sábado, 8 de mayo de 2021

Voces /1)

Por varios días no se hablo de otra cosa, los diarios, noticieros, incluso los programas de espectáculos, no comentaban más que los asesinatos cometidos por Luis Antonio Almonte. 
Nadie entendía como ese hombre menudo, de apariencia y carácter insulso, que tenia una panadería en una ciudad pequeña del interior de la provincia de Buenos Aires, había abierto fuego contra toda su familia, el día de su cumpleaños número 50.
-Todavía no puedo creerlo, yo le compraba pan todos los días.
-Era un hombre muy tranquilo, y amable, incluso solidario, quién iba a saber que escondía un muestro adentro.
-La verdad, con esa cara de infeliz, nadie pensaría mal, che querido, no vayas a poner mi nombre, eh, porque como es la justicia en este país, nunca se sabe cuando lo largan.
La historia tenia algo, que por más que se hablara una y otra vez de los mismos detalles, se pasaran las mismas fotos de los diferentes fallecidos y del asesino, la gente seguía consumiéndolo, dejando la televisión prendida en el canal donde hablaban de eso, armándose grandes debates, que iban desde la psicología de un psicópata, hasta las posibles reformas en el código penal.

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