sábado, 7 de enero de 2017

La alargada sombra del molino /8)

-Mira lo único que podes hacer por esa fabrica, es que si tenés seguro la hagas quemar, ojo es un chiste, pero la verdad es que no sé si hay otra forma de no perder un dineral, las maquinas están obsoletas, tiene demasiados trabajadores que hacen poco y nada, en lo demás están en déficit absoluto, en un palabra en quiebra.
-Hay alguna posibilidad cualquiera sea, no sé, reestructurar, por favor Pablo.
-Hace varios años, tal vez, igual ustedes apenas tienen capacidad, la empresa tiene más accionistas que países la ONU, Esteban la fue vendiendo de a poco, y ahora es un poco de todos, casi una cooperativa empresarial, por más raro que eso suene, debes llamarlos a todos y decirles que es urgente una reingeniería financiera.
Sofia tuvo innumerables reuniones, la mayoría desagradables con socios, bancos, donde debía escuchar algo que ella ya sabia, que su padre había arruinado una empresa floreciente, que el molino estaba en ruinas, que lo mejor era declararse en quiebra, etc.
Pero al año, después de meses donde apenas dormía como mucho 6 horas, que tenia que refregarse con agua casi helada para que no le quedaran ojeras, de pedir, insistir, gritar, y sobre todo idear y consensuar alternativas, logró bajar el déficit y 6 meses después empezar a tener ganancias.

Sabia que el apoyo que le había brindado en los últimos años Catalina, era oportunista, nacido del miedo a la soledad y sobre todo su fetiche por la moda, pero no le importó, era su oportunidad de tener un madre tal cuál ella la había deseado, elegante, distinguida, señora.
Catalina estaba encantada de conocer diseñadores, hacia años que no estrenaba ropa hecha especialmente para ella, y le fascinaba que le tomaran medidas y le preguntaran qué tipo de vestido quería.
Ana estaba contenta de verla feliz, sabia que con esto pagaba su deuda con Catalina, porque aunque como siempre le recordaba Sofia, que si fuera por Catalina, ellas hubieran terminado en un hogar, a ella no le importaba, esa señora era una diosa y como toda diosa, había que venerarla, no cuestionarla.

Sus hermanas ya no se vestían igual, no hablaban igual, no comían igual que antes, sus hermanas eran adultas, se comportaban como la gente grande, asa a la que a él siempre lo trataba con una cansina condescendencia.
Siempre se había sentido en algunas cosas diferente, pero ahora tenia la certeza de que lo era, él nunca sería adulto, aunque estaba más grande, aunque hacia años que tenia eso que llamaban vello en la entrepierna, la panza, las piernas, pero nunca tendría un horario, y tampoco un mujer, o hijos, lo venía algo imposible, los niños no tienen hijos, y él siempre sería eso un niño, se lo había oído decir a una de las sirvientas, y ahora comprobaba que así era, sería por siempre un niño, grande, luego viejo, hasta que se fuera al cielo, donde seguramente seguiría siendo un niño, o tal vez no, tal vez en el cielo se hiciera grande, el cura decía que en el paraíso todos eran perfectos, así que él sería perfecto o por lo menos normal, como sus hermanas, y se vestiría, hablaría y trabajaría como cualquier adulto.
Eso debía hacer, ir al cielo, tenia que encontrar la forma de matarse para conseguirlo. 


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