sábado, 2 de diciembre de 2017

Encrucijadas de la vida /14)

No es su territorio, cuando me vea acá, será tan nuevo como yo, no puede hacerme nada.
Se había repetido eso todo el tiempo desde que llegara a la ciudad, y pensaba cumplirlo, no se dejaría amedrentar por él, si se había ido era para cambiar, no podía solo ir y seguir siendo la misma, con los mismos miedos, las mismas inseguridades, la misma angustia, necesitaba ser diferente, pensar diferente, sentirse diferente, y actuar diferente, cuando lo tuviera enfrente debía sostenerle la mirada, hablarle en el mismo tono que lo hiciera él, no intimidarse, no amedrentarse, no ceder.
Cuantos años perdí, nada me los va a devolver, lo peor es la forma en la que crié a mí hijo, si por idiota me cague la vid, bueno joderme, pero haberle cagado la infancia a él, es algo que no me voy a perdonar, lo tendría que haber alejado de este hijo de puta ni bien nació, qué quería, que se transformar en un pusilánime como yo, o peor en un en enfermo como él. No sé qué tenía en la cabeza.

Y ahí estaba él, esperando sentado al lado de la puerta de su consultorio. 

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