sábado, 19 de noviembre de 2016

La alargada sombra del molino /1)

Se casaría con el hombre más rico del pueblo, si sabía que no era mucho en un lugar que apenas tenia 5000 personas, pero Catalina, prefería ser cabeza de ratón que cola de león, y Santiago era el hijo del dueño de Los Girasoles, el molino que le daba trabajo a la mitad del pueblo, y del cuál este vivía, si no hubiera sido porque 40 años atrás el señor Esteban Larconia, decidió vender una de sus estancias e hipotecar las tierras que tenia, para construir un molino, este funcionó y en pocos años duplicó su capital.
Años después ya casi llegando a los 40 se casó y tuvo un hijo, que con el tiempo demostró ser casi idéntico físicamente, pero completamente diferente en su carácter.
Santiago era desganado, derrochador, y ludópata, cuando Esteban vio que no podía hacer nada, se deprimió sabiendo que la empresa no sobreviviría al mando de su hijo, pero que no se le ocurría nada que pudiera cambiar las cosas más que casarlo y ver si Catalina lograba que se volviera un poco más responsable, le pidió que se casara con ella, quién había sido su novia de toda la vida, este así lo hizo, más por darle gusto que porque Catalina le importara en realidad, ya que andaba con ella por costumbre y para que fuera la madre de sus hijos, aunque por él mientras menos hijos tuvieran mejor.
El casamiento no cambió a Santiago, pero si a Catalina, que después de su luna de miel, donde tuvo que distraer su amargura porque Santiago salía solo ni bien se levantaba a las 12 del mediodía o más tarde y no regresaba hasta la madrugada.
Ella decidió no quedarse en el hotel llorando, después de todo si lo quería, pero más quería la posición a la que había llegado casándose con él, ahora era rica, estaba en Europa, y por lo tanto aprovecharía el viaje, salió, hizo compras, recorrió los lugares emblemáticos de cada capital a la que fueron, y sobre todo decidió que si Santiago la ignoraba a ella, ella haría lo mismo con él, sería un matrimonio de conveniencia digna de una reina como ella.
Al regresar de la luna de miel, se enteraron que Esteban se estaba muriendo, cáncer de pulmón, diagnosticado muy tarde, por lo que no había nada que se pudiera hacer.
En el entierro, tanto Catalina como Santiago, lloraron, no solo por la muerte de Esteban, sino por el futuro que les esperaba. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario