sábado, 12 de mayo de 2012

Testigos Ausentes /3)

No puede ser, mi hija no se pudo haber suicidado.
Casi gritó Magdalena.
El comisario la miró.
—No sabemos señora si fue un suicidio, nadie está diciendo eso.
—¿Entonces los asesinaron?
Dijo Gabriel.
—Tampoco, no se apuren a sacar conclusiones, nosotros nos ocuparemos de determinar la causa.
—Por favor, si ustedes nunca descubren nada.
Después de decir esto, Vicente se levantó, Virginia mecánicamente hizo lo mismo.

"Las personas se aferran a la vida, cuando a lo que se deberían de aferrar es a la muerte".
Nunca se había olvidado de esa frase.
"¿Habrá sido Luciana?".
Andrea se llevó la mano a la boca, como si sus labios hubieran pronunciado alguna palabra, estaba sola en la casa, tenía que prepararse para el velorio, y no podía sacarse esa idea de la cabeza.
"No, mi hermana, no".
"Qué mierda estoy pensando, por favor. ¿Cómo se me puede pasar por la cabeza? Lucia sabia como te destruye la muerte de un ser querido, nunca hubiera sido capaz de provocar...algo así".
"Te lo hizo a vos".
Fue como si alguien se lo dijera, si se había suicidado, sí, pero no, Luciana no era una asesina, ni una suicida, trataba de afirmarse en esa idea, aunque no terminaba de creerla.

Gabriel veía las hojas, y la computadora portátil con la que andaba todo el día desde hacia un año, esa había sido su vida, desde antes también, siempre tecleando, o investigando, en un primer impulso pensó en romper tanto las hojas como la portátil, pero no, ahí estaban las pruebas, o tal vez solo la mínima posibilidad de encontrar la causa del asesinato de su hermano.
"Qué bien lo hizo ese hijo de puta, hasta parecía sufrir. Él los mato, lo sé, y es mi culpa".

Luis entró a la habitación de su hija, y miró todos los objetos que ella nunca más tocaría, vería, ni nada. Todos eran inútiles ahora, solo recuerdos, sería lo único que tendría de ahora en más.
—¿Por qué no dijiste nada cuando metieron la palabra suicidio?
—Porque no sé que mierda paso ahí.
—Yo sé que mi hija no se suicido.
—Vos no sabes una mierda, igual que yo. No sabemos qué pensaba Daniela, qué quería, hace cuánto no hablabas con ella, de verdad, no las pelotudeces que hablamos siempre, sino lo que realmente pensaba.
—Era mi hija,. hubiera sabido lo que le pasaba.
—Ni vos, ni yo sabíamos nada de ella.

"¿Y si había sido un atentado?" No, descartó Vicente, y se dijo que ya se estaba haciendo una novela en su mente. O no, nada tenía sentido, a no ser que su hijo se hubiera suicidado, o que alguno de los otros, había casos de asesinatos seguidos de suicido. 
No entendía nada, y no sabia si realmente quería entender.
Virginia estaba cerca de él, el dolor y la incertidumbre de Vicente, no le provocaban nada, como a él mp le importaba lo que pudiera estar sintiendo ella.
Su matrimonio era tan absurdo como la muerte de su hijo.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario