-Che, qué bueno que pudiste venir, no sabes lo preocupada que estaba de que Magda se quedará sola a la noche, la verdad que chapo como te estás portando, otro solo vendría cuando se muriera, para vender la casa, y listo.
-Gracias, es que ella fue muy buena conmigo cuando se murió mi mamá.
-Qué lindo que sean unidos, tienen suerte de tenerse mutuamente.
-La verdad...
-Bueno, me voy porque si no mis hijos van a empezar a joder y mandar un mensaje de texto tras otro, son tremendos, no sabes, bueno ahora si, chau.
La condescendiente sonrisa de Martín, se borro ni bien cerró la puerta.
Fue corriendo hasta la habitación de Magdalena, y se echó a su lado, apoyando su cabeza, en los senos de ésta.
-Che, que plana que sos, como un hombre.
-¿Vos sabrás mejor que yo, apoyaste la cabeza en muchos pechos después de chuparles la pija?
-Uf, no sabes cuantos, obvio más que vos, ay perdona, me olvidaba que a vos te gustan las mujeres, para hombre vos, bueno alegrate el cáncer te está ayudando a que pierdas todo lo que te hacia mujer, el pelo, las tetas, solo falta que te salga un tumor del tamaño de una verga en la vagina.
-Me das gracia pendejo, hace años qué vengo luchando con un cáncer de la san puta, ¿te crees que tus insultos me afectan?
Martín, levantó su cabeza del pecho de Magdalena, se acercó hasta su oreja derecha y con vos suave y pausada, le susurro:
-No me importa lo que te provoque, yo también quiero sacarme este cáncer que tengo adentro, quiero escupirtelo.
-Seguís igual, siempre llorón, siempre débil, siempre victimizándote, sos igual que tu padre.
Martín se alejó de la oreja de Magdalena, y apoyo su mirad sobre la de ella.
-Tal vez por eso mi mamá se enamoró de él, no lo pensaste, si claro que lo hiciste, si te pasaste la vida alrededor de mi mamá, como una puta mosca.
-Y vos su perrito, siempre pegado a sus faldas.
-Obvio, si vos eras un ogro, ahora lo sos más, pelada y podrid por el cáncer.
Después seguimos charlando, me voy a comprar zapallitos, para hacerte un rico puré.
-Gracias, es que ella fue muy buena conmigo cuando se murió mi mamá.
-Qué lindo que sean unidos, tienen suerte de tenerse mutuamente.
-La verdad...
-Bueno, me voy porque si no mis hijos van a empezar a joder y mandar un mensaje de texto tras otro, son tremendos, no sabes, bueno ahora si, chau.
La condescendiente sonrisa de Martín, se borro ni bien cerró la puerta.
Fue corriendo hasta la habitación de Magdalena, y se echó a su lado, apoyando su cabeza, en los senos de ésta.
-Che, que plana que sos, como un hombre.
-¿Vos sabrás mejor que yo, apoyaste la cabeza en muchos pechos después de chuparles la pija?
-Uf, no sabes cuantos, obvio más que vos, ay perdona, me olvidaba que a vos te gustan las mujeres, para hombre vos, bueno alegrate el cáncer te está ayudando a que pierdas todo lo que te hacia mujer, el pelo, las tetas, solo falta que te salga un tumor del tamaño de una verga en la vagina.
-Me das gracia pendejo, hace años qué vengo luchando con un cáncer de la san puta, ¿te crees que tus insultos me afectan?
Martín, levantó su cabeza del pecho de Magdalena, se acercó hasta su oreja derecha y con vos suave y pausada, le susurro:
-No me importa lo que te provoque, yo también quiero sacarme este cáncer que tengo adentro, quiero escupirtelo.
-Seguís igual, siempre llorón, siempre débil, siempre victimizándote, sos igual que tu padre.
Martín se alejó de la oreja de Magdalena, y apoyo su mirad sobre la de ella.
-Tal vez por eso mi mamá se enamoró de él, no lo pensaste, si claro que lo hiciste, si te pasaste la vida alrededor de mi mamá, como una puta mosca.
-Y vos su perrito, siempre pegado a sus faldas.
-Obvio, si vos eras un ogro, ahora lo sos más, pelada y podrid por el cáncer.
Después seguimos charlando, me voy a comprar zapallitos, para hacerte un rico puré.
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