sábado, 25 de abril de 2015

Victima Victimaria /4)

Contaba los infinitos granos del choclo.
-Come.
-No me gusta el choclo.
-Es buenísimo, come.
-Te dije que no me gusta, no quiero.
-Yo no te voy a hacer otra cosa.
Martín se levantó, se fue a su pieza, y ahí se quedó hasta la hora de la merienda, cuando Magdalena lo llamó.
Al llegar a la mesa, se encontró con que su lugar en la mesa, estaba igual que como lo había dejado al levantarse de la misma, al mediodía, con el choclo en el plato.
Martín la miró con una sonrisa irónica , y le dijo:
-Yo no voy a comer eso.
-Muy bien, entonces tampoco vengas a cenar, porque no vas a encontrar otra cosa.
Al acostarse, le empezó a doler la cabeza y el estomago, por el hambre.
Se durmió, tuvo pesadillas, y al despertar, los dolores se había profundizado, al llegar a la mesa, volvió a ver el plato con choclo.
Martín agarró el choclo, y lo tiró al suelo.
-Quiero desayunar.
Magdalena, agarro el choclo del suelo, lo puso en el plato, tomó a Martín del codo con una mano, y con la otra le sostuvo la nuca.
-Soltame hija de puta.
-Abrí la boca pendejo de mierda, abrí la boca o te lo meto por el culo.
Martín, sabía que Magdalena tenia la fuerza parta hacerlo, no por nada era policía.
Abrió la boca, y Magdalena comenzó a pasarle el choclo como si fuera un cepillo de dientes.
Martín, tragaba, escupía, tosía, varias veces tuvo arcadas, pero Magdalena siguió dando vueltas el choclo, hasta que no quedó ningún grano.
Soltó a Martín, que cayó de rodillas, tosiendo, llorando, y limpiándose restos de granos de los labios.
Cuando paró de toser, se limpió la nariz, se refregó los ojos, y miró a Magdalena.
-¿Contenta?
-Viste que los choclos no te iban a hacer nada, sentate, te voy a preparar el desayuno. 

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