sábado, 11 de julio de 2020

Y de repente se hace realidad /33)

Cuando sonó el celular, lo tomo enseguida y atendió, aunque tratando de que su voz no sonara ansiosa.
-Hola.
-Damian, si, soy Tito, bueno viste que vos querías saber de Pedro, bueno yo como quién no quiere la cosa, averigüe, que andaba con una mujer casada, de una ciudad del interior, creo que Los horneros, o algo así.
-No te dijeron el nombre de ella?
-No, perdona.
-No importa, gracias igual, saludos.
Corto, se fue hasta Retiro, y preguntó si alguno de los colectivos podía llevarlo hasta Los Horneros, le contestaron que si, con los 200 pesos que le quedaban paso los 50 del viaje.
Cuando se sentó, el televisor del colectivo estaba encendido en un canal de cable de noticias, cuando paso la mirada distraída por la pantalla, a la hora y media de viaje después de cansarse de mirar por las ventana, y volvió a echar una mirada y luego de leer las letras y mirar la imagen de Pedro, no pudo despegar sus ojos de la misma durante todo el viaje.
Al llegar a la ciudad no necesito preguntar nada, ya que cuando el colectivo tuvo que desviar su camino, porque la calle donde se encontraba Pedro, estaba por ser vallada y bloqueada por varios patrulleros.
trataban de convencerlo para que se entregara.
Damian se bajo en la cuadra siguiente, y se acerco lo más que pudo hasta donde estaban los patrulleros, oyo como los agentes hablaban por
En el momento que empezó a llover, decidió que eso le servía, vio como una mujer y sus hijos en la cuadra que doblaba a donde supuestamente se encontraba Pedro, espero que está tomara el remis que las esperaba afuera a ella y a sus hijos, y se trepo a la ventana, subió al techo, y fue de techo en techo, hasta llegar al jardín de la casa, esta era un chalet de ladrillo a la vista y tejas rojas, supo que si no se apuraba a entrara a la casa, cuando llegaran los de la brigada anti secuestro lo sacarían cagando de ahí, por lo que corrió hasta la primera puerta que encontró, sacó el arma de la cintura, y con cuidado empezó a abrir las diferentes puertas.
Una lo llevo a un lavadero, la otra a una despensa, hasta que dio con la de la cocina.
Al momento de entrar sintió un tiro en la ventana, e instintivamente se aguachó.


Se fue arrastrando hasta llegar al comedor, ahí se levantó, y fue corriendo hasta las escaleras, las cuales subió lentamente.

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