A veces cambiaba de día, pero Laura sabía que cuando Jorge se echaba desodorante a la noche, era porque quería tener sexo, hacía rato que lo que hacían no se podía llamar amor, y sexo, bueno si era sexo, pero más rutina que otra cosa.
A veces ella se perfumaba también, alguna vez había llegado a usar lencería sugerente, pero de eso hacía años, ahora era solo un acto de rutina, una descarga para él y una concesión de parte de ella.
Pensar que al principio no nos podíamos despegar, estábamos todo el día uno arriba del otro, y hora es solo esto, un momento, casi incomodo, donde ni siquiera nos miramos.
Cuando Jorge acababa, Laura se iba al baño, antes solo se limpiaba un poco, porque según le decía a él, le encantaba dormir con su olor a hombre impregnado en ella, ahora casi corría hasta la ducha para refregarse más fuerte de lo que solía hacerlo cuando no tenía sexo, de hecho nunca se bañaba de noche si no tenía sexo.
Jorge a veces también, si no es que se dormía antes de que Laura saliera de la ducha.
Esa noche se quedó despierto, sentado en la cama.
-Estoy harto.
Le dijo mirándola por el espejo mientras ella se cepillaba el pelo.
Laura suspiró y siguió cepillándose.
-No sé qué esperas oír, y la verdad es que tampoco me importa.
-Hace rato que no te importa nada de lo que me pasa.
-No tengo ganas de pelear, Jorge.
-No tenés ganas de nada conmigo.
-¿Y vos conmigo, si? Tenías de verdad ganas de estar conmigo, hoy, por favor.
-Tantas como vos conmigo.
-Si querés dejamos de hacerlo, eh, yo solo para que después no digas que no soy capaz de estar con vos.
-Qué sacrificada.
-No, no es un sacrificio, pero tampoco te voy a decir que lo gozo mucho, y vos tampoco, lo hacemos solo por hacerlo.
-Yo creí que porque somos marido y mujer, para que aunque sea en algo seamos un matrimonio.
-No creo que muchos matrimonio que lleven casados tantos año como nosotros, tengan mucho sexo, que tenga sexo ya me sorprendería, y si lo hacen no la deben pasar mucho mejor, de eso podes estar seguro.
-¿Entonces para qué mierda seguimos juntos?
-Yo te tengo atado a la pata de la cama, te amenace con suicidarme si me dejas, o con matarte, no, en mi caso ya sabes, porque el alquiler del departamento de Benja me lleva medio sueldo, su ropa, comida, y demás, otra parte, y después tengo que vivir, y no me alcanzría para pagarme un alquiler mientras se vende esta casa.
Vos no sé por qué, pero no me vas a decir que es por amor, porque no te lo creo.
-Un poco por la plata, también, pero no lo vale, por lo menos para mí.
-Está bien, querés que nos separemos, nos separamos, ahora Benja terminó de estudiar, puedo pagarme un lugar, pero vos te haces cargo de Sofia, eh, yo a esa insoportable no me la llevo.
-No va a querer ir tampoco, pero...Eso es lo único que tenés para decir?
-Jorge, déjate de joder, ya entre nosotros lo bueno, lo malo, lo lindo y lo feo, pasó, bueno lo feo sigue, discutimos un montón, peleamos, no estamos de acuerdo prácticamente en nada, qué querés, que me rasgue las vestiduras por una obviedad, por algo que por lo que y llore, me enoje, me frustre.
-Yo ya no sé por qué sigo esperando algo de vos.
-Yo por eso de vos hace años que no espero nada, y ya no tengo ganas de seguir hablando, porque mañana tengo un montón de cosas que hacer y quiero hacerlas descansada.
A veces ella se perfumaba también, alguna vez había llegado a usar lencería sugerente, pero de eso hacía años, ahora era solo un acto de rutina, una descarga para él y una concesión de parte de ella.
Pensar que al principio no nos podíamos despegar, estábamos todo el día uno arriba del otro, y hora es solo esto, un momento, casi incomodo, donde ni siquiera nos miramos.
Cuando Jorge acababa, Laura se iba al baño, antes solo se limpiaba un poco, porque según le decía a él, le encantaba dormir con su olor a hombre impregnado en ella, ahora casi corría hasta la ducha para refregarse más fuerte de lo que solía hacerlo cuando no tenía sexo, de hecho nunca se bañaba de noche si no tenía sexo.
Jorge a veces también, si no es que se dormía antes de que Laura saliera de la ducha.
Esa noche se quedó despierto, sentado en la cama.
-Estoy harto.
Le dijo mirándola por el espejo mientras ella se cepillaba el pelo.
Laura suspiró y siguió cepillándose.
-No sé qué esperas oír, y la verdad es que tampoco me importa.
-Hace rato que no te importa nada de lo que me pasa.
-No tengo ganas de pelear, Jorge.
-No tenés ganas de nada conmigo.
-¿Y vos conmigo, si? Tenías de verdad ganas de estar conmigo, hoy, por favor.
-Tantas como vos conmigo.
-Si querés dejamos de hacerlo, eh, yo solo para que después no digas que no soy capaz de estar con vos.
-Qué sacrificada.
-No, no es un sacrificio, pero tampoco te voy a decir que lo gozo mucho, y vos tampoco, lo hacemos solo por hacerlo.
-Yo creí que porque somos marido y mujer, para que aunque sea en algo seamos un matrimonio.
-No creo que muchos matrimonio que lleven casados tantos año como nosotros, tengan mucho sexo, que tenga sexo ya me sorprendería, y si lo hacen no la deben pasar mucho mejor, de eso podes estar seguro.
-¿Entonces para qué mierda seguimos juntos?
-Yo te tengo atado a la pata de la cama, te amenace con suicidarme si me dejas, o con matarte, no, en mi caso ya sabes, porque el alquiler del departamento de Benja me lleva medio sueldo, su ropa, comida, y demás, otra parte, y después tengo que vivir, y no me alcanzría para pagarme un alquiler mientras se vende esta casa.
Vos no sé por qué, pero no me vas a decir que es por amor, porque no te lo creo.
-Un poco por la plata, también, pero no lo vale, por lo menos para mí.
-Está bien, querés que nos separemos, nos separamos, ahora Benja terminó de estudiar, puedo pagarme un lugar, pero vos te haces cargo de Sofia, eh, yo a esa insoportable no me la llevo.
-No va a querer ir tampoco, pero...Eso es lo único que tenés para decir?
-Jorge, déjate de joder, ya entre nosotros lo bueno, lo malo, lo lindo y lo feo, pasó, bueno lo feo sigue, discutimos un montón, peleamos, no estamos de acuerdo prácticamente en nada, qué querés, que me rasgue las vestiduras por una obviedad, por algo que por lo que y llore, me enoje, me frustre.
-Yo ya no sé por qué sigo esperando algo de vos.
-Yo por eso de vos hace años que no espero nada, y ya no tengo ganas de seguir hablando, porque mañana tengo un montón de cosas que hacer y quiero hacerlas descansada.
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