sábado, 1 de julio de 2017

Paraíso Accesible /10)

No sabía cuanta gente había conocido a lo largo de los años, y si bien había empezado por hacerle un favor a su padre, para que no tuviera que pagarle prestaciones a un guía profesional, con el tiempo le tomó el gusto a eso de los viajes y conocer pasajeros, pero todo se había tornado mecánico, incluso la gente, en el fondo todos entraban en alguna categoría, con tragedias, tristezas, o alegrías parecidas, otros con vidas tan insulsas que nada bueno o malo digno de comentar, les había sucedido, con motivos para hacer el viaje similares, además a muchos no les interesaba hablar con ella, más que para preguntarles alguna cosa con respecto a la hora de salida, o alguna dirección, por eso se había ido volviendo una especie de maestra de primaría, una coraza, esa gente estaba bajo su conducción, eran como ovejas, cuando salían, era como si pastaran, ya estaba cansada de escucharlos, de verlos, de olerlos, pero tenia 45 años, no había seguido ninguna carrera, salvó un curso en computación y otro en ingles, pero tampoco se veía dentro de una oficina, le gustaba viajar, y un poco mandar, esa gente tenía que hacer lo que ella les dijera, aunque no les gustará, tenía control sobre ellos, era una especie de jefa en el micro, y todos debían obedecerla, pero hasta eso ya no lo disfrutaba tanto, qué satisfacción le podía generar controlar a gente anciana en su mayoría, o a otros fastidiados que solo viajaban en ese medio de transporte, porque no las alcanzaba para pagarse un vuelo.
Eso era lo que hacía y si bien ahora hacía un viaje cada mes y medio, tenia empelados que se ocupaban del resto, el negocio iba mal, cada vez menos gente elegía viajar en micro y prefería el avión, tendrían que cerrar en 1 año o 2, y qué haría entonces, no sabía, ella que siempre planificaba todo durante el viaje con lujo de detalles, que siempre era la primera en llegar a cada destino, a cada restaurante a cada comedor de hotel, no sabía qué haría luego, no sabía a qué se dedicaría por los próximos años, que eran muchos los que le faltaban para jubilarse, pero que no era una jovencita para empezar de nuevo, ni siquiera una persona joven, era ya alguien de edad media, o por llegar a ella, la mayoría de la gente de su edad o tenía un trabajo fijo desde hacía mínimo 10 o 15 años, o tenía una profesión que les permitía vivir por sus propios medio o vivía de planes sociales, por la parva de hijos que habían tenido.
Leonela no entraba en ninguna de esas categoría, y no sabía qué hacer consigo misma.
Tal vez debería abrirme un asilo, experiencia con viejos tengo. 

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