sábado, 9 de mayo de 2015

Victima Victimario /5)

Vio como después de unas cuantas cucharadas, desaparecía el naranja insulso del puré de zapallo y aparecía el blanco de la loza del plato.
-Qué obediente, no sabía que ahora te gustaba el zapallo.
-No me gusta, pero no soy estúpida.
-Es verdad...
-Te la estoy complicando...
-No te creas, ver como te pudrís, ya es ganancia.
-Te lo adelanto, si tenes pensado hacer otras comidas que no me gusten, olvídate, con el cáncer ya casi ni distingo el gusto de nada.
-¿Ah, entonces te puedo dar un sorete, y vos te lo comes como si fuera un chocolate?
-¿Querés probar?
-Mmm por ahora no, por ahí más adelante, no seas ansiosa.
Magdalena empezó a toser, cada vez más fuerte, intentó agarrar el vaso que estaba sobre la mesa de luz, pero Martín se le adelantó.
-Da...me.
Dijo, entre tosidos.
-Claro, toma.
Arrojó violentamente el contenido del vaso sobre la cara de Magdalena.
Magdalena se secó con las mangas del camisón, mientras seguía tosiendo.
-Sos una mierda.
-Qué vieja desagradecida que sos, me pedís agua, te la doy y después me puteas.
-Andate.
-No tengo ganas, ya sé, mejor vamos a ver tele.
Martín abrió el primer cajón de la mesa de luz, saco el control remoto, y empezó a hacer zapping.
Buscó hasta encontrar Showmacht, puso el televisor en un volumen alto, aunque no el suficiente como para que se escuchará desde las casas vecinas.
-¿Ésta es tu venganza, hacer berrinches y pavadas de adolescentes?
Se nota que quedaste huérfano de chiquito, sos como un nene, estúpido, llorón, qué no sabe como llamar la atención.
-Y vos se nota que sos una viuda...ah no, cierto que mama era tu hermana, sos peor que una viuda, sos una vieja solterona, concha seca.
-Asqueroso, inmundo, degenerado, si pensas y decís todas esas porquerías, no me quiero ni imaginar las que habrás hecho por ahí.
-Todas las que te imagines y más, pero ahora shh, escucha a Tinelli, bye.
Se fue llevándose el control remoto.
Al entrar a su antigua habitación, sintió un profundo vacío en el estomago, al desvestirse, empezó a temblar y vio como se le erizaba la piel.
Se sentó sobre la cama, paso sus manos por su cara, con un gesto que recordaba en su niñez y parte de su adolescencia, se había vuelto algo rutinario, se llevó las manos a la boca, y tapo los gritos que se le venían a la garganta, los recuerdos pasaban uno tras otro rápidamente como si estuviera rebobinando una película.
Calló sobre la cama, sentía que no se podía sostener, sentía un frío helado, todo su cuerpo temblaba, se fue acuclillando hasta quedar en posición fetal, y se durmió de la misma forma como lo había hecho 9 años atrás, en el mismo estado. 







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