domingo, 25 de mayo de 2014

Adiós a una vida /17)

Miraba por el espejo retrovisor a Gabriel, que desde hacia varios kilometros estaba durmiendo,  luego volvía la vista hacia Luciana, pendiente de que no se ahogara mientras le daba de mamar, para después cventrala en Román, cuando lo notara más cansado que concentrado, le diría que sostuviera a Luciana, qué colocara a Luciana en la sillita, y ella tomaría el volante.
Son muy chiquitos para que nos vengamos de vacaciones, nos tendríamos que haber quedado e ir el año que viene, pero es cierto qué a ellos les va a venir bien no aguantar por unos días el calor sofocante de la ciudad, enero es inaguantable, por lo menos acá está lindo, y a la noche siempre refresca, pero yo el mar apenas si lo voy a ver, ya lo presiento.
Al llegar al departamento, vieron que los anterioroes inquilinos, que había sido unos chicos recién egresados habían dejado un montón de cajas para pizzas tiradas, además de botellas de coca cola, y cervezas alrededor de la mesa, las migas de las pizzas estaban dispersas por sobre la lamina de fornica blanca.
Román le dijo qué se iba a dormir, Mariana no lo miro, sabia que si lo hacia, este le iba a decir algo, y se pondrían a pelear.
Y lo único qué va a pasar, es que los chicos se van a despertar, y voy a terminar más en arreglar todo.
Acostó a los chicos, y de a una fue colocando las botellas, tanto de coca colas y cervezas vacías, una al lado de otra en una bolsa de consorcio, esto le llevo 15 minutos, ya que las colocaba lentamente, para que no hicieran ruido al entrechocarlas.
Se desquito con las cajas de las pizzas, las que fue doblando fuirosa, y colocando en otra bolsa de consorcio, les hizo un nudo a ambas y bajo a tirarlas.
A las 9, sintió que le tiraban del camisón, y luego una voz que repetía una y otra vez que quería ir a la playa, Mariana le dio un codazo a Román, este se despertó.
-Qué.
-No lo oís, quiere ir a la playa, llevalo, antes que se despierte la nena.
-Son las 9, Gabriel, anda a acostarte, deja de joder.
-No, papá, playa.
Román se levanto.
Antes que empiece a preguntarme donde está la ropa de Gabriel, y revuelva todo, mejor me levanto.
Mariana, busco la ropa, cambio a Gabriel, le dio puso protector solar, y vio como padre e hijo se iban, cuando volvió a acostarse, Luciana, empezó a llorar.
Al acercarse al moisés, sitio el olor a mierda.
Está cagada, la puta madre que lo recontra mil pario.
Luego de cambiarla, le costó más de una hora, hacer que se volviera a dormir, y cuando por fin lo logró, sintio la cerradura de la puerta, Román llevaba de la mano a Gabriel, ambos se acercaron a ella, y el le contaba de forma atropellada y confusa, ya que hacia unos meses que había prendido a hablar, y muchísimas palabras no las conocía y otras se le confundían, lo que había visto y que le había parecido el mar.
Román, ni bien el chico le soltara la mano, se fue a acostar y cerró la puerta.
Mariana levantó a Gabriel, y lo llevó al baño, mientras el chico se sacaba el short, se miro en el espejo del botiquín, sus ojos estaban rojos, tenia ojeras, y estaba despeinada.
Vacaciones se dijo, y agarro el pote de champú. 

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