Volvió a Buenos Aires, a la rutina, y de a poco la muerte de su tía, dejaba de tener importancia para ella, y el interrogante de ¿Quién la había asesinado? también, al enterarse de todo lo que había rodeado la vida de Bruno, hizo poner en perspectiva lo que pensaba de Liliana.
Mientras estaba en su consultorio, recibió un llamado, era un doctor, oncólogo, ambos habían trabajado en un hospital, hacia algunos años.
-Vení a verme, por favor, quiero hablar sobre tu madre.
Sandra se sorprendió, y luego sintió algo raro, era obvio que si Pedro Soto quería verla para hablarle de su madre, significaba que esta tenia cáncer, y probablemente grave.
Su madre, en los últimos años, la había visto más relajada, tal vez por haber dejado de ser la sombra de su hermana, la relación de ellas, había mejorado relativamente, aunque ninguna de las 2, demostraba demasiado interés por la otra.
-¿Qué tiene mi madre?
-Cáncer de útero, ella ya tuvo cáncer en los ovarios hace 30 años, que le fueron removidos, pero ahora que ha regresado es necesario que empiece un tratamiento, aunque ella se niega.
Ella se mostró imperturbable, si Pedro le hablaba así, era porque obviamente no tenia ni idea de que ella no sabia que Lucí no era su madre biológica.
Le dijo que haría todo lo posible por convencerla de seguir un tratamiento, y se fue.
Se metió al primer bar que encontró, pidió un té, porque no quería que un café la alterara más de lo que estaba, y se quedó ahí, reflexionando, quiso llorar, pero se contuvo, se tomó el té, y fue hasta la casa de Lucía.
No quería dar vueltas, por lo que ni bien le abrió la puerta, le dijo:
-Ya sé que no me pariste.
Lucía la miro, había cierta satisfacción en su rostro.
-Es verdad, supongo que ya habrás llegado a la conclusión de quién es tu verdadera madre.
-Liliana.
-Exacto.
Mientras estaba en su consultorio, recibió un llamado, era un doctor, oncólogo, ambos habían trabajado en un hospital, hacia algunos años.
-Vení a verme, por favor, quiero hablar sobre tu madre.
Sandra se sorprendió, y luego sintió algo raro, era obvio que si Pedro Soto quería verla para hablarle de su madre, significaba que esta tenia cáncer, y probablemente grave.
Su madre, en los últimos años, la había visto más relajada, tal vez por haber dejado de ser la sombra de su hermana, la relación de ellas, había mejorado relativamente, aunque ninguna de las 2, demostraba demasiado interés por la otra.
-¿Qué tiene mi madre?
-Cáncer de útero, ella ya tuvo cáncer en los ovarios hace 30 años, que le fueron removidos, pero ahora que ha regresado es necesario que empiece un tratamiento, aunque ella se niega.
Ella se mostró imperturbable, si Pedro le hablaba así, era porque obviamente no tenia ni idea de que ella no sabia que Lucí no era su madre biológica.
Le dijo que haría todo lo posible por convencerla de seguir un tratamiento, y se fue.
Se metió al primer bar que encontró, pidió un té, porque no quería que un café la alterara más de lo que estaba, y se quedó ahí, reflexionando, quiso llorar, pero se contuvo, se tomó el té, y fue hasta la casa de Lucía.
No quería dar vueltas, por lo que ni bien le abrió la puerta, le dijo:
-Ya sé que no me pariste.
Lucía la miro, había cierta satisfacción en su rostro.
-Es verdad, supongo que ya habrás llegado a la conclusión de quién es tu verdadera madre.
-Liliana.
-Exacto.
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