sábado, 28 de abril de 2012

Testigos Ausentes/1

El yate flotaba como adormecido sobre el río. La tarde, cálida pero no insoportable, de principios de marzo, lo bañaba de un color ocre.

Pasadas las horas, llegada la noche, seguía inmóvil. A la mañana siguiente, continuaba en el mismo lugar.

Vicente miró por la ventana con irritación.

—Ese pelotudo todavía no se fue.

Virginia miró a Vicente con la misma irritación con la que él miraba el yate.

—Ya van a salir, déjalos.

—Ya podrían ir haciéndolo.

María, que levantaba la mesa, dudó, pero decidió que lo mejor era hablar.

—Perdónenme, pero ¿puedo decirles algo?

—Hable, María.

—Cuando salí, los que viven cerca dicen que del yate no se escuchó nada, ni se vio a nadie. Vio que a veces los chicos...

Se quedó ahí, sin decir nada más.

—Si joden, se ponen a bailar, escuchan música a todo lo que da, y eso fue lo que no hicieron. Entonces les pasó algo.

Salió hasta el muelle y tomó la lancha.

Virginia lo siguió hasta allí.

—¿Les habrá pasado algo?

—Estos pelotudos deben estar pasados de merca. Mirá, lo voy a meter en un centro donde le manguereen el culo a ver si se deja de tantas pelotudeces, y a sacar cagando a los amigos pelotudos que tiene. 

Vicente ató la lancha al yate, que a su vez estaba anclado, y subió.

La irritación, en un segundo, se transformó en shock.


sábado, 21 de abril de 2012

Expresiones de mi vida /24) Para adelante.

Hace casi un año que no escribo nada. Es más, pensaba no volver a escribir, pero me gusta cerrar las cosas. Igual no sé cómo voy a darle un cierre a esto; tendría que morirme, y la verdad es que quiero vivir todos los años que me queden, que espero sean muchos.

No, pero quería contar sobre este año, que ha sido bueno, muy bueno, podría decir.

Bueno, empezando por mi trabajo, porque revisando lo que escribí me di cuenta de que solo lo mencioné al principio; después, nada, como si viviera del aire. Pero no, seguí yendo a trabajar, aunque no hay mucho más que contar; las cosas cambian poco y nada allí. Lo único diferente es la forma como yo me lo tomo ahora: ya no me hago dramas. Bah, sí, me los hago, pero dentro del trabajo, porque ni bien salgo, me olvido, no pienso más, y al otro día vuelvo a la carga.

Eso por el lado del trabajo. A ver qué más: mi madre. Con ella, lo único bueno es que la he visto poco y nada. Nunca nos vamos a llevar bien, y ya ni ella ni yo lo intentamos, ¿para qué? Si en toda una vida no nos llevamos, ya sabemos que no nos vamos a llevar. Ella ya anda con alguien; yo no sé si no tenía un amante mientras papá vivía, pero no me voy a hacer mala sangre por eso, porque estoy segura de que, si era así, mi papá ni se dio cuenta.

Bueno, con mi hermana, no puedo decir que sea igual que con mi madre, porque no. Ella no es así. En sí, la del problema soy yo, lo pude aceptar: siempre le tuve envidia porque es periodista, famosa y exitosa. Pero bueno, si yo elegí otra cosa, ¡a joderme! Nos vemos poco, pero ahora charlamos de todo.

Con lo de mi madre y mi hermana me ayudó mucho la psicóloga. Empecé a ver una porque me costaba mucho superar lo de mi padre. Pasaba días sin pensar en él, pero por ahí empezaba a hacerlo y no paraba más, todo el día lo tenía en mi cabeza. La verdad que me ha ayudado un montón, y no solo con ellas, sino con mis hijos. Me ayudó a aceptar la relación como es y a tratar de ir mejorándola en la medida de lo posible, pero sin forzar las cosas, sino dándole su tiempo a cada uno. Y así es: yo sé que con los dos varones puedo hablar, los veo menos que antes, pero sé que están bien. Además, yo le digo a Augusto que cuando quiere venir el menor, él se va, porque a Esteban no le gusta verlo, y él lo acepta. Con Natalia sé que no me voy a llevar bien, pero nos toleramos, y cada tanto hablamos, sin pelearnos y todo.

Ahora me toca contar de él. En mi vida hubiera pensado andar con un hombre tantos años más joven que yo, y menos que fuera a durar tanto. Ya hace casi tres años que estamos juntos, no lo puedo creer. Sé que en cualquier momento se va a cansar de mí, ya que dentro de poco voy a tener sesenta. Bueno, en sí, faltan unos años, pero pasan rápido, y los voy a cumplir, y él va a tener 34. Mejor ni lo pienso. Pero por ahora seguimos juntos. Él terminó la secundaria (le quedaban unas materias) y empezó a estudiar inglés y un curso de computación.

Bueno, sobre mi despegue de todos los demás... ya escribí que empecé a ir a la psicóloga. También he viajado, y me ha encantado conocer todas las provincias que he conocido, ¡y ahora este año las que voy a conocer!

Ya no quiero escribir, quiero vivir. Quién sabe, capaz que de viejita se me dé por escribir nuevamente, pero por ahora no.

sábado, 7 de abril de 2012

Expresiones de mi vida /23)

Se me dio por ir al cementerio. Hacía casi un año que mi padre había muerto, y aunque no creo que exista algo más que esta vida, y me parece que una vez que las personas mueren, igual necesitaba estar con él.

Es raro. Cuando era chica me sentía extraña en los cementerios, no mal, no me disgustaba estar en uno como a muchos chicos, pero tampoco me fascinaba como a otros.

Ahora, cuando estoy mucho más cerca de estar en una lápida que de esa niña que se sentía extraña, no sé qué me produce estar en un cementerio. Ya no pienso en los que están enterrados, solo busco a mi padre, o algo que me haga recordar a él.

Cuando llegué a su lápida, lloré y me quedé sin poder moverme. Lo sentía cerca, es raro, pero empecé a recordarlo, a sentirlo.

Después vi la lápida sucia y las flores podridas. Tiré las flores y puse unas nuevas. No pude limpiar la lápida porque no me sentía con ánimos para hacerlo.

Decidí que haría todo lo que había pensado hacer en la vida, claro, lo que todavía me fuera posible.