sábado, 1 de mayo de 2021

El oficio de Manuel (32)

 Siguió plomería, solo porque no entendía nada de electricidad y el de gasista llevaba demasiado tiempo, además a ambos los consideraba peligrosos. Cuando empezó a usar el mameluco de plomero se carcajeó, y tardó un tiempo en tomárselo en serio, después miró su panza, su barba desprolija, su pelo poco pelo desde que dejara los productos para detener la calvicie y se dejó que era el cliché del plomero.
Igual el trabajo lo cansó rápido, era agotador, llevaba mucho tiempo, además de que siempre estaba sucio, mojado o pegoteado. 
Un día al terminar de arreglar un inodoro y sobre la mesa de luz de la habitación de su cliente una pipa de mariguana y pensó en dedicarse a eso.
Buscó información sobre los diferentes tipos de plantas, como mantenerla para que no se secara y también luego molerla y preparar los porros. Decidió dedicarse a eso, era un trabajo sencillo, limpio, que no requería ningún esfuerzo. Igual los clientes, eran en general gente tranquila, de los alrededores de su barrio. 
Ganaba bien y lo mantenía reducido, no pasaba los 20 clientes, no quería levantar la perdiz.
Uno de sus clientes que lo había sido también en sus tiempos de prostituto le dijo con sorna:
-Nunca un trabajo digno, vos.
A lo que Manuel contestó: Los tuve, me fue como el culo. 




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