Cuando me dijeron que Liliana, mi tía, y que la habían asesinado, por unos segundos pensé que era un chiste, aunque enseguida recapacite, mi madre, un mujer que no tiende al humor en ninguna circunstancia, nunca haría una broma y menos con algo así.
Las 2 nos abrazamos.
-¿Asesinato?
-Si, pero anda a saber por qué, Liliana era tan rara, estoy segura que no fue un robo, como dicen, eso nomás quisieron hacerlo parecer.
Para mama, todas las personas diferentes a ella, eran raras, quizás así piensa la mayoría y con esa idea, se ahorra el hecho de pensar en los demás y sus circunstancias, como también en las propias.
Mí tía Liliana Paredes, no era tan atípica, de hecho era una mujer profesional de esas que se encuentran a montones en cualquier gran ciudad del mundo, era una abogada civil, porque odiaba todas las otras ramas de la ley.
Abogada administrativa, ni loca, odio las cuentas.
En el laboral, casi nunca hay buenos casos, y siempre terminas recibiendo chauchas.
Penal, ni loca, nunca he sido tan narcisista, como para considerarme capaz de que la vida de una persona esté en mis manos, y menos para pavonearme y defender a alguien si es culpable.
El procesal, tampoco, mientras menos trato tenga con los jueces, mejor.
Me podría haber dedicado al comercial, pero me gusta la vena psicológica del civil.
No costaba mucho darse cuenta por qué a mí tía le gustaba el derecho civil, sobre todo los divorcios, porque era excelente manipulando a ambas partes, siempre consiguiendo el mayor beneficio para su cliente, que por lo general eran mujeres, pero logrando algo que casi ningún abogado de su rama conseguía, que sus oponente, no la odiarán.
Mi tía, odiaba mostrarse arrogante o soberbia, consideraba que siempre se conseguían más cosas con una sonrisa que con un grito.
En su carrera de unos 25 años, tuvo el récord de acuerdos de divorcio sin llegar a juicio.
Gozaba de buena fama, por ser discreta, lo que hacía que la mayoría de los divorcios de gente rica y poderosa, fueran a parar a su despacho.
Por eso casi que descarte que el motivo del crimen tuviera algo que ver con su profesión.
Me leo y no puedo creer lo que acabo de escribir, no sé quién me pienso que soy, una detective, o qué, pero bueno, por lo menos puedo usar mi tiempo libre para jugar a que descubro algo, mi tía era la persona a la que más simpatía le tenia de todas, no era que nos quisiéramos un montón, nos llevábamos bien y nos veíamos cada tanto, pero yo la admiraba, lo decidida, lo elegante, lo desenvuelta que era, cosas que yo no soy, lamentablemente salí a mí mama, y tal vez por eso siento hacia ella cierto rechazo que trato de que solo sea indiferencia, algo que es reciproco, nunca nos hemos llevado bien, tal vez por eso, porque a pesar de que en muchas cosas nos diferenciamos, en otras nos parecemos, somos opacas, desganadas, personas que no resaltamos en nada.
Y la verdad que estoy cansada de eso, esta vez voy a tratar de aprovechar mis vacaciones, y mi profesión, soy psicóloga, para descubrir quién asesino a Liliana.
Las 2 nos abrazamos.
-¿Asesinato?
-Si, pero anda a saber por qué, Liliana era tan rara, estoy segura que no fue un robo, como dicen, eso nomás quisieron hacerlo parecer.
Para mama, todas las personas diferentes a ella, eran raras, quizás así piensa la mayoría y con esa idea, se ahorra el hecho de pensar en los demás y sus circunstancias, como también en las propias.
Mí tía Liliana Paredes, no era tan atípica, de hecho era una mujer profesional de esas que se encuentran a montones en cualquier gran ciudad del mundo, era una abogada civil, porque odiaba todas las otras ramas de la ley.
Abogada administrativa, ni loca, odio las cuentas.
En el laboral, casi nunca hay buenos casos, y siempre terminas recibiendo chauchas.
Penal, ni loca, nunca he sido tan narcisista, como para considerarme capaz de que la vida de una persona esté en mis manos, y menos para pavonearme y defender a alguien si es culpable.
El procesal, tampoco, mientras menos trato tenga con los jueces, mejor.
Me podría haber dedicado al comercial, pero me gusta la vena psicológica del civil.
No costaba mucho darse cuenta por qué a mí tía le gustaba el derecho civil, sobre todo los divorcios, porque era excelente manipulando a ambas partes, siempre consiguiendo el mayor beneficio para su cliente, que por lo general eran mujeres, pero logrando algo que casi ningún abogado de su rama conseguía, que sus oponente, no la odiarán.
Mi tía, odiaba mostrarse arrogante o soberbia, consideraba que siempre se conseguían más cosas con una sonrisa que con un grito.
En su carrera de unos 25 años, tuvo el récord de acuerdos de divorcio sin llegar a juicio.
Gozaba de buena fama, por ser discreta, lo que hacía que la mayoría de los divorcios de gente rica y poderosa, fueran a parar a su despacho.
Por eso casi que descarte que el motivo del crimen tuviera algo que ver con su profesión.
Me leo y no puedo creer lo que acabo de escribir, no sé quién me pienso que soy, una detective, o qué, pero bueno, por lo menos puedo usar mi tiempo libre para jugar a que descubro algo, mi tía era la persona a la que más simpatía le tenia de todas, no era que nos quisiéramos un montón, nos llevábamos bien y nos veíamos cada tanto, pero yo la admiraba, lo decidida, lo elegante, lo desenvuelta que era, cosas que yo no soy, lamentablemente salí a mí mama, y tal vez por eso siento hacia ella cierto rechazo que trato de que solo sea indiferencia, algo que es reciproco, nunca nos hemos llevado bien, tal vez por eso, porque a pesar de que en muchas cosas nos diferenciamos, en otras nos parecemos, somos opacas, desganadas, personas que no resaltamos en nada.
Y la verdad que estoy cansada de eso, esta vez voy a tratar de aprovechar mis vacaciones, y mi profesión, soy psicóloga, para descubrir quién asesino a Liliana.
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