sábado, 19 de diciembre de 2015

Descubriendo a Liliana /4)

-¿Qué dijiste?
El paciente se quedó callado, luego empezó a hamacarse.
Sandra desistió de forzar al paciente, rogándole o insistiéndole para que hablara, sabia que cuando se cerraban, nada se podía lograr de ellos.
Le dijo que se podía ir, y este así lo hizo.
Sandra se puso a leer su ficha médica.
Bruno Cataño, 25 años, huérfano, había estado en varios hogares adoptivos, de todos lo habían devuelto por conflictivo, a los 13 años se había fugado del centro de acogida donde lo tenían, y no sé sabia nada de él, hasta que a los 17 lo detuvieron por entrar con una botella partid a un McDonald exigiendo comida, luego se le había perdido el rastro otra vez, hasta hacia un par de meses, que había sido ingresado en la clínica, luego de que sufriera una sobredosis que lo dejara en estado catatónico, de la que gradualmente había conseguido salir, aunque todavía hablaba poco y nada.
Tenia un palpito, y decidió seguirlo, le pidió a la enfermera que luego de que Bruno merendará, le trajera la taza en la que lo había hecho, esta así lo hizo.
Luego fue a la casa de su madre, después de una charla trivial y algunos silencios incómodos, logro hacerse con una cucharita, ya que su madre tenia por costumbre, metersela en la boca luego de revolver lo que fuer que estuviera tomando.
Los resultados como creía, dieron una coincidencia del 50 %, confirmando lo que ya suponía, que su madre era la tía de Bruno y que este era el hijo de Liliana.

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