sábado, 28 de noviembre de 2015

Descubriendo a Liliana /2)

Volver a entrar en su habitación, 2 días después de su muerte, y no sentir su perfume, fue una sensación extrañísima.
Liliana siempre impregnaba la habitación con su perfume preferido, y ahora al sentir en el aire el olor del desodorante de ambiente, era impactante para Sandra.
Estaba ahí, porque Nicolas, el viudo, le había dicho que si podía y quería, llevarse toda la ropa, fotos, bisuteria, y demás pertenencias personales de Liliana.
Nicolas nunca había sido un tipo sentimental, y Sandra sabia por todo lo que le contará Liliana, que su matrimonio con los años se había convertido en un acuerdo respetuoso, más que en cualquier otra cosa, ni siquiera dormían en la misma habitación.
Igual Liliana nunca había hablado mal de Nicolas.
La verdad que para el tipo de matrimonio que se puede tener hoy en día, yo no me quejó, me siento bien con Nicolas, lo volvería a elegir como cónyugue.
Sandra, no le hizo la pregunta obvia y estúpida de: ¿Y el amor? 
Sabia que el amor podía darse de diferentes formas, Nicolas y Liliana, se quería, no de la forma esteriotipada y melodramática que el populacho concibe el amor, aunque nunca lo experimenten, ya su tía le había dicho una vez:
El amor ese de cine, de telenovela, en la realidad es una calentura adornada con cursilerías e idealización, una espcie de droga natural o enfermedad, bueno no descubro nada, hasta las canciones lo dicen, y a veces termina hasta siendo una obsesión, cree que tiene que ver con escaparse de uno mismo, las personas que más se entregan a esa idea del amor, suelen ser las frustradas, las que nunca han logrado nada en la vida, y por eso se refugian en esa idea, algo parecido les pasa a los creyentes.
Por eso no era que descartará, pero le costaba creer que el motivo de la muerte de Liliana, fuera pasional.
Aunque también esta le había repetido muchísimas veces, que las personas eran sobre todo contradictorias.
Abrió el placar, y comenzó a quitar la ropa de las perchas, casi todos los vestidos, y conjuntos de Liliana, eran clásicos, blancos, negros o colores ocres, vestimenta que se usaba hacía 30 años, que se usaba en el presente, y que se usaría dentro de otros 30 años.
Igual sus zapatos, y la forma en que se peinaba, su tía era elegante, pero sin llamar la atención en ningún momento.
Odio esas abogadas que se ponen todo lo que tienen encima, parece que caminaran por la alfombra roja de alguna premiación, en vez de ocuparse de argumentar.
La tienen que haber matado por uno de sus casos, no queda de otra. 

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