sábado, 7 de marzo de 2020

Y de repente se hace realidad /16)

Con todos los tipos que hay yo me tenía que meter con este reventado.
El día que lo conoció, Teresa estaba aburrida, en el hall del hotel al que había ido con Roberto, ya que este tendría una reunión con empresario en uno de los salones, ya estaba aburrida, después de ir de shopping a la mañana, recorrer un poco la ciudad, volvió y se puso a mirar posteos de facebook en el celular, cuando sintió que alguien se sentaba enfrente, la curiosidad la hizo levantar la vista. 
Enfrente estaba un hombre que le llamó la atención, primero porque era atractivo, aunque no de la forma más obvia, no tenia ojos grandes y claros, ni tampoco agradables, al contrario, eran bastante pequeños, oscuros, intrigantes, su boca era larga pero sus labios delgados, su nariz pequeña, igual que sus orejas, y el pelo azabache y muy corto.
La miró de forma fija y una sonrisa muy leve se formó en sus labios. Teresa no sabía como reaccionar, en general, y sobre todo cuando era solteros los hombres eran mucho más obvio cuando querían encararla, empezando porque sus sonrisas no se adivinaban, sino que eran obvias, y venían seguidas de un saludo, la presentación, frases hechas, el típico juego de seducción, pero este tipo no, no dijo nada, se la quedó mirando, Teresa no volvió a mirar la pantalla del celular, tampoco agarró su cartera y se fue a la habitación del hotel, se quedó ahí, esperando sin estar segura de qué, lo que si sabía es que no era a Roberto.
El tipo desvió la mirada un momento a su celular, luego de comprobar algo, la volvió otra vez hacia ella.
Se levantó y esperó a unos pocos metros con dirección hacia los baños.
Teresa se levantó, por qué lo hizo, era tan fuerte la atracción que ese tipo le generaba, si, si lo era, algo que no había sentido antes, pasó al lado de él, y fue al baño de mujeres, a los pocos segundos él entró, la besó, la agarró de la nuca, y ella a él, tuvieron sexo encima de uno de los inodoros, el olor de su perfume se mezclaba con el desodorante de él y la pastilla de inodoro, además de la cera con que lustraran el piso, igual ella no pensaba en nada de eso, sino en sus besos, lengua, manos.




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