En los 3 días que llevaban en San Clemente, Mariana, había notado que Delia apenas si comía, no hacia otra cosa que mascar chicles, o tomar aguas heladas saborisadas.
La actitud de ésta también había cambiado, de reía por cualquier cosa, movía sus ojos constantemente, estaba nerviosa e irritable.
Lo que faltaba, que Delia tenga una segunda menopausia.
-Y Daniel?
Ahora le preguntó por Daniel para hacer charla, como si me importara.
-Se quedó, tenia un calambre insoportable, baje y compre azufre, también la crema esa, mira si me vengo ha acordar la marca, no importa, es que es para los dolores de espaldas y los calambres, y nada, al pobre estaba que se moría de dolor, tuve que buscar en la cartera si encontraba un diclofenac, y por suerte si, había traído la tableta, espero que cuando vuelva, se le haya pasado.
-Por suerte esos dolores se van como vienen.
-Si, ojalá, ay la puta madre.
-Qué?
-Me olvide de traerme la maya.
-Bueno, no es una tragedia, vamos al departamento.
-Y si, vamos.
Delia abrió la puerta del departamento sigilosamente, y le dijo a Mariana entre susurros.
-Debe de estar dormido, a ver si no lo despierto buscando la maya.
Una vez dentro, no escucho ronquidos, ni voces provenientes del televisor o la radio, si no jadeos, y a Daniel diciendo.
-Qué bien la chupas, negra puta, eh.
Mariana notó como por medio minuto Delia se quedo paralizada y empezó a respirar en forma agitada, pasado ese instante, fue corriendo hasta la pieza, que tenia la puerta entre abierta, Mariana la siguió y se encontraron con lo que esperaban, a Daniel recibiendo sexo oral de una mujer a la que le sostenía sus largo, ensortijados y negros cabellos.
Cuando Daniel abrió los ojos, al querer levantar sus manos, se le enredaron en los cabellos de la mujer, que sin querer le mordio el pene, ya que él también pronuncio un quejido.
-Y bueno, que querés boludo, no me tires el pelo.
Dijo la mujer, mientras se pasaba los dedos de la mano derecha por los labios, y la izquierda por la cabeza.
Todo había sucedido en un momento, Mariana vio que su hermana, de vuelta sehabía quedado paralizada, pero que enseguida, como si algo se encendiera en ella, empezó a gritar.
-Hijo de re mil putas, cagador, sorete.
La mujer de pelo negro, que después de estar de rodillas, se había sentado en el piso, al escuchar a Delia, se dio vuelta hacia ésta.
-Catalina.
Para que mierda hable.
Penso Mariana y se bajo la mirada, como si hubiera hecho algo malo.
Le había sorprendido muchísimo encontrarse con alguien del pueblo.
Pero era obvio, un tipo como Daniel, no va a andar con una prostituta, no mejor prefiere tener una amante fija, y pagarle las vacaciones también, qué hijo de puta.
-Drejate de joder, te venís a coger a esa negra barata, que asco.
-Y vos qué te crees, alemana? sos una negra teñida, acomplejada, mamita, yo por lo menos soy una negra asumida, y la mamó mucho mejor que vos.
Le dijo Catalina, mientras se paraba y se ponía frente a ella.
Delia al tenerla enfrente, la escupio.
-Puta de mierda.
Catalina se iba a correr la saliva de la mejilla, pero antes de que su mano llegara a su cara, decidió darle una fuerte y sonora cachetada a Delia, ésta como por acto reflejo se la devolvió.
Las dos empezaron a tironearse de los pelos, a Mariana le resultaba surrealista lo que veía, pero decidió intervenir tirando de los antebrazos de Delia, mientras Daniel, hacia lo mismo con Catalina.
Daniel se puso delante de Catalina, para alejar a ésta de Delia, Delia al tenerlo cerca, lo empezó a golpear con los puños cerrados.
-Dejame de joder, qué querías, frigida de mierda, que te fuera fiel, siempre rompiendo las pelotas, que el culo no, que es sagrado, y que no ibas a andar cogiendo por ahí, que chuparla no, que no te gustaba, que te daba asco, que me pinchan los pelos.
-Asqueroso de mierda, qué te pensas, que era solo agujeros, querés que te diga como la pasaba con vos, pelotudo, te crees que tuve algún orgasmo, o que sos un semental en la cama, por favor.
Delia agarró la lampara de la mesa de luz, y se la tiro por la cabeza, Daniel logró esquivarla, y esta termino haciéndose pedazos contra la pared.
-Loca de mierda, raja de acá, fuera vamos, que el departamento lo pago yo, así que vola.
Mientras lo decía, chasqueaba los dedos.
La actitud de ésta también había cambiado, de reía por cualquier cosa, movía sus ojos constantemente, estaba nerviosa e irritable.
Lo que faltaba, que Delia tenga una segunda menopausia.
-Y Daniel?
Ahora le preguntó por Daniel para hacer charla, como si me importara.
-Se quedó, tenia un calambre insoportable, baje y compre azufre, también la crema esa, mira si me vengo ha acordar la marca, no importa, es que es para los dolores de espaldas y los calambres, y nada, al pobre estaba que se moría de dolor, tuve que buscar en la cartera si encontraba un diclofenac, y por suerte si, había traído la tableta, espero que cuando vuelva, se le haya pasado.
-Por suerte esos dolores se van como vienen.
-Si, ojalá, ay la puta madre.
-Qué?
-Me olvide de traerme la maya.
-Bueno, no es una tragedia, vamos al departamento.
-Y si, vamos.
Delia abrió la puerta del departamento sigilosamente, y le dijo a Mariana entre susurros.
-Debe de estar dormido, a ver si no lo despierto buscando la maya.
Una vez dentro, no escucho ronquidos, ni voces provenientes del televisor o la radio, si no jadeos, y a Daniel diciendo.
-Qué bien la chupas, negra puta, eh.
Mariana notó como por medio minuto Delia se quedo paralizada y empezó a respirar en forma agitada, pasado ese instante, fue corriendo hasta la pieza, que tenia la puerta entre abierta, Mariana la siguió y se encontraron con lo que esperaban, a Daniel recibiendo sexo oral de una mujer a la que le sostenía sus largo, ensortijados y negros cabellos.
Cuando Daniel abrió los ojos, al querer levantar sus manos, se le enredaron en los cabellos de la mujer, que sin querer le mordio el pene, ya que él también pronuncio un quejido.
-Y bueno, que querés boludo, no me tires el pelo.
Dijo la mujer, mientras se pasaba los dedos de la mano derecha por los labios, y la izquierda por la cabeza.
Todo había sucedido en un momento, Mariana vio que su hermana, de vuelta sehabía quedado paralizada, pero que enseguida, como si algo se encendiera en ella, empezó a gritar.
-Hijo de re mil putas, cagador, sorete.
La mujer de pelo negro, que después de estar de rodillas, se había sentado en el piso, al escuchar a Delia, se dio vuelta hacia ésta.
-Catalina.
Para que mierda hable.
Penso Mariana y se bajo la mirada, como si hubiera hecho algo malo.
Le había sorprendido muchísimo encontrarse con alguien del pueblo.
Pero era obvio, un tipo como Daniel, no va a andar con una prostituta, no mejor prefiere tener una amante fija, y pagarle las vacaciones también, qué hijo de puta.
-Drejate de joder, te venís a coger a esa negra barata, que asco.
-Y vos qué te crees, alemana? sos una negra teñida, acomplejada, mamita, yo por lo menos soy una negra asumida, y la mamó mucho mejor que vos.
Le dijo Catalina, mientras se paraba y se ponía frente a ella.
Delia al tenerla enfrente, la escupio.
-Puta de mierda.
Catalina se iba a correr la saliva de la mejilla, pero antes de que su mano llegara a su cara, decidió darle una fuerte y sonora cachetada a Delia, ésta como por acto reflejo se la devolvió.
Las dos empezaron a tironearse de los pelos, a Mariana le resultaba surrealista lo que veía, pero decidió intervenir tirando de los antebrazos de Delia, mientras Daniel, hacia lo mismo con Catalina.
Daniel se puso delante de Catalina, para alejar a ésta de Delia, Delia al tenerlo cerca, lo empezó a golpear con los puños cerrados.
-Dejame de joder, qué querías, frigida de mierda, que te fuera fiel, siempre rompiendo las pelotas, que el culo no, que es sagrado, y que no ibas a andar cogiendo por ahí, que chuparla no, que no te gustaba, que te daba asco, que me pinchan los pelos.
-Asqueroso de mierda, qué te pensas, que era solo agujeros, querés que te diga como la pasaba con vos, pelotudo, te crees que tuve algún orgasmo, o que sos un semental en la cama, por favor.
Delia agarró la lampara de la mesa de luz, y se la tiro por la cabeza, Daniel logró esquivarla, y esta termino haciéndose pedazos contra la pared.
-Loca de mierda, raja de acá, fuera vamos, que el departamento lo pago yo, así que vola.
Mientras lo decía, chasqueaba los dedos.
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