sábado, 6 de febrero de 2016

Los Oportunistas /2)

Daniela.

1998.

Su madre le repetía una y otra vez las escenas, y le exigía que se las dijera.
Luego de escucharla, Catalina, dijo:
-Así no, demostra emoción, llora, tu tía te dijo que tu madre murió, y tenés que irte a vivir con ella, que es una porquería, ponele corazón.
-Mama, tengo sueño.
-Yo también, pero esto es importante.
-Mama me aburre.
-El trabajo no es para divertirse, Daniela, no es un parque de diversiones, es trabajo, como el colegio es para estudiar.
Cuando su mama le había dicho de que irían a un casting, se entusiasmo, jugar a ser otra, le dijo esta, estar en la tele, tener muñecas con tu apariencia.
Pero al llegar al canal, vio un lugar que no se asemejaba a lo que ella había pensado, era un edificio gris, y adentro un lugar con innumerables puertas.
Catalina había hablado con una secretaria, y esta le indicó unos asientos de plástico pegados a la pared, iguales a los que había en los hospitales.
Su madre ojeó una revista, nerviosa, miro a la secretaria, y cuando se iba a levantar para volver a hablar con ella, se abrió una puerta, y un hombre feo y pelado, apareció sonriente.
-Catalina, perdóname la espera, pero...
-No importa, Mariano, acá está la futura estrella.
El hombre le dio la mano, y luego dijo:
-Acompáñenme.
Las condujo hasta una puerta que estaba a pocos metros de la que él había salido, adentro estaba repleto de cámaras, focos, cartones pintados que simulaban ser un cuarto, un comedor, o una oficina.
Daniela, se sintió como si hubieran abierto el cuerpo de un caniche delante de ella, y le mostraran toda la anatomía del mismo.
El hombre no la volvió a mirar, hablo unos momentos con su madre, aunque ella estaba tan sorprendida por lo que veía, que no reparó en lo que decían.
El hombre le entregó lo que luego su madre le dijo que era un guión, y se fueron.
Ni bien llegaron a la casa, Catalina, agarro un marcador de color amarillo, y comenzó a subrayar.
Luego se lo entregó a Daniela.
-Memoriza todos lo que te subraye.
Daniela lo hizo a regañadientes, aunque su mama le pedía que lo repitiera una y otra vez.
-Mama, basta.
-No, no entendes lo que es la interpretación, no quieor que me lo recites, quiero que lo interpretes, ¿no leíste lo que está escrito al costado? esas son las indicaciones, como tenés que intertar el personaje, ahí dice que tenes que llorar.
-No me sale.
-Inténtalo, pensa en algo feo, obligate a llorar, o por lo menos disimula bien, luego te ponen gotas, aunque nunca se ven igual a un llanto real, parece que te echaran agua con una de esas pistolas de juguete.
Catalina la mantuvo hasta las 2 de la mañana despierta, cuando le pareció que brindaba una interpretación decente, Daniea no recordaba irse a dormir tan tarde.
4 horas después su madre la levantaba, con gran esfuerzo, la metía al baño, le abría solo la canilla del agua fría, y le refregaba el cuerpo, hacia 2 años que Daniela se bañaba sola, pero su madre le dijo que hoy era el día más importante de su vida, y que la necesitaba prístina, palabra que nunca había escuchado, y que Catalina no le dijo lo que significaba, ya que estaba demasiado concentrada en limpiarle las orejas, y usar la mejor y más cara crema de enjuague.
Llegaron al canal 7 y media, fueron conducidas hasta un camarín, donde una vestuarista le alcanzó a Catalina vestido colgado de una percha y luego unos zapatos blancos.
Catalina descalzó y desnudo a Daniela, y la cambió con la misma rapidez.
Luego entró una, de unos 50 años, la maquillo, y después otra un poco más joven que la peinó, ninguna de las 2 dijo nada mientras lo hacían. 
Luego tocaron la puerta, y un hombre con un unos auriculares y un micrófono, les pidió que lo acompañasen.
Al llegar de vuelta al estudio, que ese día se veía distinto al anterior, los cartones estaban mejor armados, su madre le soltó la mano, y se quedó al lado de una de las camarás.
Un hombre se arrodillo, y le preguntó a Daniela si tenia aprendido los diálogos, ella asintió con la cabeza.
Una mujer se sentó sobre un sillón, en el ficticio living, y el mismo hombre que antes se había arrodillado a su lado, la tomó del brazo, y la colocó a medio metro de la mujer sentada.
-Ya sabes lo que tienes que hacer, cundo diga, acción, arrancamos.
-Hola.
Le dijo la mujer del sillón.
-Hola.
Cuando Dnaiela le iba a decir su nombre.
Se prendieron más focos, que casi la enceguecieron.
Un hombre sostuvo una tableta, y dijo: escena toma 1...
Y siguió hablando, dijo algo de una escena y otra cosa que Daniela por los nervios no escuchó, luego si sintió el casi gritó que dio el hombre que se arrodillara y luego la tomara del brazo, al decir:
-¡Acción!




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