Victoria y Armando disimularon sus sonrisas, hacia tanto que sus sonrisas eran falsas que ya se veían más autenticas que las pocas veces que sonreían de verdad.
-Realmente nos has sorprendido.
Dijo Armando, con una gracia que hasta parecía sincera.
-Si que lo hiciste, hijo.
Gabriel dijo lo acordado.
-Hace casi un año que nos conocemos con Laura, al principio solo eramos conocidos, luego nos hicimos amigos y ahora somos prometidos, quise saltearme el ser novios, porque no lo considero necesario, creo que en todos estos meses alcanzamos ha conocernos bien, no?
-Claro Gabriel, y lo siento muchísimo señor Armando, señora Victoria.
-No hay de que, querida.
Toda esa belleza que lo rodeaba, los altos arboles, las verdes montañas, el lago cristalino, y el ocaso que tantas veces había visto, se le hacia el feo, ahí en sus bazos estaba ella, muriendo, sabía que no pasaría de ese día, o esa noche, ya pronto sería de noche, el ocaso estaba en su cumbre, el sol anaranjado, casi rojo.
Y Natalia débil, Natalia muriendo, le parecía tan absurdo que esa mujer a la que había conocido 5 años atrás, tan joven, tan vital, se estuviera consumiendo entre sus brazos, eso era, ese último y terrible año desde que descubrieran su enfermedad, hasta llegar a este momento, todos los vomitos, el tratamientos, los llantos de dolor, los ruegos por morfina, la delgadez, el color de su piel tornándose cada vez más pálida, la perdida de su cabello, y el vacio cada vez más profundo en sus ojos, la muerte la iba ganando, y lo peor es que ella se daba cuenta de cada paso que esta daba.
Y ahora era el final, sintió como su respiración se hacia cada vez más leve, y la escucho susurrar.
-Te amo...
-Y yo a ti, te amo, mi amor.
Y luego nada, la muerte, cuando sintió que ya no respiraba, le cerro os ojos, y se quedo con ella hasta que llego la noche, allí abrazado a lo que ya era un cadáver, llorando.
Luego la levanto y la llevo hasta la cama, donde la recosto, llamo al hospital del pueblo, y al cabo de una hora todo el pueblo se encontraba allí, ambos eran muy queridos por toda la comunidad, él como medico del pueblo, había ayudado a construir el hospital, todos desde nacimientos hasta defunciones, pasando por cualquier enfermedad, había sido atendidas por Manuel, quién se ocupaba de todo lo que le era posible, lo que no, lo derivaba y si era necesario se ocupaba de los gastos del traslado.
Pero todo eso ya no significaba nada para él, todo eso había muerto con Lucía.
Al dí siguiente, hizo su equipaje, y antes del amanecer salio del pueblo, para no volver nunca más.
Hubiera preferido poder pagarse cualquier hotelucho, pero i para el más miserable le alcanzaba, por lo que cansando por el viaje de tantas horas, con los ojos rojos de tanto llorar, y con un gran fastidio, toco las puertas de su casa natal.
Todos se sorprendieron al escuchar la puerta, incluso Laura, nadie esperaba visitas.
Al abrir una de las sirvientas la puerta y ver a Manuel, Magdalena se paro y fue a recibirlo, Victoria, también se levanto, aunque con mucho menos entusiasmo
El resto, esceptuando Lilina a la que parecía serle indiferente la llegada, se mostraron disgustados.
Laura había visto fotos de Manuel, con su mujer en el sur, aunque no había sabido que hacer con él, ahora que lo tenia enfrente menos, pero ya vería que lugar le buscaba en su plan.
-Realmente nos has sorprendido.
Dijo Armando, con una gracia que hasta parecía sincera.
-Si que lo hiciste, hijo.
Gabriel dijo lo acordado.
-Hace casi un año que nos conocemos con Laura, al principio solo eramos conocidos, luego nos hicimos amigos y ahora somos prometidos, quise saltearme el ser novios, porque no lo considero necesario, creo que en todos estos meses alcanzamos ha conocernos bien, no?
-Claro Gabriel, y lo siento muchísimo señor Armando, señora Victoria.
-No hay de que, querida.
Toda esa belleza que lo rodeaba, los altos arboles, las verdes montañas, el lago cristalino, y el ocaso que tantas veces había visto, se le hacia el feo, ahí en sus bazos estaba ella, muriendo, sabía que no pasaría de ese día, o esa noche, ya pronto sería de noche, el ocaso estaba en su cumbre, el sol anaranjado, casi rojo.
Y Natalia débil, Natalia muriendo, le parecía tan absurdo que esa mujer a la que había conocido 5 años atrás, tan joven, tan vital, se estuviera consumiendo entre sus brazos, eso era, ese último y terrible año desde que descubrieran su enfermedad, hasta llegar a este momento, todos los vomitos, el tratamientos, los llantos de dolor, los ruegos por morfina, la delgadez, el color de su piel tornándose cada vez más pálida, la perdida de su cabello, y el vacio cada vez más profundo en sus ojos, la muerte la iba ganando, y lo peor es que ella se daba cuenta de cada paso que esta daba.
Y ahora era el final, sintió como su respiración se hacia cada vez más leve, y la escucho susurrar.
-Te amo...
-Y yo a ti, te amo, mi amor.
Y luego nada, la muerte, cuando sintió que ya no respiraba, le cerro os ojos, y se quedo con ella hasta que llego la noche, allí abrazado a lo que ya era un cadáver, llorando.
Luego la levanto y la llevo hasta la cama, donde la recosto, llamo al hospital del pueblo, y al cabo de una hora todo el pueblo se encontraba allí, ambos eran muy queridos por toda la comunidad, él como medico del pueblo, había ayudado a construir el hospital, todos desde nacimientos hasta defunciones, pasando por cualquier enfermedad, había sido atendidas por Manuel, quién se ocupaba de todo lo que le era posible, lo que no, lo derivaba y si era necesario se ocupaba de los gastos del traslado.
Pero todo eso ya no significaba nada para él, todo eso había muerto con Lucía.
Al dí siguiente, hizo su equipaje, y antes del amanecer salio del pueblo, para no volver nunca más.
Hubiera preferido poder pagarse cualquier hotelucho, pero i para el más miserable le alcanzaba, por lo que cansando por el viaje de tantas horas, con los ojos rojos de tanto llorar, y con un gran fastidio, toco las puertas de su casa natal.
Todos se sorprendieron al escuchar la puerta, incluso Laura, nadie esperaba visitas.
Al abrir una de las sirvientas la puerta y ver a Manuel, Magdalena se paro y fue a recibirlo, Victoria, también se levanto, aunque con mucho menos entusiasmo
El resto, esceptuando Lilina a la que parecía serle indiferente la llegada, se mostraron disgustados.
Laura había visto fotos de Manuel, con su mujer en el sur, aunque no había sabido que hacer con él, ahora que lo tenia enfrente menos, pero ya vería que lugar le buscaba en su plan.
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