domingo, 31 de mayo de 2015

Victima Victimaria /8)

A causa de ir sin el saco a trabajar, y hacer que Martín se bañara con agua fría, Magdalena se encontró con que ambos estaban volando de fiebre.
Al ir al médico, este les recomendó reposo, además de los medicamentos que garabateó en una receta.
Después de comprar estos, volvieron a la casa.
-Qué bonito, por tu culpa, estoy enferma, y me tengo que pasar una semana en cama, agradece que te compre los antibióticos,  pero si querés un té o cualquier otra cosa, te lo preparas vos.
-Sos una mierda, te odio, ojalá te mueras.
-Te deseo lo mismo, pendejo insoportable.
Maura, nunca había dejado que él preparase nada, ni siquiera lo dejaba estar cerca de la cocina, cundo encendía alguna hornalla.
Por eso el día que con fiebre fue echó el agua hirviendo sobre la taza que estaba sobre la mesada de mármol, la taza se partió y Martín se largó a llorar, era el recipiente donde llevaba tomando el café, desde que su madre había cedido de que dejará de tomar chocolatada, para tomar café.
La tristeza se transformó enseguida en bronca, agarro la manija de la pava, y se dirigió hasta la habitación de Magdalena, quería verter toda el gua hirviendo sobre su cuerpo, oírla gritar y retorcerse de dolor.
No puedo, si lo hago, voy a terminar en un interno.
Prefirió esperar hasta las 18:00, hora a las que su tía, siempre metódica, se iba a bañar, cuando oyó el ruido de la ducha, entró a la habitación de ésta y echo sobre su cama, toda el agua que quedaba en la pava.
Luego se fue a su habitación, y atranco la puerta con la cama.
Contrario a lo que suponía Martín, Magdalena no intento entrar a su habitación, al contrario, cerró su puerta con llave.
Martín enseguida al oír la llave sobre la puerta, corrió la cama.
-Abrime.
-Pendejo de mierda, te querías hacer el gracioso, bueno yo también, a ver donde meas, cagas comes, que comes, o con qué te medicas, ahora.
-Perdóname.
Tuvo que arrancar esas palabras de su garganta con un dolor absoluto por su orgullo herido.
Sintió como al instante, el característico sonido de la llave al moverse en la cerradura.
Magdalena luego de cruzar su mirada con la de Martín, lo empujó y tomó su colchón con sabanas, almohada y todo.
-Como me mojaste el colchón, lo lógico es que me lleve el tuyo, vos no sé donde dormirás, en el sillón, sin podes.
Martín apenas pudo dormir en el sillón, al otro día se levanto contracturado y con un gran dolor de cabeza. 
Magdalena, recién le dejó llevarse su colchón, cuando comprobó que el suyo ya se había secado. 

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