y luego de varios pujidos oyó el llanto y le dijeron que era una niña, se alegró muchísimo, los demás habían sido varones, y no sabia por qué el que fuera una niña le daba tranquilidad.
Gabriel empapeló las paredes de la casa con reportes del hecho, fotos del lugar del crimen ya que eso era para él, un crimen.
Leía y releía tratando de encontrar un por qué.
-Ya te vas a obsesionar con esto, sin siquiera llorarlo.
-Vos cállate, ¿qué mierda sabes lo que estoy sintiendo? era mucho más hijo mío que tuyo.
-Yo seré una mierda, pero a vos no te importa un carajo tu hermano.
Miró a su padre enfurecido.
-Cerrá la boca, sorete, vos no tenés una idea lo que era Diego para mí. ¿Qué vas a saber? si no querés a nadie.
-Por favor, lo usaste, como usas a todos para tus mierdas, tenés tanto miedo a ser un fracasado como yo, que no te importó usar a tu hermano. Ahora está muerto por tu culpa.
-Lo que pueda decirme una mierda como vos me importa un carajo. No tenés derecho a reprocharme nada, ni a llorarlo.
Su padre se fue. Gabriel volvió a su relectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario