sábado, 25 de febrero de 2017

La alargada sombra del molino /14)

En los últimos años su pelo se había vuelto primero entre cano, luego gris, hasta terminar completamente blanco, igual ya era bastante poco el pelo que le quedaba, no solo en su cabello se notaba el paso del tiempo, las arrugas al borde de los ojos, los pómulos caídos, la papada pronunciada, eran muestras de su vejez, aunque en su mente Agustín seguía siendo igual que en su niñez, solo que más callado y tranquilo, ahora se cansaba con mayor frecuencia, y solía ser más dócil.
Santiago apenas lo veía, ya que los diferentes medicamentos que tomaba para las innumerables afecciones que tenia, le provocaban a veces sueños, otras insomnio y en general mal humor, por eso para no descargarse con Agustín, prefería encerrarse en su habitación y ver carreras de caballo por televisión o jugar póquer online, se había convertido en su último vicio.

A Catalina le habían diagnosticado cáncer de páncreas, que a su avanzada edad, le permitiría vivir por lo menos 1 año y medio si no más.
La única ventaja que debe tener la vejez, es que el cáncer se propaga con mayor lentitud, igual me gusta esto de saber más o menos la fecha de mi muerte, algo que puede ser relativo, capaz que me caigo cuando salgo de la ducha, y me parto la cabeza antes de que el cáncer termine de hacer su trabajo.
Decidió que el único placer que podía darse y era algo que nunca se había permitido, era la comida, siempre había tenido tendencia a engordar, por lo que ahora que el cáncer le había hecho perder varios kilos, siendo que antes de que se le despertara estaba en su peso, su condición era esquelética, por lo que empezó a comer hasta atragantarse, todos los días se hacía llevar hasta la panadería y compraba galletitas finas, facturas, tortas, tartas, masas de hojaldre, y las devoraba, a veces se descomponía de tantos atracones, pero el descubrir la gula, la hizo sentir satisfecha, algo en que perder su tiempo, algo que le daba placer, algo en que podía perderse, olvidarse de  todo, Santiago, Agustín, sus sueños, aspiraciones y ambiciones de juventud, todo se escondía detrás de alguna masa.



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