sábado, 19 de agosto de 2023

El eco en casa /3)

Venían dos mujeres diferentes a ocuparse de Alberto. Le había costado un montón acostumbrarse a recibir ayuda, odiaba depender de otros para levantarse, vestirse, caminar, etc. Odiaba no poder realizar ningún acto cotidiano por su cuenta. Le parecía una crueldad seguir vivo sin poder hacer nada por su cuenta. Al pasar las semanas fue aceptando su situación y, muy de a poco, empezó a hacer lo posible por mejorar, aunque siempre tenía recaídas de animo. Nunca había sido alguien positivo, ni optimista, ni agradable. Pero se concientizó de que la única forma de no tolerar el tono condescendiente de una de las cuidadoras, y el irritante de la otra, era esa. Anhelaba su independencia, moverse por su cuenta. Cuando empezó los ejercicios, se sintió frustrado, por lo que le costaba levantar pesas de medio kilo, no podía creer la poca fuerza que tenía en sus brazos como para que realizar un acto tan simple y con un peso liviano le requiriera tanto esfuerzo.

Vio la amarilla sonrisa de dientes postizos que tenía Bernardo, había sacado 3 números y ganado 20.000 pesos. Sebastián pensó que con eso no le alcanzaba ni para la mitad de un changuito, pero por el aspecto casi escuálido de Bernardo, dudaba de gastar la plata en eso. Seguramente se compraría algún vino un poco más caro del que solía, y el resto lo volvería a jugar. Igual se alegró que por lo menos se la gastara en algo que le gustaba a él, y no en los nietos que vivían todos en el exterior y para quienes la plata del premio representaba centavos, aunque igual nunca se enterarían de nada porque como Bernardo le había contado, más de una decena de veces, no le daban ni pelota, pero para subir fotos de cuando ellos eran chicos con él y ponerle: "el abuelo, cuántos recuerdos, se te extraña", eran como mandados a hacer.
Sebastián se dijo que en todos los trabajos que tenían que ver con la atención al público, había que ser un poco psicólogo. No le jodía, al contrario, saber que casi todos tenían familias disfuncionales, con relaciones que de una u otra manera causaban decepción, lo hacía sentirse acompañado. 


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