Y Andrea de otra forma pero es igual de inaguantable, pobre, se creyó que tenia que ser mi protectora, o que tenia que convertirse en la madre de mamá y en la mía, y no puede ni con ella misma, se olvidó de vivir, de todo. Ahora se dedica a controlarme, en el fondo me da lastima que no tenga vida propia.
Andrea leía absorta, corriéndose las lágrimas.
Gabriel creía que era la única que podía llegar a estar predispuesta a hablar con él. De los demás no esperaba nada.
Tocó la puerta y esperó.
Andrea quedó sorprendida al verlo.
-¿Qué hace usted acá?
-Vine a hacerle una pregunta.
-Hágala.
-¿Cree que su hermana se suicidó?
Andrea se quedó en silencio, mirándolo fijamente.
-No sé.
-Yo no creo, bah, estoy seguro que mi hermano no se suicido, y tampoco creo que su hermana, ni los otros chicos, sean los asesinos.
-Pase.
Se sentaron en el living.
-¿Nos podemos tutear?
-Está bien.
-¿Has averiguando algo, quiero decir, entre las cosas de tu hermana había algún indicio, se trataba con gente que vos no conocieras o algo así?
-He estado revisando su Facebook y las otras redes sociales que tenía. Sí, algunas personas que no son de acá, eran sus amigos de Facebook, pero casi todos son compañeros de la universidad.
-¿Y cualquier otra cosa?
-No sé, y tampoco quiero hablar de eso con vos.
-Mira, no me malinterpretes, no lo hago de metido o chusma, sino para saber quién puede haberlos asesinado.
Una nena, eso cambiaba las cosas. Magdalena Pasó el resto de su embarazo en casa, Luis le acercaba todo lo que necesitaba, no la dejaba hacer nada, ni siquiera lavar los platos.
-Yo lo hago mi amor, deja mi vida, no corazón yo me encargo.
La mayoría de las veces lo tomaba bien, pero otras la agotaba estar sin hacer nada, se sentía una inútil, se lo aguanto por la recompensa que tendría.
Cuando nació, y escucharon sus primeros llantos, no lo podían creer, y menos cuando se la pusieron en su regazo, después, al darle de mamar por primera vez, también al bañarla, cambiarla, todo lo hacían lenta y suavemente, como si Daniela se les fuera a romper en pedazos.
Virginia se pasaba todo el día en la habitación de Sebastián, oliendo su ropa, durmiendo en su cama, mirando todo lo que tuviera que ver con él, sus fotos, las imágenes que había registrado en su cámara, etc. Hasta había terminado comiendo allí.
Vicente, la ignoraba, se pasaba el día con la policía, o con sus asesores.
-¿Qué mierda estás diciendo, que es mejor que no se encuentre al culpable?
-No, que lo encuentres, pero que no lo digas, vos podes hacer que lo pague de otra forma, o pensabas dejarlo tener un juicio, para que lo largaran a los pocos años.
-No.
-No lo pensabas matar...
-Bueno, dependiendo quién sea, te conviene hacer público la identidad del mismo, o no hacerlo, una cosa es que lo matara un reventado de esos que le vendían a tu hijo, y otra que lo hiciera una de las chicas estas con las que estaba en el barco, o el otro chico, o alguno que tu hijo jodiera, acordate que tu hijo era...
-Cerrá la boca.
-Está bien, vos sabes cómo era, y lo que te conviene. Por ahora, seguí exigiendo justicia, hasta que encuentren al culpable.