sábado, 27 de enero de 2018

Encrucijadas de la vid /23)

Algo que murió, bueno, hace rato que lo nuestro había muerto a nivel digamos espiritual, odio esa palabra, se ha frivolizado tanto su uso, pero no encuentro otra que pueda definirmelo para mí, igual ahora también es física, es raro, es como la confirmación, si eso vendría a ser, y esa confirmación es una muerte.
Laura se quedó mirando las plantas del patio, nunca le había hecho mucho caso, le gustaban como se veían, aunque casi nunca hacía más por ellas que manguerearlas si Jorge se lo pedía porque estaba en el trabajo.
Voy a tener que contratar  un parquero, nah, salen una fortuna, que crezcan como quieran, lo siento pero no me voy a gastar medio sueldo en tener un lindo patio o un lindo frente, igual podría seguir viniendo Jorge, total la casa se va a vender y es mejor que tenga una linda presentación, con un exterior como la gente, es lo primero que se ve.
Volcó en la pileta de la cocina el poco café que todavía le quedaba, y lavó la taza.
Sintió el timbre, se secó las manos con un repasador de toalla, y fue a abrir.

Lloró, tomó una pastilla par la presión, un té de tilo, pero seguía temblando, se había cambiado varias veces, no sabía qué ponerse.
No puedo ir de negro, porque no es un velorio, ni con la poca ropa linda que tengo, porque no voy  una fiesta, tampoco puedo parecer una crota, va a creer que quiero darle lástima, no sé la verdad.
Se decidió por un pantalón beige, una blusa blanca y un saquito color crema.
Magdalen decidió no pintarse los labios, tomó el colectivo, y caminó hasta la casa, se quedó frente a la puerta unos minutos, hasta que por fin decidió tocar timbre.

-Mama.
Tantas veces después de que su Magdalena las abandonara cuando eran chicas había pensado en que lo primero que le diría si volvía a verla era: mierda, o te odio, o hija de puta, pero la traicionó el inconsciente.
-Hija.
-Ahora, ahora soy tu hija, ahora te acordas de que tenés una hija, bueno 2, pero supongo que yo soy más fácil de encontrar que Ana.
Pasa, no no te voy a cerrar la puerta en la cara, antes me vas a oír, entra dale.
Magdalena entró con el paso más seguro que le fue posible aparentar, y clavo sus uñas en las palmas par que no se notara que le temblaban las manos.
No quiero que reprima nada, que escupa todo, me lo merezco, a eso vine.
Laura se llevó las manos a la cara, las pasó rápidamente por la frente, para bajar el mentón, donde colocó los pulgares, mientras los indices le rozaban suavemente el puente de la nariz, el resto de los dedos los entrelazo.
-Te escucho.
-Gracia, eh, gracias, la señora viene a escucharme, 30, no qué 30, 35 casi 40 años después, la señora escucha, mira, otra que las telenovelas donde los ciegos ven después de no se cuenta, los lisiados caminan y los amnesicos recuperan la memoria.
Vos sos la sorda que ahora escucha o lo anterior, no sé, qué, tuviste un accidente, quedaste en coma y recién despertas, por eso venís, perdóname si es así, eh, disculpa que no te reciba llorando, abrazándote, pero me parece que no desapareciste por eso, no, desapareciste porque se te cantó la cajeta de desaparecer, porque seguro tenías un macho, quien obviamente era más que tus hijas. Y déjame adivinar, por favor, se murió, o te dejó ni bien se consiguió otra más joven y te dio vergüenza volver, y viviste como el culo todos estos años, pero ya estás cansada, y bueno a ver si mis hijas me tiran algún hueso, sobre todo Ana, que es famosa, es no me va  poder negar la ayuda, porque si no la escracho, lo debes tener todo pensadito...Mira, Ana probablemente tenga que ayudarte porque es una figura pública como se dice, y no le va  quedar de otra, pero lo que es a mí, no me vas  sacar ni 1 peso, así que si viniste por eso, cagaste, pero no te voy a decir que ya te podes ir yendo, porque como te dije, me vas a oír.
-A eso vine.
-Ah mira, gracias eh, qué considerada, a la vejez viruela te acordaste de que tenías 2 hijas, qué cosa, no sé esto es cada vez más una telenovela, recuperaste la memoria después de una vida, impresionante.
Te juro que hasta me cuesta decirte todo lo que siento-Laura lanzó un ronquido, como si fuera a llorar, pero se recompuso-todo lo que te odio, todo el asco, y la vergüenza que siento de saber que mi madre, me abandonó, me dejó, se fue con un macho, y le importó 3 carajos de sus hijas...Vos no sabes lo que pasamos, no sabes el dolor de saber que nos habías dejado, de ver a papa ahí hecho mierda, de que todos hablaran por detrás en el colegio, de que quienes no se burlaban de nosotros, nos tenían lástima, sabes lo que es eso, ser parias, ser el chisme del pueblo, ser "a las que la madre las dejó", las hijas del cornudo, de la puta, de la tilinga.
Y siendo adolescentes, no si mejor momento no podrías haber elegido, eh, bien para cagarnos la vida.




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