sábado, 24 de diciembre de 2011

Expresiones de mi vida /8) La imagen del padre.

Ver a mi papá en ese estado me dolió mucho; siempre fue un hombre fuerte. Apenas entré a la pieza, me acordé de cuando llegaba del trabajo, me levantaba y me daba un beso. Ahora estaba tan flaco que creo que yo podría haberlo levantado a él.

—Laura.

Cuando lo escuché decir mi nombre, noté que también la voz sonaba débil. Como pude, disimulé lo que sentía.

—Papá, ¿viste? Se te cumplió, acá estoy.

—Por fin viniste; si seguías sin venir, me ibas a visitar al cementerio.

—No digas eso, por favor.

—Es la verdad, estoy viejo, pero no boludo.

—Papá, no podés pasarte todo el día en la cama.

—¿Vos me vas a decir lo que puedo o no hacer? Tengo ochenta años, el reuma no me deja estar. ¿Para qué querés que coma? No quiero seguir viviendo.

—Papá...

—¡Papá, nada! Yo ya hice mi vida, ya está, ahora quiero morir.

No sabía qué decir. ¿Quién era yo para obligarlo a vivir, alguien que iba a verlo cada tanto? Le di un beso y salí de la habitación.

Escribí esto apenas me levanté, pero después me largué a llorar. Cuando salí de la habitación de papá, también me largué a llorar. Ya me duelen los ojos de tanto llorar. No puedo aceptar que mi padre sea ese pobre hombre que está ahí esperando la muerte. No acepto tenerle lástima a mi padre; no puedo aceptarlo.

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