sábado, 31 de agosto de 2013

El arribo de Laura /10)

Qué poco tenía que ver ese vestido blanco, con una cola larga, en la iglesia más grande de la ciudad, con sus pensamientos.
La venganza, este era un paso más, transcendental, pero uno más, igual en ese momento le costaba concentrarse en su venganza, cada vez que tenía cerca a Manuel le costaba concentrarse en otra cosa que no fuera él, luchaba contra ese sentimiento, pero cada día se le hacía más difícil ignorarlo.
Su padre la estaba esperando para llevarla del brazo hasta el altar.
Conocer a su tía y a su padre, habían los mejor que le había pasado en la vida, Pablo al verla se había dado cuenta que esa era su hija, tenia sus mismos ojos, ambos había hablado y llorado hasta la saciedad, querían conocerse y que el otro los conociera, querían lamentarse de todos esos años perdidos.
Hasta que llego el momento de contarle de su plan, Pablo al ver la foto de Armando, no pudo dejar de mirarla como si esta lo hubiera hipnotizado.
-Este hombre...no lo puedo asegurar, pero creo que es el amante de tu madre, quien la asesino.
9 años había pasado desde ese momento, y ahora Pablo la llevaba hacia el altar y estaba a pocos metros del que posiblemente asesinara a su esposa y arruinara su vida.
Laura había inventado que su padre era un hombre de negocios muy ocupado, que no había podido presentarse antes como era debido, pero que estaría sin falta en la boda religiosa.

La boda tuvo toda la pompa que el hijo del presidente merecía, abundaron las sonrisas y felicitaciones falsas, los regalos caros e inútiles, y todos los clichés que un casamiento de esa envergadura necesitaba, fueron portada de todos los diarios, incluyendo el de su tío, el de mayor tirada.

La luna de miel la pasaron en Córdoba, en una estancia que tenia la familia, de hecho Armando le había hablado alguna vez de ella en los mese que había pasado juntos.
Ambos se instalaron en habitaciones separadas y apenas se veían a la hora de las comidas.
Al regresa Laura creía que ya no sentiría lo mismo por Manuel, pero fue una estúpida ilusión, al verlo to0do lo que había anulado por semanas regresaba tan o más latente que antes.

Manuel pensaba que mirar y pensar en esa mujer era una traición, más que a su hermano, con quien dudaba que Laura tuviera algo, a la memoria de su mujer, que hacia pensando en Laura, cuando apenas hacia unos meses que esta había muerto, acaso no juró que ese era el amor de su vida? que no se volvería a enamorar nunca? idiota, esas promesas no se deben hacer.
Igual, que puede nacer de una traición? se dijo.
Nada bueno, nada, sería comenzar podrido, la puta y el sinvergüenza dirían o el canalla, 2 miserables, tal para cuál, y qué mierda me importa lo que dijeran?
Pero no...ella no se merece eso, no, quién carajo soy yo para cagarle la vida, mejor me voy de acá y no vuelvo.
Comenzó a buscar departamento, pero una parsimonia deliberada se apoderaba de él, antes que agarrara el teléfono y se comunicara con el agente de vienes raíces que se ocupaba del departamento, era más fuerte su necesidad de verla, de estar cerca de ella, de sentir su voz, su olor, de ver su mirada, sus labios, su piel, que sus escrúpulos, lo que sentía por ella, aunque en cierta forma le parecía un oasis que o llevaría a un dolor y una angustia más profunda, a lo mejor eso era una burda forma de escapar al duelo por la muerte de Natalia.
No sabía qué era lo que pasaría, ni como acabaría eso, lo más probable era que en un desastre, pero algo le impedía alejarse.
Los primeros días al la vuelta de la luna de miel, Laura y Manuel trataban de mantenerse alejados, ella pasaba todas las horas que le eran posibleses la redacción o en la casa de su tía.
Manuel a pesar de la oposición de su padre, que le ofreció un puesto en el ministerio de salud publica, acepto ser director en un hospital de uno de los barrios más pobres de la ciudad.
Apenas cruzaban miradas, ya que ni para intercambiar palabras tenían fuerzas de lo intencionalmente cansados que regresaban.
A pesar de todo, Victoria noto algo, desde que Laura la saludara había sentido recelos y una profunda desconfianza hacia ella, y en el tiempo transcurrido esto no había hecho más que aumentar, sabía que era obvio que no se había casado con Gustavo por amor, pero lo que más la desconcertaba era que tampoco lo había hecho por dinero, esa mujer tenia otras intenciones, y ella las descubriría como fuera, aunque no era fácil, alguna de sus amistades la habían conocido en la adolescencia, pero de su padre no se sabía nada, al igual que de la propia Laura, como si hubieran nacido hacia 9 años.
Cuando comenzó a observar las miradas que se echaban Laura y Manuel, su desconfianza se transformo en odio, esa mujer quería destruir a su familia...
Desde ese momento no dejaba de estar pendientes cada vez que Laura y Manuel estaban cerca, los espiaba, esperando ansiosa lo que estaba segura que sucedería.

Una noche, Laura llego más tarde, había avisado que no iría a cenar, que tenia mucho trabajo, aunque no era cierto, ya no soportaba la cercanía de Manuel, sentía ganas de besarlo, de tocarlo, de sentir sus brazos en su espalda, estaba enamorada de él.ñ
Manuel había tenido franco, y se había quedado en el living esperando que ella llegara, Victoria desde arriba lo miraba, al sentir la cerradura en la puerta, el corazón de los 3 se aceleró.

-Que tarde llegas.
-No se compara con tu ocupación, pero los periodistas también somos sacrificados, hoy fue un día de mucho trabajo.
-Me imagino...pero no para vos.
-De qué estás hablando?
-Lame a la redacción y me dijeron que te había ido temprano.
-Quién te crees que sos para andar vigilando?
-El hermano de tu marido, al que estoy seguro que engañas?
-Ah si, y por qué no está él con vos? no se lo dijiste, verdad? entonces qué querés, yo no voy a aceptar reclamos de nadie, ni siquiera de mi marido, quién estoy segura ni siquiera está.
-Que matrimonio raro el de ustedes.
-Cada matrimonio es diferente.
-Supongo, aunque yo no podría haber estado ni un día lejos de mi mujer, mucho menos sin saber donde está.
-Querés que te repita lo que te acabo de decir?
-No, quiero saber donde mierda estuviste,  y por qué mentís.
La agarro de ambos brazos, ella se puso roja inmediatamente, igual él.
-Qué te importa?
-Me importa...
Y la beso, ella no trato de impedirlo, no quería, ni podía, acarició su cara, y el su cuello, sintió su erección, y se alejo.
-Basta...
-Laura.
Ella no respondió, subió corriendo las escaleras, y se encerró en su habitación.
Dentro se encontró a Victoria, que se acerco rápidamente a ella, y le dio una fuerte cachetada.
-Puta.



















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