sábado, 18 de junio de 2016

Lo que hice de mí /3)

Repasando lo que escribí, y también mis recuerdos, creo que lo que Almudena me había contado de su infancia, si fue tal y como ella lo dijo, debe haber sido el periodo más feliz de su vida, con un padre que aunque por motivos egoístas, la dejaba soñar e incentivaba su parte más lúdica.
Claro que luego como nos pasa a todos, vino la adolescencia, y las frustraciones del mundo real.
Almudena fue consciente de que era fea, y que si bien a los ojos de su padre ella podía ser una reina, o un heroína romántica, con un enamorado o 2 o 3 dispuesto a dar la vida por ella, estos eran los únicos ojos que lo creerían, nadie estaría dispuesto  ver una obra donde ella no fuera más que un personaje de reparto, de esos grotesco, cómicos, que están ahí para alivianar  el drama, y ella odiaba esos personajes, no quería ser parte del reparto, por eso decidió con muchas lagrimas y no menos bronca, renunciar a ser actriz.
Cuando sus padres se hicieron mayores, y como ella no quería seguir viviendo en el campo, uso lo que había aprendido cuando descansaba de su "verdadera vocación" para distraerse, el piano, tenían un viejo piano en la casa, y sus padres al ver que tocaba bien, le compraron las partituras clásicas que ella interpretaba bastante bien, lo suficiente para que la aceptaran en el colegio como profesora de música, aunque esto lo hicieron más por la influencia de su madre, que cuando vendía huevos y leche, le había pedido a la directora del colegio, que por favor le diera una oportunidad a su hija, la mujer lo hizo, y no se arrepintió, ya que Almudena era una buena profesora.
Igual cuando veía que alguna de sus alumnas tenia cierta inclinación por la interpretación, con la excusa de darle clases de piano particulares, le incentivaba ese gusto, además aprovechaba para interpretar con esta algún clásico, en su mayoría las que iban lo hacían para divertirse a costa de ver una mujer a la que consideraban vieja, disfrazarse y hacer payasadas recitando monólogos, y luego comentarlo con sus compañeras de curso o amigas.
Almudena al darse cuenta de esto, dejó de recibir alumnas, hasta que me conoció y sintió que podía confiar en mí, fui la que más dure, y creo no equivocarme al pensar que fui su única amiga, y ella una de las pocas que tuve yo.
Fue de las pocas personas con quien pude ser yo misma, sin miedo al ridículo, y a ella le pasaba lo mismo conmigo, la interpretación era una parte, pero también pasábamos horas disfrazándonos, ella tenia unas pelucas viejas y nos poníamos a ver cuál nos quedaba mejor o peor, dependiendo de los personajes, igual cociendo o remendando vestidos, en su mayoría viejos y algunos medio apolillados, del tiempo en que su padre tenia el teatro ambulante.



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