sábado, 24 de octubre de 2020

El oficio de Manuel /5)

Ese día el profesor le dijo que no necesitaba que le cortara el pasto, cosa que Manuel ya sabia porque hacia apenas 5 días que lo había hecho.
Le pidió que se sentará frente a él y comenzó a refregarse las manos, luego se obligó a dejarlas quietas sobre la mesa, suspiro.
Sintió lastima por ese hombre que a pesar de siempre haber esperado la ocasión para hacerlo, no se atrevía a hablarle claro, se acercó a él, y lo besó. El hombre respondió suavemente al beso, lo hacia de una forma casi femenina, luego le pidió que lo acompañará al dormitorio, y lo desnudó rápida pero delicadamente. 
Tal vez el viejo puto este lo hace con todos, le gusta sentirse como una mujer, como una virgen, se debe creer que es la noche de bodas o alguna mierda de esas. Pobre pelotudo, pero a mí me va a tener que pagar bastante si quiere toda la telenovela, adelante, pero no es gratis.
No le practicó sexo oral, sacó de su cajonera un lubricante, y una caja de profilácticos, le dio la caja de profilácticos a Manuel, suavemente, como todo lo que había hecho después de que se besarán.
Ahora tengo que ir al baño y ponerme el forro, se frotó varias veces el pene hasta conseguir una erección, una vez que estuvo erguida, salió.
El profesor estaba en cuclillas, y al acercarse y tocar su ano, sintió el lubricante.
Fue raro, duro poco y en muchas ocasiones tuvo ganas de reírse, le resultaba ridículo estar ahí con su profesor.
Pobre tipo, tiene que pagar para que se lo cojan, bueno, si no fuera por eso...
No quiso seguir pensando.
El profesor luego de que Manuel acabara, lo besó, le acarició el pecho, y después fue a buscar su billetera que estaba en el bolsillo del pantalón, el cuál había dejado tirado en el suelo, al lado de la cama, sacó los 700 pesos que le había prometido, le sonrió, Manuel se estaba terminando de vestir, se dio cuenta que el tipo esperaba un beso, y otra vez tuvo que esforzarse para no largar una carcajada, le dio un beso suave en los labios, se puso las zapatillas y se fue.
En ese tiempo 700 pesos era casi la mitad de un sueldo mínimo, nunca había tenido tanta plata encima, lo primero que se le vino a la cabeza fue escabiar, pero no.
Los hijos de puta de casa me la chupan toda, encima se ponen re fisuras cuando se maman, nah, es pa' quilombo.
En la calle menos, después les tengo que andar dando a todos esos negros de mierda, y peor, van a querer que les suelte pa' el chupi todos los días, me van a traer de hijo los giles.
Por eso agarró el tren y se fue hasta Once, ahí se compró calzoncillos, medias, una remera y un pantalón, guardó todo en su parte del ropero, medio escondido detrás la ropa vieja.  


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