sábado, 31 de mayo de 2014

Adiós a una vida /18)

Observaba sus gestos, escuchaba su voz, su risa, el tono que empleaba para decir cada palabra, olía  su tenue perfume.
Podría tener a una mujer así conmigo? no sé, todo se ve lindo en el pensamiento, pero después la realidad es otra, la convivencia no es fácil, es casi imposible.
Durante la comida, Román la miro varias veces y descubrió que ella también lo miraba, aunque entre ellos no volvieron a hablar.
Luego del postre, la mayoría se empezó a levantar, saludar e irse, Román hizo lo propio, primero saludo a Silvina, al resto con una seña, y a Alberto con un apretón de manos.
Al llegar a su auto, comprobó con irritación que la sombra donde lo había dejado, por la rotación de la tierra, se había movido más de 1 metro, haciendo que su auto estuviera al rayo del sol.
Está que quema el auto de mierda.
Prendió el aire acondicionado, arranco el auto, que se paro enseguida, lo volvió a arrancar, y cuando iba a apretar el acelerador para salir, vio que abrían la puerta de la casa y que de ella, salia Silvina.
Antes de qué ésta cruzará la calle, bajó la ventanilla, y le dijo:
-Andas a pie, no?
-Si.
-Vení, subí.
-No, te lo agradezco, pero vivo cerca a tres cuadras nomás.
-Hasta 3 metros es hacer mucho con este calor.
-Bueno, está bien.
Luego de subir al auto, Roman arranco, Silvina le volvió a agradecer el gesto, y él le dijo que no era nada, lamentaba que el viaje fuera tan corto, al estacionar, luego de que ella se bajara, arranco.
A la cuadra sintió un tintinear en el asiento del acompañante, miro, y se encontró con 2 bol, se sonrió, y siguió hasta su departamento.

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