domingo, 12 de abril de 2015

Victima Victimaria /2)

Tenia varios motivos para que las lagrimas brotaran, el más fuerte y obvio, era por el dolor y el vacío que le generaba, saber que su madre estaba muerta, que era oficialmente huérfano, que era la última vez que vería su cuerpo, lo único que quedaba de la mujer que lo había parido.
Magdalena, lo sostenía por debajo de los hombros, acercándole la cara hasta la de su fallecida madre, como si ésta fuera un plato de comida, que él se rehusaba a comer.
Por eso también lloraba Martín, y por tener que besarla, se había negado, le había dicho, pedido y rogado a su tía que no quería, que él ya se había despedido de ella en el hospital, pero esta no le hizo caso, y cuando se canso de escucharlo, lo levanto enfrente de todos, para que su cara prácticamente rosara la mejilla de su madre, todos los que estaban en el velorio lo miraban expectantes, y tuvo que arrimar los labios y besar la maquillada, fría y muerta carne.
Lloraba porque desde ese día, hasta que cumpliera 18 años, tendría que vivir con esa mujer, 8 años, una inmensidad para él, que no recordaba nada de cuando tenia 2, que 1 año se le hacia eterno, esa mujer que nunca le había agradado, y que sabia que él tampoco era de su agrado.
Magdalena, luego de despedirse de todos los que había ido a presentar sus respetos, aunque sabia que más de la mitad estaban ahí solo por el morbo de ver a un chico de 10 años huérfano, bueno, ella ya les había dado la escena que esperaban, y todos se la agradecieron fingiendo dolor.
Por lo menos no chilló, odio los chillidos de los mocosos, si lo hacia, lo cagaba a cachetadas.
Odiaba a ese chico, aunque era lo único que le quedaba de Maura.
Se parece tanto a ella, los mismos ojos, los mismos labios, la misma nariz, del padre solo tiene la quijada, y el color de pelo.
Martín, estás solo, te persigue la guadaña como a mí, justo yo tenia que hacerme cargo de vos.
Yo, que siento asco, que te odio, suena a locura, pero es verdad, te odio, y lo sabes, como yo sé que vos a mí también, por qué no sos vos el muerto, por qué tenia que morir Maura, me encantaría estar consolándola, conteniéndola, protegiéndola...
Se piso los anteojos de sol, y miro a Martín, que estaba sentado en el asiento de al lado.
-Tira el primer cascote de tierra.
-No quiero.
-No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando.
-Vos a mí no me ordenas nada.
Grito Martín y la miro desafiante.
Magdalena se quitó los anteojos, y ambos se miraron, sus ojos del mismo color miel, las corneas igual de enrojecidas por el llanto.
-Vos deberías ir en ese cajón.
-Te odio, vieja de mierda.
-Yo también te odio...No querés bajarte, muy bien, hoy dormís con la luz apagada.
-No, por favor.
-Entonces bájate, y tira el primer cascote.
Hacia tantas horas que no dejaba de llorar, de moquear, de sentir nauseas, que ya se estaba acostumbrando.
Se acerco hasta el cajón, tomó un cascote, y lo tiro.
Mirando a Magdalena, ésta sabia que hubiera deseado tirárselo a la cara, pero el miedo de Martín era más fuerte que su odio.
Ella tiro otro, ambos se fueron frotando las manos sucias. 


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