Fue mucho menos emocionante de lo que se lo figuraba, cuidar de Roberto.
Este un día después de observarlo, le dijo:
-Te dije, yo me sé cuidar solo, no me meto en cosas de las que sé que no voy a poder salir.
- ¿Me puede recomendar con alguno de sus amigos?
-Ni loco, vos sos un aficionado, que tuvo suerte, nada más, mirá, y no lo hago solo por no quedar mal con ellos, sino por vos, te pegarían un tiro a la primera de cambio y los demás guardaespaldas, porque la mayoría de mis conocidos que tienen guardaespaldas no se conforman con 1, sedarían cuenta enseguida que sos un amateur, te comerían vivo. ¿Vos eras contador, no?
-Si, pero...
-Entiendo, esa vida te aburre, bueno, es lo que hay. O te metes en un curso para guardaespaldas, y te enterras en un gimnasio 8 horas por día, o te dedicas a lo que sabes hacer, elegí.
Damian dejó de usar su corte de pelo casi rapado, dejó de practicar tiro en la liana, vendió su arma en la misma armería donde la compró, por la cuál le pagaron menos que lo que le había costado. Se volvió a poner traje y corbata, y a cumplir 8 horas diarias, sentado detrás de una computadora.
El divorcio con Sara fue rápido, ambos consideraron que el motivo: diferencias irreconciliables, venia como anillo al dedo para su caso, ella se quedó con el departamento, y la custodia de los chicos de lunes a viernes, aunque Damian solo los llevaba los sábados y antes del mediodía del domingo se los traía de vuelta, bastante irritado, porque por lo general Luciana se despertaba meada, cagada o hambrienta, y no se volvía a dormir por horas. Diego, fue perdiendo la devoción que sentía por el héroe que había sido su padre al ver que dejaba de usar trajes negros, por grises y ocres. Y se concentró en admirar al nuevo novio de Sara, un doctor que conoció al poco tiempo de los sucesos en el pueblo, cuando su madre había sufrido un pequeño ataque al corazón, del que lograra recuperarse.
Al pasar los meses, Damian dejó de ir a buscar a los chicos, y aunque ella le insistió, este le contesto:
-Los chicos no quieren venir. Déjame de joder, te paso la plata, y si querés coger con el doctor, hacelo en la casa, a mí me importa un carajo o déjaselos a tu madre, a la vieja le va a encantar hacerte de Celestina, nunca me pudo ni ver, ni yo a ella, y te voy a pedir un favor, no me llames más, no me interesa saber nada de los chicos, para mí murieron, hace de cuenta que yo para ustedes también.
Sara alcanzó a mandarlo a la puta madre que le pario antes de que Damian cortara. Se hizo adicto a los juego de videojuegos violentos, le encantaba ser el cazador o asesino, y pasaba más de 5 horas frente a los mismos, apenas salía para bajar y comer en la pizzeria más cercana, o ir hasta el chino que estaba a media cuadra, hervirse o freírse unos huevos, y volver al juego, donde volvía a sentir la emoción de matar, volvía a ser otro.
sábado, 12 de septiembre de 2020
Y de repente se hace realidad /46)
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